Somos como cajas

que se encienden

con una moneda

o un billete de luz

engañando a la oscuridad de la noche.

Máquinas apagadas

que cobran vida

con un pleno de distancia.

Tus ojos se rompen

con manos de muñecas rusas,

y la porcelana de cristal

me cubre todo el cuerpo,

pero se cierra la puerta

y se encaja la pólvora

y vuelve la muerte,

se fusionan las heridas abiertas

con los hilos del titiritero.

Tengo dobladillos en la piel

y hoja de telas abriéndose

con desparpajo,

dejándome con vendas

y un ojo salido.

Somos dos rostros de piedra,

dos espejos de gritos

de hipotermia.

Dos realidades en lata

y la cuerda de la guitarra

que mantiene con vida a este muñeco de gasa,

ya no tira monedas

y sale un billete de despedida.

Tengo una cremallera rota por cartera

y un desvelo de noches en la corbata,

tengo un botón por ojeras

y tijeras clavadas en los rotos de los bolsillos

de mi mirada.

Sólo soy un muñeco de carnaval

vestido de primavera

para un mundo

que se alimenta de las sonrisas

de mi labios de goma,

para poder curvarme la expresión

como una carretera muere

en voz alta.

Déjame apagarme

en el moreno de tus cenizas,

saca la última moneda

y contempla a este payaso

ofreciéndote el corazón mecánico

a tus manos de charol.

Os recomiendo escuchar la canción de Poets of the fall, Carnival of rust. A mí me pone en un estado emocional muy fuerte, y pensando en Lucía he escrito, este poema,  que espero que os guste. Creo que echar de menos es un sentimiento que nos tenemos que permitir todos en estos momentos, si necesitáis algo escribidme ¿ vale?