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Angel de alas negras.

La marea golpeó las rocas, a lo lejos, en medio de la nada y solo con el mar abierto Geist, sostenía una nota entre sus manos.

-¡Muchachos! ¡Por fin a llegado el día!-anuncio a sus hombres acuáticos-¡Es hora de volver al santuario!

Su risa creo un estremecedor eco entre las paredes del lugar.

*. *. *.

Narra _________:

Y es que así como las estrellas, extendió sus alas, llevaba la armadura, y existía solo una palabra para describir lo que estaba viendo...

-¿__________?-escuché en mi sueño

Sabía que alguien me estaba hablando, pero... No podía salir del sueño, mejor dicho, no quería salir, me daba tanta paz... Sentí el aire golpear mi rostro, solo existía oscuridad y de repente un ligero aroma a menta con algunas plantas de las cascadas de China.

-¿Seiya?-susurre

Me pesaban los párpados, pero ni si quiera intente abrirlos; sentí algo suave sobre mis labios, cálido y delicado. Era un beso. El beso más tierno que jamás pude haber experimentado.

Abrí mis ojos lentamente.
Solo existía un sonido.
Y era el de las hojas del árbol en el que me encontraba recostada, como se movían debido al aire.

-¿Pero que...?-susurré

El corazón me latía fuertemente, ¿De verdad había soñado? Aún sentía mis labios cálidos y ligeramente húmedos, ¿Será una ilusión?

-¿Que te pasa? ¿Te has quedado dormida?-alce la vista y era Seiya

-. Podría decirse...-respondí, entonces el me ayudó a levantarme

-. Iré a caminar un rato a la playa, ¿Vienes?-arquee una ceja ante su petición-. Solo tu y yo.

Me aleje con cierto recelo, ¿Me habrá besado mientras dormía? Dios, debo de calmarme y pensar en otra cosa.

-¡A-ah, s-s-solo decía por si querías...!-añadió rascándose la nuca, note cierto sonrojo en sus pómulos-. Está bien si no quieres, se que es algo anticuado pero...

-. Vamos.-le dije

-. Si, ya me esperaba que...-me miro y abrió los ojos como platos-¿Cómo?

-. Dije que; vamos-repetí-. No puedo respirar con este paleacate cubriendome la mitad de la cara, me hará bien estar cerca del mar.-comenté

-. De acuerdo.-habló para después sonreír

*. *. *.

Habíamos llegado al puerto, el atardecer estaba por acercarse; aquella vista era muy agradable... O... ¿Romántica? Negué rotundamente.

-¿Que ocurre?-me preguntó Seiya

-. N-nada-respondí

-. Deberías quitarte eso ya-señaló el paleacate, me reí ligeramente

Mientras me desataba el nudo, me quedé pensando de la confianza que se había formado desde hace algunos días atrás con Seiya, la suficiente como para quitarme la máscara... Y no matarlo... Aún seguía tambaleando la segunda opción.

-¿Sabes? No deberías de usar la máscara, estamos en pleno siglo XXI.-comentó Seiya a lo que hice una mueca

-. Insultas mi honor como una mujer entre los caballeros del zodiaco.-espeté, dándome cuenta de lo hostil que fue mi respuesta

Caminamos sobre la arena, a pesar de estar solo con Seiya sentí una constante presencia. Pero era apenas susceptible. «Tal vez es solo mi imaginación»

—. __________, ¿De verdad estás bien?—habló Seiya posando su mano sobre mi hombro.

Mire hacia el mar, no me atrevía a verle, ¿Por qué con solo su presencia me ponía así? Además, no podía enamorarme, Marin me lo había dicho, en su momento, todos... Incluso el mismo Rokuro... Quien de había enamorado de Seika...

Siempre lo supe, pero me negaba a creerlo, pero Rokuro nunca había mirado a nadie más como miraba a la hermana de Seiya.

—¿Por qué lo dices?—respondí mirando el suelo

—. No debió ser fácil venir acá con la armadura con tal de ver a tu hermano...—apuntó—. Tampoco saber que tu hermano no había vuelto y que lo buscarías.... Y lo que pasó...

—. Seiya—lo interrumpí, lo mire por primera vez y le sujete la mano que había puesto sobre mi hombros con mis dos manos—. Estoy bien. Ahora debemos enfocarnos en una sola cosa y es en la armadura dorada, solo tenemos en casco y eso es preocupante, más porque... Docrates está en busca de la misma, así como...

Entonces.... Las piezas que aún no estaban del todo unidas estaban por fin teniendo forma

—. Seiya, tenemos que volver al santuario, ¡Tal vez Marín sepa algo!—exclamé

—¿Que quieres decir, ________?—cuestuono confuso

—. Seiya, el profesor de Ikki después de volver de Grecia, cambio, solo quería que Ikki odiara—señale uno de mis dedos—. Incluso el mismo Ikki dijo que el solo era un peón, ¿No es así?, También, Docrates era del Santuario...—el aire se me fue como el alma—¡Cuando desperté en el Santuario!—finalice—¡Alguien está...!

—¡Tenemos que decírselo a Saori ahora, vamos!—intentó sujetar mi mano, pero la desvíe

Sentí una ligera punzada, apreté los labios.

—. Cuídare tu espalda—justifiqué—. En esta misma playa me encontré con aquel caballero desconocido... No dudo que también fuera por el casco de oro.

—. O por ti.—objetó

Justo cuando íbamos a correr en dirección a la mansión Kido, Kiki apareció entre unos montículos de arena.

—¿Kiki?—arquee una ceja

—. Así que eras tú la presencia que sentía—dijo Seiya

—. Es inevitable seguirlos pero también el paso.—contestó con una sonrisa—. Aparte, no se si sea solo yo, pero detecto algo extraño.

—¿Cómo que algo extraño?—pregunté

—. Si, también lo había notado.—comentó Seiya—. Algo que ni si quiera es visible, pero aquí está...—musitó

—. Tenemos que estar precavidos, aún Docrates puede estar andando por aquí y no traemos si quiera la armadura.—agregue

—. Yo se las podría traer en dado caso, pero...—menciono Kiki pero los 3 pasamos la vista hacia el mar—. Hay algo extraño y no se si sea ese que tanto mencionan.

—. Hay que apresurarnos—dijo Seiya

*.      *.       *. 

—¿Entonces, me dices que nuestro enemigo siempre ha estado en el Santuario?—preguntó Shiryuu

Yo asentí, Saori pasó la vista sobre su hombro, el casco.

—. Hay constantes ataques hacia ti, _________, ¿Y si no solo quieren el casco?—dijo Saori y me dió la impresión de notar cierta preocupación en su voz

—. Lo he notado yo también, siempre hay algo que mencionan, que tienes que ir a Grecia.—agregó Shunn

—. No creo que sea por eso.—paró en seco el debate Hyoga—. Saben que _________ es fuerte, pero también saben que es un punto estratégico para atacar, de cualquier manera, como lo hicieron con Ikki. Es más fácil que te vuelvan en nuestra contra a qué ellos te venzan.

—. Tiene razón Hyoga, lo más factible es volverte en nuestra contra, sabes los puntos y estrategias de cada uno, a diferencia de ellos—dijo Ikki

—¡Entonces vamos a Grecia!—sentencio Seiya

—. No, espera.—le cortó Shiryuu—. Ellos están esperando que hagamos eso, no podemos meternos a la boca del lobo sin más.

—. Tiene razón Shiryuu, tenemos que buscar la forma para que ataquemos sin que ellos lo esperen h de una forma estratégica.—mire a todos, luego mis vista se posó en el casco

—. Muchas gracias por decirnos, __________ y Seiya—nos miró Saori

—. Me preguntó si la mansión Kido será lo suficiente segura...—murmuré mirando el casco

—. La mansión es más que segura, no dudes de ello.—dijo Tatsumi

—. Eso espero.—añadió Seiya

—. Será mejor que nos vayamos, mañana idearemos un buen plan—dije

*.           *.          *. 

Estaba entrenando, recibí una patada por parte de mi contrincante, la bloquee, lanzando un puñetazo.

—¡Descansen!—gritó Marín

Ella me observó fijamente, ya me esperaba el siguiente regaño, no había estado del todo bien durante el entrenamiento. Me aleje y camine hacia un pequeño rio que pasaba a unos metros del lugar de entrenamiento, este mismo marcaba la división del territorio de los hombres y de las mujeres.

Me quite la máscara, tome entre mis manos algo de agua, me lave el rostro cuando alcé la vista, me encontré con aquellos ojos marrones. Seiya.

—¿___________?—dijo mi nombre incrédulo

—. Seiya—susurre

En ese entonces no sabía lo que ocurriría si un hombre me miraba el rostro.

Más tarde antes de que durmiera Marín me visitó, después de una breve charla sobre el combate ella quedó en silencio.

—. __________, nunca debes juntar el amor con la responsabilidad—apuntó toscamente—. Ni si quiera pienses en enamorarte.

—¿Marín? ¿Pero que cosas dices?—dije con cierto tono burlesco—. El amor no está en mis planes, no lo necesito.

Ella me miro, asintió apenas.

—. Debes de saber que una mujer caballero, no puede enamorarse, a menos que le vean el rostro y la segunda opción no está como factible.—advirtió

—¿Segunda opción?—pregunté

—. Si un hombre guerrero, te mira el rostro, tendrás que matarlo o amarlo—dijo—. Tu misión es proteger a Grecia, la razón por la que nosotras llevamos la máscara fue una manera de revelarnos contra la arrogancia del hombre. Sin someternos, la máscara de alguna u otra forma cubre nuestra feminidad y peleamos con o contra ellos.

—. Entiendo...—susurre mirando mi máscara encima de mi mesa

—. El peor error que podrías cometer es enamorarte de un caballero del zodiaco—advirtió—; estás siendo entrenada así como lo está siendo justo ahora uno de ellos, no te esperara nada más que problemas. Está prohibido, es una regla de las mujeres amazónicas. Solo pueden ser dos cosas, compañeros o enemigos.

Abrí mis ojos de golpe, ya lo recordaba, por misma regla de lealtad estaba prohibido, me pase las manos por el rostro, ya era un nuevo día, me levanté de la cama y comencé arreglarme para salir a correr, necesitaba eso. Necesitaba estar lejos de todo, lejos de Seiya.

Me recogí el cabello, me puse un mallón azul, una playera blanca y encima una sudadera roja. Cuando salí de mi habitación, todo estaba en silencio y la puerta de Seiya cerrada.

«Aun debe estar dormido»

Salí del departamento, primero trote en dirección al paseo marítimo; sentí el viento de la mañana recibirme; me puse la gorra de la sudadera. Estaba cerca diciembre.

Pase por donde había caminado con Seiya. El muelle donde había luchado con mi doble.
También donde había salvado a Tatsumi y Shiryuu había llegado en mi ayuda.
Había tantos recuerdos en el tiempo que transcurrió... Entonces llegué al origen de todo, el coliseo...

—¿¡Que está pasando?!—grito una mujer

—¿Pero que...?—susurre

El coliseo estaba ardiendo en gigantescas llamas, incluso los mismos bomberos estaban en problemas, me acerque corriendo.

—¿Hay heridos?—pregunre rápidamente

—¡Todavía había personal limpiando el coliseo, están tratando de sacarlos pero es imposible!—dijo uno de los oficiales

Mire el coliseo, está bien, podré hacerlo.

—¡Espere, señorita! ¿A dónde va?

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