VI
Kichiro le estaba eternamente agradecido a su madre, ya que había aceptado quedarse hasta el cumpleaños de Kasumi, así que aprovechó de ir cada noche a su habitación para pasar tiempo juntos ya que de día Sesshomaru no se lo permitía.
Además su pequeña hermana quería estar con él y conocer el lugar, aunque debía agradecer que gracias a Kyomi podía estar unos minutos junto a su amada, ella siempre iba a buscarla para jugar o salir a caminar.
Los días pasaron muy rápido a su parecer, ya solo quedaba una semana para el cumpleaños y luego se irían dos días después.
Ahora mismo se encontraban en la habitación de la princesa, estaban acostados y compartiendo una agradable conversación para conocerce un poco más.
-Entonces me estás diciendo que nunca has salido del castillo- aseguró Kichiro mientras jugaba con un mechón del cabello de Kasumi- ¿tu padre no te deja?
-No, dice que debo quedarme aquí- respondió simplemente- que el castillo es seguro para mí y esas cosas
-Te prometo que un día te sacaré de aqui- prometió dándole un beso en la nariz- conocerás las aldeas y también mi castillo.
Tras aquellas palabras la volvió a besar, era un beso lento, que transmitía cariño y seguridad, pero no todo puede ser perfecto siempre ¿o si?
-¡Kasumi, que demonios significa esto!- la voz enojada de Sesshomaru los obligó a separarse, la primera en levantarse fue Kasumi quien trató de hablar pero él no se permitió- tu, fuera de aquí, ahora
-Padre, déjame explicar- Sesshomaru la ignoró y al ver que Kichiro no se levantaba fue y lo tomó del brazo para sacarlo de la habitación- ¡espera por favor, no le hagas nada!
-Te quiero fuera del castillo- habló frío una vez que lo soltó en el pasillo- y lejos de mi hija
-Le dije que no podría protegerla siempre- Kichiro no se dejó intimidar- yo la quiero
-No me importa- se estaba controlando para no echarlo a patadas, Kagome, los gemelos y los padres de Kichiro salieron al pasillo al escuchar a Sesshomaru gritando
-¿Que está pasando?- Naraku se posicionó junto a su hijo- ¿por qué tantos gritos?
-El General Taisho- habló sarcástico Kichiro- se enojó por que me vio besar a la princesa
-¿Estabas en su habitación?- Kikyo se unió a la plática junto a Kyomi, vio asentir a su hijo- sabes que eso está prohibido, ¿por que lo haces?
-Por qué durante el día no me permite estar con ella- respondió mirando mal a Sesshomaru- siempre la aleja de mi
-Y ahora con más razón- alegaron los gemelos, quienes estaban frente a Kasumi queriendo protegerla- nosotros tampoco te queremos junto a ella
-¿Y le han preguntado que quiere ella?- la pregunta fue hecha por Kagome y Kikyo- ¿se han molestado en averiguarlo?
-Yo...creo que si esta mal- habló Kasumi y Kichiro la miró alzando una ceja- se que lo quiero, pero también se que no debía aceptarlo en mi habitación a estas horas
-¿Osea que la culpa es toda mía?- se acercó un poco pero Seishiro se interpuso- ¿me dirás que tampoco querías el beso?
-No he dicho eso- no lo miraba a los ojos- pero quizá debimos....esperar
-¿Esperar?¿a que?- interrogo perdiendo la paciencia- ¿a que te dejaran salir? El es muy sobreprotector- acusó a Sesshomaru- tu me lo dijiste, quieres salir de aquí y conocer más lugares sin tener que estar vigilada siempre
-¡Si, eso dije!- gritó Kasumi- ¡pero no quiero alejarme de ellos tampoco!
-¿Encuentras que yo te alejo de ellos?- la vio morderse el labio y asentir- demonios, solo estoy luchando por ti, quiero estar contigo- se calmó y suspiró con tristeza- quería que conocieras todo lo que has querido
-¿Querías?- los presentes ya no hablaban, solo los escuchaban y miraban atentamente- ¿ya no?
-No, ya no- dando media vuelta respondió- si piensas que te alejo de ellos ¿para que seguir luchando?- la miró por sobre el hombro y añadió- hasta nunca princesa, espero que encuentres a alguien que viva junto a ti aquí en tu castillo y no te aleje de tu familia.
Sin mirar a su padre besó la frente de su madre y hermana, quien trató de detenerlo pero el se lo impidió, siguió caminando y salió del castillo dejando a todos impactados.
Kasumi estaba en shock, las lágrimas no tardaron en salir y fue corriendo a la entrada, quería detenerlo, tras ella fue Kagome y Seishiro.
-Eso es lo que querías ¿no?- Naraku le habló a Sesshomaru- la palabra de mi hijo se cumplirá, el no volverá aquí
-Y tampoco a casa- Kyomi estaba abrazada a su madre- ¡si algo le pasa será su culpa!- aseguro la pequeña apuntando a Sesshomaru
-Kyomi, no apuntes- Kikyo solo se dio la vuelta y entró a la habitación que les habían dado
-Nos iremos después del cumpleaños de tu hija- siguió el camino de su mujer y al estar en la puerta volteó- aún debemos arreglar unos asuntos, aprovecharé que estoy aquí para dejarlos resueltos.
•••
Kichiro salió rápidamente del castillo, los guardias de la entrada no se atrevieron a preguntar o decir nada, pues con solo ver la cara de pocos amigos que traía supieron que no estaba de humor.
Se encaminó al bosque, sabia que si seguía en aquella dirección llegaría al bosque de Inuyasha y aún sabiendo eso no se detuvo.
En aquel lugar nadie lo encontraría, estaba en tierras que nadie conocía, solo debía asegurarse de no ser descubierto y estaría todo bien.
Atravesando los límites de las tierras Taisho y pisando aquel bosque prohibido para todos, Kichiro se adentró en estado de alerta, debía estar preparado para cualquier cosa, miraba atento todo el lugar, debía asegurarse de que estaba solo, aún que sabía que no era así, sentía la mirada de alguien en el.
Agradecía que su fuerte fuera la pelea cuerpo a cuerpo, aunque también hubiera sido buena idea un arma, una espada o una naginata, tuvo que pensar bien las cosas antes de llegar y salir así del castillo.
Se detuvo al escuchar pasos tras el, volteó pero no vio nada, los volvió a escuchar y esta vez no sabía de dónde provenían, miraba en todas las direcciones y no encontraba nada, y se estaba fastidiando por la situación, no estaba de humor para bromas estupidas.
Prefirió seguir caminando, pero a medida que avanzaba sentía los pasos cada vez más cerca, volteó una última vez y se topó con un hombre, de traje rojo y una espada colgada a su cintura, su cabello largo y plateado se movía con la suave brisa y sus ojos, rojos con unas pequeñas pupilas alargadas de color blanco y en cada mejilla una línea de color magenta.
-No debes estar aquí- su voz salía vacía, para otro humano sonaría tenebrosa, pero para él era una voz vacía, sin vida y sin emoción- este lugar es mío, yo debo protegerlos, ¡lárgate!
-Solo quiero un lugar donde nadie me encuentre- no se inmutó, había sobrevivido a Sesshomaru ¿qué o quien seria peor que el?- no deseo volver con mi familia, o al menos no ahora, te pido dejes quedarme, no represento un peligro
-¿Como se que es cierto, y que nadie te sigue?- lo miraba mostrando sus colmillos y su mano se encontraba en el mango de la espada- una vez nos mintieron, no pasaré por eso otra vez
-No tengo armas- levantó los brazos y giró en el mismo lugar- solo tengo mis manos para pelear, ¿crees realmente que podría vencerle, teniendo usted una espada?
-Si te quedas, deberás estar vigilado- dijo firme y acercándose hasta quedas a unos pasos de distancia- yo me encargaré de vigilar y seguir tu rastro
-Bien- aceptó solo para no buscar otro lugar, pues sabia que el monte azusa y el monte de las animas también eran buenos lugares, el problema era la distancia y no contaba con un caballo- mi nombre es Kichiro Yamamoto
-Inuyasha o Yakuto- dijo estrechando su mano- puedes llamarme con cualquiera de los dos.
Kichiro no preguntó nada más, solo lo siguió hasta que llegaron a una pequeña aldea, había hombres trabajando en sus hogares, mujeres recolectando fruta y niños jugando por doquier, se veían felices.
Por un momento miró atrás ¿estaba bien alejarse de ella? Esa pregunta no lo había abandonado en todo el camino, pero se dijo a sí mismo que si, que ella estaría bien y que esto era lo mejor, sin saber que su amada princesa estaba llorando en brazos de su madre, pidiendo que el volviera.
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