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Prólogo


Siempre había escuchado que un hombre se volvía celoso al momento de ser padre, nunca lo creyó, ya que sus primeros hijos fueron hombres, los gemelos Taisho eran lo más preciado junto a su mujer.

Pero cuando tres años después del nacimiento de los gemelos nació su "princesa", supo que todo era verdad, con solo siete años ella era la niña más tierna, amable y linda de los reinos.

El hijo del general del Sur había intentado robarle un beso, y su sangre había hervido a tal grado que el pequeño con solo mirarlo salió corriendo y llorando, su mujer le había reclamado diciendo que solo eran niños, que debía aceptar que algún dia su pequeña princesa se casaría y se iría de su lado para formar su propia familia.

Y ahora, diez años después de aquel suceso, donde había procurado hacer todo lo posible por alejar a cada pretendiente, aparecía el hijo de su amigo, quien no mostraba miedo por sus miradas, incluso apostaría a que el muchacho gozaba hacerle enojar.

Kasumi era una jovencita que contaba con diecisiete años, había heredado los rasgos de su padre, aunque también tenía algunos de su madre, tenía pelo largo y plateado, una cara delgada y refinada como Kagome, unos labios levemente carnosos y rosados, pestañas largas y tupidas, que quedaban muy bien con sus preciosos ojos grandes y dorados.

Y todo aquello fue lo que llamó la atención de Kichiro Yamamoto, hijo del general del Norte Naraku Yamamoto y Kikyo Yakushi, un muchacho de veinte años, cabellos largos y negros como su madre, ojos de un hermoso color rubí y una sonrisa arrogante tal cual como su padre.

Había llegado herido a las afueras del castillo del Oeste, territorio del general Sesshomaru Taisho, fue ayudado por soldados y por Kagome, tras tres días de ayudar a curar las heridas del chico y enviar un mensaje al Norte, había despertado desesperado por no reconocer el lugar en donde estaba, en ese preciso momento había entrado en la habitación Kasumi, quien iba a cambiar sus vendajes.

Dejó caer las vendas, un cuenco con agua y hierbas medicinales cuando lo vio acercarse con intenciones de atacar, se cubrió su rostro esperando el golpe, pero este no llegó, miró a través de sus manos y lo vio quejándose de dolor.

-Pido perdón señorita- su voz era varonil, un poco ronca al estar con dolor- creí estar en peligro, espero sepa perdonarme
-Tranquilo- dijo acercándose hasta su altura y lo ayudó a levantarse, sus ojos se encontraron y sintieron una corriente recorrer sus cuerpos- vamos, debemos revisar tus heridas- dijo volteando su rostro para que no viera el pequeños sonrojo.

Lo siguiente que pasó fue incómodo, tener que tocar su piel, suave y con algunas cicatrices, de seguro por batallas, la hacían tener pensamientos indebidos, ¡por Kami! no era la primera vez que veía a un hombre, pero si la primera vez que sentía todo esto, el por su parte estaba disfrutando de los suaves y delicados toques de la chica, aún cuando estaba sufriendo de dolor y ardor, debido a las hierbas, quería seguir disfrutando todas aquellas sensaciones.

-Kasumi ¿se puede saber que haces?- una voz fría y áspera, se notaba molesto, lo sacó de toda aquella agradable sensación- ¿dónde está tu madre?
-Madre tuvo que ir por más hierbas- dijo mirando a Sesshomaru- y yo me ofrecí para cambiar los vendajes de...- miró al muchacho que estaba acostado y un tanto avergonzada consultó- ¿cuál es tu nombre?
-Kichiro Yamamoto- se presentó con una débil sonrisa, la cual no le gustó nada a Sesshomaru- ¿y quien es el?- alzó una ceja en dirección a Sesshomaru
-General Sesshomaru Taisho- habló arrugando su entrecejo- ahora, Kasumi ve a ayudar a tu madre
-Si padre- alejó sus manos del pecho de Kichiro, pasó junto a su padre y salió de ahí.

Sesshomaru se volvió enfadado hacia el chico, el cual miraba la salida con una sonrisa en su rostro y luego volteó a verlo sin inmutarse por aquella gélida mirada.

-No podrá protegerla siempre de pretendientes ¿lo sabe no?- aquello hizo enojar más aún a Sesshomaru, pero decidió no decir nada y salir de aquella habitación.

Ahora sabía mejor que nunca que alejaría sea como sea a cualquier pretendiente para Kasumi, sobre todo a aquel arrogante e irritable chico

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