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I

Caminaba por los pasillos del castillo rápidamente para encontrar a su madre, necesitaba despejar su mente de aquellos pensamientos que tuvo con el muchacho malherido que había curado, miró sus manos, las cuales estaban aún tibias por el contacto de su piel.

-Kei, Seishiro- llamó a sus hermanos cuando los vio en el jardín- ¿saben dónde está madre?
-Salio al bosque por hierbas- ambos hombres dejaron su entrenamiento para ir con su hermana- ¿por qué?
-Padre me mandó con ella- dijo mirando los ojos azules de su hermano- ¿me pueden acompañar?
-¡Por supuesto que sí!- dijo alegremente Seishiro- ¡jamás dejaría a mi hermanita vagar sola por estos alrededores!

Kasumi deseaba reír, sus hermanos y su padre eran muy celosos cuando se trataba se ella y su madre, si aún recordaba al pequeño niño que trató de besarla, su padre lo había hecho llorar con solo una mirada, en cuanto a Kei y Seishiro lo atormentaron durante sus días de estancia en el castillo.

Su madre por otra parte, era más comprensiva, siempre le decía que no prestara atención a esos tres, que ella siempre la apoyaría cuando quisiera saber sobre algún muchacho, y ahora que estaba sintiendo cosas por uno, no sabía cómo plantear el tema a su madre.

Caminaba junto a sus hermanos, quienes se encontraban hablando acerca del entrenamiento que tendrían con su padre en unas horas más, ella prefirió mirar a su alrededor ya que eran pocas las veces que salía del castillo.
***
Había cerrado los ojos para lograr dormir un poco más, pero no podía, a su mente venían las sensaciones experimentadas por los suaves toques de la princesa, suspiró un tanto frustrado.

Se levantó con un poco de dificultad debido al dolor en su abdomen y caminó a la ventana para sentir la suave brisa.

Vio a los hermanos de Kasumi entrenar en el jardín, los miró detalladamente y solo les encontró algunos parecidos con la princesa, pues ellos tenían el cabello plateado, pero con las puntas azabaches, ojos azules, de seguro como la madre de Kasumi supuso, pero físicamente eran como el General Sesshomaru, altos de fuertes brazos y una amplia espalda.

Sus ojos viajaron hacia la chica que les llamaba, le observó detalladamente su rostro, debía admitir que algo en ella llamaba su atención, le gustó mucho como se sentía sus manos sobre su piel.

Aunque también recordó el enojo en la cara de su padre al entrar en la habitación, una sonrisa se formó en sus labios, pues la verdad no le importaba mucho eso, el quería a la chica, y si debía luchar con Sesshomaru para conseguirlo, lo haría.

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