Recordando un pasado (parte 1)
Pasando la semana el Joven Atem estaba muy cercano a mi, cosa que me da miedo todo el tiempo sobre mi, no solo eso me estaban dando jaquecas de tanto olfatear su aroma, es tan insistente en que hablemos hasta de como diantres hacía frío, los duelos callejeros curiosamente comenzaron a disminuir, al irme sin dejar rastro aquellos duelos dejaron de tener importancia. La hora del reloj marcaba las 23:30 de la noche ya casi no había nadie, solo unos cuantos cocineros ordenando sus puestos de trabajo e irse a sus casas, mientras que yo solo terminaba de arreglar los ingredientes de mañana para empezar los pedidos y con ello nuevamente huelo aquel aroma a café con leche, aunque siendo sincero oliendo aquél aroma me siento tan bien, tan protegido... Pero que cosas dices Yugi! Es un Alfa un despreciable alfa que solo piensa en si mismo... no puedo mostrarme débil ante un alfa, no cuando tengo lo que he deseado, ser independiente, valer por mi mismo y no caer en la sumisión, después de todo ese infierno de orfanato me enseñó a velar por mi mismo.
Desde que tengo memoria nunca conocí el amor de una madre, el apoyo de un padre y la amistad de un buen hermano, viví bajo la crueldad de las mujeres que me cuidaban, ser un omega es una maldición para un hombre, por eso la mayoría de familias abandonaban a omegas recién nacidos, sobre todo si eran hombres, algo que detestaba era que a las niñas les prestaban más atención, tenían más privilegios que los niños. Ninguno tenía privilegios por ser un niño omega mendigabamos por las calles pidiendo algo de comer, muchas omegas comprensivas nos daban dinero o algo de sus compras, con ello sobreviviamos, los Alfas solo nos tocaban y trataban de llevarnos a algún lugar alejado con tal de cumplir sus caprichos, con el dinero que me daban las omegas que veia en la calle logre juntar poco a poco dinero para poder irme apenas cumpliera 18, dentro del orfanato aprendi a leer y escribir, también a cocinar entre otras cosas, ahi fue donde nació mi amor por la cocina.
-Yugi te toca ayudar en la cafetería-regañó Amanda, la directora de sección, una pésima mujer, no entiendo que es lo que hago mal con ella- y te apresuras que no tengo tiempo de olisquear a un ser repugnante como tú-Ya sus palabras no me afectaban, siempre ofendiendome era algo a lo cual ya era inmune al menos las mujeres de la cafetería eran mas amables. Caminando por los pasillos veia a las niñas jugar libres mientras los niños haciamos los trabajos de limpieza, cocinar, ser los asistentes, cargar las pesadas cargas de las cajas de materiales y libros, no descansabamos, pareciamos parte del personal del orfanato algo que se nos hizo costumbre a la vez que sufriamos las burlas de las niñas más grandes.
-Yugi!-Atsuko, una de las pocas niñas que no nos miraba diferente se acercaba a mi a paso rápido se veía preocupada-Yugi, menos mal estás bien ¡Daichi está siendo llevado a la sala negra!-mi corazón se detenía al oir la sala negra, ahi cada vez que uno de los niños cometía un error muy grave la rectora misma se encargaba de castigar a los niños, una alfa monstruosa que adoraba castigar a los niños omega-dicen que robo comida y la vendio en la calle y que eran los dulces favoritos de la rectora
-¿¿sabes como paso?? No entiendo por que Daichi robaría los dulces, él sabe que robar es malo
-Oí que las chicas que están por salir pusieron los dulces entre sus cosas-las de último año solían cometer aquellas faltas para culpar a los más débiles entre nosotros, fui corriendo a intervenir pero para mi desgracia, habia llegado tarde, una laguna de sangre se habia esparcido fuera de la puerta, aquella puerta negra se abrio y miré asustado y asqueado aquella macarba escena, Daichi había sido decapitado y desmembrado , mi estómago se revolvió y el monstruo salio cubierto de sangre, tranquila, pacifica, como si no hubiera matado a un simple niño, un alma inocente sin culpa.
-Alfa, ayudame, sacame de aquí te lo pido.... ayudame por favor ....-supliqué pero en mi respuesta no hubo nada, un tirón, una reacción, nada, el no venía....
-maldito mocoso, tiene suerte de que nadie vendrá a buscarlo-el monstruo me miró-y tu que haces aquí escoria-miré los ojos de Daichi, sus lágrimas, su mueca de desesperación, el dolor que sintió-asi me gusta ver a los monstruos asquerosos como tu, muertos como ese bastardo omega, mientras pueda matarlos haré justicia-habló despota y divertida mi omega comenzó a ser agresivo, reacio, violento, mi furia me cegó y mordí a ese monstruo, mis garras salieron y rasgaron la piel de ese monstruo su cara cubierta de sangre a causa de mis garras, mis colmillos dolían, quería masticar ese asqueroso cuello y arrancar la piel de un solo mordisco, los gritos de dolor, el llanto despavorido y desesperado de ese monstruo la piedad que me imploraba, era lo mismo que Daichi pudo haber pedido a gritos sin ser escuchado, pero poco pude hacer, cuando me di cuenta esa mujer estaba llena de sangre suya y yo había sido inmovilizado me castigaron a un mes sin comida solo un vaso de agua, estaba desnutrido sin fuerzas y una mujer sin alma me pateaba, cuando abandoné el orfanato tenía 15 años, un Alfa quiso cortejarme, me dejé y que iluso fui, solo me usaba mientras el se divertía con su omega marcada, el sufrio el castigo y su omega fue inculpada, rasgué y mordi su cuerpo como un lobo hambriento e hice que su novia lo tocara me alejé por un tiempo viviendo en la calle hasta que vi a mi primo Yusei, me acogió en su vida, en su casa, me dejó vivir. Fui a la escuela de manera normal gracias a mi primo, todo se lo debo a Yusei.
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