Magia dentro un collar
Los rayos del sol caían tenues notándose levemente el alba en el cielo, la mayoría de personas se encontraba levantándose para ir a sus trabajos de forma normal, bueno excepto uno, un omega se encontraba ya en la pastelería, su primer día y ya estaba comenzando a explorar toda la cocina, los modelos para pasteles de boda, sabores, ingredientes reposteros, familiarizando todo, tan concentrado estaba que no notó a cierto Alfa ingresar, un conocido Alfa albino de ojos jade
-buenos días Yugi-habló Timaeus con un tono serio, ya no gastaría su tiempo hablando con el "amargado" omega que era él, extrañando en cierta manera al omega
-Joven Timaeus, buenos días-respondió de vuelta Yugi notando moretones en el rostro del albino-¿que le sucedió?-por primera vez en su vida se preocupaba por el Alfa quien ignoraba completamente el dolor de los golpes
-esto no es nada a comparación del rechazo que recibí de ti Yugi, solo vengo a despedirme de ti
-¿despedirse?
-regreso a Escocia, planeo vivir de forma permanente allá y si por fin puedo olvidarte, aunque será fácil ya que nunca me mostraste una mísera sonrisa, solo tus ojos son mi perdición pero podré superarlo por mucho que duela-varias veces el omega hirió a muchos Alfas de buenas intenciones pero cuando los rechazaba sacaban su verdadero lado, crueles, hirientes y sobre todo usaban su voz para intentar doblegarlo pero el seguía negándose a pesar de los hilos que siempre hacían que los omegas entraran en estado de sumisión.
-no quise ser hiriente con usted joven-habló apenado Yugi
-pues lo fuiste Yugi y eso me dolió demasiado, el daño que tienes contra los Alfas es muy fuerte pero a veces hace falta una gran derrota para abrir los ojos a lo que estás haciendo mal, espero un día seas feliz Yugi, lo deseo de todo corazón y que algún día encuentres a tu destinado-con ello y por primera vez Yugi dejo que Timaeus besara sus labios, a pesar de que quería comerse a besos aquellos labios se contuvo y miró la hora, su vuelo a Escocia pronto saldría y ya debía estar en el aeropuerto-algún día volveremos a vernos Yugi y cuando te vea espero podamos ser amigos, de verdad deseo de corazón que cuando nos veamos podamos serlo-con ello el albino de ojos jade se alejó yéndose en el taxi que lo llevaría al aeropuerto
Para Yugi las sinceras palabras de Timaeus calaron en su mente, un Alfa renunciando a su sueño de quererlo y marcarlo, renunciando a sus sueños con él a futuro, con su actitud había aprendido una nueva faceta que el omega nunca antes había visto en un Alfa puro, si, sobre todo un Alfa puro, sinceridad y sacrificio, reteniendo al lobo interno de querer poseerlo, vio una posibilidad ya marchita de que un Alfa lo quisiera de verdad, con Timaeus el podría haber sido feliz aunque fuera efímero, vaya tonto había sido al rechazarlo antes y tantas veces, se sentía culpable de que él se fuera a otro país de que renunciara a quererlo por querer verlo feliz, después de todo Timaeus era no solo lobo, sino que también un humano.
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Durante el transcurso del día las palabras del Joven Timaeus no dejaban de rondar en mi cabeza "espero que un día seas feliz Yugi, lo deseo de todo corazón" se oía tan sincero, tan real no podía creerlo por que debo arruinar todo lo que está a mi alrededor con un Alfa, pero lo hecho, hecho está y no hay vuelta atrás de mis acciones solo seguir avanzando, Mana supervisaba mi desempeño mientras cocinaba, solo pensaba en lo que me decía el joven Timaeus ojalá pudiera volverlo a ver algún día y que sea feliz, por primera vez en mi vida quiero ver a un Alfa feliz, y darle las gracias por abrirme los ojos con su gestos, atesoraré esta versión de un Alfa que realmente quiere ver a la persona que ama feliz a pesar del dolor. Al seguir mi día noté al joven Atem llegar a la pastelería y subir a la oficina, caso omiso a ese Alfa, no vale la pena seguirle la mirada, pérdida valiosa de mi tiempo, pero sus ojos... se ven algo extraños.
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Acababa de llegar a la pastelería, noté a todos trabajar incluyendo a Yugi quien estaba bajo la supervisión de mi mejor chef en eso noté cierta esencia en él, si el collar no me falla él tiene un leve indicio de que es mi destinado, hay un lazo cortado casi invisible, de idéntico color al mío, el despedir a mi hermano gemelo me hizo añorarlo, nunca fuimos muy unidos toda la vida pero cuando los momentos difíciles nos golpeaban no dudábamos en apoyarnos mutuamente el que se fuera me dolió, pero su destinado no está en esta ciudad al menos no aquí, quizá este en otro lado, sin perder el tiempo me dirigí a mi oficina, aún recordando las palabras de aquella mujer, la que me dio este collar
"el color del dolor se notará en tu mirada, cuando el collar abra tus ojos lo vas a reconocer, después de todo es un color tan frío y opaco"
Solo quiero verlo, pedirle perdón aunque se que es tarde, que no quise hacerlo sufrir de esa manera, solo que en aquel entonces yo no lo sabía y con la presión de mi padre mis responsabilidades aumentaron, debía ser un Alfa puro perfecto, patético, nunca lo he sido. La perfección no existe, solo es un sueño que nunca se cumple, los errores siempre nos persiguen. Y en ese momento noté "el color del dolor" una línea de humo lleno de colores opacos y fríos, no son colores que sean como azules o morados, lleva en él una pizca de negro y un verde opaco combinando un café claro para cuando miré a Yugi nuevamente ese leve color estaba desapareciendo ¿acaso es Yugi? ¿Sería él quien me llamaba en el pasado? Debe ser él pues todos los que veo tienen sus lazos enredados, cortados o unidos pero Yugi no poseé un lazo, además de que ese color está manchando el lazo que al verlo se conecta al mío, miro mi mano y veo mi dedo anular para cuando apunto el lazo con aquel color brilla intensamente, es Yugi... obviamente en mi oficina soy libre de ver la cocina y con ello logro distinguir a quien es mi destinado
"Este collar nadie lo notará, es solo un accesorio normal pero agudizará todos tus sentidos "
Las palabras de aquella señora rondan en mi cabeza, se que estoy haciendo trampa al usar este collar pero no se que mas hacer para encontrar a mi destinado, al menos para pedirle perdón.
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