2. ¿Dios es justo?
Año 1967.
Toda la familia de Rose vivía en una amplia casa en la ciudad de Köln (conocida también como Colonia), una de las cuatro ciudades más grandes y características de Alemania.
Su hogar era grande debido a que había muchas personas viviendo dentro de él. En total eran 8, entre estos: 6 niños (3 hombres y 3 mujeres contando a Rose), y sus dos padres, Ulva su progenitora y Stein su padre.
Casi todos eran de la misma edad, el mayor era Conrajo con 13 años, seguido por la valiente Heidi con 12, la joven Rose con 11, el carismático Imre también con 11, la tímida Senta con 9, y el impulsivo Theobold 7.
Y por si no se habían fijado, aunque muy irónico que suene, todas las iniciales –contando a los de sus padres–, formaban la palabra "Christus" que traducido al español sería "Cristo". ¿Esto a qué se debió? Simple. Así lo quiso la pareja, querían hacer de su familia algo representativo para alabar a su Señor Jesucristo, ¿y qué mejor manera que hacerlo de esta manera?
A Ulva le gustaba enaltecer a su dios de una forma distinta a las demás personas, siempre pensaba y aspiraba ser "mejor vista y destacada" por su creador. El Sr. Adameit, su esposo, amaba eso de ella, ya que hacía el cristianismo algo más divertido y profundo. Por ejemplo, para ellos era costumbre, antes de cenar, que su hijo mayor Conrajo empezara a tocar el violín para darle comienzo a la entonación y glorificación al Señor, eso sí, únicamente con las canciones del libro "Gotteslob", con más de ochocientos himnos, cantando justamente solo uno por día para que las partituras duraran más de 2 años.
También, cada domingo iban todos al templo (15 minutos antes que empezara la ceremonia), ocupaban los mismos puestos de siempre, que era en la fila del medio en la cuarta hilera de 20. Después terminada la misa, iban a casa y cada uno escribía en un papel lo que quisieran a su dios, ya fuese contándole sus pecados, agradeciéndole o pidiéndole bendiciones.
Pero como hoy era martes, simplemente todos iban a sus rutinas cotidianas y comunes. Tanto los niños como las niñas iban a estudiar, La Sra. Obermair se quedaba en casa aseando y Stein salía a trabajar, le encantaba su profesión la cual era: Derecho. No era uno de los mejores abogados del país, pero por lo menos era uno de los más justos, dejando a un lado la corrupción.
Theobold por su poca edad, le tocaba asistir a una pequeña escuela de preescolar llamada Day Care & Preschool, ubicada cerca de su hogar. Por otro lado, tanto Conrajo e Imre estudiaban en Gymnasium dándoles la oportunidad en un futuro de ir a la universidad. Y, lastimosamente, Rose Heidi y Senta (al ser mujeres), cursaban en Hauptschule cuya finalidad y aprendizaje estaba basado en conocimientos artesanales.
–¿Por qué nosotras no podemos ir a la misma institución que van nuestros hermanos? –se quejó Heidi mientras su madre las llevaba a estudiar.
–Porque asimismo lo quiere Dios, hija mía.
–No entiendo –se interpuso Rose.
–Mira... –hizo una pausa su madre–. Lo que pasa es que Dios en su máximo amor, quiere proteger al sexo femenino, así que creó un hermoso lugar donde estamos segura y no tengamos casi contacto con el exterior. Nosotras no somos fuertes como los hombres, por eso, él quiere que estemos en casa, cuidando a nuestros hijos, y haciendo asombrosas manualidades para complacer a nuestros maridos.
–Pues no me parece justo –reprochó su tercera hija, Senta–. Mamá, no, en serio no me parece justo. Es decir, yo me siento muy fuerte para afrontar al mundo.
–Sí, lo sé hija –confesó Ulva después de reír un poco–. Pero en la biblia dice que "Cristo es cabeza de todo varón, y el varón es cabeza de la mujer", entonces, si Dios proclamó eso, debemos hacerle caso. ¿O acaso quieren lastimar a quien nos dio la vida?
–No, no queremos eso, mamá. –dijeron todas al unísono.
El resto del camino todas se fueron en silencio. Senta y Heidi aprobando lo que les decía su progenitora, pero la hija restante cuestionándose y maldiciéndose por no ser hombre.
–Espero que aprendan demasiado. A la salida vendrá su padre por ustedes –musitó como de costumbre su mamá al dejarlas en la entrada del colegio.
Ellas asintieron.
Es agosto, y por estar en temporada de verano el comienzo de clases se corre una hora para aprovechar la luz del día. Siendo a las 9:00am la primera asignatura de la jornada.
Las tres chicas se separan, cada una a su salón de clases.
Rose, sentada ya en su puesto, que era en la última silla del salón ubicada en un rincón, no dejaba de pensar en la conversación de hacía rato. Ella odiaba estar ahí, ver como sus compañeras amaban estudiar, hacer manualidades e inventar, mientras que ella solo pensaba en salir e ir a algún sitio a correr detrás de una pelota de tenis y pegarle con una enorme raqueta.
«Eso sí sería felicidad»
–Empezaremos la clase. Por favor, todas coloquen atención –ordenó Ava, su profesora.
Todas hicieron caso.
–Quiero que abran su libro de creatividad en la página 106, que tiene como título "Haz lo que amas".
«¿En serio? ¿El tema de hoy es hacer lo que amas? Creo que es mi momento de brillar»
La joven muy exaltada al escuchar esas palabras fue la primera que encontró el tema y pidió el permiso para empezar la lectura, como era de costumbre.
–"Para la creatividad se necesita pasión por lo que hacemos, para crear hay que enfocarnos en lo que nos gusta; por eso, en este párrafo, hablaremos de eso –hizo una pequeña pausa, tomando aire–. Cada quién es excelente haciendo alguna actividad, por eso nadie es igual a alguien y todos somos distintos; unos cantan, otros bailan, unos venden, otros emprenden..."
–Vamos, sigue –dijo la maestra.
Ella asintió emocionada, sabía que algo o alguien le estaba dando una señal. El universo de algún modo conocía sus pensamientos, sentimientos y habilidades; entonces, ¿qué mejor forma de darle seguridad y autonomía que con un texto?
–"Hay algunos que les va mejor en la ciencia, y otros en el deporte... –exhaló con los nervios de punta al leer esa última palabra–. Y es por eso que esta academia existe, para formar su creatividad y hacerlas mejores mujeres, para moldear sus habilidades y hacer de las artesanías y manualidades un complemento de cada una de ustedes. Si están aquí, es porque todos al su alrededor vieron ese potencial que las hacen diferentes a los demás. Dejemos que otros hagan sus canciones, sus coreografías, sus escritos y/o sus prácticas a un lado; y mejor concentrémonos en lo que ustedes son capaces de hacer con la materia prima".
–Muy bien Atameit, lees excelente.
–Gracias –musitó sonriendo, pero en el fondo no estaba feliz.
¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto a mí? Soy una estúpida al haberme ilusionado. Es obvio que para el resto de mi vida estoy y estaré destinada a hacer manualidades, a estar en casa sin poder salir, a tenerle miedo a la sociedad, y lo más triste, a no poder cumplir mi sueño. Dios... ¿por qué cuidas tanto a las mujeres? ¿Por qué tenemos que estar seguras únicamente en casa si nosotras también podemos estarlo afuera? Odio mi vida, odio no hacer lo que más amo. Por un momento pensé que todo podría ser diferente, es dec
–¿Qué es esto, señorita? –apuntó Ava arrebatándole su cuaderno.
–Na–nada –tragó saliva
–¿Nada? Okey. Supongo que no tendrá problema con que lea su escrito; porque sospecho que apuntes de la clase no lo son.
–¡No! No por favor.
–¿Qué lo lea? Muchas gracias Rose por tu amabilidad –confesó irónica la instructora yéndose a su puesto mientras ojeaba lo que la pequeña acababa de escribir.
«¿De verdad Dios? ¿ahora esto? ¿qué sigue? ¿disfrutas tenerme así por dudar de tu palabra? Lo siento, pero por favor, sálvame de esta, y te prometo que no lo volveré a hacer» –pensó con sus párpados obstruyéndole la visión, sin enterarse que tenía todos los ojos de sus compañeras puestos en ella.
–Rose Atameit Obermair, levántese de su puesto y se acerca inmediatamente.
Ella sin poder hacer otra cosa, procedió a sus dictámenes. Su respiración se hallaba agitada y sus piernas le temblaban. ¿Por qué tuvo que desahogarse justamente en tiempo de estudio? Estaba decepcionada de su propio ser, ahora le tocaba afrontar sus consecuencias.
–¿Sí, profesora?
–Debido a su poco interés en mi clase y también a la modalidad en la que esta institución le quiere prestar, deplorablemente debo hablar con sus padres mañana mismo.
–¡¿Qué?! ¡Nooooo, por favor! –empezó a llorar de la impotencia–. ¡Si quiere castígueme, póngame a barrer todo el colegio, o déjeme el triple de tarea que las demás, pero no les diga nada a mis padres! ¡Me matarán!
–Lo siento, pero reglas son reglas.
–¡Profesora, tenga compasión de mí!
–¡Que no! Y me hace el favor y se sienta.
Ella agachó la mirada, sintió como algunas niñas se reían de su desgracia, ¿cómo podían ser tan malas y no tener humanidad alguna?
Sabía que mañana sería un largo y melancólico día.
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Datos curiosos:
Conrajo significa: Consejos valientes.
Heidi: Noble, buena.
Imre: Gran rey.
Senta: Ayudante.
Theobold: El más en negrilla.
Ava (profesora) significa pájaro.
El libro "Gotteslob" es real en Alemania, y la mayoría de sus habitantes se saben todo su contenido.
Todos los institutos mencionados hacen parte del proceso de aprendizaje de Alemania. Preescolar se estudia desde los 3–7 años de edad. La distribución de los niños (a cuál institución van a ir después de kínder) depende de los profesores más no de los padres. Y, entre menos puntos tengan de calificación, mejor. Siendo 1 (sobresaliente) y 5,5 (deficiente).
El versículo que dijo la mamá de Rose es 1 Corintios 11: 3, 7, 8 & 9.
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