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— Nada de salir, si no es necesario no salgan al patio — Gi comienza a cerrar las cortinas de la sala — Voy a hacer comida y bajamos a la biblioteca — pone seguro en la puerta
— ¿Qué sucede Gi? — pregunto con temor — Parece como si nos fueran a robar.
— No es eso... las brujas suelen meter sus narices dónde no las llaman y es mejor tener cuidado.
— Voy a hacer la comida yo en lo que Gi se encarga de poner la protección anti brujas — Flegt se dirije a la cocina mientras nosotras cerramos cada ventana, cortina y puerta de la casa
— Hice pizza — nos muestra el plato con trozos de pizza dando pequeños saltos de felicidad — A la tuya le agregue piña porque se que es tu favorita.
— Flegt cariño, te lo agradezco pero las hadas solo comemos hojas y gotas de lluvia.
— Puedo ir a traer hojas al jardín hay muchas — se quita el delantal y comienza a caminar — ¿Puedo condimentar las hojas?
— Era una broma — Gi comienza a reír y toma el pedazo de pizza
— Ahora vamos a la biblioteca porque... ya extraño a Farah.
Bajamos por las escaleras hasta llegar a la biblioteca la cual esta repleta de libros, nos dividimos en secciones para comenzar a inspeccionar los libros que hablen sobre como poder regresar
— ¡Flegt!, ¡Aster! — escucho el llamado de Gi y me dirijo a donde se encuentra
— ¿Qué sucede pequeña hada? — pregunta Flegt con una sonrisa
— Son las cinco, tenemos que hacer algo.
Comienza a caminar al fondo de la biblioteca en donde hay una pequeña puerta de madera con una manija plateada, la puerta se abre y de ahí sale Zorel topandose con el marco al salir.
— ¿Hace cuánto no utilizan ese túnel? Esta lleno de polvo y telarañas — comienza a sacudir su camisa
— ¿Qué sucede? — pregunto confundida mientras tomo la mano de Sawyer
— Necesitamos descubrir que son si se van a quedar aquí un tiempo, al menos en lo que encontramos una salida.
Nos vuelve a dirigir a en medio de la biblioteca, sobre la mesa de madera hay cuatro libros con la pasta roja y con algunos grabados en dorado, observo a Flegt y solo me encuentro con una mirada de incertidumbre.
— Flegt, cariño, trae un cuchillo de la cocina por favor — indica Gi
Él duda un momento, pero va a la cocina sin protestar, después de unos minutos vuelve con un cuchillo y se lo entrega.
— Flegt, tu mano — dice Gi sin levantar la vista de los libros
— Pero, pero... — él intenta ocultar sus manos
— Flegt la mano — dice en un tono serio
— ¿Por qué siempre yo? — reniega antes de resignarse y extiende la mano, Gi rasga la mitad de su mano dejando que la sangre salga junto a un quejido a Flegt.
— Gi primero tenias que abrir los libros y después iba la sangre — reniega Zorel
— ¡Me cortaste la mano por nada! Voy a morir desangrado — da pequeños saltos mientras sostiene su mano
— Pero si ya no tienes nada — digo confundida, comienzo a inspeccionar su mano la cual no tenía ni una cortadura ni algún rastro de sangre
— Creo que me voy a desmayar — se sostiene de mi
— Pero antes — toma su mano y vuelve a rasgar la piel esta vez poniendo la mano llena de sangre sobre un libro
— Creo que ya me dio sueño y debería irme a dormir... — intento darme la vuelta y salir corriendo pero la mirada de Gi me hizo saber que no era buena idea.
Extiendo mi mano y hace lo mismo, mi mano sobre el libro haciendo que las páginas se llenen de sangre, Zorel posiciona su mano en el otro libro y Gi hace lo mismo.
— ¿Por qué solo nosotros tenemos la mano llena de sangre?
— Cállate Flegt, nosotros no necesitamos saber, ya sabemos que él es un duende y yo un hada — rueda los ojos — Ahora si me lo permites proseguire.
Gi comienza a decir algunas palabras junto a Zorel las cuales no entiendo, fijo mi mirada en Flegt y supongo que nota el miedo en mi rostro porque toma mi otra mano, la mano que tengo puesta sobre el libro comienza a arder como si se quemara con fuego hasta que terminaron la ultima oración
— Listo, pueden quitar su mano.
La quitamos y Flegt comienza a quitar los rastros de sangre que había en mi mano con su camisa después de darme un abrazo para tranquilizarme, unas lagrimas salían de mi rostro y sostengo mi mano.
— ¿Terminamos? — pregunta Flegt sin dejar de abrazarme, Gi y Zorel se miran entre sí un poco asustados
— ¿Qué sucede? — me limpio el rostro
— Tenemos problemas... esperen aquí.
Gi toma de la mano de Zorel y se adentran a la biblioteca, los libros siguen abiertos pero no tienen rastros de nuestra sangre, nos quedamos en silencio durante un momento, pero seguía sin soltar la a Flegt, intento ver que hacen que hacen.
— Por favor díganme dónde están —Escucho un susurro proveniente de los libros.
— ¿Gi? — digo con pánico
— Esa no es la voz de Gi, es la voz de Farah — dice Flegt con tranquilidad — ¡Farah! — suelta un grito
— ¿Hola? — escuchamos con más debilidad
— ¡Farah! — vuelve a gritar, pero no recibimos respuesta alguna.
Intentamos leer lo que dicen los libros para poder hablar con Farah o descifrar que acaba de suceder, pero no logramos comprender nada, tiempo después Zorel vuelve con dos libros en la mano.
— ¿Qué tan unidos son? — cuestiona
— Ahora somos más unidos que antes, supongo que la respuesta es muy unidos — dice Flegt
— Perfecto, tendrán que estar unidos en un pacto de sangre — dice con una sonrisa — Tranquilos no duele, solo es estar atados a otra persona el resto de sus vidas.
— ¡Un pacto de que!
— Un pacto de sangre, presta más atención Flegt — rueda los ojos
— ¿Y se puede saber por qué?
— Porque tú eres una bruja — llega Gi con dos copas de vidrio las cuales estaban adornadas con joyas rojas y con algunos detalles dorados — Pero Flegt es un cazador y si lo llegan a descubrir van a colgarlo y degollarlo en medio de toda la plaza.
— Tal vez te confundiste y leíste mal esa cosa — digo con molestia
— Aster, estás no son las cartas de tarot que te leen en la feria.
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