Cuando las luces se apagan
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Flegt E.

— ¿Qué te cuesta matarme de una vez?

— No quiero matarte Flegt, quiero hablar contigo.

— Pues que linda manera de hablar la tuya — muevo mis manos haciendo sonar las cadenas — Me tienes encerrado en una habitación que cada vez se hace más pequeña y se que no estoy enloqueciendo, es un hechizo. Lo sé porque lo usé con Zorel una vez.

Magnolia se queda parada en la entrada de aquella habitación algo pensativa, intentaba acercarse, pero siempre retrocedía.

— ¿Qué quieres de mí?

— Quiero a mi hijo y que tome el puesto que le corresponde.

— No se donde se encuentra Orion y si supiera ya estuviera muerto — reniego entre dientes

— Orion no es mi hijo, tú sí.

Entra a la habitación la cual se va volviendo más grande conforme ella avanzaba hasta llegar a donde yo estoy.

Magnolia había enloquecido, ahora quería convencerme de que era mi madre y si ese fuera el caso no importa mi madre había muerto para mi desde el momento en que se fue.

— No te creo ni una palabra, eres una bruja cruel y despiadada.

— Un día seguí las luces por el bosque hasta terminar en este lugar, no encajaba, no había nada aquí para mi hasta que encontré a un pequeño bebé abandonado en el bosque, alguna bruja despiadada lo había dejado a su suerte.
Hice lo necesario para ser alguien en este lugar y nadie me quitará eso, pero ya que estás aquí, tú puedes tomar el lugar que te corresponde. Aprendí de magia e hinoptice al rey de ese tiempo para que pensara que es mi padre y me dejara al poder.

— ¿Así qué no eres mi madre? — Orion tiene una expresión fría, indescifrable

— Te la regalo yo no quiero — digo en un murmuro

— No, no lo eres, pero tú lo eres todo para mí, todo el poder será tuyo algún día — dice Magnolia

— Muy linda su escena de madre e hijo, pero prefiero irme de este lugar.

— Tú no sales de aquí, tú decides hijo sales para gobernar a mi lado o para ser decapitado — esboza una sonrisa 

— Prefiero ser decapitado — gruño entre dientes

— Tenía tantos planes para ti, vamos Orion tenemos mucho de que hablar.

Ambos salen de la habitación dejándome nuevamente solo, intento recordar algún hechizo que me ayude a salir de aquí, pero es inútil, nada sirve. La magia de Magnolia es más fuerte que la mía, después de todo ella era una bruja por completo, en todos los sentidos de la palabra.

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Aster B.

— Gi, el tiempo se está por terminar y lo único que encontramos es inútil.

— Depende de cómo lo veas, solamente la bruja o brujo dirigente puede desvanecer la barrera, pero eso significa el final de las luces, el final de toda una vida.

— Los cambios algunas veces son buenos — Farah esboza una sonrisa esperanzadora

— O destruyen — suelto un suspiro
— ¿Entonces tenemos que encerrar a Magnolia y a Orion antes de qué asesinen a Flegt para qué él tome el poder?

— Sí, es el único que puede, Farah es humana y no lo aceptarían.

— Pero...

El estruendoso sonido de las campanas inundan el lugar haciendo que nuestros pensamientos se desvanezcan, la luz de la luna inundaba la biblioteca y el reloj nos anuncia que ya son las doce.

Quedamos paralizados viéndonos entre sí hasta que el grito de Gi nos hizo correr hasta la gran multitud reunida enfrente de un escenario forrado con seda roja, las siete brujas con sus capas negras y velas rojas en las manos están enfrente nuestra, pero no había rastro alguno de Flegt o Magnolia.

— Disfruten el espectáculo — susurra Elowin quien está a la par nuestra con una sonrisa — Creo que les gustará.

Las campanas vuelven a sonar haciendo que Magnolia esté presente en el lugar, junto a ella se encuentra Orion con una capa completamente roja y una espada de plata en la mano, tiene algunos escritos y un gran zafiro en el final.

— Hoy estamos reunidos en este lugar no solo para que mi querido hijo tome el poder y rija con sabiduría este lugar, también estamos aquí para impartir justicia ante un cazador que se mezcló entre nosotros con el único propósito de destruirnos y unirnos con aquel pueblo que le dio muerte a miles de brujas.

Dos brujas tienen tomado a Flegt de los brazos dejándolo inmóvil aunque él no hacia esfuerzo alguno por liberarse, lo hacen arrodillarse en aquel escenario a la vista de todos.

— ¡La sangre de alguien será esparcida esta noche y con eso pintaremos nueva historia!

— ¡Y esa sangre será tuya! — grita Farah antes de abrirse paso entre la multitud.

Zorel y yo intentamos abrir pasó, pero las brujas nos detienen, nuevamente entrar en la cabeza de Zorel y a Farah la levantan por lo aires haciendo que poco a poco pierda la respiración.

— Van a morir — doy un pasó más, acercándome a Magnolia, pero las brujas no me lo permiten.

Mi cuerpo comienza a expulsar sangre por mis oídos, boca, nariz y ojos haciendo que caiga de inmediato, siento como cada parte de mi cuerpo se va desgarrando por dentro.

Las luces se apagan, pero no para todos, solo para nosotros.

Flegt E.

— ¡Magnolia déjalos, vas a asesinarlos y ellos son inocentes! — grita Orion

— Nadie es inocente en esta vida, tu escogiste estar con ellos — fija su vista en Orion — Termina con esto.

Él empuña aquella espada la cual iba a decidir el destino de todos, no podía llegar a contar las cosas que podia haber hecho para no terminar en esta situación, pero si puedo contar cuantas de esas hubiera hecho si tuviera otra oportunidad, hubiera hecho todas.

Volvería a seguir a Aster por aquel bosque, dejaría que ella me salvara y yo la salvaría a ella, volvería una y mil veces más a pesar que eso significaba que mi cabeza rodará hasta los pies de mi hermana. Farah, ella sería lo único que cambiaría, no la arrastraría, no dejaría que sufriera tanto por mí.

El sonido estruendoso de la espada al caer al suelo hace que fije mi atención a lo que sucedía, mi cabeza no era la que había sido cortada, fue la de Magnolia quien una vez fue mi madre.

Su sangre se esparce por aquella alfombra roja y su cabeza cae a los pies de las siete brujas haciendo que estas liberen a Zorel, Farah, Gi y Aster.

— Esperó que hagan lo correcto — murmura Orion con lágrimas y una voz cortada, dejando caer la espada

Él me extiende la mano y me ayuda a levantarme, tal vez ella nunca había sido mi madre, pero fue la de Orion y la elección que hizo lo atormentara toda su vida.

El día en que la sangre de Magnolia adornó aquellas calles es el mismo día en que las luces se apagaron.

No había nada más que hacer, nos adentramos en una guerra sin saberlo, haciendo que varios murieran por nosotros sin conocernos, no solo Agatha se sacrificó por nosotros, también algo dentro de Orion murió.

Gi esta viendo a Aster y a Zorel mientras Farah y Orion están sentados en una esquina hablando, me quedo solo sentado en el escenario.

— ¿Y esto qué significa?

Observo a una pequeña niña que lleva en sus manos la cabeza de Magnolia, supongo que la debe de haber tomado antes de que todos salieran corriendo histéricos.

— Significa un nuevo comienzo, cuando una luz se apaga otras diez se encienden.

Ella me da la cabeza y esboza una sonrisa, tal vez puede ser una escena terrorífica, pero no se siente de esa manera, aquella niña en cierta manera refleja esperanza.

— Hola pequeña, ¿dónde está tu mamá?

Dice Aster mientras se acerca a nosotros junto a Zorel y Gi.

— Yo te conozco, eres la huerfana Stellar — dice Zorel

— Así es — asiente con una sonrisa en el rostro — Me llamó Marinne.

— Un gustó Marinne — dice Aster mientras la sienta en el escenario — ¿Te parece bien si limpio tus manos?

Ella asiente y Aster comienza a limpiar la sangre de las manos de la niña, Farah y Orion finalmente se acerca a nosotros.

— Gracias Orion — digo finalmente

— Se lo prometí a Farah — baja la mirada — Además creo que harán lo correcto o eso esperó.

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Bueno amigo llegamos al final de las luces.

¿Cómo se sienten?

¿Lograron adentrarse en el libro?

Me da mucha nostalgia terminar esta historia aunque aun falta el epílogo.