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17

¿Donde está Agatha?
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— Es mejor que durmamos en cuartos separados — Flegt toma un par de almohadas y una pijama.

— No va a volver a pasar y Agatha hizo una especie de té mágico para que no despiertes hasta mañana — me pongo de mi y me dirijo a el, paso mis manos por tu rostro  — No te vayas...

— No quiero hacerte daño, esto esta empezando.

— Solo hoy — me mira con duda, negando lentamente — Por favor.

— Solo hoy...

Nos quedamos acostados, Flegt duerme profundamente, pero yo no puedo dormir pensando en como podía ayudarlo, salvarlo de este tormento en el que lo metí.

Una persona sincera, dulce, calida, estaba siendo arrastrada a un camino de oscuridad que poco a poco llenaba todo su ser, Flegt era la definición de perfeccion desde mi perspectiva y no solo en lo físico también con sus sentimientos que son la forma más pura de amor que he sentido en los últimos años.

— Aster — escucho un susurro seguido del sonido de la puerta abrirse, aquella cabellera rubia que habitaba solamente en mis recuerdos hasta hace unas horas era quien estaba detrás de la puerta.

— ¿Qué sucede Farah, te encuentras bien? — intento levantarme un poco para poder observarla con claridad, pero Flegt me tiene rodeada con sus brazos

— ¿Podemos hablar?

— Ahorita salgo — con delicadeza me separo de él haciendo que se de vuelta en la cama.

Tomó una bata para abrigarme ya que el frío de la noche cada vez se vuelve más fuerte y salgo, Farah está apoyada en el pasamanos observando cada parte de la cabaña.

— ¿Él esta bien? — su voz tiembla y sus ojos están rojos, ella aún era como una niña aunque tuviéramos la misma edad.

— Está tan dormido como la vez que le dimos un sedante para que no nos impidiera salir a la fiesta de ultimo año.

Ella esboza una sonrisa y limpia su rostro alejando todo rastro de lágrimas.— es increíble que después de tanto terminaras con Flegt ¿qué pasó con el no soportó al pesado de tu hermano? — pregunta con tono burlón

— A veces no te das cuenta de lo que esta enfrente tuya hasta que se pierden juntos en el bosque y entran a un pueblo lleno de brujas.

Porque eso es lo más normal del mundo.

— Porque eso es lo que siempre sucede en las películas.

— Justamente en eso pensaba, no hemos perdido nuestra conexión — ella estira los brazos y me acerco.

Farah y yo nos conocíamos hace años y desarrollamos una conexión con el pasó del tiempo, cada vez que ella se enfermaba igual yo, solíamos pensar las mismas frases o terminar la oración por la otra, supongo que es parte de dejar entrar a una persona en tu vida que esta se quede tanto tiempo pareciendo que es parte de ti.

— Te extrañe — me abraza fuertemente

— Yo también...

— Creo que es hora de dormir.

— Tengo otra idea en mente tomando en cuenta que es uno de los últimos días en paz que tenemos — ambas volvemos a ver a Agatha quien está parada en el principio del pasillo

— ¿Qué cosa?

— Tenemos que descubrir si Farah es también una cazadora.

— ¡Uh! Eso es sencillo, no lo soy, Aster es testigo de que no puedo acabar ni con la vida de una cuchara — dice con emoción

— Flegt dijo lo mismo hace unos meses, es mejor asegurarnos.

Farah hace una mueca y se exalta al escuchar las frías palabras de Agatha. Bajamos hasta la biblioteca en donde Agatha ordena los libros y después le explica el procedimiento Farah no teme en que el cuchillo atravesara su piel, solo hizo una mueca de dolor y posicionó su mano en el libro al igual que Agatha.

— ¿Y bien? — pregunto con desesperación.

Si Farah era una cazadora significaba que tendríamos que buscar a un brujo dispuesto a salvarle la vida a alguien de su especie, lastimosamente solo conocía a uno y era hijo de la persona que quería nuestra cabeza en bandeja de plata.

— Buenas noticias, eres común y eso significa que tenemos que curar esta herida.

— Nunca me habían llamado común — dice algo decepcionada — ¿No soy ni una hada?

— Al parecer solamente Flegt tomó esa parte por ser primogénito, su madre tiene que ser una gran bruja.

— ¿Mi madre? — pregunta confundida

— O tu padre, alguno de los dos.

— Es casi imposible de que mi padre sea, nunca sabremos si mamá era una gran bruja, huyó de casa meses después de mi nacimiento nunca la volvimos a ver.

Farah baja la mirada y Agatha comienza a curar su mano la cual no dejaba de sangrar.

— Tal vez te pueda enseñar algunos trucos al igual que Zorel.

— ¿En serio? — sus ojos se iluminan junto a una sonrisa

— Fue fácil enseñarte a tu hermano espero que contigo también.

— ¡Agatha! — Zorel entra a la biblioteca con el cabello despeinado y la respiración agitada

— Que tengas hambre no es razón para gritar además tu sabes cocinar.

— Flegt acaba de destrozar media habitación, pero si quieres cocinar algo después...

— ¡No es el momento Zorel! — corro hacia la habitación, casi tropezando con la alfombra de las gradas, pero consigo llegar.

Las plumas de las almohadas están por toda la habitación, las lámparas destrozadas al igual que el espejo y el sillón, las cortinas rasgadas dejando entrar la luz de la luna que cubría por completo el cuerpo de Flegt.

— Necesitamos lo que le dio Orion.

— Aster ve a prepararlo, las cosas están en la cocina y en la sala — la preocupación en el rostro de Agatha era notoria

— No puedo hacerlo, tengo que estar con él y nunca he preparado eso — intento acercarme con cuidado pero resbaló con un pedazo de vidrio.

Flegt se acerca lentamente a mi y me extiende la mano para ayudar a levantarme, su piel quema, sus ojos son de un dorado más intenso y su respiración está agitada, tiene los nudillos llenos de sangre, pero no pare dolerle.

— Aster ve a hacer lo que te dije de inmediato — ignore por completo la petición de Agatha ya que estaba hipnotizada viendo los ojos de Flegt

— Tendrás que hacerlo tú — escucho la voz de Zorel

— Una bruja tiene que hacerlo.

— Y tu eres la mejor que conozco.

— ¡Aster aléjate y ve a hacer la poción!

Los gritos de Agatha se vuelven casi un eco en mi cabeza gracias a los hermosos ojos dorados de Flegt.

— Vamos Agatha no te cuesta nada hacerlo ella esta tranquilizando a Flegt.

— ¡No puedo hacerlo porque no soy Agatha!

Logró recuperar la conciencia y volteo a ver.

— ¿Dónde está Agatha? — digo con espanto

Al terminar esa frase siento como algo filoso atraviesa por completo mi abdomen, llevo mis manos aquel lugar el cual comienza a sangrar de manera escandalosa, Flegt me había clavado un pedazo roto del espejo.

Intento decir algo, tal vez gritar por el dolor, pero es imposible hacer algo más que caer al suelo suelto un suspiro mientras siento las lágrimas caer por mi mejilla, Zorel me toma entre sus brazos y me lleva a la sala mientras Farah y Agatha o quien fuera se quedan en la habitación.

Los murmuros de Zorel al verme mientras hace presión en mi herida, la mirada de Flegt y todo lo que se cae a mi alrededor.

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Que nervios, esto esta muy fuerte.

¿Qué les ha parecido?

¿Les va gustando la historia?

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