14
Fantasma
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— Me pueden dar todo lo de la lista por favor — entro a la biblioteca la cual también es una tienda de magia, aunque últimamente era el lugar en donde pasaba mis tardes ya que Agatha pasaba su duelo enseñándome nuevos hechizos
— ¿De nuevo aquí? Es la quinta vez que te encuentro — Orion tiene un libro en la mano y se recuesta en el mostrador
— Soy Orion.
— Lo sé, te recuerdo, el hijo de Magnolia — observo como su rostro cambia de una sonrisa a una mueca
— Ni lo menciones, no suelo estar de acuerdo con mi madre y eso ocasiona cierta lejanía entre nosotros.
— Bueno, esta es la quinta vez que estoy aquí ya que Agatha está empeñada en que sea la mejor bruja que hay.
— Estoy seguro de que lo serás — me da el libro que tiene en la mano — Te servirá más que a mi, veo que Agatha lleva su dolor de esta manera.
— Gracias, al parecer sí estas tres semanas no han sido sencillas.
Me entregan todo lo que estaba en la lista y me despido de Orion, camino por el pueblo hasta llegar a casa.
— ¡Cuidado! — escucho un grito y me percato del jarrón que viene volando en mi dirección y me agacho
— ¿Qué está... — dejo las cosas en el suelo al ver el rostro de Zorel el cual está sangrando — ¿Qué te sucedió? — comienzo a limpiar la sangre con mi blusa mientras lo llevo a la cocina para poder curarlo
— Flegt...
— ¿Estába practicando magia y no supo controlarlo?
— No Aster, está sucediendo lo que Gi temía, Agatha tuvo que irse con las demás brujas de emergencia y solo quedamos nosotros.
Sabía lo que significaba, Gi me había advertido de este momento miles de veces, Flegt era un cazador y tarde o temprano ese lado iba a salir a la luz, dejo a Zorel en la cocina y salgo corriendo a la habitación para buscar a Flegt y lograr tranquilizarlo un poco.
Subo con rapideza las escaleras y al entrar a la habitación él está dormido en la cama, sus nudillos estaban sangrando al igual que su labio.
— Flegt...
— Hola Aster — se pone de pie con una sonrisa
— ¿Qué sucedió, éstas bien? — él me mira confundido hasta que se toca el labio y mira sus nudillos
— ¿Qué sucedió? Yo estaba dormido, no creo que esto sucedió al caerme de la cama — su rostro lo dice todo, tiene miedo y no recuerda lo que había hecho.
— Tranquilo, ven aquí...
Lo abrazo y paso mis dedos por su cabello, siento como unas lagrimas salen de sus ojos y le doy un beso en la frente intentando que se tranquilizará.
— Soñé nuevamente con Gi y Farah — susurra entre sollozos
— ¿Y qué soñaste?
— Estaban en la montaña, en medio del bosque a Farah le había picado una abeja y Gi estaba intentando tranquilizarla.
— Deberías dormir un poco, pero antes voy a limpiarte la sangre.
Él asiente y comienzo a limpiar su rostro mientras él sigue contándome todo su sueño, después de eso lo dejo descansar en la habitación y voy a buscar a Zorel.
— Necesito que me envíes al bosque nuevamente — dice al verme
— La última vez necesite ayuda de Flegt para regresarte y no creo que este en condiciones para hacerlo.
— Lo necesito, por favor — me observa con súplica — Te lo pido, en serio lo necesito.
— Está bien, solo espera que Flegt despierte...
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Zorel Gezerd
Tal vez no era el mejor momento para pedirle esto a Aster después de todo lo que nos ha pasado, pero si la hermana de Flegt va al bosque hoy va a ser la última oportunidad para poder traerla aquí, luna llena, era lo que necesitaba, los poderes de Aster se volvían más fuertes y ahora tenía más experiencia.
No le había dicho una hora para vernos así que decido esperar a la anochecer para impartir mi viaje.
— ¿Qué te sucedió? — dice Flegt en forma de burla
— ¿Cómo qué? — Aster me da un golpe con el hombro en señal de que haga silencio — Oh...
Supongo que Flegt no recuerda nada, no recuerda que yo me preparaba un sándwich y él llego a atacarme o que me lanzó un jarrón el cual casi le daba de Aster, preferí decirle que había peleado con Micah y no hacerlo recordar esa horrible escena.
— ¿Listo? — estaba en medio del círculo de velas nuevamente esperando que Aster me enviara al bosque
— Ya tengo mi bolsa por si me dan náuseas.
— Tienes veinte minutos — Flegt me señala el reloj
— Lo sé, lo sé — tomo aire, observo a Aster y cierro los ojos — No creo que sea tan difícil ya lo hiciste una vez.
— ¿Qué cosa no es tan difícil? — dice una voz dulce
Al abrir mis ojos me encuentro con la rubia, la cual me alumbra nuevamente con una linterna, esta vez carga una pequeña mochila en su espalda y tiene un gran abrigo color amarillo.
— Si viniste — digo con ilusión
— Es una larga historia — dice con una risa
— Conozco a tu hermano, me gustaría llevarte con él, si me dejas.
— Lo sé, vengo lista, tengo todo lo necesario en esta mochila — ella saca unas velas rojas juntos a unas piedras que parecían cristales y por último un bolsa de papas
— ¿Qué planeas hacer rubia? — pregunto confundido al ver que enciende las velas al rededor nuestra
— Farah, me llamo Farah — aclara ella — Es una larga historia que te contaré después, pero la abuela de una amiga me dijo que solo con esto podía cruzar, no había otra manera.
— Al parecer tú sabes más de esto que yo, tenemos diez minutos aún, pensé que iba a tardar más en convencerte.
— ¿Cómo están?
— Ahorita estamos pasando por un momento complicado, pero nada que tu presencia no pueda solucionar.
— ¿Tú también eres un brujo? — pregunta algo temerosa
— No, me presento, soy Zorel el duende.
— ¿Los duendes no son pequeños?
— Lo somos cuando queremos.
No alcanzamos a hablar mucho ya que el tiempo se había terminado y me daba miedo que no funcionara pero comenzó nuevamente, náuseas ¿por qué siempre daba nauseas?
— No puede ser — digo al darme cuenta que estoy parado nuevamente en la sala, pero comienzo a vomitar en la bolsa de emergencias — No vuelvo a hacer esto en mi vida.
— Farah...
— Estoy bien, no se preocupen — digo con sarcasmo
Volteo a ver y efectivamente la rubia esta aquí, Flegt y Aster se encuentran inmóviles, pero no pudo disfrutar la amorosa escena de reencuentro ya que estaba vomitando las entrañas.
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