13
Entre las flores
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En la vida lo único de lo que esta seguro es que un día vas a morir y era a lo que nunca ibas a estar preparado, ese momento en el que dejas de respirar y tu corazón no late más, ya no hay nada, lo que hiciste, pensaste se vuelve en nada, solo cenizas y recuerdos innecesariamente dolorosos para las personas que se quedan.
Nunca se es suficientemente grande para poder vivir sin tus padres aunque yo tuve que aprender eso antes de lo esperado, lo más difícil de la muerte era enfrentarla y ser tú el que se queda.
Mi cabeza da vueltas y mi cuerpo duele al ver su cuerpo colgado y la sangre derramada por el camino de piedras el cual un día miré con curiosidad y admiración de la magia que había en el lugar, ahora solo es el recuerdo de su muerte, del momento en que su corazón dejó de latir y su respiración se cortó por completo, como la sangre ya no corría por sus venas y el recuerdo de su risa desvaneciéndose en el aire.
No sólo yo lloraba su muerte, el lugar también lo hacía.
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Horas antes
— ¿Por qué me dices esto hoy? — cuestiono sin desviar mi vista de él
— Porque logré entender que era estupido esperar el momento indicado para decirlo, te amo, desperdicie mucho tiempo pensando y no quiero esperar más.
— Señor Everard déjeme decirle que es un romántico — me acerco a él y le doy un beso — Yo también te amo y tuve que condenarte a estar atrapado cuatro años conmigo para que al fin me lo digas.
Vuelvo a besarlo haciendo que maestros labios jueguen entre sí, sus manos repasando mi espalda hasta que una sonrisa se forma en su rostro.
— ¿Qué le puedo decir señora Everard? Es alguien muy complicada.
No quería levantarme, quería quedarme junto a él para siempre, pero el grito de Gi hace que nos levantemos.
— Buenos días niños — nos sirve tazones con cereal
— Buenos días — decimos al unísono
— Volví, se que me extrañaron — Zorel lanza su chaqueta a una silla y toma mi cereal
— ¡Eso era mío! — reniego
— Tú no pasaste toda la noche explicándole a tus padres porque los gemelos estaban traumados gracias a que tu ex novia loca se rasgó el cuello enfrente de ellos — Zorel rueda los ojos
No digo nada y solo levanto los brazos en señal de paz.
— ¿A qué hora es el juicio? — suelto un suspiro
— A las nueve, aún tienen tiempo para vestirse apropiadamente.
— ¿Que tiene de malo mi ropa? — pregunta Flegt
— Tal vez la falta de ella, solo tienes puesto un pantalon de pijama y no llevas camisa, tienen que ir presentables — Gi le lanza una camisa a Flegt.
El resto del día Gi y Agatha estuvieron en la biblioteca encerradas mientras Flegt, Zorel y yo estábamos devorando toda galleta que hubiera en la cocina ya que no podíamos contener los nervios.
Había llegado la hora, me puse un vestido negro, Zorel y Flegt iban con una camisa negra formal y un pantalón negro, parecía un funeral, pero Gi nos aseguro que nada malo pasaría. Era raro caminar por las calles y que estuvieran desoladas, siempre ha esta hora las personas estaban afuera intentaba buscar alguna señal de vida, pero no había nada, hasta llegar al ayuntamiento comprendí la razón por la cual no había nadie en las calles, todos estaban aquí, el lugar estaba lleno y en lo alto estaba Magnolia junto a su hijo y otras cinco brujas.
— Tomen asiento — tomo la mano de Flegt con fuerza y nos sentamos, Zorel se mira relajado y algo indiferente mientras Gi y Agatha se notaban pensativas y algo nerviosas.
— Estamos aquí ya que tenemos entre nosotros un cazador — todos fijaron su vista en Flegt quien solo miraba a Magnolia para evitar las demás miradas — Gisela y Agatha Rawlings, quienes conocen las reglas y fueron en contra de ellas haciendo una unión de sangre entre una bruja y un cazaron haciendo que sea parte de nosotros.
— Sabemos que esta acción se paga con sangre ¿y qué mejor qué deshacernos de un cazador que tarde o temprano sacará a la luz su verdadera naturaleza? — conocía a la bruja que había hablado, es Elowin la misma que había bailando con Flegt el primer día en el que estuvimos aquí.
— Nosotras conocemos a Flegt y sabemos que nunca haría daño, pero también conocemos el rencor de las brujas así que decidimos protegerlo, él no estará mucho tiempo aquí, solo necesitan esperar al próximo veintinueve de febrero y regresaran a su mundo.
— Ha pasado medio año en este lugar y no le ha hecho daño a nadie y no lo hará yo me aseguro de eso — concluye Agatha
— ¿Entonces tenemos que confiar en tu palabra? — pregunta Magnolia con frialdad en su voz
— Me estoy basando en hechos.
— Y yo también — dice tajante — Es algo que ya es conocido por todos, ofensas como estas tienen castigo.
Mi respiración pesaba, era evidente que Magnolia quería la cabeza de Flegt sin importar nada, ella lo quería muerto.
— Entonces yo merezco el castigo, fui la que lo realizó — Gi se pone de pie y se acerca a las brujas
Estamos a punto de salir corriendo para alejar a Gi, pero Agatha nos lo prohíbe aunque Zorel no obedece y se acerca a ella.
— Yo también, fui parte — dice en un tartamudeo
— Zorel, no hagas esto — Gi le susurra algo al oído y él se regresa a su asiento con el ceño fruncido
— Creo que podemos dejar esto pasar con una advertencia, no han hecho nada — el hijo de Magnolia interviene finalmente
— ¡Silencio Orion! — dice en un tono fuerte, él se queda pensativo un momento pero no dice nada más.
— No puedo dejar que ella haga esto — Flegt intenta convencer a Agatha, pero ella sigue negando a que digamos algo
— Esta decidido, Gisela Rawlings ha ido encontra de las mayores reglas de este lugar y tendrá que pagar las consecuencias — todos comienzan a irse, como si nada hubiera pasado dejando el lugar en completo silencio
— ¡Gi! — salimos corriendo a abrazarla
— No puedes hacer esto por mi, lo dije una vez y lo vuelvo a decir no me importa morir Gi, no tienes que hacerlo.
— Cuando hicimos la unión de sangre a Flegt le dije algo y fue que iba a ser uno de sus escasos momentos felices, esto esta por comenzar mis niños, tienen que ser fuertes y Zorel por favor no llores — nos da un abrazo — No lloren por mi.
Una de las brujas entra y esposa a Gi con unas cadenas de cabello negro y se la lleva por la puerta principal hasta el parque central en donde había una horca.
No sé en qué momento sucedió, pero ella estaba ahí colgando, la sangre salía de sus muñecas las cuales habían sido cortadas, Gi ya no estaba.
Mi cabeza daba vueltas y mi cuerpo dolía al ver su cuerpo colgado y la sangre derramada por el camino de piedras, el cual un día miré con curiosidad y admiración de la magia que había en el, ahora solo es el recuerdo de su muerte, del momento en que su corazón dejó de latir y su respiración se cortó por completo, como la sangre ya no corría por sus venas y el recuerdo de su risa desvaneciéndose en el aire.
No sólo yo lloraba su muerte, el lugar también lo hacía, había comenzado a llover y las personas al rededor lanzaban flores Flegt luchaba contra las personas para poder llegar a Gi, pero no lo conseguía, Zorel estaba parado en un lugar sin decir nada y Agatha estaba llorando en silencio.
Flegt logró tomar a Gi y bajarla de aquel lugar, Zorel la cubrió con su chaqueta y nos dirigimos al bosque sin importar la lluvia queríamos enterrar a Gi para que no tuviera que pasar por más y eso hicimos, al terminar el sol estaba comenzando a salir e iluminaba aquel lugar en el que yace su cuerpo.
— Yo... lo siento tanto — volteo a ver a Orion quien está con unas flores moradas en la mano — Son Iris, eran sus flores favoritas.
— ¿Qué haces aquí? — Zorel lo levanta de la camisa y Flegt esta a punto de darle un golpe
— Gi era mi amiga y en contra de la opinión de mi madre se que ella no merecía esto — dice con dificultad
— Zorel, baja al chico, deja las flores y lárgate — pronuncia Agatha al fin
Poco a poco las hadas y brujas iban acercándose a dejar las mismas flores, todos lloraban la perdida de Gi, pero nadie hizo nada al respecto.
Magnolia tenía que caer algún día y no iba a esperar sentada a que eso sucediera.
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No puede ser, este capítulo ha sido muy intenso, ¿qué opinan?
¿Qué les va pareciendo la historia?
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