8._Colapso
Mary hizo del papel una bolita que arrojo a un papelero cercano, pero sin tino. La propuesta se le hizo otra mala broma de su jefe nada más. No le dió importancia y mucho menos la considero real. Sentándose en su silla se dispuso a trabajar, sin embargo, en su semblante quedó una expresión de enfado que no podía disimular.
A la hora del almuerzo su amiga Rox no le quitaba los ojos de encima. Es que ver comer a Mary era como ver a un autómata programado con una única y monótona función.
-Estas molesta- le dijo la mujer de melena azabache y su amiga la miró a los ojos con un movimiento lento, casi elegante- ¿Qué sucedió?
-Nada- contestó Mary.
-Mary tú puedes disimular todo excepto dos cosas: la felicidad y el enfado. Cuando estás feliz pareces un hada de caramelo repartiendo brillo mágico. Pero cuando estás molesta tu mirada parece ser la de un juez del infierno- le señaló Rox y Mary frunció el ceño- Deberías verte la cara en estos momentos.
Mary bajo los ojos a su comida y guardo silencio un par de minutos.
-El señor Bills me preguntó si quería salir con él- le contó la muchacha causando que su amiga se atragantara con la sopa.
-¿Qué el señor Bills te invito a salir?- exclamó Rox en voz alta. Estaba bastante sorprendida con el asunto.
-Ahora publicalo en Twitter para que todos se enteren- le dijo Mary con tono sarcástico.
-Lo siento- le dijo en voz baja- ¿Pero cómo fue? ¿Y desde cuándo están..?
-Estamos nada- la interrumpió Mary.
-¿Cómo nada? No entiendo. Puedes contarme el asunto con detalles.
Cinco frases consecutivas respecto a cualquier tema, era para Mary explicar algo en detalle. Y eso obtuvo Rox que habituada a la escasa colaboración verbal de su amiga, en cualquier cosa que no le importaba, logró extraer los detalles suficientes para hacerse una idea de lo que estaba pasando.
-Entonces piensas que está es otra jugarreta suya para molestarte- concluyó Rox y jugando con la cuchara, miró discretamente a la mesa de Bills- Supongo que podría ser, pero...
-¿Pero qué?- exclamó Mary.
-Puede que tenga un carácter inmaduro, sin embargo, no lo imagino haciendo algo como eso. Invitando salir a alguien solo para molestar a esa persona. No tiene mucho sentido- le dijo Rox.
-Entonces ¿Qué? ¿Le gustó?
-Puede ser ¿Por qué no? O bien le causas curiosidad. Muchos de los hombres que se te acercan llegan por el mismo motivo: curiosidad.
-Y todos la sacian y se van- agregó Mary.
-A la mitad los espantas porque te gusta estar sola- replicó Rox y su amiga torció la boca mientras apartaba la mirada de ella- No te enfades más y menos conmigo. Ahora dime ¿Qué le dirás?
-Que se vaya al carajo- respondió Mary e hizo reír a Rox.
-Cierto es que el señor Bills no es la clase de hombre que prefieres, pero ¿En serio no te gusta ni un poco, Mary?
-No.
-¿Ni siquiera te parece atractivo?
-No ¿A tí sí?- le cuestinó Mary.
-Algo tiene- confesó Rox con un ánimo un tanto incisivo.
-Adolescencia tardía y posibles problemas nerviosos- murmuró la pálida muchacha escarbando en su plato en busca de algo con que juguetear.
-¿En serio no te gusta?- le cuestionó Rox, pero en esa ocasión con un tono medio burlón.
-No- contestó Mary y se levantó para ir a dejar su bandeja.
Ni siquiera terminó toda la comida. Simplemente no quería seguir ahí soportando las preguntas de Rox y la insistente mirada de Bills a su espalda. Nunca volteo a verlo, pero sentía sus ojos sobre ella. No estaba equivocada, él la veía. El momento en que más atención le ponía era cuando Mary estaba en compañía de su amiga. Cuando la muchacha desapareció por el corredor, Bills volvió su interés a su asistente recordándole que debía hablar con los ejecutivos para decidir el destino del viaje. Algo que Whiss debió haber hecho el viernes pasado, pero que olvidó.
Al volver del almuerzo, Whiss les hablo a Mary y los demás respecto al viaje. A muchos los entusiasmo, pues habían ido el año anterior y la experiencia les resultó muy agradable. A los nuevos el asunto les resultó un tanto curioso, pero también hubo un pequeño grupo al que todo eso no le llamó la atención en lo más mínimo. Para decidir si irían a la playa o a las termas se haría una pequeña votación. Todos deberían escribir su preferencia en un pequeño trozo de papel, que depositarían en una caja de pañuelos que Whiss llevó para la ocasión. Según el asistente de cartera de esa forma se evitaban odiosidades entre los ejecutivos. El resultado se comunicaría al terminar la jornada. Todo ese proceso llevo como una hora, momento que muchos aprovecharon para distraerse con sus teléfonos o charlando entre ellos. Mary se quedó de pie junto a la fotocopiadora y desde ahí observaba lo que sucedía sin ningún interés. Una muchacha llegó a su lado y solo porque no tenía nadie más con quien hablar, le preguntó si ella prefería ir a la playa o las termas.
-Las termas- contestó Mary sin mucho ánimo.
-Yo prefiero la playa. Es un ambiente más refrescante- le dijo la chica.
-Estoy de acuerdo- exclamó Mary- Pero sucede que el sol y la salinidad del aire marino lastiman mi piel. Por eso no disfruto de los viajes a la costa.
-Buenas tardes señor Bills- saludo la muchacha con la que estaba hablando la pelirroja. Aquellas palabras hicieron que está viera atrás, sobre su hombro.
El jefe de cartera estaba ahí parado con una expresión serena, que cambió apenas la chica se apartó. Mary iba a ir tras ella, pero él la sujetó por el codo para evitarlo. Fue un movimiento discreto, no agresivo y breve. Apenas ella se detuvo Bills la soltó.
-Y... ¿Vas a salir conmigo o no?- le preguntó con una tonalidad relajada, segura.
-No- fue la respuesta de Mary y salió rápido, tajante.
Como ella estaba de espaldas a él no pudo apreciar la sonrisa que Bills dibujo en su boca. No se molestó. Su expresión decía que esperaba esa respuesta. Hasta pareció disfrutar esa negativa.
-Aburrida- le susurró casi al oído. Mary solo respiro profundo y avanzó de vuelta a su estación de trabajo.
La muchacha no había dado ni tres pasos cuando sintió un pequeño proyectil en su espalda. Cuando Mary se giró hacia Bills dispuesta a hacerle un reclamo, acabo recibiendo una bolita de papel justo en el ojo derecho. Se sintió como si hubiera sido una canica y no un trozo de algún documento que Bills moldeo y disparo usando sus dedos. La exclamación de dolor de la muchacha fue moderada, pero no ocurrió lo mismo con su respuesta verbal.
-¿Se puede saber que mierda le pasa? ¿Acaso cree que está en la escuela o algo así?- le dijo alzando la voz lo suficiente para que varios de los ejecutivos la oyeran- Ya me tiene harta. Primero que todo me amenaza para que haga su trabajo durante mi periodo de prueba y desde entonces sostiene una rutina fastidiosa hacia mi, convirtiéndome en el juguete en el que descarga su aburrimiento. Esto se acabó. No lo aguanto más. Usted, su informe y su odiosa actitud pueden irse al demonio. Renunció ¡¡Renunció!!
Un silencio tenso, pero expectante se apoderó de todos los presentes. Bills se quedó callado. La mirada de esa mujer, la postura de su cuerpo y el tono de voz le decía que su furia iba mucho más allá de lo que expresaron aquellas palabras, pero en lugar de buscar un punto de conciliación contestó:
-¡Yo nunca te obligue a quedarte a trabajar! ¡Tú lo hiciste porque quisiste!-hizo una pausa antes de agregar algo más- Las horas extra son optativas Mary y yo puedo delegar labores a los ejecutivos...
-Eres un sin vergüenza- le contestó Mary y su cuerpo se sacudía producto de un ligero temblor.
-Y tú una mujer reprimida que prefiere un trabajo mediocre en lugar de algo al nivel de sus verdaderas capacidades- le dijo Bills dando un paso hacia ella y hablando en un tono más bajo- Ni en un millón de años yo hubiera puesto mi atención en alguien como tú. Pero pensé que podías caer en...
La última frase fue interrumpida por un puñetazo de Mary en la mejilla de Bills. Fue un golpe duro. Dejó una pequeña marca roja en la cara del jefe de cartera, pero no pareció afectarlo demasiado físicamente. Con cierto desdén Bills se limpió la parte afectada, dando más énfasis a su postura superior, mas cuando le iba a decir un comentario que con toda certeza acabaría por derrumbar a esa mujer ella habló.
-Por supuesto que no pondría su atención en alguien como yo. Mi sombra le sería demasiado grande como para seguir brillando con su moribunda luz...
El ceño de Bills se frunció, pero antes de que pudiera hacer lo que su enojo impulsó, Whiss intervino. Claro que eso no evitó que Bills le gritara un par de cosas a Mary, mientras ella iba por su bolso y abrigo para marcharse. No iba a quedarse ahí ni un minuto más.
-Quiere, por favor, calmarse- le pidió Whiss mostrando una fortaleza en su actitud que consiguió apaciguar un poco a su jefe.
-¡Ustedes vuelvan al trabajo!- le gritó Bills a los demás empleados al notar que lo estaban mirando. Furioso se fue a su oficina seguido por su asistente, quien notó que algunos habían grabado el altercado con sus teléfonos celulares.
Mary bajo usando las escaleras. Sabía que nadie las empleaba y podía estar sola ahí un momento. Se sentó en el descanso a llorar en silencio. Ella no quería perder ese empleo, pero simplemente no pudo soportar más la situación. Mary siempre decía que su tolerancia era un problema. Consideraba aquella característica un defecto, pues muchas veces gracias a su tolerancia pasaba de las actitudes molesta de la gente sin poner un alto y las cosas escalaban a tal nivel que cuando su aguante colapsaba simplemente explotaba. Tal y como acaba de suceder. Era un punto sin retorno que siempre acarreaba consecuencias problemáticas.
Se quedó allí varios minutos, llorando, hasta que alguien se hincó delante de ella para preguntarle que le pasaba. La sala de descanso de los guardias daba a la escalera de servicio, un piso más abajo. Broly la vio sentada ahí y subió a ver qué le sucedía. Su turno iniciaba a las siete y terminaba a las tres esa semana. Estaba por irse a casa.
Mary seco su rostro con las mangas de su blusa, pero no contestó. No quería hablar de lo que había sucedido. Le parecía un tanto absurdo. Broly no insistió. En lugar de eso le acaricio el cabello de un modo parecido al que uno hace con un cachorrito.
-¿Te llevo a casa?- le preguntó y ella asintió con la cabeza.
Bills se dejó caer en su silla, mientras Whiss cerraba la puerta de la oficina tras de si.
-¿Puedo saber que sucedió exactamente allá afuera?- intentó indagar el asistente.
-¿Qué crees que sucedió? Esa mujer reacciono de forma exacerbada solo porque...- la voz de Bills se apagó y cruzo los brazos frunciendo el ceño.
Whiss suspiro de manera cansina.
-Le dije que toda esta tensión era innecesaria. Solo vea lo que provocó presionando a la muchacha.
-¡Yo no la estaba presionando! Esa mujer no sabe aguantar unas bromas inocentes. Tiene un humor de los mil demonios- exclamó Bills- Para colmo se hace la víctima.
-Si sabe que se hubiera ahorrado todo esto de haberle dicho la verdad en lugar de creer que tiene quince años todavía y actuar como un...
-¡Ya cállate Whiss!- le exigió Bills y tomó una de las carpetas sobre el escritorio. Era uno de los informes hechos por Mary.
Era buena en ese tipo de cosas. Su desempeño como ejecutiva de cobranza era bueno, pero en ese informe era mucho mejor. Todo siempre estaba detallado de forma clara, breve y simple. Cualquier podía entender ese informe. No había errores en las gráficos. Todo muy serio y formal. Pero a Bills le gustaba verla cuando hablaba con Rox porque entonces era juguetona, alegre y hasta un poco dulce lo que era un contraste muy fuerte a como era con los demás. La había observado bien y por lo mismo Bills sabía que ella iba a volver, no porque se hubiera arrepentido de su decisión, sino todo lo contrario. Estaba bastante molesto si, pero no era un tonto para no comprender que había ocurrido con ella.
La mañana del martes Mary llegó temprano y fue directamente hacia la oficina de Bills. Él la miró parada bajo el umbral. Tenía puesto el abrigo de Herez y le quedaba ajustado.
-Aqui está mi renuncia formal- le dijo Mary desde la puerta, levantando un poco la mano para enseñar un sobre blanco.
Bills levantó la cabeza y tomó una postura más relajada en aquella silla, que giro un poco hacia ella.
-Hmm así que tu renuncia formal- murmuró llevándose un lápiz a la boca, como si lo hubiera querido usar de mondadientes.
Mary bajo la mano. Él se estaba tomando mucho tiempo para responder. Al fin se levantó y caminó hacia ella.
-Legalmente tienes que anunciar tu renuncia con un mes de anticipación, Mary- le dijo al llegar frente a ella- O tener un muy buen motivo para hacerlo súbitamente, pero tú...no lo tienes.
-Esta es mi carta de renuncia- le dijo Mary y la estampó contra el pecho de Bills a quien miraba a los ojos con bastante resentimiento.
Él le sujetó por la muñeca y la empujó un poco hacia él.
-Este carácter que tienes te va traer muchos problemas- le dijo- Ayer me golpeaste y puedo demandarte por eso...
-¿Qué quiere de mí? ¿Por qué no deja de molestarme?- exclamó la muchacha tirando de su brazo, intentando soltarse.
Algo en ella lo atraía, aunque no estaba muy seguro de qué era. Al fin la soltó y ella dió un paso atrás estrellando su espalda con alguien que puso a Bills bastante nervioso. Mary se giro para disculparse y se encontró con un sujeto de baja estatura, peinado hacia atrás con los miraba no muy feliz pese a su amigable sonrisa.
-Buenos días. Me alegra mucho encontrarlos juntos. Tengo que hablar con ambos- les dijo con calma, pero autoridad mientras se abría paso entre ellos para entrar en la oficina.
-Sabia que tú solo causarías problemas- le dijo Bills en voz baja a Mary.
-Cretino, sin vergüenza y además de todo idiota- le contestó Mary.
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