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7._Gorra


Caminar en la ciudad a oscuras era toda una experiencia para Mary. Se sentía inquieta, pero el aire fresco mitigaba bastante la sensación de estar atrapada entre paredes que se cerraban sobre ella. Por lo general siempre iba oyendo música, sin embargo, en esa circunstancia prefería no hacerlo. Quería estar atenta a cualquier sonido que le pudiera advertir del peligro. Las luces de los carteles que brillaban con alguna batería daban una luminosidad multicolor a las calles, donde las pantallas de celulares y el fuego de los cigarrillos parecían flotar de manera fantasmagórica. Unas de esas iban hacia ella.

Eran dos muchachos. Uno de ellos le hablo para preguntarle la hora, Mary siguió su camino sin contestar. El tipo le gritó un par de insultos, pero tampoco tuvo respuesta. Unos treinta metros más atrás iba Bills con ese abrigo grueso y pesado del que subió un poco el cuello para amparar su rostro del viento helado. Hubiera podido alcanzar a Mary de haber querido, pero no sé molestó en hacer algo como eso. Veinte minutos tardaron en llegar a la parada de Autobuses que estaba bien ilusionada y saturada de gente. Mary se quedó un poco aparte del gentío después de preguntar a una mujer hace cuánto estaba esperando. La respuesta la desanimo bastante.

Bills la observó. Llegó a su lado sin que ella lo notará y se paró a su costado viéndola de reojo.

-¿Cuál autobús estás esperando?- le preguntó y ella volteo a verlo un poco sorprendida de verlo ahí.

-El A-310- contestó de manera algo cortante.

-Vas a la zona oriente- comentó Bills con una voz calma y una mirada medio perdida del otro lado de la calle- Yo también toml ese autobús- agregó viéndola a la cara.

-Ah...-murmuro Mary sin darle importancia.

Era obvio que no tenía ganas de hablar. Al menos no con él. Mary se acomodó la gorra y saco los auriculares de su bolsillo para oír música. Le medio dió la espalda también. En serio era una mujer odiosa, pensaba Bills quien puso su atención en un puesto ambulante que llegó al lugar a vender café, chocolate y bocadillos. Hacia frío, la gente tenía hambre, pronto hubo una fila delante del pequeño y pintoresco carrito. Bills buscó su cartera. Solo tenía sus tarjetas, nada de efectivo por lo que estaba por resignarse a no comer nada, mas entonces notó que Mary contaba unos billetes.

-Oye- la llamó, pero como Mary estaba oyendo música no lo escucho.

Un poco molesto le tocó el hombro del lado derecho y ella se giró en esa dirección, pero el apareció por el otro con una expresión algo ingenua.

-¿Qué quiere?- le preguntó la muchacha un tanto confundida.

-No traigo efectivo ¿Me prestas dinero? Te lo devolveré el lunes en la oficina- le dijo sonando bastante afable.

Mary se le quedó viendo como si evaluará varias posibilidades.

-¿Cuando necesita?

-¿Cuánto tienes?- le contestó Bills.

-Oiga solo puedo pasarle veinte- señaló la muchacha ofreciéndole el billete.

-Sí, con eso está bien- le contestó él y tomó el dinero con mucho entusiasmo para ir a ponerse a la fila.

Mary se quedó dónde estaba. Tenía hambre, pero prefirió no comer. Casi quince minutos más tarde, su autobús apareció. Muchas personas se movieron para abordarlo. La mujer se quedó dónde estaba porque sabía el transporte se iba a llenar. Bills tampoco dejo la fila, pues varias personas la abandonaron para subir al autobús y él llegó al frente pudiendo comprar su chocolate caliente y demás cosas. Prácticamente se gasto todo el dinero en bocadillos. Para cuando volvió a su lugar, el autobús se había ido dejando solo unas diez personas, entre ellas Mary que estaba murmurando una canción.

-¿Cada cuánto pasa el autobús?- le preguntó porque él también tenía que haber subido al que partió y no conocía el tiempo que tardaban en pasar.

-En una situación normal unos diez a quince minutos, pero con este apagón de unos treinta a cuarenta- respondió Mary.

-Que bien informada estás- le comento Bills dando una mordida a una dona glaciada.

Mary no contestó y apartó la mirada de él.

-Vaya que eres...

-¿Por qué insiste en hablarme?- lo interrumpió Mary viéndolo a los ojos- Escuche, no quiero ofenderlo y tampoco tengo la intención de ser grosera, pero a mí no me gusta tener ningún tipo de charla con mis jefes ajena al trabajo que este realizando. Mi horario laboral terminó y por lo tanto también lo hizo mi trato con usted.

-Que desagradable eres- le contestó Bills justo antes de terminar su dona y tomar otra.

Mary lo ignoró.

-Sí sigues así te vas a quedar solterona y amargada- agregó Bills con un tono burlón.

-¿Me está diciendo que terminaré igual que usted?

-Yo si sé tratar a la gente- le señaló Bills.

-Pero es un soltero amargado- exclamó Mary borrando la expresión de juego del rostro de su interlocutor.

-No eres más que una mujercita insufrible.

-Y usted un cincuentón agrio- le respondió Mary, esperando una represalia verbal de parte de Bills, pero él se limito a sonreír de forma ladina.

-¿Eso crees?- le cuestionó- ¿Quieres comprobarlo?

Mary arqueo una ceja ante esa... ¿pregunta? ¿propuesta? No le quedó muy clara la intención en esas palabras. Se sintió un poco incómoda e ignoró el asunto o lo intentó.

-Vaya... eres un poco tímida- comentó Bills antes de bajar la mirada a la bolsa de papel que sostenía contra su pecho.

-Yo no soy tímida- le dijo la muchacha cruzando los brazos.

-¿No?

-No- reafirmó con fuerza y viéndolo a la cara.

-Mientes- sostuvo Bills lamiendo la azúcar de sus dedos y conservando su avisada mirada.

Mary frunció el ceño y apretó los labios.

-Crea lo que prefiera- exclamó Mary.

-Piense lo que quieras- exclamó Bills al mismo tiempo que ella, pues intentó adivinar sus palabras.

Mary soltó un suspiro y se apartó de él para ir a pararse del otro lado de la parada de autobuses, asegurándose de darle la espalda en todo momento. No lo odiaba, solo no le era un sujeto agradable y prefería mantenerse lejos de él. Además tenía experiencia con tipos como Bills y ninguna era buena.

Casi media hora después apareció el autobús y ella subió a el rápidamente. A diferencia del anterior, ese estaba bastante desocupado. Mary prefería viajar en medio, pero los asientos vacíos estaban al final. Por ir pendiente de eso, no notó que Bills subió justo detrás de ella y fue a buscar donde sentarse justo a su costado. Solo cuando Mary ocupo el asiento advirtió la presencia de su jefe a su derecha.

-¿Me está siguiendo o qué?- le cuestinó.

-Ni que estuvieras tan guapa- le contestó Bills y cruzo los brazos.

Mary subió el volumen a su música y puso su atención en la ventana. No se veía mucho. Todo estaba oscuro por lo que el cristal le devolvía la imagen a su costado. Estaba viendo el reflejo de Bills. Con fastidio cerró los ojos. Ella tardaría una hora en bajar del autobús. Esperaba que él bajara antes. Un rato después, gracias a una frenada brusca, el teléfono celular de Mary cayó de sus manos yendo a parar a los pies de su jefe. Todo lo que tenía que hacer era tomarlo, pero no pudo simplemente hacerlo, pues para ello tenía que tomar una postura algo desagradable. Tampones podía dejarlo ahí, así que optó por una opción que podía terminar en un comentario engorroso de parte de él.

-¿Me da mi teléfono por favor?

Bills la miró de reojo, después vio al frente y tomó al aparato que levantó con ayuda de su cola. Algo que a Mary la sorprendió bastante.

-¿Qué?- exclamó Bills. Ella solo se quedó viendo aquella parte de él de tal manera que el jefe de cartera terminó por esconderla.

-Para poder hacer eso su cola debe tener una gran cantidad de músculos- dijo Mary con un aire medio inocente. Él se le quedó viendo con extrañeza-¿Qué más puede hacer con ella?

-Muchas cosas- contestó ante la insistencia de la mirada de Mary, pero lo hizo un poco seco.

-¿Cómo qué?- intento indagar la mujer.

-¿No lo imaginas?- le preguntó Bills y se acercó un poco a ella.

-Hmm ¿Puede colgarse de ella de los árboles?

-¡Yo lo soy un simio, mujer estúpida!- le gritó haciendo que todos voltearan a verlos.

-Sé que no lo es. Solo era una pregunta- declaró Mary en voz baja, un poco avergonzada por estar bajo tantas miradas.

No volvieron a hablar por un rato. Mary se concentro en el paisaje difuso tras la ventana y Bills... bueno era difícil saber. A ratos la miraba con atención, después se perdía en un punto entre los asientos de adelante. Si de haber querido responder a la pregunta: ¿Qué pensaba de Mary? La respuesta hubiera sido: esa mujer esconde muchas cosas. Y por el hecho de esconder cosas le llamaba un poco la atención. También le parecía muy tranquila. Estaba seguro que mientras ella veía por la ventana estaba perdida en sus pensamientos o en la música que escuchaba. Es extraño que las personas de temperamentos fuertes transmitan calma. En torno a ella todo siempre estaba tranquilo, ordenado y silencioso. Era como esas mañanas de finales del invierno donde pese a la luz de un sol resplandeciente en cielo despejado, tienes que salir abrigado pues hace frío. Cerró los ojos un momento. Unos minutos después se deslizó, haciéndose el dormido, hacia el hombro de Mary solo para ver qué hacia.

La muchacha sintió el peso contra su cuerpo y miró a su costado descubriendo a su jeje dormido. La postura que aquello la obligó a tomar le era bastante incómoda. Con cuidado lo movió un poco para despertarlo, pero
solo consiguió que él murmurase algo y se frotara contra ella. Al fin un tanto fastidiada lo empujó con fuerza y la cabeza de Bills golpeó a un sujeto del otro lado.

-Lo siento- le dijo la muchacha y tomó a Bills por la solapa para llevarlo de vuelta hacia ella.

Que durmiera en su hombro si así dejaba de molestarla, pero después se preguntó en dónde tenía que bajar Bills. Él no se lo dijo. Era su jefe, tomó ese autobús, generalmente se montaba en un taxi. Ganaba bien, pero no tenía auto. Aunque eso podía deberse a otra cosa. Era muy probable que viviera en una parada que estaba dos antes que la suya. Era un buen sitio aquella villa. Lo despertaría antes de llegar ahí. Si se había pasado era culpa de él.

No tuvo que despertarlo. Él decidió dejar de fingir veinte minutos después. Precisamente bajaba dónde Mary cálculo lo haría y no tenía intenciones de quedarse arriba de ese incómodo autobús. Ella ni lo miró cuando él se apartó de ella, pero no pudo evitar preguntarle en forma burlona si había dormido bien.

-Tu hombro es como una piedra- le contestó- Pero hueles bien- agregó con una mirada sugerente.

-Sí quiere le doy una botella de mi perfume para que se agasaje- le respondió Mary con cierto disgusto.

-No- exclamó Bills con una tonalidad traviesa- Me basta quedarme con esto- agregó y le quitó la gorra para después anunciar su bajada y caminar por el pasillo hacia la puerta de adelante.

Mary no se molestó en seguirlo. Lo vio descender con una expresión de disgusto y luego lo vio de pie en la parada, por la ventana. Bills le hizo adiós con la mano. Ella frunció el entrecejo y murmuró un par de desagradables palabras. En serio ese tipo la ponía de mal humor.

-Era mi gorra favorita- se quejó antes de subir el volumen a su música y dar aquel objeto por perdido.

El lunes siguiente cuando Mary se sentó en su cubículo, llevaba puesto el abrigo que Herez le dió y tenía puesta una gorra a juego con esa prenda. Se la quito porque no quería que el simpática de su jefe apareciera a molestarla, pero él llegó con ella de todos modos. Aprovechando que estaba sentada de espaldas a él, le puso la gorra que le quitó tres días atrás. Pero lo hizo de forma brusca. Le cubrió hasta la nariz con ella. Para cuando Mary se la quito Bills iba de vuelta a su oficina. No estaba lejos, pero no fue tras él debido a una nota de papel que cayó de la prenda se ganó su atención. En ella estaba escrita una simple pregunta con una letra bastante clara:

¿Quieres salir conmigo?








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