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6._Apagon


Bills no esperó que ella sonriera y menos que le diera la razón, pero aprovechando el cambio de ánimo de la mujer volvió a hacer la pregunta. En esa nueva oportunidad lo hizo de forma mucho más directa, casi grosera.

-Tiene una computadora ante usted. Use Google- le respondió Mary con aire jovial.

-Pero quiero que seas tú quien me lo diga- contestó Bills escarbandose los dientes con una de sus garras y todavía con esa mirada avisada sobre ella.

-Muy bien- exclamó Mary y dejó sus cosas sobre la silla para liberar sus manos y poder moverse con libertad- Pasando a la parte técnica del asunto y asumiendo que las dos mujeres están desnudas sobre la cama, sofá, alfombra o lecho de preferencia o circunstancial, las caricias y besos procederán conforme a la preferencia de cada una de ellas...- y lo que siguió a eso fue un discurso con el léxico más científico del que Mary disponía.

Para muchos hombres el sexo entre lesbianas es sumamente heroico, pero claro está que todo depende de como lo aprecie y ciertamente una mujer que se para a dictar catedra del asunto como si estuviera exponiendo algún principio biológico vulgar puede matar toda la gracia al asunto. Mary consiguió aquello y de paso molestar a Bills.

-¡Eres una aburrida! Ya lárgate y déjame trabajar- le dijo el jefe de cartera.

-Pensé que estaba siendo ilustrativo para usted- le respondió Mary y después de tomar sus cosas se marchó ignorando la mirada que él le dió al retirarse.

Ciertamente Mary lo había fastidiado, pero al hacerlo expuso una parte de ella. Y no tenía que ver con sexo precisamente.

La mañana del viernes todos los ejecutivos presenciaron una discusión entre Bills y una mujer que exigía le diera permiso para ir a una reunión de padres a la escuela de su hijo. Bills no accedió a ello y terminó diciendo, a viva voz, que ella podía irse, pero él le descontaría el día entero. Cosas como esas eran las que creaban odiosidades hacia el jefe de cartera de parte de sus empleados. Y lo sucedido esa mañana fue comentario obligado durante el almuerzo. Muchos estaban del lado de la mujer, pues estaba en su legítimo derecho de asistir a esa reunión de padres, sin embargo, Mary no opinaba igual y ,a diferencia de otros, lo manifestó cuando se lo preguntaron.

-Según el reglamento las reuniones de padres no son una emergencia y Bills no está obligado a conceder el permiso para que la persona asista a ella, puesto que para tal cosa aplica la regla del aviso con un día de anticipación. Ninguna escuela avisa de una junta el mismo día en que se celebrará dicho evento precisamente para evitar este tipo de situaciones- señaló- Él solo hizo valer el reglamento- añadió.

-Sí, pero por criterio puso darle permiso- señaló alguien de la mesa de en lado- Es importante estar presente en la vida de los niños.

-Eso es correcto. Pero el que estés presente en la vida de tus hijos no es algo en lo que los demás tengan algo que ver- le contestó Mary- Quiero decir que era responsabilidad de ella haber avisado ayer.

-Eres muy estricta. A uno a veces se le olvidan las cosas- le señaló una chica.

-Por supuesto. Pero reitero: eso no es responsabilidad de los demás-sentencio Mary.

-Pensé que el señor Bills no te agradaba-le comentó Rox.

-Es un tirano presumido que cree todo el mundo debe rendirle pleitesía, pero... que alguien no me agrade no quiere decir que ignore tiene razón- le dijo Mary viendo como su amiga metía su cuchara en su postre- ¡Deja de hacer eso!

-Estoy a dieta, eres mi amiga, tienes que ayudarme.

Mary tomó su postre y prácticamente se atragantó con el por comérselo rápido.

-Te acabo de ayudar- logró decir mientras se cubría la boca, pues hablo con ella llena de postre- He recibido un impacto de altas caloría por tí. Oh...me muero- añadió dejándose caer sobre Rox cuál si hubiera sufrido un desmayo.

-Mary, levántate. Estás pesada.

-Obvio estoy pesada. Recibo las calorías y azúcares por tí- le señaló Mary con una sonrisa bailando en su cara.

Bills las miraba con una extraña paciencia desde la mesa que compartía con su asistente, que estaba empezando a preguntarse por qué su jefe ponía tanta atención a esa mujer. Whiss sabía que para Bills el que una mujer fuera guapa era un factor importante. Mary no destacaba en ese aspecto. No es que fuera fea, solo no tenía algo especial que la hiciera codiciada por el sexo opuesto. Contrario a lo que muchos pudieran creer Bills no gustaba de mujeres demasiado dóciles, aunque Mary tampoco encajaba en lo que él podía preferir en ese aspecto. Él lo había visto con mujeres de temple más dinámico. Las favoritas era las chicas que sabían disfrutar de la vida sin complicaciones y eran capaces de encomiarlo con gracia. La alabanza vulgar no cautivaba su interés tampoco. Aunque con lo caprichoso que era Bills nunca se sabía con que ideas podía salir respecto a cualquier cosa. En cualquier caso sus encaprichamientos eran breves.

-¿Algo interesante que ver, señor Bills?- le preguntó con un tono ligeramente burlón.

-¿Ehh?

-Lleva rato viendo a esa mesa- señaló Whiss.

-¿Y eso qué? ¿No creerás que puedo tener algún interés en esa mujer?

-¿No lo tiene?

-Por supuesto que no. Ya te lo había dicho. Las mujeres como esa no me gustan- reafirmó y se giro por completo hacia la mesa- Son demasiado problemáticas.

-¿Problemáticas?-preguntó Whiss sin entender y luego con un tono algo incesivo- ¿A cuál de las dos se refiere?

-Pues a la sabelotodo presumida- contestó Bills de manera algo despectiva.

-Oh ya veo. No sé cómo se llama. Trae un vestido de invierno azul ¿No?

-Mary trae pantalón, Whiss- lo corrigió Bills y en ese momento fue que notó que cayó en la trampa de su asistente.

-¿Por qué no la invita a salir y termina con esta tensión innecesaria?

-¡Ya te dije que no me gusta! ¡Jamás saldría con una mujer tan antipática!- gritó Bills poniendose de pie y atrayendo varias miradas a su persona. Enseguida se sentó y se concentro en comer- Deja de decir estupideces y dime qué se habló en la reunión.

-Se recomendó fomentar la sana convivencia entre los empleados- le respondió Whiss- No me mire así. Eso fue de lo que se habló. Incluso se realizará un pequeño viaje el próximo fin de semana. Por supuesto todo será a costo de la empresa.

-¿Iremos a las termas como el año pasado? Había un exelente buffet ahí.

-Aun no se decide el destino. Será sometido a votación. Por lo que está tarde deberemos hablar con los ejecutivos.

-Tú encárgate de eso- le contestó Bills viendo a Mary dejar el comedor.

La mujer fue hacia los baños. Quería lavarse los dientes antes de volver al trabajo. Allí se encontró con otras dos chicas y Herez que estaba retocando su maquillaje. Se miraron a través del reflejo antes de saludarse. Mary saco su cepillo de dientes, de un pequeño bolso que tenía sujeto a la cintura, y lo puso bajo el chorro de agua. Tal vez otra mujer hubiera sentido vergüenza de hacer algo así delante de la persona con la que estaba coqueteando. A Mary le daba lo mismo. En cuánto a Herez... Bueno ella se le quedó viendo con cierta curiosidad.

-El problema de que tus intereses sensuales puedan entrar al mismo baño que tú, es que vez cosas como estas- le dijo Mary a la mujer, una vez terminó de lavar sus dientes.

Herez levantó una ceja. Era la primera vez que Mary le hablaba con tanta seguridad.

-El lado positivo es que sabes mantengo una buena higiene bucal- agregó la muchacha antes de intentar hacia la puerta.

Ese comentario podía interpretarse de más de una manera y Mary no dejó claro a qué se refería. Herez la tomó por la muñeca. Lo hizo despacio. Solo quería que ella se quedará un poco más.

-Tu boca está muy bien por dentro, pero por fuera...-le decía y callo para buscar algo en su bolso.

Herez tomó un lápiz labial de color rojo, pero lo cambio por otro. Uno de tono rosa, pero un rosa oscuro. Levantó el menton de Mary con la punta de los dedos y le pinto la boca. Cuando terminó le susurró algo al oído que tomó por sorpresa a la ejecutiva.

-Te espero a la salida- se despidió Herez.

Mary le dijo adiós con la mano y luego se miró al espejo. Su primer impulso fue quitarse el lápiz labial y lo que le puso en los ojos, pero posiblemente todo era a prueba de agua y requería algún tipo de producto especial. Decidió no hacerlo. Al volver a su puesto de trabajo algunos la miraron con extrañeza, pues ella nunca se ponía maquillaje. Nadie le dijo algo al respecto, pero hubieron pequeños comentarios.

Al la hora de salida, Mary se apresuró en irse para no tener que lidiar con Bills y su informe, pero tal y como acostumbraba el jefe de cartera apareció en su cubículo con la bendita carpeta y esa sonrisita medio sarcástica. Gesto que se esfumó cuando ella volteo a verlo con esa cara de: "por favor no me jodas". El cambio de ánimo de Bills no se debió a la antipatía de la mujer, sino a descubrir que llevaba maquillaje. Bills hizo ese gesto molesto de cuando contenemos la risa y con un además juguetón burlón le dejo los documentos en la mesa.

-Hoy no haré horas extras- le dijo Mary e intentó pasar por su lado, pero Bills estiró el brazo a su costado como para sujetarse de la delgada columna de concreto junto a él- ¿Me deja pasar?

-¿Tienes una cita?- le preguntó Bills- ¿O por qué te pintaste la cara?

-¿Me deja pasar por favor?- insistió Mary y lo miró a los ojos con calma.

-De nada te servirá cambiar tu aspecto sino cambias esa actitud tan arrogante que tienes- le dijo Bills y bajo el brazo.

-Gracias por el consejo. Lo tendré en cuenta- le contestó Mary y un segundo después las luces se apagaron.

Bills y Mary vieron hacia arriba. Las luces se encendieron, parpadearon y se apagaron otra vez dejando la oficina en penumbra. Claro que a raíz de que se sumieron súbitamente en la oscuridad, ninguno de los dos pudo ver algo por varios segundos. Mary dió un paso atrás pisando uno de los pies de Bills quien le reclamo su falta de cuidado, mientras buscaba su teléfono celular para iluminar un poco el lugar. Mary hizo lo mismo. Se veía un poco inquieta. Su prisa había desaparecido. Todavía quedaban un par más de ejecutivos que no podrían seguir trabajando, pues sin electricidad sus computadoras se apagaron. La de Bills seguía encendida porque era una personal, pero bien podía decir que no le quedaba batería y podría marcharse dejando el informe para el día siguiente. Whiss podía hacerse cargo de eso. Mientras levantaba la carpeta que dejó en el cubículo de Mary, vio que el teléfono celular de esta se apagó y eso pareció poner a la mujer un tanto más nerviosa. Busco algo en su bolso, pero no lo encontró. Cuando las otras dos personas se fueron solo Bills quedó para  brindar luz en el sitio.

-¿Tiene una linterna?- le preguntó Mary.

-No- contestó él con una voz más ronca de lo habitual y sin decir más fue por sus cosas para retirarse- ¿Qué te sucede? ¿No te gusta la oscuridad?- le cuestinó inclinándose un poco hacia ella.

-No- contestó Mary rápidamente.

Bills apagó la linterna de su teléfono celular un momento. Cuando la encendió el rostro de Mary tenía una expresión de temor, pero de ese temor controlado.

-¿Qué tienes cinco años?- le pregunto mofandose- Estás bastante vieja como para tener un miedo tan infantil.

-Claustrofobia- exclamó Mary- La oscuridad me genera una sensación de claustrofobia y no puedo respirar bien. Me falta el aire.

Bills hizo un gesto de intriga. De tener cejas hubiera levantado una. Ciertamente Mary se veía bastante inquieta. Pensó que le iba a pedir ayuda, pero en lugar de eso se alejó, caminando despacio, hacia el pasillo. Tendría que bajar usando la escalera. Él fue por su abrigo para poder irse a casa. Lo hizo rápido. Terminó alcanzando a la mujer que lo miró pasar por su lado sin decirle nada. Bills pronto desapareció en la escalera y ella se apresuró en seguirlo, pero manteniendo la distancia para que no se diera cuenta de que su presencia mitigaba su estado. Aunque en realidad era evidente que aquello era así. Pronto ambos llegaron al primer piso y caminaron hacia la salida. Mary pensó ver allí a Herez, pero ella le había dejado un recado con el guardia diciendo que debido al apagón no podrían ir a cenar.  Bills oyó eso, pues se quedó parado en la puerta mientras llamaba un taxi que para su mala suerte no podría llegar hasta ahí. Debido al corte de electricidad los semáforos no estaban funcionando del todo y había algunos problemas con el tráfico. Mary bajo a la acera. Ella tenía que caminar hacia la parada de autobuses. Bills la vio alejarse, luego fue tras ella. No le gustaba el servicio público de transporte, pero no tenía opción.

Era una noche oscura y muy fría de invierno. Sirenas de emergencia sonaban a lo lejos y carteles de luces de neón brillaban sobre las calles de la ciudad iluminando la acera con aquellos dos solitarios caminantes.











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