11._Hálito.
De no ser por Herez, Mary no hubiera entrado a la piscina. Es que en serio eso de estar en la misma agua con otro montón de gente le causaba sensaciones desagradables. Y siendo esas aguas termales, se sentía como en un caldo de gente. Pero acabó por disfrutar de la agradable temperatura de la "sopa de personas" hasta que los gritos de Bills robaron su atención.
Todos miraron hacia donde estaba el jefe de cartera. Ninguno vio que fue lo paso por lo que no sabían el motivo por el que le estaba gritando al empleado del lugar, pero como eso no era raro en él pronto todos ignoraron el asunto. Mary fue la única que siguió obsequiando su interés a la desagradable escena. Bills no llevaba traje de baño, estaba vestido igual que en la mañana. Las mangas de su camisa estaban subidas hasta los codos, al igual que ocurría cuando trabajaba en la oficina.
-Ignoralo, linda- le dijo Herez al tomarla por la cintura- Bills es un escandaloso. Si está de mal humor o nervioso magnífica hasta la cosa más pequeña como si fuera una calamidad.
-¿Le sucedió algo está mañana?- le pregunto Mary, pero no esperaba una respuesta.
La razón de su interrogante es que el día anterior Bills estaba de muy buen ánimo y durante el desayuno conservaba el mismo carácter. Herez la miró con cierta curiosidad. La mujer notó la mirada de él sobre ellas, pero su vanidad le hizo creer que Bills la estaba contemplando a ella. Después de todo estuvieron salieron un tiempo. Cuando Mary le hizo esa pregunta, Herez contempló otra opción. Poniendo sus dedos bajo la barbilla de la muchacha le dijo:
-Te contaré un secreto. Está mañana recibimos una llamada de gerencia acerca de una fuga de información de la cartera de clientes- la mujer hizo una pausa- Al parecer el problema se desató en el departamento de Bills y si eso es cierto él estará en serios problemas. En estos momentos un grupo de expertos está buscando el origen de la fuga de datos y a los responsables. El lunes a primera hora todos los jefes debemos asistir a una reunión.
-Eso se oye bastante serio- comentó Mary descansando los brazos en la rivera de la piscina.
-Pero no es tu problema- le dijo Herez acariciándole el hombro- Tú no tienes de que preocuparte ¿O es que te importa lo que suceda con Bills?
Mary la miró de reojo, pero sonriendo.
-Un poco- admitió- Estoy bajo su supervisión. Si anda de malas los demás ejecutivos y yo la pasaremos mal.
Herez le dió un beso en los labios. Uno superficial, pero que se sintió ardiente. No en el buen sentido.
-Relajese señor Bills- le decía Whiss mientras ambos iban a sus habitaciones- Estoy seguro de que todo esté mal entendido se aclara y usted quedará libre de culpa. Debería ir a una de las piscinas o el sauna para soltar todas esas ideas negativas que lo están alterando. O si prefiere puedo ir por la señorita Mary. Discutir con ella siempre lo ayuda a estar más relajado.
Bills lo miró, pero no hizo comentarios respecto a la última declaración de su asistente.
-No sé como puedes estar tan tranquilo ¿Qué no hay algo que te preocupe de todo esto?
Whiss se detuvo al llegar a la puerta de su cuarto e hizo un cuatro con los brazos para llevarse el dedo índice al mentón como pensando.
-No, la verdad no- contestó después de un breve análisis- El único responsable de todo sería usted. Nadie más conoce los códigos y nadie más tiene acceso a ese ordenador. Pero incluso si me toca compartir la culpa yo no perdería tantos años de compensación como usted y mi hoja de vida no se sería manchada...
Mientras Bills lo escuchaba comenzó a preguntarse si ese sujeto estaba buscando hacerlo sentir peor. Y es que eso de perder la compensación lo hizo deslizar sus manos por su rostro como si hubiera querido arrancarse la piel.
-Pero usted no se preocupe. Todo estará bien- terminó por exclamar Whiss, pero para entonces su jefe estaba sudando frío con todas las trágicas posibilidades que él mencionó.
Era casi la hora del almuerzo así que Bills se cambió rápido para ir al comedor. Todo el departamento se reunió ahí en varias mesas. Durante la comida Whiss se encargó de leerlos un folleto que hacía parte del programa y que se suponía sería toda la instrucción que los ejecutivos de cobranza iban a recibir. Eso hasta que Herez los invito a participar en una competencia de juegos como la trivia y esas cosas. Había comenzado a nevar y aunque la temperatura al interior del edificio era muy agradable, a fuera la temperatura había descendido bastante. Muchos se entusiasmaron con las actividades. Después de todo en un lugar como ese no se podía hacer gran cosa.
Como siempre algunos se abstuvieron de los juegos, entre ellos Mary que prefirió pasear por las instalaciones. Bills encargó el asunto a su asistente y se retiró también. No estaba de humor para ese tipo de cosas. Y los demás se dedicaron a disfrutar de los servicios del lugar.
Buscando un sitio tranquilo, pero que no implicará encerrarse en su habitación, Bills salió fuera del edificio. Ver la nieve era un tanto hipnótico y sobretodo otorgaba una sensación muy pacífica, pero el frío clima no fue precisamente de su agrado. Cuando estaba por volver vio a ese sujeto grandote que trabajaba como guardia jugando a arrojar bolas de nieve. Le apuntaba a alguien que parecía esconderse detrás del árbol junto al contenedor. Iba a darse la vuelta para volver al interior cuando vio a Mary asomarse desde atrás del basurero.
La mujer no sabía que Broly había ido al viaje. Lo descubrió esa mañana en el desayuno. Él viajo con el grupo de Herez. Que se encontrarán ahí fue casualidad. Mary quería jugar y él se prestó para el asunto. Llevaban varios minutos arrojándose bolas de nieve como un par de niños. A ninguno le parecía desagradar el clima. Bills apartó de ellos su mirada justo cuando un proyectil le pasó frente a la nariz. Fastidiado fue directo hacia esos dos para reclamarles y lo hizo de una forma un poco exacerbada.
El lenguaje corporal de Bills pareció alertar a Broly que se paró entre él y Mary desatando todavía más el enojo del sujeto. La mujer se adelantó un poco y con un rostro frío se disculpo. Ninguno de los reclamos de Bills estaba muy a lugar, pero ella se disculpó de todas formas lo que de algún modo corto el ataque del jefe de carrera.
-No volverá a suceder- agregó Mary tomando a Broly por el brazo para volver al interior del edificio.
-Así que te gustan grandes y estúpidos- exclamó Bills.
Mary se detuvo y lo miró de reojo.
-Adelantate- le dijo, pero al mirar a Bills, Broly titubeó- Necesito hablar con mi jefe.
Sin decir nada él guardia se alejó y ella se giro a Bills que esperó a quedar solos. No estaba para nada de buen humor y la veía con disgusto.
-¿Se encuentra bien?- preguntó Mary medio tomándolo por sorpresa- Se ve algo tenso. Más tenso de lo normal- agregó.
-A diferencia tuya, que puedes jugar como si fueras una niña del prescolar, yo si tengo cosas de que preocuparme- exclamó poniendo las manos en sus caderas, pero un poco de nieve en su nariz lo hizo estornudar.
-¿Y qué lo preocupa?- le consultó Mary con el mismo tono calmado de antes.
Bills se pasó el dorso de la mano por la punta de la nariz y clavo sus ojos en ella.
-¿Tu amiga no anduvo de chismosa?- contestó cruzando los brazos.
-¿Se refiere a Herez?
-¿Tienes otra "amiga" entre los jefes?
-Me hizo un comentario muy vago- admitió Mary.
-Entonces para que preguntas- exclamó Bills y encorvando un poco la espalda se dispuso a volver al edificio.
-Para decirle que no hay de que preocuparse- declaró Mary y él se detuvo a un paso de su espalda- El señor Dai fue capaz de involucrarse en un asunto de poca relevancia como nuestro video en redes sociales. Con mayor razón indagara en esta situación llegando al meollo del asunto. Teniendo en cuenta que la seguridad con la que usted maneja la información, dudo mucho que la fuga haya surgido de su departamento. Ese tipo de cosas suelen ocurrir en otras áreas. Siendo optimista y en base a esto, yo creo que no hay mucho por lo que estar inquieto.
Bills se giro a verla sin disimular su sonrisa.
-¿Me estás intentando confortar?
-Sé lo que es estar en situaciones de este tipo- señaló la mujer y se dió la vuelta para volver. Él la siguió de manera juguetona.
-¿Sí? Es curioso que muestres empatía.
-Déjeme en paz y no haga que me arrepienta de haber sido amable con usted- exclamó la mujer al llegar al corredor.
Bills la tomó por el codo para girarla a él. Algo que Mary no se tomó nada bien. Intentó soltarse de ese agarre, pero no lo consiguió acabando entre él y la pared.
-Eso no fue amabilidad- le dijo Bills viéndola a los ojos.
No, no lo fue, pero ella tampoco sabía que fue realmente y prefería no saberlo. De cualquier forma estar expuesta no le era agradable, por lo que lo veía con el ceño fruncido y con las manos aferradas a la pared de madera a su espalda. Casi arrastraba por ella sus uñas.
-En el fondo no eres tan dura- le dijo Bills al hacerle una caricia en la mejilla con los nudillos.
-Ni usted es tan impermeable a lo que piensan de su persona- le contestó Mary.
Él no respondió. Le recorrió el rostro con los dedos de forma lenta, suave, como si la textura de esa piel blanca, pero imperfecta le causará un deleite a un sentido ajeno a la materia. Mary parecía que estaba a punto de morderle la mano y eso le causaba cierta gracia, pero el que ella relajara los hombros no pasó inadvertido. Poco a poco la expresión de la mujer se fue volviendo más serena, lo mismo la de Bills que acabó bajando la mano por el brazo de Mary hasta alcanzar esa cintura bajo el abrigo. Si bien ella no se resistió a que él la pegará a su cuerpo tampoco se podría decir que lo consintió. La mujer mantenía una resistencia pacífica por decirlo de algún modo.
La cabeza de Mary alcanzaba el hombro de Bills. Como él se inclinó un poco para abrazarla, ella pudo ver la nieve caer suavemente más allá del corredor, al tiempo que esas manos frías se iban metiendo por debajo de su suéter. Las uñas de Bills tropezaron con la camiseta de la mujer y produjeron un sonido un tanto molesto, al mismo tiempo que un cosquilleo libre de cualquier risa de parte de ella, que busco esa curva en el cuello de Bills donde su nariz tropezó con esa argolla de oro tibio, que siguió hasta subir a la mandíbula por la que siguió deslizando su perfil y rociando su cálida respiración por esa suave piel, que saboreó en la rivera de la barbilla. Dejó allí sus labios como pendientes de un beso que pudiera caer de esa boca inusual.
Poco a poco la piel de Mary se fue erizando con el vaivén de aquellas falanges en los costados de torso. A veces subían al borde de su brasier, en otras amenazaban con desprender el broche en su espalda. El halito de ambos se fue volviendo más blanco y se desintegraba en caprichosas formas fugaces. Tan cerca estaban el uno del otro y tanta presión llevaban dentro que bastó una mirada para acordarlo absolutamente todo. Tomados de la mano avanzaron por el corredor, entraron el pasillo y buscaron esa habitación sin importarles si alguien los veía o no. Llevaban una prisa como de la de quién corre para levantar la ropa tendida bajo la lluvia y tenían un calor que hizo del cuarto otro sauna por lo que duró la tarde.
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