10._Piscina.
El viaje a las termas reunió a todo el departamento de cobranza ese viernes a las nueve de la noche. Se habían producido algunos pequeños cambios en el itinerario. Mary y sus compañeros cabían en dos autobuses de los grandes, pero fueron cuatro los vehículos que salieron del frontis del edificio esa noche. El departamento de Herez también se había decidido por ese destino.
Mary estaba ahí con una pequeña mochila colgando del hombro y unos grandes audífonos blancos sobre sus orejas. Rox no pudo ir al viaje, pues tenía niños que cuidar. Aquello deprimió un poco a la muchacha, pero no iba a renunciar a un viaje gratis. Además estar sola no le era algo desagradable. Fue de las últimas en subir al autobús y se sentó en los primeros asientos, junto a la ventana para ver el paisaje. Esperaba poder ocupar ese solitario puesto adelante, pero Whiss se lo había ganado. Tuvo la idea de que Bills podía llegar a molestarla sentándose junto a ella, pero para su alivio un chico tomó aquel puesto.
El jefe de cartera fue el último en subir. Estuvo hablando por teléfono con alguien varios minutos. Posiblemente coordinando todo ese asunto, después de todo él era uno de los responsables de que todo saliera bien. Al subir Bills fue directo a dónde estaba Mary para ocupar el puesto a su lado. Al tipo que estaba ahí le bastó una mirada de su jefe para entender que tenía que moverse a otro sitio. La muchacha miró de reojo todo el asunto y sin hacer comentarios saco los ojos por la ventana mientras el autobús partía.
Era de noche. Una vez dejaron la ciudad el paisaje en la ventana era solo oscuridad. Algunos charlaban animadamente, otros tenían la atención puesta en sus teléfonos. Mary la puso en un libro de bolsillo que sacó de la mochila que llevaba en su regazo. Era una de las personas que viajo de forma más ligera. Bills tampoco se llevó un gran equipaje. Solo un bolso de estos que la gente usa para ir al gimnasio que puso en el espacio sobre los asientos. Cuando se cumplió una hora de viaje, Bills se asomó a ver que tanto leía esa mujer. Debía ser algo muy bueno como para que ella lo considerara más interesante que hablar con él. Cuando Mary lo vio acercarse cerró el libro cual si hubiera dado un golpe.
-Sí quiere se la presto- le dijo la mujer ofreciéndole el libro y dándole la oportunidad, a Bills, de leer el título del libro: La habitación de Giovanni.
-No me interesan tus novelas homosexuales- le contestó él regresando a su pocisión inicial.
-La persona que me recomendó el libro lo hizo porque, según ella, el tema central es el miedo a amar- le dijo Mary con una voz serena, después de quitarse los audífonos- A veces la gente se queda con lo más superficial de una historia...
-Una buena historia debe ser divertida de leer- manifestó Bills- Intentar hacer que las palabras en un libro causen un impacto mayor es ridículo.
-¿Qué me dice de la Biblia o el Corán?
-Eso es diferente- exclamó Bills de una forma tajante.
Mary se sonrió de forma divertida, genuina y no lo contradijo. Whiss tenía razón respecto a ella, concluyó Bills en ese momento. Habiendo obtenido la atención de la mujer solo tenía que mantenerla. Fue menos complicado de lo que imaginó. A la buena Mary no se negaba a platicar un poco respecto a cualquier cosa que le propusiesen. Durante un rato se mostró bastante afable hasta que Bills comentó que no pensó ella iría a ese viaje.
-Es un paseo gratis a un sitio que no podría costear fácilmente ¿Cómo podía rechazar eso? Y no me salga con eso de que me voy en unas semanas y que es un descaro lo que hago, porque no lo es- declaró la muchacha cruzando sus brazos.
-Parece que te cuestionan seguido tus acciones, Mary- comentó Bills viendo al frente con una actitud bastante sería, pero nada hostil.
Ella lo miró un instante, después vio por la ventana no volviendo a hablarle. No es que se haya sentido incómoda u ofendida por lo que Bills dijo, sino que el hecho de que él expresará esa idea tan acertada, la tomó un tanto por sorpresa. Aunque la verdad es que nunca le había puesto suficiente atención a su jefe. Era un tipo prepotente, irritable, molesto, listo si, mas no se interesó en ver más allá de eso. Y prefería no hacerlo. Al fin que lo que él quería de ella le era algo tan insignificante que podía dárselo con tal de que la dejara en paz. Aunque esa idea no acababa de encajarle.
Se quedaron callados si, pero no había entre los dos un ánimo molesto. Solo no tenían más que decirse. El viaje nocturno silencia a las personas. El autobús pronto terminó igual que ellos, llevando a Mary aún estado de letargo. La mujer acabó por estrellar la cabeza contra el cristal de la ventana cuando el vehículo viro. El golpe fue fuerte y lo peor es que el brusco despertar causó que en un movimiento involuntario, Mary también azotará la frente contra el asiento de en frente. A ella le dolió bastante. A Bills aquel incidente lo hizo medio reír, algo que la muchacha no se tomó precisamente bien. Con disgusto se puso los audífonos para ignorarlo.
Un rato después, cuando Mary se había sumido en la música sintió un tirón a sus audífonos. De inmediato miró a Bills. Él la miró de reojo, tenía los brazos cruzados sobre el pecho. No podía haber sido él, pero alguien volvió a tirar de sus audífonos. En esa oportunidad con bastante fuerza. Fue cuando Mary recordó que ese sujeto tenía cola. Frunciendo el ceño se acomodó el aparato en las orejas otra vez e hizo como si nada solo para intentar atrapar a Bills que en lugar de tirar de sus audífonos de nuevo le hizo una caricia en la pantorrilla haciéndola reír. Claro que aquello no fue motivo de gusto para la mujer que terminó por darle un codazo a su jefe.
-¿Qué te sucede?
-No se haga el tonto. Me está tocando...
-No digas esas cosas ¿Qué no ves que pueden mal interpretar lo que dices?- exclamó alarmado y se medio levantó del asiento para cubrirle la boca.
Mary sujeto el antebrazo de Bills y tiro de el para liberarse.
-¿Mal interpretar lo que digo? Solo vea lo que usted está haciendo- le señaló Mary logrando que Bills se asomara, con discreción, por encima del respaldo del asiento.
Varios de los ejecutivos estaban pendientes de lo que ellos dos estaban haciendo. Eso gracias a la exaltada actitud de él. Un poco incómodo regreso a su lugar.
-Te toque por accidente- le dijo en voz baja.
-Claro. Igual que la otra noche- replicó Mary.
-No recuerdo que te estuvieras quejando. Y la que empezó de atrevida fuiste tú.
Mary chasqueo la lengua y Bills apoyo el codo en el descansa brazos para apoyar la cabeza en su mano. La forma en que reclinó su cuerpo le permitió descansar su cola en el regazo de Mary, quien no manifestó ninguna molestia por eso. Simplemente volvió su atención a la ventana y a la música, aunque a ratos como por casualidad, tocaba aquella piel con la punta de los dedos y él le daba una discreta mirada y una sonrisa medio traviesa.
La llegada a las termas se produjo pasada la media noche. Para entonces todos querían ir a sus habitaciones y descansar. Por cuarto habían entre dos a tres personas. Solo Bills, Whiss y los otros dos jefes tenían cuartos en solitario. A Mary le tocaron dos compañeras. Ella pidió la cama junto a la ventana. Se acostó cerca de las dos, pero no sé durmió hasta las cuatro. Tenía algunas ideas inquietas en la cabeza.
Bills se fue a dormir medio de mal humor por no encontrar el buffet abierto, pero cuando recordó esos callados momento con la mujer en el autobús, su ánimo mejoró bastante. Se quedó tendido en la cama contemplando ciertas ideas. Su despertar fue menos agradable. Whiss tocó su puerta cerca de las siete debido a que había que organizar las actividades en grupo del día. Después de todo ese viaje tenía como propósito fomentar el compañerismo y todas esas tonterías. Sentado entre las almohadas, con los ojos más cerrados que abiertos y todas sus ganas puestas en la única idea de volver a dormir, Bills escuchaba a su asistente.
-Diles que hagan lo que quieran y que se reúnan a la hora del almuerzo- fue la respuesta del jefe de cartera, antes de volver a acurrucarse entre las mantas.
Whiss se llevó la mano al costado de la frente y soltó un suspiro.
-Hizo exactamente lo mismo el año pasado.
-Nadie quiere hacer esas ridículas dinámicas Whiss- exclamó Bills tras oír el lamento de su asistente.
-Buenos, en eso tiene razón- admitió Whiss- Hablaré con todos durante el desayuno. Por cierto señor Bills, si llega temprano al comedor podrá probar todos los deliciosos platillos del buffet...
Al oír aquello su jefe se sentó en la cama otra vez y tras soltar una alegre declaración se fue al baño. Estaba de buen humor.
Ciertamente ninguno de los ejecutivos quería participar en esos juegos "ridículos" de los que Herez si hizo parte a su grupo. El departamento de la mujer era más pequeño y también había escogido las termas como destino ese año. Algunos ejecutivos de cobranza veían al grupo de Herez hacer círculos en el patio exterior. Mary les prestó atención un momento, luego se concentro su atención en su desayuno. Como todos los demás sintió un gran alivio cuando Whiss anuncio que quedaban libres de ir a dónde quisieran y que solo tenían que reunirse a la una de la tarde para el almuerzo.
Si bien Herez si obligó a su departamento a cargo a hacer aquellas dinámicas, tampoco los retuvo demaciado tiempo. A las diez todos sus empleados se repartieron por el lugar.
Habían piscinas de aguas termales al interior y al exterior del edificio que era una construcción de madera con motivos autóctonos. El lugar estaba entre las montañas. Era invierno y todo estaba cubierto de nieve. El paisaje era maravilloso. El clima allí era bastante agradable por lo que no era raro que muchos salieran a las piscinas exteriores para disfrutar del sol o tratamientos de belleza en base a lodos termales, piedras calientes y todas esas cosas que tanto entusiasmaron a las mujeres que se paseaban por ahí en trajes de baños. Mary tomó un masaje. Necesitaba relajarse un poco, despejar su cabeza de las insólitas ideas que estaba teniendo.
Cerca de las once salió a una de las piscinas termales que estaban bajo techo. Ella no llevaba traje de baño. En su lugar se puso una camiseta con tirantes y un pantalón corto. Es que eso de meterse al agua caliente con un montón de gente soltando pellejos y toxinas no se le hacia muy agradable, pero le gustaba el grato ambiente entorno a la alberca. Estaba sentada en una de las sillas cuando Herez apareció del otro lado de la piscina vistiendo un traje de baño de una pieza, de color blanco, que dejaba poco a la imaginación. Pero lo lucía con elegancia. Obvio acaparó todas las miradas. Mary rogaba porque no pusiera su atención en ella, porque ante tal monumento de mujer se sintió un tanto intimidada. Cuando la vio caminar en torno a la alberca, empezó a preocuparse. En menos de dos minutos Herez estaba delante de ella haciéndole una pregunta discreta, pero con el fin de obtener un cumplido.
-Despiadadamente hermosa- fue lo único que Mary le pudo contestar. Breve, pero a ella pareció agradarle aquel elogio.
-¿Y tú por qué no traes traje de baño, preciosa? ¿No te gustan las aguas termales?
-No tengo ese tipo de prendas- contestó viendo a otro lado. Esa declaración fue su error.
Media hora después la muchacha volvía a la piscina vistiendo un traje de baño prestado por la mujer que con las manos en los hombros de ella, la hacía avanzar. Obviamente la prenda que Mary llevaba era más recatada que la de Herez, pero eso no evitó que obtuviera un par de miradas gracias a su acompañante y a lo que todos suponían de ellas. Claro que la atención de Bills, que acababa de llegar al lugar,
Mary la obtuvo por otra razón.
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