Mierda. Todo estaba lleno de polvo, apenas se podía respirar, se estaba ahogando, la oscuridad empezó a tapar sus ojos, comenzó a perder la conciencia. Pero entonces oyó su voz llamándole. Trató de respirar para poder contestarla, pero se ahogaba con el polvo, nada era capaz de salir de su garganta y, después, sólo silencio, nada más que silencio.

Pero su voz había hecho que sintiera fuerzas, que intentase sobrevivir. Miró a su alrededor. Había medio cuerpo colgando de la entrada de dónde estaba, se fijó en la cara de ese cuerpo. No, no era la cara que él estaba buscando. Con dificultad, se puso en pie. El polvo se iba disipando poco a poco y pudo mirar a su alrededor con más tranquilidad. Un espeso líquido rojo le caía de un lado de la cabeza, pero no era importante, luego se encargaría de aquella herida, pero antes había algo que debía encontrar.

Siguió mirando a su alrededor mientras el terror comenzaba a nublarle la vista. No tenía ni idea de cómo iba a salir de allí, pero sabía que no podía salir sólo de aquello, había algo que tenía que llevarse con él.

Sus ojos no dejaron de recorrer lo que quedaba de aquella habitación, que era poco. Sólo uno de los lados estaba más o menos despejado. Se acercó allí. La suerte debía de estar sonriéndole porque, aunque le costó llegar, vio que era una especie de despensa, allí había comida y también había agua. Podría sobrevivir allí una temporada hasta que pensase en cómo podría salir de allí. Una sonrisa se había formado en su cara sucia y cubierta de sangre, pero se borró instantáneamente. Nada de aquello serviría si no encontraba lo que necesitaba.

Volvió a mirar hacia la entrada de aquel lugar. Y, una vez el polvo se había disipado, lo vio. Un cuerpo. Se acercó a aquel cuerpo y lanzó un puño al aire, ese era el cuerpo que estaba buscando, al menos no estaba seccionado por la mitad, estaba entero. Sonrió pero, de nuevo, la sonrisa le duró poco. Un momento... ¡Mierda! Rápidamente arrastró como pudo, con sus últimas fuerzas, aquel cuerpo a la zona menos destrozada de donde se encontraban. Lo miró. Buscó su cuello con las manos.

Suspiró fuertemente. Necesitaba calmarse, tenía que encontrarle el pulso, sino todo aquello iba a ser en vano. No podía volver solo, él sabía que no podía, todo habría sido inútil si aquel cuerpo no tenía pulso.

Sonrió cuando lo encontró. Era terriblemente débil, todo el cuerpo que tenía con él estaba cubierto de sangre, pero tenía pulso.

Rápidamente se puso manos a la obra con sus heridas. Se lavó las manos con agua y Vodka y roció las heridas de la otra persona con Vodka. El cuerpo no se movió y él se alegró, porque si no realmente iba a sufrir porque le iba a hacer bastante daño. Con el cuerpo y sus manos lo más desinfectadas posible, sacó la bala que tenía alojada en una de sus heridas con el cuchillo que llevaba y, después, con algo que encontró por allí empezó a suturar las heridas más peligrosas del cuerpo. Después lo dejó en el suelo, no sin antes comprobar su pulso de nuevo y ver que seguía allí, había sobrevivido a sus curas, era posible que consiguiese salir de aquella, era alguien difícil de matar.

Después, se dirigió a un cristal de por allí para verse y poder suturarse a sí mismo la herida de la cabeza que le dolía bastante, pero no había analgésicos en aquel lugar, así que tendría que aguantar.

Cuando terminó de curarse sus propias heridas, se dejó caer al lado del cuerpo que había estado curando anteriormente y se permitió respirar profundamente. Aún no había pasado todo, pero seguían vivos y eso era más de lo que él había esperado cuando vio caerse todas las piedras. Se tumbó a su lado para comprobar su pulso una vez más, estaba estable, al menos eso era mucho más de lo que había pensado que iba a conseguir.

—Más te vale sobrevivir, Ivanov, si no volvemos, ella morirá y lo sabes, así que más te vale no morirte.

Y, entonces, Devlin cayó inconsciente al lado del cuerpo del que había sido su enemigo durante años, pero que, en ese momento, era lo más parecido a un amigo que había tenido en mucho tiempo. Ambos debían salir vivos de allí, no sólo uno de ellos, Arisha los necesitaba a los dos. No sabía qué clase de locuras podría cometer ella si ellos no regresaban a tiempo para salvarla. Se había quedado sola, no tenía objetivos, no tenía nada. Tenían que volver los dos sanos y salvos, por ella, por las veces que ella había arriesgado hasta su propia vida por la de ellos, por su amor por ellos a pesar de todo, se lo debían, tenían que volver. Y lo harían.

¡Hola! Un año entero después, aquí os traigo la segunda parte de "La voz de pasado". Aunque adoro a mis personajes, necesitaba descansar un poco de ellos y eso lo he hecho durante este año, así que vuelvo a la carga con ellos. Deciros que esta historia tendrá una actualización semanal, aunque ahora no tengo muy claro el día, probablemente los miércoles o los jueves y que, a su vez, la historia paralela de Devlin se actualizará más lento porque me está costando más de lo que pensaba escribirla. ¿Qué creéis que sucederá? ¡Si os ha gustado no os olvidéis de comentar y votar! Besos.