Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

17. Talento oculto

La conversación con Kim fue bastante bien: tras aguantar sus quejas de anciano gruñón por no contarle nada sobre mi "cita" y desaparecer con su sobrina, quedamos en que vendría a buscarnos hasta aquí, lo que conllevó una nueva retahíla de lloriqueos acusándome de usarle como chófer. Teníamos que esperarle así que el anfitrión sacó algo de comer y estuvimos un rato de picoteo viendo la tele.

Ahora Ireshi está adormilada en el sofá con los dibujos mientras kasem y yo recogemos la mesa y nos encaminamos a la cocina. Comienzo a colocar los vasos en la pila. Kasem guarda el mantel y toma el móvil de la encimera; es la primera vez que lo coge desde que llegamos y creo saber la razón: no quiere responder a Sorawit, sea quien sea.

Le observo por el rabillo del ojo mientras mira la pantalla. Tiene el ceño fruncido y teclea algo rápido para después borrarlo. Bloquea el dispositivo y lo vuelve a dejar a un lado, pasándose una mano por el pelo.

No necesito un máster para detectar su disgusto. Me muero de ganas por saber lo que está pasando pero no se me ocurre una manera de abordar el tema sin ser demasiado directo o dejar entrever que estuve cotilleando. Medito unos segundos y opto por entablar una conversación distendida para animarle. Tal vez si hablamos tranquilamente sea él mismo quien decida contármelo.

―Me ha encantado escucharte tocar ―comienzo, con tono informal―. ¿Por qué no has hablado nunca sobre ello? Se te da genial.

La expresión de Kasem se relaja.

―Gracias. Aún tengo que mejorar mucho, por eso evito sacar el tema. Suelo tocar en mis ratos libres y rara vez tengo animadores tan entregados como los de hoy.

―Pues es una pena. Podrías cobrar entrada si quisieras.

El aludido sonríe, relajando los hombros.

Y dime... ―añado, haciéndome el interesante― ¿tienes algún otro talento oculto del que no me has hablado?

Kasem ladea la cabeza, mirándome con intensidad.

―Lo cierto es que sí ―afirma, acercándose con rapidez. Coloca los brazos sobre la encimera, encerrándome entre ellos y pegándose tanto a mí que puedo sentir el calor de su cuerpo. El corazón se me dispara cuando desliza el rostro hacia mi oído, haciendo rozar las mejillas.

―Pero ―susurra, provocando que una corriente eléctrica recorra mi cuerpo―. Para enseñártelo tendríamos que estar así de cerca y... con menos ropa.

Olvido respirar, envuelto en un ardor intenso y en el aroma de mi captor. Kasem retrocede levemente sin apartar sus iris oscuros de los míos. Le mantengo la mirada, embrujado por ese rostro pícaro que parece haber detenido el universo, atrapándome por siempre en un instante inesperado y perfecto.

Todavía no he tenido tiempo de reaccionar cuando Kasem alza la mano, pellizcándome con ternura la nariz. El gesto me pilla desprevenido.

―¡Oins! ―me quejo, cubriendo la zona con torpeza.

Él comienza a reír con la naturalidad de un crío que acaba de gastar su mejor broma.

―Chai, realmente eres único ―dice retrocediendo un par de pasos―. Tendría que haberte grabado.

―¡Idiota! ―exclamo, lanzándole un trapo―. La próxima vez te daré un puñetazo.

―Fuiste tú quien preguntó ―se defiende―. Además, no puedo evitarlo. Me resulta adorable que yo te... ―se interrumpe de repente, adoptando una sonrisa afectuosa―. que yo te sonroje con tanta facilidad.

―¡Chist! ―chasqueo la lengua, cruzando los brazos para fingir que estoy indignado aunque, por dentro, sigo teniendo el pulso acelerado.

―No te lo tomes a mal ―comenta―. En verdad envidio que seas tan natural ―lleva los dedos hacia mi frente, echándome el pelo a un lado con una caricia sutil―. Es una cualidad difícil de encontrar.

La afirmación y el gesto de peinarme me dejan desconcertado: ¿y si siente algo y por eso siempre busca excusas para acercarse a mí? Pero, por otro lado, podría ser un simple halago y que durante los rodajes se deje llevar. A fin de cuentas es lanzado desde que le conozco... ¡Estoy hecho un lío!

El sonido del móvil interrumpe mis cavilaciones.

―Debe ser Kim ―aventuro―. Dijo que llamaría cuando hubiera llegado.

Compruebo que estaba en lo cierto y volvemos al salón en busca de Ireshi que se ha quedado dormida. La tomo en brazos con cuidado, dejando que rodee mi cuello con los brazos y apoye la cabeza sobre el hombro. Kasem me acompaña hasta la puerta.

―¿Quieres que baje contigo? ―pregunta.

―No te preocupes, ya has hecho bastante por hoy. No quiero molestar.

―¿Seguro?

―Si, si, de verdad. Muchas gracias por todo.

―Está bien. Te veo mañana entonces ―se apoya contra el marco de la puerta―. Lo he pasado genial, Chai, espero que quedemos otro día.

―¡Claro! ―respondo, demasiado rápido y más alto de lo que me habría gustado. Carraspeo, algo avergonzado.

Mi interlocutor sonríe y no añade nada más. El ascensor se abre y nos despedimos. Entro a la cabina con el corazón desbocado y la cabeza en las nubes, como si estuviera flotando sobre un mundo de algodón y caramelo: ¡quiere volver a verme!

Mil mariposas revolotean dentro de mí mientras imagino una segunda cita con él. Me encuentro tan distraído cuando salgo del elevador que no me percato del joven que se acerca y estoy a punto de chocar con él. Por suerte logra esquivarme a tiempo. Viste ropa ancha, de estilo deportivo, en tonos oscuros y con logos de marcas conocidas. Lleva puesta la capucha por lo que apenas logro distinguir sus rasgos.

―Discul... ―empiezo a decir.

―Mira por donde vas, estúpido ―espeta con brusquedad mientras me rodea―. ¿Acaso estás ciego? Menudo inútil.

La hostilidad en la voz hace que me quede parado. Las puertas del ascensor se cierran, haciendo desaparecer al desconocido tras ellas. Transcurren unos segundos antes de que una voz interior me reproche no haber contestado alguna bordería a semejante maleducado. A veces desearía no ser tan cortado.

Retomo el camino. Kim está aguardando fuera. Me ayuda a asegurar a Ireshi en el coche y ambos ocupamos los asientos delanteros para ponernos en marcha. La capacidad de la pequeña de no despertar me deja perplejo.

El interrogatorio empieza en cuanto mi amigo enciende el motor. Quiere saber cada detalle de cada minuto con Kasem. Intento evadirle pero las preguntas caen sobre mí como una lluvia de flechas y, al final, termino contándole todo excepto la conversación en la cocina. Por alguna razón prefiero mantener ese momento en privado.

―Yo creo que deberías lanzarte ―sentencia Kim.

―Mira quien habla. ¿Acaso tú te has sincerado esta tarde? Porque creo recordar que me tocó ser canguro para que pudieras ver al amor de tu vida.

―¡Venga ya, tío! ―se queja, soltando una mano del volante para golpearme en el antebrazo―. No es lo mismo.

―¿En serio? Pues no alcanzo a ver la diferencia.

―Llevas coladito por él desde hace casi cinco meses, le ves mil horas a la semana y todavía no has sido capaz de dar un solo paso. Si sigues así llegarás a viejo solo.

―¿Y qué se supone que le diría? Kasem, estoy enamorado de ti, salgamos.

―Es algo directo pero me vale ―ríe Kim, tomando una curva.

―Claro, para ti es sencillo. En tu oficina puedes tardar un mes en volver a cruzarte con la misma persona. En mi caso tendría que verle de cerca cada día.

«Y rodar escenas íntimas con él»

―Ok, ok. Lo pillo. Pero sigo pensando que tienes que buscar la manera de aclararlo o acabarás saliendo loco.

En ese momento llegamos a mi calle y Kim detiene el vehículo en la esquina. Me despido de ambos, aunque Ireshi apenas se entera, y recorro con rapidez el trayecto hasta casa.

Acabo de entrar cuando soy abordado por mi madre que salta del sofá y se planta a mi lado con la misma agilidad que un guepardo en plena cacería. Deben haber vuelto hace poco de la escapada de fin de semana.

―¡Ay, Chai, hijo mío! ―exclama, sin dejar de dar saltitos como una chiquilla―. ¡Qué callado te lo tenías, sinvergüenza!

La sangre deja de circular por mis venas: ¿acaso se ha enterado de que estuve con Kasem?

―¿Cuándo pensabas contárnoslo, eh? ¡Eres increíble! Tan desastrado como tu padre.

―¡Eh! ―escucho quejarse al nombrado desde el salón―. ¡A mí no me metas! Siempre andas diciendo que el chico ha salido a ti.

―¡Pues claro! -confirma su mujer sacando pecho y alzando la cabeza―. Es igualito que yo en lo guapo, fuerte, listo y bueno. Pero el despiste y la cabezonería de algún otro lado lo tuvo que sacar.

-¡Será posible! ―refunfuña mi padre―. Pues le recuerdo, "doña perfecta", que fui yo quien se enteró primero.

―Pero, ¿de qué estáis hablando? ―intervengo por fin. Estoy tan perdido como si acabaran de dejarme solo en el ártico y tuviera que sobrevivir una semana.

Mi madre me mira, levantando mucho las cejas.

―Pues de qué va a ser ―dice tomando un sobre dorado que estaba sobre el mueble de la entrada― De esto.

Cojo el envoltorio y lo observo unos momentos. No tengo ni idea de lo que puede tratarse pero al menos ya sé que no tiene nada que ver con Kasem. Por supuesto, mis padres saben que me gustan los chicos; fue un paso que di hace tiempo y en el que tuve todo su apoyo y cariño. Sin embargo prefiero no contarles que me gusta mi compañero; al menos de momento.

Comienzo a abrir la solapa, intrigado. ¿Qué puede contener esta carta para haber alterado tanto a mi madre?



Este Kasem es un pícaro, siempre anda provocando a Chai. ¿Crees que solo lo hace para bromear o que pone excusas porque esconde algo?

Me encantaría que te animes a comentar y me ayudas mucho si dejas tu voto ♥️

PD: Estamos muy cerquita de la parte intensa de la novela. Se vienen muchas turbulencias 😉

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro