Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. All of me

Ireshi juguetea a mi lado dando pequeños saltitos sobre el asfalto y tarareando despreocupada una de esas cancioncillas infantiles capaces de instalarse en tu mente durante semanas. La calle está concurrida así que no la pierdo de vista mientras busco a Kasem: venir con la pequeña ha llevado más tiempo de lo esperado por lo que estoy seguro de que él ya habrá llegado. Le he escrito para avisarle pero no ha leído los mensajes.

―¿Por qué hemos venido tan lejos? ―la escucho decir.

―Ya te he explicado. He quedado con un amigo.

―¿Del cole?

―Soy mayor para ir a la escuela ―explico riendo―. Es un compañero del trabajo.

―¿Entonces huele a viejo y tiene poco pelo?

―¡Claro que no! ¿Por qué dices eso?

―Todos son así en la oficina de papá ―asegura, encogiéndose de hombros.

―Pues él lleva perfume y es guapísimo, como un modelo.

En ese momento distingo a Kasem entre el gentío. Está de espaldas a nosotros, apoyado sobre una farola. Me encanta el estilo moderno y desenfadado que luce.

―Mira, ahí le tienes ―señalo―, seguro que...

Ireshi sale corriendo hacia allí dejándome plantado. Tardo unos segundos en reaccionar antes de seguirla, pidiéndole que espere. La niña alcanza su objetivo y le tira de la camiseta con insistencia, llamando su atención.

―¿Eres Kasem? ―pregunta sin rodeos.

―Sí ―responde el nombrado arrugando la frente―. ¿Y tú quién eres?

―Soy la novia de Chai y me casaré con él cuando sea grande. Así que me da igual que diga que eres muy guapo.

―¡Ireshi! ―exclamo. Puedo notar como la sangre torna rojizas mis mejillas.

Kasem comienza a reír. Los ojos se le iluminan al hacerlo, otorgándole un aspecto dulce que consigue aumentar el rubor que siento.

―¿Con que eso dijo, eh? ―pregunta, esgrimiendo un gesto travieso en mi dirección. Después se acuclilla junto a Ireshi―. Pero, verás, todavía tienen que pasar muchos años hasta que puedas casarte y, entonces, Chai se habrá puesto gordo y será un cascarrabias.

―¡Oye! ―me quejo.

Una nueva carcajada sigue al comentario. No puedo evitar unirme a ella. La pequeña encoge la nariz.

―Me da igual ―afirma, cruzando los brazos.

Kasem le ofrece la mano.

―Bueno, no te enfades ―dice―. Haremos una cosa: después de esta tarde seremos amigos y así me invitarás a la boda ¿ok?

La pequeña ladea la cabeza un momento antes de aceptar la oferta.

―¡Vale! ―exclama, correspondiendo el apretón en señal de paz.

Su recién nombrado aliado se incorpora, mirándome.

―Chai, eres increíble, jamás imagine que traerías a tu prometida sin avisar.

―¡Venga ya! ―me quejo, riendo―. Lleva obsesionada con ser mi esposa desde que interpreté a Catnoir en su fiesta de cumpleaños. Además, llamé varias veces. ¿Has olvidado el móvil?

La actitud de Kasem cambia con sutileza, dejando aflorar una tensión leve que hace desaparecer enseguida; como si algo le hubiera molestado.

―Perdona ―comenta―. Lo puse en silencio y dejé de prestarle atención. La próxima vez estaré atento.

―Olvídalo ―respondo. Señalo a Ireshi con un leve movimiento―. Espero que no te importe que la haya traído; No contestabas y no quise dejarte tirado pero entenderé si prefieres quedar otro día.

―¿Bromeas? ¡Lo pasaremos bien! ―coloca una mano sobre la cabeza de la pequeña, sonriendo―. Además nos hace falta una fotógrafa y tú tienes pinta de ser toda una experta.

―¡Siiii! ―grita con entusiasmo la galardonada; juraría que puedo ver las chiribitas de emoción que irradia.

Tras eso nos dirijimos al parque y los minutos pasan tan rápido como granitos de arena barridos por el viento mientras paseamos, hacemos el bobo y tomamos mil fotos. Kasem e Ireshi congenian de maravilla e incluso se las ingenian para "hacerme rabiar" en varias ocasiones poniendo filtros absurdos y haciendo vídeos en los que intentan pillarme infraganti.

Al cabo de un rato los tres estamos cansados por lo que decidimos hacer un alto para tomar algo. Ireshi no tarda en fijarse en un puesto de batidos cercano y comienza a insistir para obtener uno de fresa. Aunque intento resistirme al final pierdo la batalla frente a su mirada angelical y las risas de Kasem, que decide aliarse con ella.

Ireshi acaba de coger el vaso cuando un niño se acerca con brusquedad a la fila y le propina un fuerte empujón. La pequeña pierde el equilibrio, inclinándose hacia delante, lo que hace que todo el líquido caiga sobre mí.

―¡Mier...! ―me muerdo la lengua para evitar maldecir: ¡estoy empapado!

La madre del culpable aparece de la nada, disculpándose en nombre del retoño y abonando el importe para un nuevo batido. No hay baños cerca y el intento de secarme con pañuelos tan solo consigue aumentar la sensación de estar envuelto en pringe.

―¿Y si vamos a mi casa? ―propone Kasem―. No queda lejos y tengo ropa de sobra para prestarte.

Acepto encantado y, tras un trayecto en taxi y varios estornudos, llegamos al destino. Ireshi es la primera en entrar, decidida a investigar cada rincón. El salón-comedor comunica con la cocina abierta. La decoración ensalza el estilo moderno y diáfano del mobiliario. Una puerta acristalada deja entrever el balcón. Las otras puertas esconden el aseo y la única habitación. Hay algo de desorden pero, en general, el ambiente es agradable y pega con el propietario. Kasem me invita a pasar y vacía los bolsillos sobre la encimera.

―Espera aquí ―indica―. Iré a buscarte algo.

―Ok.

A continuación entra en el cuarto. Apenas pasan unos minutos cuando la pantalla de su móvil se ilumina, mostrando un mensaje que no puedo evitar leer:

"Deja de ignorarme. Es culpa tuya..."

Las letras se cortan justo ahí. A pesar de la brevedad del texto estoy convencido de que la persona que ha escrito es la misma con la que Kasem discutió la noche que salimos; como si mi sexto sentido acabara de activarse para darme el chivatazo. La curiosidad me invade con la fuerza de un lanzazo. Miro alrededor, nervioso. Ireshi está entretenida ojeando los adornos del estante.

Cojo el dispositivo y lo desbloqueo con un movimiento rápido: he visto a Kasem dibujar el patrón más de mil veces durante los ensayos. Me sorprendo al ver que tiene ocho perdidas de un tal Sorawit. Nadie se llama así en el trabajo así que deduzco que será un amigo o un familiar. Me dispongo a deslizar la pestaña para intentar leer los mensajes y averiguarlo cuando una sombra me alerta. Coloco el móvil en el sitio un segundo antes de que Kasem vuelva.

―Toma ―dice, facilitándome unos pantalones deportivos y una camiseta.

Le doy las gracias y me dirijo al baño. Comienzo a desvestirme, intentando ignorar la vocecilla de la culpa por haber cotilleado. Dejo la ropa sucia a un lado y utilizo una toalla para limpiarme el torso. Todavía estoy semidesnudo cuando la puerta se entreabre.

―Olvidé darte algo ―comenta Kasem al otro lado―. ¿Puedo pasar?

―¡No! O sea, sí ―tartamudeo, cubriéndome el pecho con la toalla.

Kasem se asoma.

―¿Por qué te escondes? ―ríe―. Nos hemos cambiado juntos en muchas ocasiones.

―Yo no... ―las palabras parecen atascarse en la garganta.

Es cierto que ya nos hemos visto en ropa interior pero, estar en su casa, en el baño, es muy diferente a un vestuario donde todo el mundo va con prisas y dispones de cinco minutos para estar arreglado. Kasem ladea la cabeza.

―Bueno, ten ―dice, ofreciéndome unos calzoncillos negros―. Creo que estos son de tu talla.

Los coloretes se me encienden tan rápido que seguro que acabo de batir algún récord mundial.

―No hace falta ―respondo con una horrible voz de gallo que hace que quiera desaparecer.

―¡Claro que sí! Los que llevas estarán calados ―me rebate con una sonrisa traviesa―. Te los pongo aquí, ¿ok? ―añade dejándolos sobre el lavabo―. Tranqui, te prometo que están sin estrenar.

Guiña un ojo antes de cerrar la puerta, sonriendo.

«¿Cómo es posible que siempre consiga sacarme los colores? ―me pregunto mientras tomo la prenda».

Muy a mi pesar, tiene razón en que necesitaba repuesto. Estoy terminando de vestirme cuando escucho a Ireshi gritar.

―¿¡Qué pasa!? ―exclamo mientras salgo. Las prisas hacen que tropiece con mis propios pies.

La autora del chillido y Kasem comienzan a reír al verme con la camiseta a medio poner y haciendo malabares para no caer al suelo: debo parecer el protagonista de una escena cómica.

―Todo está bien ―me tranquiliza Kasem recuperando el aliento―. Esta diablilla gritó porque ha encontrado mi guitarra.

―¡Me encanta! ―confirma Ireshi, señalando el instrumento sin dejar de dar pequeños saltos.

―No sabía que tocaras ―comento, acercándome.

―Solo es un hobby ―explica cogiéndola con cuidado para mostrarla.

¡Toca una canción! ―exige Ireshi adoptando la pose más adorable posible―. Porfa, porfa. ¡La de Ladybug!

―Esa no me la sé ―responde Kasem mientras toma asiento en el sofá―. Pero puedo intentarlo con otra.

―¡Siiii!

Ireshi se sitúa frente a él, sobre la alfombra. Yo permanezco de pie, observando en silencio aunque, por dentro, estoy tan eufórico como la peque: ¡va a cantar para nosotros!

Kasem se coloca.

―Está bien. Tocaré "All of me", una de mis favoritas. Pero hace tiempo que no tenía público ―confiesa―. Espero que no seáis muy exigentes.

Ambos aplaudimos y él comienza a rasguear las cuerdas, dando vida a una melodía que reconozco sin dificultad. La música, acompañada de su voz, llena la estancia, envolviéndome por completo y haciendo que me evada. Kasem está radiante mientras canta, se nota que le gusta y, desde luego, tiene talento. Prácticamente olvido respirar mientras escucho, disfrutando la magia del momento. La canción termina, dando paso a nuestros vítores y a nuevos ruegos para que continúe tocando. En ese momento mi móvil comienza a sonar. Lo tomo de mala gana, molesto por la interrupción. El corazón me da un vuelco cuando veo el nombre en la pantalla: es Kim.

«¡Mierda!».

Olvidé por completo decirle que no estaría en casa y, conociéndole, debe estar allí preguntándose por qué he desaparecido con su sobrina. Espero que no se enfade cuando sepa que estuvimos fuera.



Escuchar a Ed Sheeran me inspiró con este capítulo aunque al final escogiera mi canción favorita de John Legend. Personalmente me encantaría saber tocar y cantar ¿y a tí?

Será genial si comentas y me ayudas mil con tu voto. ♥️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro