Capítulo XV
Con tan sólo abrir la puerta de metal, los leves golpes directo de uno de los contenedores dictaron a Aziz dónde estaba Elian, y aunque ya deseaba correr a ayudarlo, tenía que actuar con sigilo y cuidado para no ser visto por la cámara de seguridad que vigilaba la habitación, no obstante, justo en medio de su cavilación para determinar qué haría, observó que la luz roja de la cámara se fundió, alguien la había apagado.
ーGracias, Ce... ーdijo Aziz con cautela y una ligera sonrisa.
Ya no tenía conciencia del verdadero nombre del demonio, apenas y sabía que hizo un pacto con él e Iraeh. Parecía que el tiempo estaba siendo preciso.
Ya sin impedimento alguno, el peliazul se dirigió al contenedor .5, le retiró el seguro y abrió la tapa.
ーYa no hay de qué preocuparse... En unos meses, todos nuestros pesares, cargas y angustias se habrán acabado...
Cruzadas
《¿Puedes recordarme? ¿Sabes cuál es mi nombre?》
Los dos cómplices caminaban por la oscuridad de los pasillos abandonados del hospital. Debían darse prisa si era que Aziz quería que la misión terminara sin problema, pero desafortunadamente, la condición de Elian no era la mejor y eso les obligaba a ir lento; en esta realidad, no habían sido tres o cuatro años en congelación sumados a su sepulcro en la antártida, eran el doble y no ayudaba nada la falta del tratamiento médico de criónica.
ーVamos, tú puedes... no cierres los ojos, responde a la pregunta. Haz que tu cerebro no deje de funcionar ーsuplicaba el peliazul dándole ánimos a su mayor mientras seguía caminando con élー dime, Elian... ¿Recuerdas quien soy?
ーAziz... ーpronunció Elian con gran dificultad en su lenta respiración y tembloroso de no conciliar su temperatura normal en el cuerpo.
La vista esmeralda de Pekermarth no tardó en cristalizarse como una brillante perla de agua, fue inexplicable lo doloroso y conmovedor que se sintió saber que, esta podría ser quizás la última vez que estaría al lado de su único amor en toda la vida y, de igual manera, tal vez sería la última vez que se recordarían uno al otro.
ー ¿Puedes recordar... hace cuánto tiempo nos vimos antes de hoy? ーel casi albino seguía preguntando para mantener despierto a su acompañante.
ーEn el deshielo... Ellos te atacaron...
"Ellos". Era extraño porque Aziz recordaba a un sólo atacante, aunque no es del todo confiable ninguna teoria dada su amnesia. De cualquier manera resultaba interesante la versión de ambos.
ーElian... ¿Estás dispuesto a seguir con esto entre nosotros? Sé que nunca se estableció formalmente, pero... ーpreguntó mientras se quitó su sudadera para ponérsela al pelirrojo antes de salir del hospitalー me gustaría saber qué piensas.
Estaban a pocos pasos de llegar a la salida para al fin cruzar las jardineras y tomar el camino hacia la antigua fosa, cada vez más se terminaba su tiempo juntos. El atardecer se mostraba hermoso a través del sucio vidrio en las puertas, poco a poco enrojecía los cielos y recalcaba las sombras del par de extraños enamorados a mitad de su temporal despedida.
ーSiempre voy a estar contigo... ーsus manos se aferraron a los brazos del menor deseando que no se fuera de su lado y que éste no lo soltara jamás.
Esas palabras hicieron lagrimear a Aziz sin control aunque no sabía porqué, solamente comprendía que la persona a la cual arropó con cariño, era alguien importante en su pasado. Esperó los pocos minutos restantes para el anochecer, guió a Elian hacia el crematorio y movió las tablas podridas de la puerta.
Cuando por fin llegó el momento de separarse y dejar que cada quien tomara su papel en esta nueva historia, Aziz no dejaba de mirar al joven extraño de ojos miel que caminaba lento y despistado lejos del hospital. Regresó al jardín preguntándose qué hacía todavía en ese lugar, sin mencionar que tampoco recordaba su consulta de la tarde.
En poco tiempo, Cornel se encontró con el joven Pekermarth recién pisando por la explanada principal, pues su turno terminaba y ya iba en busca de su auto, en cuanto se vieron, se ofreció a llevarlo sin antes olvidar preguntar qué hacia tan tarde fuera de su departamento.
Por otra parte, Elian también había sido auxiliado por cierto pelinegro enviado oportunamente como jugada del destino.
Se miraron al principio sin saber quienes eran, pero cuando el hombre bajó de su auto y se acercó al moribundo, la sorpresa fue grande.
ーHandree... ¿Cuánto tiempo pasó? ーpreguntó Elian más por instinto que por consciencia.
Handree sostuvo a su menor con sus manos y brazos para ayudarlo a subir al auto y llevarlo consigo. Estaba perplejo de la situación dadas las circunstancias y el lugar en que el destino los había reunido.
ーElian, ¿estáis solo? ¿Nadie os acompaña? ーpreguntó Handree ya manejando hacia su departamentoー ¿Elian? ーvolvió a preguntar siendo que no escuchó respuesta alguna.
ー ¿Qué dices...? ーmiró al mayor apenas logrando mantenerse despierto.
ーLo siento, no presté atención a que estáis algo débil ーexplicó a la vez que se retiraba su saco sin descuidar el volante y lo colocó al pelirrojoー os sentís helado de las manos.
ーDe hecho... tengo mucho frío ーcogió el saco y se acorrucó con él.
Handree dirigía fugaces miradas al menor y una sonrisa, junto a una muy corta risa, salió de sus labios. Estaba convencido de que algo importante debía aproximarse.
ーNo me lo creo ーsusurró para sí mismo y se detuvo a pensar mientras esperaba que los autos del otro lado del cruce dejaran el paso libre.
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ーPor más que lo pienso, no hay más opciones. Si deseara que Elian y yo nos escapemos fuera de la vista de los médicos, sería muy riesgoso... No puedo, no hay nada más que hacer salvo aceptar y esperar lo que ya pedí.
ーEntonces el pacto está establecido.
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[Al siguiente día en la casa Lumerio]
ーPero no podeis hacer esto, se supone que yo estaba excenta del experimento ーreclamaba Alise, hablando por teléfono con gran disgusto en su miradaー es que no lo entiendo. El doctor Cornel y vos sabéis mi condición; no puedo dejar solos a mis hijos ni me agrada llevarlos al hospital.
En medio de la discusión, Shiner y Luna entraron a la morada, descargaron sus mochilas escolares en el sofá grande y se sentaron cerca de su madre en espera de enterarse qué ocurría.
ーEntiendo... ーacintió con resignación y un suspiro discretoー vale, entiendo ーrespondió casi interrumpiendo a la persona de la llamadaー no importa. Sé que no está en vuestras manos.
La mujer mayor compartió un par de palabras más con el anonimo y colgó la llamada tardando unos segundos en volver la mirada a sus críos.
ー¿Cómo estuvo el colegio, pequeños? ーles preguntó con una ligera sonrisa.
ーBien... madre, pero ーLuna respondió algo preocupada.
ー¿Era alguien del hospital? ーShiner preguntó totalmente seguro de haber acertado.
ー¿Qué os puedo decir, hijos? ーse reacomodó en el sofá para iniciar una conversación seriaー parece que estaremos otros dias más sin poder trabajar o ponernos al corriente en el colegio con vosotros dos ーexplicó cruzando sus brazos con molestiaー esto es desesperante.
ー¿Y esta vez por qué será? ーel joven rubio volvió a preguntar.
ーPorque quieren hacer unas pruebas para no sé qué cosa ーapoya uno de sus codos en el descansabrazos del sofá y la mejilla en su mano para mirar a sus hijos y dirigirse a Shioー no tuvimos muy buena suerte, cariño. Será casi imposible establecernos si el hospital nos considera de su propiedad.
ー¿Y qué pasaría si no fueramos de su propiedad? ーLuna se creó una ilusión sin pensar.
ーSería de lo mejor. El localizador ya no representaría tanto problema ーresolvió Shiner suponiendo a su pensar.
Pero a pesar de que fue una interrogante muy al aire, no era mala idea tomarla en cuenta... ¿Y qué si no fueran propiedad del hospital?
ーPrácticamente no lo somos... ーsusurró Alise muy pensativaー ante los registros legales no existimos.
ー¿Cómo es eso? ーLuna gesteó una mirada de inentendimiento.
ーNo digas, Luna ーel rubio dio un muy ligero golpe en el brazo de la joven con la espalda de su manoー al hospital nunca le benefició decirle al gobierno que mamá fue su único experimento bueno sin antes asegurar que hay otro.
ーDeben tener algo para ellos también ーconfirmó la mayor complementando la idea de su hijo.
ーOh, ya veo ーLuna al fin nivela la conversación con su madre y su hermanoー su pelea no tiene fundamento.
ーPero nos estamos arriesgando bastante ーdijo Alise, meditando la locura que a ella y sus hijos les estaba viniendo en mente.
ーSi podemos quitarles los pocos documentos que tienen sobre nosotros, ¿nos sería más sencillo ganar nuestra libertad? ーShio cuestionó hacia la mayor.
ーTal vez ーresolvió la interrogadaー ¿Por qué?
ーSólo preguntaba ーcontestó el menor sonriendo.
Era obvio que su pregunta equivalía a una idea y una decisión.
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Volvieron las consultas a las cuatro de la tarde, las llamadas matutinas a las dies de la mañana y ciertas preguntas se hicieron rutina, una rutina que por algún motivo le generaba incomodidad a Aziz.
Mientras que hacía tiempo preparándose una tortilla de patatas* para comer antes de irse, pensaba en un tema que desde el día anterior lo tenia inquieto; miraba su comida cociéndose en la sartén totalmente en silencio, escuchaba cómo crujían las patatas con el huevo en aceite haciendo crecer su hambre y justo en momentos tan tranquilos como este, era cuando su mente divagaba en el subconsciente molestándolo.
ー ¿Con nada estoy en paz? ーse preguntó a sí mismo apagando la lumbre de la estufa y dando media vuelta hacia la barra de la cocina para coger su platoー ¿Sabes una cosa, Eli? ーahora se dirigió a su linda plantaー cada que Cornel me pregunta en las mañanas si todo está bien, me da la sospecha de que busca una respuesta en especial, como si quisiera escuchar una gran historia de mi parte.
El joven llevó su plato ya servido de regreso a la barra y lo degustó ahí mismo, charlando con su planta como si conversara y comiera con su mejor amiga.
ーDebería inventarle algo a ver qué hace ーreprocha picoteando su comida con el tenedorー ¡Oh, claro! Tuve un sueño extraño donde miré gente con apariencia alienígena ーexclamó en tono sarcástico simulando que será el guión perfecto.
Dándose un respiro de sus reclamos para al fin probar un bocado de lo que cocinó, observó el reloj que yace en la pared de la sala y vio que en pocos minutos darían las 3:30 de la tarde; hizo una mueca de tristeza y siguió comiendo antes de que se le hiciera tarde para la consulta.
ーPero sí he tenido sueños extraños donde veo a un monstruo de ojos azules ーconfesó en tono bajoー quizás deba ser sincero con eso y contárselo a Cornel.
Acabó de comer, echó el plato sucio al fregadero, cogió sus llaves y un par de cigarrillos y salió del departamento para dirigirse al hospital.
Todos los días era el mismo camino y demoraba el mismo tiempo en llegar, sin embargo, en esta ocasión, la monotonía se rompió con una cruzada del destino más que curiosa y singular.
Era una tarde fría, nublada al grado de aparentar traer lluvia. El cigarro no calentaba lo suficiente el cuerpo del peliazul y decidió ponerse la capucha de su sudadera para taparse mejor el frío, entonces, durante su caminata a pocas cuadras de llegar al hospital, notó que una persona detrás de él se dirigía al mismo lugar; era de esas sensaciones en que se siente que alguien camina muy cerca, a nada y Aziz lo sentía a un lado suyo, motivo que le mandó a volver su mirada atrás.
Sí había un acompañante dirigiéndose al hospital andando a varios metros lejos de Aziz; un joven de vestimentas oscuras, de estatura centímetros pequeños más baja que él, delgado y rubio, no podía verse su rostro estorbando la sombra de una gorra. Se veía sospechoso, muy sospechoso.
Al final, Pekermarth no quiso entrar en paranoia inculpando a quien no conoce de ser maleante y siguió su camino. Desde que puso un pie en la explanada del hospital, ya presentía que algo pasaría; el aire se cargaba un olor a pesadez, los colores de la tarde pintaban todo y a todos de gris, las voces parecían aceleradas retumbando con ecos fuertes, cada paso dentro de la instalación aumentaba la claustrofobia de inquietud y el sofocante calor bochornoso de deseos por escapar.
《Aziz, ¿estais bien?》
La voz que llegó de golpe en la mente del peliazul le hizo emitir un gemido de susto muy bien digerido con un hueco en el estómago, estaba tan enfocado en no estar en ningún lado que las personas de su alrededor desaparecieron hasta que se encontró con Hazel, el intérprete de su susto cardiaco.
ーDoc-doctor... lo siento, estaba (...) ーtartamudeó sin volver a sus cinco sentidos y acabó por echar un suspiro de agotamiento en lugar de explicarse.
ー ¿Todo bien? ーreiteró el mayor.
ーSí, todo bien ーel paciente sonrióー estoy en esos días extraños donde no me siento estable.
ー¿De nuevo? Me preocupas, habéis estado así desde hace ya unas semanas ーcomentó Hazel con seriedad.
ーEs justamente eso lo que me tiene así ーsonrió avergonzado y dio unos pasos lejos del médico indicado que seguirá ya su rumboー pienso hoy hablarlo con el doctor Cornel. No sé, quizás él me tenga una respuesta tranquilizante.
ーYo espero que sí ーcompartió la sonrisa del joven y se despidió de él agitando lentamente su mano al verlo un tanto lejos suyo.
Sí resultaba preocupante, se convirtió en un problema no tan reciente; sufrir episodios de esquizofrenia paranoide y luego de unas horas olvidarlo por completo. Se trataba de una amnesia sin patrón alguno ni siquiera en el lapso de tiempo que borraba dentro de la mente del enfermo... y todo coincide con la terapia de Ensueño, aquella que busca urgar en los hemisferios del cerebro que se conectan con la memoria.
¿Quién diría o imaginaría que las cosas sucedían a su propio ritmo por una buena o mejor razón? Cada quien puede aceptarlo o negarse como le plazca, mas sin embargo, las consecuencias de ambos casos tendrán el doble de su peso.
En algún futuro no tan lejano, Aziz escuchará unas palabras que en su momento no podrá comprender, si hubiese sido una realidad que cambió por la actual, seguramente le hubiera dado la razón al remitente.
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Los rastros de un cerebro bloqueado dejaron una taza de café a medio tomar sobre la mesa, el cenicero escupiendo colillas a montón y un charco en el suelo derramado directo de la cafetera, ésta excediendo el grano molido sin disolver por completo.
Camino al pasillo del departamento, en donde la puerta del baño iluminaba como única luz existente, se podían escuchar los jadeos exhaustos de Aziz, arrinconado en la ducha y empapándose con el agua helada de la regadera abierta; temblaba inquieto y arañando sus brazos hasta crear ríos carmesi, era como una bestia enjaulada la cual atacaría al primero en acercarse.
ー ¿Por qué regresaste? ¡No tienes derecho sobre mí! ーse reprochó él mismo respondiéndose enseguida con una carcajadaー no queréis que me vaya jamás, os asusta la soledad ーa esa respuesta, ya enfurecido, Aziz golpeó la pared de la ducha con su puño y reclamóー ¡¡Deja de burlarte de mí, carajo!!
En ese grito de euforia, la misma risa burlona que salió de Pekermarth fue audible desde su habitación, él no demoró en dirigir su pupila al oscuro epicentro del sonido y allí obtuvo contacto visual con su acosador; una figura grisácea y fantasmal asomando sus puntiagudos cuernos y sus brillantes ojos azules por la puerta. Pasaron segundos observándose uno al otro hasta que todo el cuerpo de Aziz cargó con un escalofrío en las venas, así presionó los ojos y se encogió en posición fetal repitiéndose nervioso "¡No hay nadie aquí... sólo son fantasmas!".
El ente volvió a bufarse y retrocedió adentrándose por completo a la habitación sólo para lamentarse con el vivo sonido de un animal moribundo, pero ese acto de tranquilidad se vio opacado por los bestiales golpes que rompieron las ventanas del departamento, una por una hasta llegar a la puerta de la habitación...lo que significaba que no demoraría en entrar a donde Aziz.
ー ¡Sólo son fantasmas! ¡No existen, están en mi cabeza! ーdecretaba ansioso antes de salir huyendo eufórico al otro extremo de la ducha gracias al brutal golpe contra el espejo que dispersó fragmentos de vidrio por todo el suelo.
Los ataques cesaron ahora siendo el ruido de pezuñas corriendo por todo el departamento como si arrearan a una cabra, era espeluznante oírle correr frente al baño varias veces y no ver absolutamente nada, pero lo más aterrador y preocupante... fue un chiteo desde la entrada del baño.
ー...Sólo son fantasmas... no hagas caso ーintentó convencer a su cerebro de estar solo y sin mirar a lo que sea que buscaba su atención.
El chiteo volvió a repetirse sin ser obedecido, acto que enfureció al espectro dando un brutal azotón en la puerta sin dejar más remedio que dirigir la vista hacia él; tembloroso y pálido del miedo, Aziz cogió valor no encontrando visualmente al demonio, sino sintiendo los fétidos brazos de aquel rodeando su cuerpo y su erizante aliento a un costado de su rostro.
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Tal vez no sería que a Aziz le asustase la soledad o que necesitara a Zomadr para sobrevivir, más bien... era un hombro en el cuál se podía recargar para alejar a esos monstruos que le acosaron desde su resurrección, desde que su cerebro dejó de ser normal.
Ahora, la ciencia aún no avanzaba lo suficiente como para lidiar con una persona como él, la medicina todavía no estaba al completo alcance del ser humano; un doctor creía que ese problema se iría con una terapia lista para urgar en el cerebro con cables, sondas e inyecciones intravenosas anestésicas.
Qué equivocada estaba la sociedad; los ojos celestes de un adolescente espectador asombrado y lleno de negación reflejaban la inhumana escena que, jamás en la vida esperó presenciar y confirmó el error del ser humano.
Trasladaban a un paciente vuelto bestia, encablado a una máquina y amarrado de las muñecas y los tobillos en la camilla. Tres médicos lo llevaban a prisa al quirófano pidiendo que la gente les abriera paso, era eso o perder la vida del encamillado; uno de ellos lo controlaba, el segundo empujaba la máquina y el tercero evadía a las personas que estorbaban su paso, pero lo que más alarmó al joven rubio que atestiguó la escena fue lo que exclamaba el enfermo.
《 ¡¡Estaba ahí!! ¡El demonio estaba ahí! 》
¿Correr o actuar tranquilo? No le dio tiempo de decidir qué hacer cuando uno de los médicos pasó delante suyo y le pilló escondiendo en su chamarra una carpeta gruesa de documentos, en cuestión de segundos cruzaron miradas y la siguiente escena de problemática no tardó en comenzar.
Shiner cubrió su delito a la vez que caminó a prisa hacia la salida del hospital poniéndose la capucha de su chamarra y Cornel no dudó en alejarse de la camilla donde trasladaban a Aziz para atraparlo tan rápido como le fue posible. Corrieron en persecución unos minutos hasta que llegaron a las jardineras y a Shio le fue mas complicado escapar. El último mencionado tuvo el ingenio de coger sólo unos cuantos manojos de papeleo, los escondió debajo de su playera fajada y dejó caer la carpeta al pasto.
Leib no tardó mucho en atrapar al pillo adolescente y lo llevó a la salida del hospital tirando de su brazo con enojo, en el trayecto iba sermoneándole sobre que es un delito robar documentación del hospital y que tuvo mucha suerte de no haber presentado cargos en su contra.
ー¡Largo de aquí! ーgritó Cornel soltando a Shiner con un empujón.
ー¡Vale, vale! Me voy ya ーexclamó Shio cuidando de no dejar que su rostro se viera completamente y obedeció de inmediato en irse sin mirar atrás.
Shiner ya no supo qué fue ese día del paciente que tanto remordimiento e impotencia le metió en el pecho, aunque de alguna manera, una semana después se cruzaron por mera manía del destino a través de una llamada supuestamente entre desconocidos.
《Eh... Hola, soy Veller Corvick, el chico que visitó el hospital nacional hace una semana y fue vetado de ahí ¿Hablo con Aziz Pekermarth?》
La voz joven, clara y de tono pilla le dieron la suficiente desconfianza a Aziz como para colgar el teléfono esperando que no volvieran a llamar, pero el teléfono sonó nuevamente transformando el miedo en curiosidad.
《Diga...》
《Lamento asustaros, entiendo que es preocupante que un extraño llame a vuestra casa》
Desde las primeras palabras ya debió haber sido obvio para ambos que existiría una importante relación entre ellos, una importante jugada de la suerte que los puso al frente en el ajedrez de la vida.
《Mirad, el caso es que mi madre escuchó de ti. La verdad sonará una locura, pero dice querer veros cuanto antes ¿Tenéis problemas con eso?》
《Sólo el hecho de que no tengo idea de quiénes son ustedes》
《Lo sé, sólo danos una oportunidad de ayudaros》
Dedicado a Kaenx9 nuevo fan destacado ~♡ Gracias por seguir leyendo esta saga.
Tortilla de patatas: platiyo típico español hecho con papas, huevo y cebolla.
2~ ♡
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