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Capítulo XIII

La sangre escurriendo en su mejilla, en las manos, los coágulos pegados a su cabello y el sabor degustado por su paladar era deleitante como si probara su manjar favorito. Sentir la textura suave y húmeda de la carne sin piel jamás llegó a imaginar le gustaría al grado de estrujarla lentamente con sus puños. El color carmín le fascinaba haciendo brillar su pupila.

Escuchó los gritos desgarradores de dolor al despellejar su piel, pero le quedó la amargura de que jamás notó arrepentimiento en la mirada de Cornel, ninguna palabra cálida, ni una sola pizca de apego que, en un comienzo de su relación casi padre e hijo, creyó haber logrado con él.

ーNinguna palabra... ーexternó Aziz en un susurro tembloroso, lleno de resentimiento y decepción.

Llegó al extremo de olvidarse que trataba con un ser humano, lo miraba ya como a un simple experimento cualquiera. Cuando hace cinco años, el médico dijo que le escucharía siempre que hubiese algo que decir, de momento se enfocó sólo en el silencio y la indiferencia.

ー¿Qué sucedió...? ーcuestionó mirando los trozos de carne ensangrentada prisioneros de sus manosー ¿Qué me sucedió...? ーpreguntó de nuevo, su voz comenzó a temblar a medida que se percató de la masacre que había hecho cegado por sentimientos explotados a mecha cortaー me prometí... que jamás haría algo así otra vez...

Al igual que una luz roja de alerta entre llamas, su episodio sociópata le ayudó a recordar que en algún punto de su pasado ya le había sucedido algo similar; dentro de una prisión de esclavos, entre muros húmedos de un palacio blanco gigantesco, de igual manera siendo mercancía de un inhumano mandatario llamado, en este caso de sus memorias...

ーUmerio... me convertiste en un desalmado asesino...

Las palabras del peliazul se perdieron en la oscuridad de los pasillos en la zona experimental del hospital, cerca de donde había muerto Adam años atrás. El cadáver destazado de Cornel yacía bajo el cuerpo del asesino aludiendo había caído preso para no poder escapar a la hora de su primer ataque; una vez fue atrapado, Aziz no le ofreció clemencia. La escena era simplemente desgarradora, no obstante, el corazón roído del joven ya estaba tan ausente que sus ojos no soltaban ninguna lluvia.

Cremación


Hazel esperaba a su amigo en la oficina de aquel desde ya hacía una hora, comenzaba a preocuparse porque él jamás se atrasaba en sus reuniones.

ーCornel, no me hagas pensar de mas ーdijo para sí mismo, ansioso en la silla antes de levantar su cuerpo para salir de la oficina.

Collins se encaminó a la planta baja del hospital, pensó que quizás Leib había olvidado que se verían en su oficina acabando el medio turno. En el camino uno que otro medico le entretenía preguntando cosas irrelevantes o sobre algunos pacientes, eso le demoró varios minutos, pero cuando al fin llegó al área experimental no perdió tiempo a buscar.

ーCornel ーllamó en tono alto al abrir cada habitación así estuviese fuera de servicioー esto no es normal... ーmeditó ya con un toque de preocupación en su habla.

Al final, el pediatra optó por llamar a alguien que quizás le ayudaría un poco. Regresó a la planta alta y se apresuró a ir a su propia oficina, luego cogió el teléfono e hizo una llamada que tardó en atenderse.

ーDiga ーrespondió Aziz del otro lado de la línea.

ー¿Qué tal, Aziz...? ーsaludó quitando su preocupación para limitar el problemaー de casualidad... ¿Cornel no os ha hecho alguna llamada en lo que va de la tarde?

ーNo tengo idea, tiene poco rato que llegué de mi terapia ーrespondió con templanzaー no entiendo, dijo que te vería después de acabar con mi consulta.

ーLo sé, pero no le he mirado desde temprano ーsuspiró y cortó de tajo el tema al darse cuenta que estaba por hablar de másー en fin, eh... Si os llega a llamar, decidle que me busque, por favor.

ーClaro que sí, doctor Hazel ーaccedió sonando natural y alegreー yo se lo haré saber.

ーMuchas gracias ーdespidió y colgó rápidamente el teléfono.

No quedaba de otra más que seguir el proceso él solo.

Hazel entró al área C.I, donde resguardaban los cadáveres y los contenedores de hidrógeno. Ya pasaron dos años desde que no sabía nada de los benefactores y sólo un agente hacía la inspección de Luceferie, también ya eran cinco años de aquel suceso anormal que dejó al .5 totalmente nulo en el experimento, de ahí en adelante fueron vanos intentos de reanimarlo, había ligera esperanza dado que Aziz demoró tres años en despertar. Se suponía que la reunión actual era para decidir su cremación y declaración fallida en el informe.

No cabía duda alguna sobre que algo estaba mal, algo no encajaba en lo que ocurría. Todo vino desde otra visita inoportuna de esos hombres.

***Flashback***

Es cierto lo que digo. No importa lo que hagamos, no reacciona a los tratamientos.

Hazel conducía nuevamente a los benefactores a la habitación del .5 para demostrar las fallas, pero su impacto les mandó dudar de abrir la puerta en cuanto pusieron pasos frente a ella.

El pediatra y sus tres acompañantes escuchaban ruidos de agonía y quejidos extraños no humanos, era como si un animal salvaje estuviese encerrado ahí dentro, después empezaron golpes y un fuerte choque en la puerta, consecuencia a ello, Hazel se decidió a entrar solo.

La sorpresa fue encontrar a su experimento derrotado en el suelo mientras luchaba contra una fuerza invisible que intentaba asfixiarlo. Cuando Collins acudió a su ayuda, notó sus ojos blancos y venosos, no parecía agonizar, más bien...era como si algo lo tuviese poseído.

ー¡¡Alejaros de aquí!! ーgritó lo que parecía ser la entidad dentro del pelirrojo.

A Hazel no le demoró nada relacionar esa actuación con la de Aziz cuando lo internaron la primera vez en el manicomio, ese día en que el psiquiatra lo amarró con las correas para llevárselo.

ーEntonces puede que sea verdad... ーdijo más para sí mismo y rápidamente cogió a Elian de las muñecas para dejarlo indefenso al acomodarlo boca abajo contra el sueloー ¡Ce, si sois vos, dejad de jugar y manifiéstate fuera de estos pacientes!

Acto que soltó una rasposa carcajada de parte del demonio aun en el cuerpo humano.

ーOs estáis confundiendo de demonio ーrespondió burlón antes de defenderse.

Collins fue arrinconado con brusquedad a la pared sin nada aparente que lo atase a ella, sencillamente una helada energía lo sofocaba evitándole moverse del muro. Ya con su víctima sometida, la entidad continuaba utilizando a Elian como máscara a su identidad, se levantó del suelo e hizo aparecer en sus manos una gran oz blanca con la que, sonriente cuan demente, amenazó al pediatra clavándola muy cerca de su rostro.

ーTengo el derecho de llevarme a este pecador conmigo y nadie puede interponerse en mi camino ーadvirtió sin parar su filoza amenazaー hagan lo que os plazca con el cuerpo, pero el resto es de mi propiedad.

Y en mitad de todo el alboroto, Cornel llamó a la puerta.

ーVuestra inteligencia os dictará qué hacer ーdijo sonriente y seguro de sus palabras previo a citar un tema sensible para el médicoー ¿Os habéis enterado bien de esto? Es lo que ocurre a personas como vos cuando no tienen tanta buena suerte. Sois un afortunado.

La siguiente escena fue, quizás, uno de tantos eventos traumáticos que pudo haber vivido Hazel desde la infancia hasta su actualidad. Vio claramente una sombra de capucha arrastrando entre sus cadenas a un espectro oscuro inestable. Ambos se perdieron en el fulgor de la habitación en cuestión de segundos, pero esos segundos avanzaron mas lento que la eternidad.

ーHazel, ¿está todo bien? La puerta no abre ーexclamó Cornel volviendo a tocar la puerta.

Hazel aún no reaccionaba. Su respiración estaba tan acelerada que sentía el corazón se le escaparía del pecho.

***Fin del flashback***

Collins recapituló el mal rato mientras sacó el cuerpo .5 de su respectivo contenedor y lo embolsó para llevarlo a la antigua fosa del hospital, aquella abandonada hasta el final del jardín trasero.

En cuanto dejó esquinada la mesilla de ruedas con el cuerpo ya listo para la cremación, algo en su cabeza le detenía a decidirse por llevar acabo el proceso, estaba tan grave su dilema que se buscaba excusas para anular su labor y la mejor de todas fue que debía esperar a Cornel. El joven médico acabó por sólo dejar el cadáver en una de las fosas y cerró la chillante puerta de hierro, salió del crematorio casi huyendo a prisa.

De vuelta al departamento de Aziz, éste terminaba de darse una larga ducha caliente para quitarse la sangre del cuerpo y la suciedad de su interior; en el suelo del baño descansaban arrumbadas sus ropas y botas no libres de ese tinte rojo vivo, en especial su playera era la mejor prueba del delito.

La regadera relajaba su cuerpo, acariciaba su pálida espalda y sus blancas piernas como si lo mimaran los brazos del consuelo, sus propias manos se esforzaban por desaparecer el carmín de su rostro jugándola de las manos del perdón, aunque negándose, se burlaran masajeando sus mejillas con aspereza, así que la ducha era en vano. Las garras del arrepentimiento comenzaron a llevar sus manos a la cabeza arañando su rostro y despeinando su cabello mojado, la regadera le hacía recordar la misma temperatura de la sangre de Cornel y el sonido del agua callendo al suelo no opacaba los gritos de desgarrador dolor.

ーSoy un asco... ーlamentó Aziz al fin logrando soltar el llanto entre la quebrantura de su fina voz.

El joven se abrazó a sí mismo echándose a llorar con amargura ya dejando que sus piernas lo tumbaran de rodillas. No cabía en su entender por qué se dejó llevar tan impulsivamente, si pudo aguantar cerca de ocho años una vida de mierda deambulando entre hospital, manicomio y soledad dentro de su departamento, seguro era capaz de esforzarse por algún día conseguir una vida tranquila. Sí podía, definitivamente pudo haberlo hecho.

Fue tanto su rencor consigo mismo que los oscuros espectros rebentados de risas burlonas, bucheos y carcajadas, le resbalaban al ojiverde ignorando por completo su agresiva presencia; estos le chitaban y se reían retorcidos de la gracia, sin embargo, aquel causante de su diversión no volteaba a verlos si quiera.

Zomadr era él único espectador en silencio, repentinamente actuó tomando el control de Aziz y le hizo parar de llorar. Las lágrimas seguían corriendo por su tierna cara, pero ya no le permitió emitir sollozo alguno.

ーNo importa cuánto os lamentéis por lo que sucede en vuestra vida, siempre habrá tragedia y desgracia, eso es lo que nos convierte en lo que somos ーhabló el demonio con seriedad siendo interrumpido por la temblorosa voz de su huespedー pero yo (...) ーahora interrumpió Ceー si nunca os ocurrieran cosas como esta, no seríais tan fuerte como lo sois ahora. Ha de ser por algo que los dioses decidieron dejaros vivir durante tanto tiempo.

Al menor se le acababan los "pero" que contradijeran al demonio, sólo sabía que anhelaba vaciar sus tristezas, ya lloraba por llorar, y es que no lograba detenerse, cada vez que paraba, a los pocos segundos volvía a la necesidad de desahogarse.

ーA veces creo que no os encontré por casualidad y el verdadero motivo no fue mi egoísmo de permanecer lejos del infierno.

Escuchar eso causó un verdadero consuelo en el peliazul, de hecho, si lo pensaba bien, esas palabras eran ciertas, quién sabe como habría sido su vida en el hospital sin Zomadr. Posiblemente en esa realidad alterna ya no estuviera con vida.

ーSi no fuera por ti... Liar me hubiese matado ーconfesó con la voz entre cortada por sus lloriqueos y sus pucherosー o los benefactores sí hubieran abusado de mi.

En medio de esa tranquilizadora charla, Zomadr escuchó nuevamente que las cadenas de Iraeh se arrastraban por las afueras del departamento, pero ahora los quejidos adimensionales de un ser le acompañaban, ahí adivinó que no sólo estaba de paso.

ー¿Recordáis al pelirrojo que dejastéis de ver en el hospital? ーinterrogó en los pensamientos del adolescente.

ーSí ーrespondió Aziz ya apaciguando su humor.

ーTengo la respuesta a vuestras dudas sobre qué ocurrió con él.

La puerta del baño se abrió por sí sola y después la ventana de la habitación. La frescura nocturna entró balanceando la cortina y, a su vez, el sonido de las fantasmales cadenas llegaron con mayor facilidad a los oídos de Pekermarth.

El peliazul sintió de inmediato un vacío de temor en el estómago. Cogió la toalla que yacía doblada en el lavamanos y se la amarró en la cintura para caminar hasta su pieza, sabía que era necesario mirar por la ventana, pero su intuición le advertía que no sería fácil de asimilar.

ーEste demonio castiga a los pecadores de la ira y el egoísmo; los avaros, violadores... a los asesinos ーexplicó Zomadrー también recauda las deudas de quienes pactan involucrando terceros.

ー¿Quieres decir que...?

ーÉl fue una paga y al mismo tiempo se ganó que así se lo arrastraran las cadenas que estáis viendo se llevan a otro pecador ーnarró los hechos que de alguna manera ya sabíaー Tal vez ese seáis vos en algunos años, meses... o días.

El demonio no esperaba asustar a Aziz, ya lo conocía bastante bien como para adivinar que en lugar de angustiarse, alguna idea desquiciada revolotearía en su mente.

ーNo pudo existir mejor final que este para un psicópata como yo ーexpresó el menor con una ligera sonrisa, posteriormente soltó una pregunta dada la idea que previno Zomadrー supongo que, entonces no cambiará nada si te ofrezco un pacto, ¿o sí?

ー¿Qué clase de pacto? ーel cuernudo quiso reafirmar mientras se manifestó detrás del joven.

Aziz apartó la vista de la ventana y la centró en su nemesis, la única vez en ocho años que ha podido sostenerle la mirada sin temerle. Observó sus brillantes ojos por un largo rato, extrañamente le hicieron recordar el color en los ojos de la bestia de sus pesadillas en el mar... eran bastante parecidos.

ー¿...Estuviste en el deshielo? ーentrevistó el casi albino.

ー¿El día en que Umerio y Heihos fueron condenados por Eclessid? ーsonrió mostrando sus filosos colmillos.

ーCon que eso ocurrió... ーmeditó el peliazul sentándose en su cama a analizar lo que sus recuerdos comenzaron a liberar.

El origen de sus recuerdos siempre fue ese gigantesco animal negro de ojos azules, el deshielo y la sensación de ahogarse, de repente también aparecía una voz... una firme voz perdiéndose en la nada que anteriormente nunca tomó en cuenta, sin embargo, ahora presentía que resultaba más importante de lo que imaginaba.

ーYo quiero...hacer que nada de esto haya pasado ーregresó al tema anterior sin permitirse abandonar sus nuevos recuerdosー quiero que vuelvan las consultas en las que existía una charla recíproca... Quiero tener esa llamada en las mañanas que me enfadaba porque odio las terapias de Ensueño...

ー¿Algún interés nuevo en las terapias? ーZomadr generó una teoría.

ー...Elian... ーrespondió melancólico, suspirando muy lentamente y cogiendo de encima de su almohada el cinto con el cual siempre amarra su cabello.

ーOs habíais demorado mucho en notar ese detalle.

ーMientras pueda volver a verlo y corregir todo lo que ha ocurrido antes de que el tiempo de los dos se acabe... ーterminó de sugetar su cabello y comenzó a vestirse para ir a la camaー no importa si sólo son unos meses... Quiero verlo y necesito devolver las vidas que arrebaté.

ー¿Estais consciente de que cambiarán muchas cosas para bien y para mal?

ー...Sí ーafirmó mirando nuevamente al demonioー sé que me estoy arriesgando a volver a tenerte miedo, a volver a la paranoia cuando mis alucinaciones me atacan... pero, por otro lado, Cornel volverá a ignorar que existes, Hazel también.

ー¿Cuantos años estáis dispuesto a consumir?

ーCon un año es más que suficiente.

Aziz regresó a la ventana y recargó sus brazos en ella para apoyarse a mirar un rato, presentía que al observar los árboles, la luna apenas dando las buenas noches y las relucientes estrellas, su cerebro le mandaría bellos recuerdos que le calmasen para cerrar el pacto con Zomadr.

Y no estaba equivocado.

***Flashback***

ーElian... sois una persona increíble. Nunca esperé que conocería a alguien como vos... sois todo lo que jamás imaginé; crees en mi y me cuidais mucho aunque no haya necesidad ーdecía susurrante desde sus finos labios.

ー¿...No será que soy la única persona que has conocido bien? ーpreguntó el pelirrojo con pesadumbre.

ー¡No, no, no! ーnegó abrazando al mayor con fuerza y apoyándose del pecho de aquelー no tiene nada de relación con eso aunque lo parezca.

ー¿...Estás seguro? ーcomenzó a corresponder el abrazo del peliazul.

ーCompletamente... Disfruto de vuestra compañía, me gusta todo lo que hago con vos, aunque sean detalles mínimos, me encantan... como pelear, jugar, andar sin un rumbo fijo o charlar nada más.

ーMandarnos ambos al demonio... ーagregó Elian con una sonrisa sarcástica.

ーY terminar por irnos juntos al infierno... ーcomplementó flechando su vista esmeralda en la del pelirrojo.

En ese instante, ambos mozos se miraron a los ojos en una conexión realmente profunda; con sólo apreciar los ojos miel de Elian, Aziz se aventuró a un mundo cubierto de misterioso cielo rojo, turbulentos vientos y climas cambiantes, había sido enviado a una realidad que anhelaba conocer mejor... entonces cogió con sus pálidas manos el rostro ajeno intencionado a verle más de cerca, en respuesta, el pelirrojo acarició los labios de su menor contorneado su linda y perfecta forma... sólo para generarse más tentación de probarlos por primera vez.

***Fin del Flashback***


ーMi amado Elian... ¿Quién lo diría? ーpreguntó con una tierna risa de ironía y una cálida sonrisaー mi destino a tu lado sigue siendo incluso después de la muerte.

ー¿Cómo esperáis atrasar cinco años su condena?

ーYa pensaré en algo.


4 ~♡

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