Capítulo VIII
ー Yo sé que existes... Imagino las razones de que no quieras salir ante ciertas personas, imagino que no tienes más opciones; si las tuvieras, no estarías aquí perdiendo el tiempo dentro de un hospital en donde quieren hacerte daño... ¿O es acaso mejor para ti pasar desapercibido a vivir en condiciones más aceptables? Déjame conocerte mejor... tenemos tiempo de sobra, dudo que salgamos de aquí al menos en una semana o dos.
ー¿Por qué queréis saber sobre un parásito que sólo te utiliza para su beneficio?
ーNo lo sé, no pierdes nada con ello y yo tampoco.
Dichas esas razones, Aziz notó un ligero movimiento de sombras entre la oscuridad de su antigua pieza dentro del manicomio, pasó poco tiempo para que distinguiera que Ce estaba ahí en su forma física.
Fulgor
[[Voz de narrador: Zomadr/ Ce]]
Todo lo que hago no es precisamente porque quiera o sienta que está bien, ciertamente sí es la única opción que tengo y la única manera posible para cumplir mis condenas.
ーUna vida se paga con una vida, una traición se paga con dos traiciones, el egoísmo se compensa con la indiferencia y las mentiras con la verdad... ¿Qué pensáis que será la cuota por todas juntas?
ー¿Qué es peor que la muerte...? ーpreguntó el hombre postrado y atado de sus muñecas con las cadenas de Iraeh.
ーVos mismo lo sabéis bien, Zomadr, habéis sido advertido desde el inicio de este contrato kármico ーrespondió el demonio Iraeh.
ー¿Entonces qué me deparó Bramatugh? ¿Voy a estar a su merced por toda la eternidad? ーinterrogó con una sonrisa incrédula y mestiza.
ーEstáis hablando de Bramatugh, no de Hab ーcorrigió con su macabra sonrisa apenas notoria de entre su capuchaー ¿En serio pensasteis que él sería así de amable? ーluego echó a reír entre roncas carcajadasー miradme a mi, hombre... no estoy a su merced, estoy a la merced de idiotas humanos como vos, deseosos de poder que no les pertenece y de retar a los demás dioses como si fuesen el mismo Lucifer.
Me borró la sonrisa a una forma muy suya, burlándose de la verdad con sarcasmo.
ー¿Estaré tan atado a ellos como vos?
ーTan atado que jamás podréis vivir sin ellos ¿Queríais ser más que esos humanos y más que los dioses? ーlevantó su esquelética mano para colocarla en la frente de Zomadr y cederle su castigoー felicidades.
Transformó mi cuerpo en lo que soy ahora; sentí mis venas y piel estirándose, mi cabeza punzando por los cuernos que crecían lentamente y la picazón del pelo que nacía en mis piernas para convertirse en las de una especie de cabra. Todo porque el contrato había sido violado y ya era momento de pagar mi cuota.
ーNunca intentéis engañar a un demonio ーdijo Iraeh con seriedad fúnebre antes de desaparecer entre el fulgor del gran jardín trasero en el palacio de La luna.
Supe que pagaría caro por todo, pero acepté que me comporté como un idiota por lo que hice con mis dos hijos, entonces no tuve más remedio que avanzar a lo que venía, averiguar qué tenía que cumplir y bajo qué pecados había sido enjuiciado exactamente.
Condené erróneamente a muchos que estuvieron involucrados sin su voluntad y para su desgracia, también descubrí que mi dependencia hacia los humanos era necesitarlos para coexistir, necesitar de la energía que tienen y tanto menosprecié en su momento, pero al principio no quise aceptarlo, mi negación fue el impulso de todo el desastre que hasta ahora no ha terminado.
Regresé estúpidamente atrás, volví a pedirle un contrato a Iraeh, como todo demonio incoherente y sin preocupación hacia los demás, no puso objeción ante ello; sus únicas condiciones fueron que mi chivo expiatorio compartiera mi sangre y cumpliera con las pautas necesarias para que nadie descubriera lo que pasó... Mi hijo Christen era el peón perfecto a pesar de ya traer una carga mía con el primer contrato, pero había un problema que me reventó de ira, había una persona más que lo quería... Njorth Lavertey.
Con forme pasaron los años y los sucesos, necesité dejar el cuerpo de mi hijo, quedé sin un recipiente en el cuál estar e Iraeh quería llevarme explicando que si no conseguía a alguien más, me llevaría con él al infierno, no para seguir pagando cuentas, me dejaría esclavizado como todos aquellos seres que se alimentan de las sobras de los humanos pecadores por el resto de su miserable eternidad.
No quedaban muchas opciones, Umerio ya no existía, Christen tampoco... Sólo quedaba un peón, Handree, mi hijo mayor. Lo busqué por mucho tiempo hasta que lo encontré por casualidad luego de varios años; ya era todo un hombre cuando volví a verlo, no tenía la misma edad de dieciocho años como cuando lo dejé, se forjó un carácter digno y persistente, lo aprecié como un joven muy capaz.
ーPor Bramatugh... Mire cómo ha quedado... ーHandree se acercó al demonio para tomarlo de sus enormes y monstruosas manos.
El encuentro fue dentro de nuestro palacio hecho ruinas. Al ver que se quiso acercar a mi, retrocedí dispuesto a irme retractando mi plan por ahora, pero él cambió mi pensar.
ーYo sé que es usted, padre... aunque mis piernas no dejen de temblar... mi corazón sabe que trata con el hombre que me vio nacer... ーretomó la palabra sin alejar su fijada vista de los ojos azules de Zomadr.
Handree apareció en una etapa en la que todavía yo guardaba cierta identidad mía humana, eso me impulsó a pedirle que me hiciera un favor antes de que pudiera pasarme cualquier cosa; ya sea perderme en el infierno o ser tragado por mi escencia de demonio. Le pedí que escribiera una carta en donde expliqué toda la verdad y cómo podrían destruir todo esto, pues para mí no era posible.
La carta fue robada por alguien que aún no conozco, eso evitó que todo pudiera acabar con más rapidez, sucedieron más contratiempos y el tiempo siguió corriendo.
Estuve por rendirme ante Iraeh y aceptar que me llevara con él, dejé todo en las manos del azar, si durante mi camino en encontrarme con él, no aparecía alguien apto, la respuesta estaba más que clara.
ーOs tengo una propuesta, después de todo, Bramatugh tiene sus arranques de bondad ーparloteó el encapuchado demonioー tendrás una sola oportunidad para escoger un huésped ajeno a la sangre de vuestra familia.
¿Cualidades de aquellos aptos para cargar con demonios como yo...? Todas las teníais vos imposiblemente bien equilibradas, otro peón perfecto.
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La noche cayó reflejando la luz de la luna por una pequeña ventana, a pesar de que se notaba cómo el viento golpeaba con fuerza los árboles, el calor en la pequeña habitación del joven pelirrojo era sofocante, más aparte, su piel le ardía con el simple y ligero rose de sus ropas. No quería si quiera sentarse en la cama, pero su cuerpo sentía una extraña ansiedad de andar de un lado a otro, de levantarse y sentarse por ratos, como si no pudiese estar quieto más de cinco segundos, él no sabía porqué, sin embargo, se trataba de un efecto secundario de las descargas por la silla eléctrica, la adrenalina corriendo en la sangre generaba esas ansias en cualquiera de sus víctimas, sobre todo si no había sido sólo una o cinco descargas, peor era cuando sufrían más de veinte como él.
ーEsto es insignificante... quisiste ayudarlo, ahora aguantáte a la consecuencia ーdecía entre su voz imposible de apaciguar con su ansiedad.
《Diré que nunca esperé saber tanto, tampoco te imaginaba diferente a como eres ahora》
Se escuchaba una voz conocida del otro lado de la hueca pared. El pelirrojo se sorprendió un poco por reconocer a la persona, se preguntó pues si había sido en vano lo que hizo. Se acercó más a la pared y pegó su oído a ella esperando rectificar bien su intuición.
ーAsí que hasta un demonio guarda sentimientos como esos, qué curiosa es la vida ーdijo Aziz risueño.
ーChico demente ¿Eres tú?
El peliazul receptó el llamado sin evitar identificar esa peculiar voz fuerte, pero clara y blanda.
ー¿Qué haces tú internado aquí? ーpreguntó Aziz apegado a la pared y dejando al descubierto que en parte se alegraba de hablar con el otro joven.
ーMe toman por psicópata ¿Puedes creer eso? ーrespondió el pelirrojo con una risa egocéntrica.
ー¿....Por qué te culparon de matar a ese médico? ーinterrogó el menor con tristeza.
Por unos segundos, hubo un silencio extraño, Aziz no escuchó respuesta creándole un fuerte deseo por romper la pared que se interponía entre él y el otro mozo.
ーQuerían castigarte con una patética silla, aislarte en no sé dónde y para hacerte cuántas otras cosas más ーal fin respondió.
El chico de piel blanca sintió un cálido dolor en su corazón, estaba tan conmovido que no sabía qué decir, únicamente su rostro sonrió melancólico.
ーPorque no tienes antecedentes, sólo te dejaron a cuenta de la silla, ¿verdad?
ーSí ーafirmó el pelirrojo.
ー¿Ya recuerdas tu nombre....?
ーEs la única buena noticia ーdio a entender que lo logró y respondió sin condiciónー me llamo Elian.
ーMuchas gracias, Elian... algún día voy a devolverte este gran acto ーdijo el ojiverde sin borrar su sonrisaー el espécimen que salvaste se llama Aziz.
Elian emitió una risa casi no audible para el otro chaval.
ーAún no sé porqué lo hice, pero no fue nada ーcontestó el pelirrojo.
ー¿Puedo decirte algo? ーvolvió a hablar el menor.
ー¿Qué cosa?
ー...Aunque no te conozco de tiempo, me alegra mucho que estés aquí. Sinceramente me da bastante miedo estar solo.
Elian recapituló las palabras de Aziz y las atesoró sonriendo sólo con la esquina de sus labios, ese raro peliazul le daba mucha curiosidad y le era muy agradable.
ーTambién me da miedo estar solo ーcorrespondió el mayor y luego se alejó unos centímetros de la paredー intentaré dormir, si no lo consigo, ya te estaré molestando a media madrugada.
Aziz echó a reír y también se alejó de la pared para dirigirse a su respectiva cama.
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ーNombre, Elian. Los resultados de tu registro dental detectan que tienes veintiséis años ¿Algún otro dato de información tuya que recuerdes?
ーNo, ninguno ーresolvió incómodo de ser interrogado.
Al pelirrojo lo interrogaba Cornel desde detrás de la cámara de observación, al haber sido tachado como asesino intelectual de Adam, decidieron tomar su distancia con él amarrándolo a su silla y aislándolo durante sus sesiones de preguntas.
ー¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando intentas recordar algo?
ーNada, no viene a mi mente ningún recuerdo ーafirmó Elian.
ーPor favor, haz un esfuerzo en pensar; cualquier mínimo detalle ayuda a que el cerebro procese información almacenada ーinsistía Cornel con tranquilidad.
El menor echó un pesado suspiro de fastidio y se quedó en silencio para complacer a esos molestos médicos, se concentró en buscar dentro de su cabeza si había algo que su subconsciente pudiera tomar de valor, pero no lograba más allá de ver oscuridad y un gran vacío, como si no hubiese más existencia atrás de estos pocos días que llevaba "con vida", el fulgor de su frío pasado lo aplastaba insensiblemente.
ーLo juro, no recuerdo nada ーreiteró Elian ya frunciendo levemente el ceñoー no sé en qué consiste lo que hacen, pero sea lo que sea, pudo haberme dañado la cabeza y por eso no tengo memoria. Con suerte y reconocí mi nombre.
Cornel golpeaba con los dedos de su mano diestra la consola de control donde reposaba el micrófono por el cual hablaba, cómo quisiera que este chiquillo pecoso fuera igual de accesible que Aziz; pese al problema de Ce, el otro chico cooperaba más.
ー¿De qué manera conseguiste tu nombre?
ーSólo llegó, como si hubiera recordado que tengo hambre o como esas veces en que recuerdas dónde están las llaves de tu casa ーdijo el paciente con sinceridad.
ーBien, pasemos a otro tema o nos volveremos locos ーdetuvo Leib de la nadaー ¿Aún no olvidas la primera vez que despertaste?
ーCreo que no.
ー¿Qué ves al recapitular esa etapa?
Ahora sí que podía responder; Elian no sólo no olvidaba cuando abrió los ojos y sintió lo helada que estaba la camilla de cirugía forense, esa ocasión en que Cornel le pidió darle una señal de estar consciente, de la misma forma tenía muy presente que hubo otro médico, pero él le traía malos sentimientos con su cara.
ーVagamente ubico a un doctor que me inyectó algo para dormirme sólo por miedo a que fuera a escuchar sus asuntos que ni me importan ーcompartió el pelirrojo.
ー"¿Liar...?" ーse preguntó el mayorー ¿Pudiste ver algo de lo que te inyectó?
ーNi idea de qué sea, pero era un líquido transparente muy espeso y doloroso.
Cornel anotó inmediatamente las dos posibles anestesias que le vinieron en mente, luego seguía reunirse con Hazel para hacer las pruebas necesarias.
ー¿Caíste dormido inmediatamente después de que la inyectaron?
ーSí, pero es que apenas y desperté unos segundos ーcompartió el paciente.
ーPerfecto ーCornel ya comenzaba a levantarse de ánimosー ¿Sólo recuerdas eso?
ーHmmm... No; no sé si lo imaginé, pero antes de que hiciera efecto la inyección, vi algo en el techo.
ー¿Qué o cómo era? ーal inicio, Leib no mostraba mayor interés en eso último dicho por Elian, fue justo cuando él acabó de hablar cuando incluso sufrió un pequeño espasmo de sorpresa.
ーEran unos ojos azules muy brillosos, también esa cosa parecía tener cuernos grandes.
El doctor se creó un completo dilema; este nuevo experimento describió lo más característico de Ce sin siquiera tener modo de saber al respecto.. a menos que fuese él, Hazel... o Aziz quien le mencionara de su existencia.
ー"Debo hacer las preguntas correctas para averiguar si esto es verdad o no... Si lo investigo con Aziz y fue él quien ha hecho que Elian me lo diga, lo va a negar" ーconversó Leib dentro de sus pensamientosー cuéntame más sobre eso que viste.
ーSólo eso, no lo he vuelto a ver desde entonces.
ーYa veo ーrespondió Cornel y se dispuso a tomar una desición que creía le beneficiaria más; se alejó del micrófono y abrió la puerta de la cámara de observación para entrar a sentarse frente a Elian. Esto lo tenía que hacer debidamenteー ¿Cómo te sientes desde que estás aquí?
ーDe maravilla, sobre todo por su bienvenida en la silla ーrespondió con una sonrisa sarcásticaー el toque de abrigarme las manos con las correas también es excelente, hace mucho frío.
ーSupongo sabes que darle libertad a alguien que es capaz de matar, no es recomendable ーaperturó más la conversación para estudiar la conducta del joven delante suyo.
Para Elian, esto se volvía una guerra mental interesante; supo desde que el médico se sentó frente a él que su única intención de interactuar era investigarlo, no determinaba todavía qué le generaba curiosidad al mayor, pero era un hecho que estaba siendo escaneado.
ー"¿Quieres jugar conmigo? De acuerdo" ーpensó el pelirrojo sonriendo de lado y atendiendo cada palabra de su interrogadorー sé que no es bueno para ustedes, por eso no me opuse.
ー¿Ya has interactuado con algún otro paciente? ーal notar la sonrisa del menor, entendió que debía ser más cuidadoso con sus siguientes preguntas.
ー¿Cómo voy a hacerlo si estoy de la habitación al consultorio y del consultorio a la habitación? ーno negó, pero tampoco afirmó.
ー¿Lo has hecho o no?
ーSólo con Aziz ayer y el día en que escapamos. Fuera de eso, no he visto a ningún otro paciente ーrespondió con la verdad para saber por dónde iban las intenciones de Cornel.
Cornel admitía que indagar en la mente del pelirrojo era un tanto complicado, así como había descubierto verdades, a veces sentía que mentía o que dejaba las verdades a medias.
ー¿Se llevaron bien entre ustedes?
Bingo. Elian hizo dos teorías, la primera y quizás la más acertada, Cornel quería descubrir si en verdad él mató o no al médico o segunda, tenía algo que ver específicamente con Aziz. Quedaba buscar la manera de confirmar las hipótesis.
ーMe agrada mucho; es interesante que a veces se ponga a hablar solo ーrespondió el menor.
ー¿Lo has visto hablando solo? ーel doctor preguntó algo general para no entrar en detalles; sabía que muchas veces, el cerebro jugaba con sus propios dueños delatando verdades no pedidas como acto reflejo de los nervios... Aunque en parte le preocupaba que Elian fuese tan listo como para no caer en esa trampa.
ーAyer lo escuché hablando en su habitación ーsu intuición le decía que no estaba muy lejos de descubrir lo que quería encontrar.
El joven de ojos miel creo su primera cuartada; si Cornel quería saber quién asesinó al médico, soltaría alguna pregunta aludiendo esa noche de escape por el simple hecho de no mencionárselo... y algo le cosquilleaba con que quizás todo el interrogatorio tenía que ver con el tema de que Aziz hablaba "solo". A decir verdad, recordó bien que en efecto, el peliazul pareció matar a ese hombre sin consentimiento de su acto para después regañar a esa entidad con la que habla.
ーÉl es así desde que está aquí, dice que ve algo ーresolvió Leib relajando sus sospechas, pues el pelirrojo se mostró algo confundido y pensativo, pero no como si planeara una mentira, fue mas como intentando entender el contexto.
ーTe aseguro que todo lo que digo es verdad ーfinalizó el paciente y bloqueó seguir respondiendo las preguntas.
Leib silenció unos segundos y mostró su extraviada sonrisa fraternal, conectó una mirada con el chaval que decía haberse entendido uno al otro.
Cuando la sesión con Elian terminó y ya concluía también el turno laboral de Cornel, no esperó más tiempo para subir a su auto y volver a su hogar, tenía bastante en qué pensar... pese a que directamente no lo confirmó, era cada vez más inútil negar que se equivocó con Aziz, en verdad Ce podría ser real... y si en dado caso era así... infinitas cuestiones tomaban sentido y otras tantas lo perdían completamente.
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