Capítulo IV
《El cerebro, así como cualquier otro órgano del cuerpo, puede enfermarse, puede sufrir alteraciones que cambien patrones para el ser humano incluyendo la conducta como hace una enfermedad cualquiera.
El inconsciente es una parte ingobernable de la mente donde se arrojan los pensamientos más profundos, deseos reprimidos, recuerdos que afectan la conducta actual del individuo, no se les puede culpar por acciones impulsivas fuera de su control. Sigmund Freud* afirma pensar lo mismo al revolucionar el trato a esta clase de personas aparentemente sin remedio e incurables; hacer las preguntas correctas y evaluar cuidadosamente las respuestas surte un efecto comprensivo con resultados sorprendentes que hasta ahora nadie creía posibles (...) 》
ーPreguntas correctas, respuestas correctas ーdijo Aziz para sí mismo muy atento al documental que miraba en su televisor, sentado cómodamente con sus piernas y pies arriba del sofá sin la falta de un tazón repleto de frituras.
《En 1790 Philippe Pinel fue uno de los médicos primerizos en considerar que un enfermo mental no debía ser tratado bajo la tortura, a cargo del manicomio francés Bicêtre, luego de observar las deplorables condiciones de sus internados, decidió cambiar las celdas por cómodas habitaciones accesibles a los jardines de la institución. Hacer que dos enfermos se bañaran entre sí con agua hirviendo o helada ya no era una opción para él》
ーHasta un vivo de hace tres siglos pensaba mejor que uno actual ーinterrumpió Ce.
Aziz no respondió nada, solo siguió escuchando lo que su cerebro capturó más interesante y continuaba comiendo.
《(...) entonces muchas personas se ven actualmente muy agradecidas, incluso abusando de su consumo, la Thorazine* no deja de saturar la demanda en ventas, pues los consumidores de esta droga no precisamente son enfermos de depresión ni alguna otra enfermedad (...)》
A gracia de esa última mención de información, el peliazul dejó a un lado el tazón de frituras y limpió las migajas de su rostro con la manga de su camisa, le surgió una tentación por saber si aquel medicamento que actualmente aplicaba Cornel a su rutina es esa misma droga del documental.
Aziz se levantó del sofá y caminó a la habitación donde duerme; cogió una pequeña botella color naranja transparentosa que yacía en el buró de la pieza y después regresó a la sala para sentarse de nuevo a escuchar.
《 (...) sin embargo, nunca debe usarse sin el control de un médico dado que no deja de ser una droga. Revierte los efectos de agresión, de depresión excesiva, inclusive de psicosis, pero no se sabe si es capaz de provocar una especie de adicción en la cual sin ella haya efectos o recaídas graves (...) 》
Ni siquiera permaneció el amor por seguir comiendo, en la cabeza de Aziz dominó más la idea de que posiblemente no había avances en su salud mental, nunca se enteró de qué era lo que tanto le medicaban en el hospital... y más aún, con mirar la botella notando que las píldoras eran idénticas a la Thorazine le cabían menos dudas a excepción de una en particular que le taladraba con ansiedad ¿Por qué no recuerda desde cuándo está siendo medicado? Antes de este momento juraría que su mejora es producto de un esfuerzo propio, ahora lo dudaba seriamente.
Respiración
A la mañana siguiente en el hospital, enseguida de iniciar su turno, Cornel se reunió con Hazel y el médico que le dio la noticia del experimento #5, los tres se dirigieron a la habitación C. I dispuestos a resolver los enigmas recién impuestos de cómo fue que aquel cuerpo despertó sin necesidad de reanimarse.
ー ¿Estás seguro de no saber qué le inyectó Liar? ーcuestionó Cornel a Hazel mientras entraban a la habitación.
ーLo lamento, en verdad no presté atención a ello ーse disculpó el interrogado.
ーEso nos hubiera resuelto muchas dudas de qué dio tal efecto tan brusco ーcomentó el tercer médico.
ーY quizás también el por qué despertó ーcomplementó Cornel llevando consigo la camilla que reposaba en el rincón del lugarー preparemos el cuerpo.
Al cabo de unos minutos, los médicos ya andaban camino a uno de los quirófanos de la planta baja del hospital junto al cuerpo dentro de una bolsa con interior térmico encima de la camilla, luego de una hora de seguimiento con su preparación, ya estaban listos para estudiar el cadáver.
ーContinúa sin pulso, incluso su temperatura es la misma de un occiso ーdeterminó Hazel retirando un termómetroー pasando hora y media de su preparación lo ideal era recuperar su temperatura corporal normal.
ーBien, podemos suponer que de ayer a hoy no volvió a despertar ーindicó Cornel poniéndose los guantes látexー que no falte en las notas ーordenó al tercer médico.
ーSus ojos no están secos por completo ーretomó Hazel al revisar los ojos del cuerpo.
ーEso puede ser una buena señal, el .0 tuvo condiciones similares ーcompartió el otro doctor.
ーCierto, fue el primero en culminar la criónica con éxito, el 0.0 ni siquiera logró despertar una vez ーagregó Hazel.
ーMientras aún no existan patrones oficiales, no podemos concluir nada ーrompió Cornel extrayendo muestras de sangre del cadáverー necesito los primeros registros que Liar hizo de este experimento.
ーVuelvo de inmediato ーse ofreció Hazel y salió del quirófano.
ーAdam, necesito de tu apoyo ーpidió Cornel recargando los frascos de sangre en la mesilla de a un lado suyo.
ー ¿Qué necesitáis? ーaceptó acercándose.
ー ¿Participaste en algún estudio previo de la criónica? ーinterrogó acercándose los instrumentos de cirugía.
ーSolo en reanimación.
ーDe acuerdo, esta es tu primera vez; me ayudarás a alcanzar lo que solicite ーadvirtió mientras realizaba el corte del cuerpo desde debajo del cuello hasta el estómagoー examinaremos las condiciones de los órganos, en lo que hago los chequeos revisa el pulso para prevenir, si despierta, sedarlo de nuevo.
ーVale ーrespondió Adam atento.
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El tiempo en el quirófano avanzaba, pasaban más minutos y horas impacientando a Aziz de no recibir llamada para saber si debía acudir o no al hospital; deseaba ansioso ir y preguntar a Cornel sobre su medicamento más unas cuantas dudas que le surgieron.
El peliazul acababa cada cinco minutos con un cigarrillo diferente llenando el cenicero mientras descansaba sentado frente a la mesa, pensando...creando infinitas hipótesis adelantadas, fue hasta que Ce quebrantó su mar aturdido cuando dejó sin encender un cigarro en sus labios.
ー ¿Para qué esperar? La psicóloga nos dio su número antes de volver al hospital.
ーPero, ¿cómo pude olvidarlo? ーAziz exclamó dejando caer el cigarrillo sin darse cuenta, levantó su cuerpo de la silla y corrió hacia su habitación para buscar la nota de papel en donde recuerda haber escrito el número telefónico de la psicóloga.
Haber buscado en todas partes sin resultado desgastaba las esperanzas del joven, ni en la pieza, en la sala, tampoco dentro de alguno de los libros que guardaba en una repisa del pasillo, pareciera que al conversar con la mujer obtendría una respuesta que el destino no planeaba darle ¿Qué más se podía hacer salvo seguir atendido a Cornel? ...y después de unos minutos más buscando inútilmente, el teléfono por fin sonó.
Aziz escuchó el llamado y miró a lo lejos el teléfono, infantilmente le nació un sentimiento de indignación por el hecho de que Cornel tardara en comunicarse, entonces hizo un ligero puchero de molestia dejando pasar la llamada, no obstante, al segundo sonido ya accedió a responder.
ーDiga ーdijo el peliazul disimulando su enfado.
ーHola, Aziz ¿Cómo va vuestro día? ーquien atendió del otro lado fue Hazel.
ーOh...hola... ーcorrespondió Aziz con una tenue risa de extrañeza y olvidando su mal humorー creí que...
ーDescuida, solo será esta ocasión, Cornel atiende otro asunto importante; me pidió comunicaros que por lo que resta de la semana estaréis libre de venir.
ー"Demonios..." ーpensó el menor guardando silencio un tris de tiempoー gracias por avisarme.
ーSin problema, también me dijo que os recordara no gastar otra vez en comida chatarra ーmencionó con un tono de voz que parecía adivinar la maldad del ajeno.
El peliazul no evitó reír discretamente ante saber cuánto lo conocen Cornel y Hazel, no lo creía posible con tan poco tiempo que llevaba siendo su paciente.
ーNecesitas una buena excusa para que considere pasarla esta vez ーpropuso el médico en respuesta de cómo reaccionó el chaval.
ーNo la tengo, lo siento ーdijo Aziz apenas eliminando su voz risueña por haber sido pillado.
ーSolo recordad que últimamente han bajado mucho los recursos para vosotros los que estáis en los departamentos ーexplicó Hazel tranquilamente.
ーSí, aún tengo suficiente para llegar decente al siguiente mes ーnotificó mientras jugueteaba dibujando círculos imaginarios con su dedo en la barra de la cocina.
ーPerfecto. Si no olvido nada, nos veremos hasta el lunes ーdespidió el mayor.
ーVale ーdijo sin pensar antes de reaccionar de golpe y detener a Hazelー ¡Espera!
ー ¿Qué ocurre?
ーTengo... una duda ーinició con mucha dificultad e inseguro.
ー ¿De qué se trata? ーHazel correspondió y se mostró accesible para ayudar.
ーMe preguntaba... Si podía ir al hospital más tarde, olvidé algo ayer, Cornel iba apresurado y no tuve tiempo ーrepentinamente, su petición sonó más una persuasión.
ー...No lo sé, si venís a eso, supongo no hay problema ーresolvió el mayor pensativo.
ーGracias.
ーNos vemos, Aziz ーdespidió nuevamente y cortó la llamada.
Posteriormente de colgar el teléfono, el peliazul echó a reír sin razón, pero no pasados ni veinte segundos, su mirada se mostró sería.
ー ¿Por qué hiciste eso? ーpreguntó enojado esperando respuesta, entonces su rostro volvió a sonreír para hablarー al final de todo podréis cumplir vuestra maña, así que cerrad la boca de una vez ーCe amenazó previamente a que Aziz repitiera sus reclamosー ¡pero no puedes disponer de mí cada que te venga en gana!
Y Ce no volvió a hablar. El peliazul aguardó escuchar la voz del demonio, pero ya no apareció por el momento.
ー...Maldita sea... ーrefunfuñó, cogió de la barra las llaves del departamento y salió aprovechando la metida de mano que hizo Ce.
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En el hospital, Adam y Cornel recién salían de la habitación C. I encontrándose con Hazel.
ーGracias por el favor ーexpresó Cornel.
ーNo es nada ーrespondió Hazel siguiendo el paso de los contrariosー ¿volvieron a hidrogenarlo?
ーSi, no está completamente inservible, pero tampoco podemos arriesgarnos ーAdam puso al tanto del asunto.
ーMe preocupa, puede que si continuamos el experimento con él no dure más de unos meses ーagregó Cornel muy seguro de su hipótesis.
ーCuando los soviéticos experimentaron con perros, uno de ellos estuvo por descartarse porque tampoco despertaba más que unos minutos entre lapsos de tiempo largos ーAdam compartióー al lograr mantenerlo vivo murió en una semana.
ーNo sería distinto que con el segundo experimento ーcomplementó Hazel.
ーLo siguiente será encontrar cuál es la causa de estos inconvenientes ーtanto Cornel como sus segundos ya subían los escalones para volver a la tercera planta del hospital, la que actualmente está abierta al servicioー puede que necesitemos volver a los estudios con el .0 y el .4
ー ¿...Estáis seguro? ーHazel no tardó en mostrar desacuerdo.
ーSi, por el momento no hay otra manera en que logre encontrar respuestas ーreafirmó Cornelー y si los siguientes experimentos resultan similares, ya tendríamos cómo reaccionar y lidiar con ello.
ーPero... ーantes de seguir su desconcierto, Hazel meditó el contextoー ¿Y si hay otra oportunidad diferente?
ーTenemos hasta el lunes para encontrarla ーrespondió accesible y luego desvío su rumboー no digan nada todavía.
Adam y Hazel miraron a Cornel retirarse, al verlo lejos siguieron juntos su camino por los pasillos del hospital.
ーTampoco creo muy prudente volverlos a utilizar ーconfesó Adam.
ーHombre, ya son pensantes y vivientes como nosotros, hacer eso es una bofetada ーsuspiró conteniendo su sentirー me sorprende bastante de Cornel, lo creería más de un imbécil como Liar.
ーLuceferie es una especie de activo, con tal de conseguirlo, las personas cambian drásticamente ーcomentó con ironía.
ーSobre todo si hay ambiciones de por medio ーHazel correspondió estar de acuerdo con el ajeno.
ー ¿Así que es verdad la leyenda? Uno de los experimentos fue su hijo ーAdam intentó adivinar.
ーEl objeto de prueba, creo que no está en los registros de Luceferie ーconfirmó el hecho ya no habiendo remedio de negarlo.
ーSomos todos unos muñecos de Hab ーexpresó en una risa de sarcasmo.
ーEso es lo que me disgusta ーHazel confesó con resignación.
ーMientras podamos conseguir lo necesario en estos cuatro días, evitaremos seguir las reglas ーdijo al detener su paso para continuar sus labores.
ーTengamos el esmero ーconfirmó y estrechó manos con Adam como despedida.
Hazel anduvo hasta ir a su área de especialidad en pediatría. No esperaba olvidarse de la tensión que lo comía vivo con las ideas de Cornel, sin embargo, ocupaba la mente en cómo evitar iniciarlas.
Aziz llegó al hospital unos minutos después, cargaba una chaqueta para usarla como pretexto en caso de ser interrogado por alguno de quienes lo conocían y, aunque se notaba seguro de a lo que iba, en realidad tenía bastantes nervios de cómo manejar sus dudas. Para su suerte, Cornel estaba en su oficina, no necesitó buscarlo ni involucrar a nadie en su plan, dado lo anterior, respiró hondo y tocó la puerta.
ーEstá abierto ーanunció el médico sin desatender lo que hace.
El peliazul entró a la oficina con lentitud y cerró la puerta detrás suyo, en cuanto Cornel lo vio, saludó sonriendo nervioso sin siquiera sentarse frente al escritorio, únicamente se paró cerca del mayor.
ーNo esperaba que vinieras ¿Hazel te dio mi recado? ーpreguntó ameno sin signos de molestias.
ーSi, es que... olvidé algo ayer, vine a recogerlo ーexplicó mostrando la chaqueta que carga en sus brazosー también quería preguntarle algo.
ーDime ーgiró en la silla para ver mejor al menor y recargó su peso en el respaldo de esta.
ー ¿Usted cree que he mejorado en serio? ーexpresó Aziz, al principio, sin preámbulos, pero con forme avanzaba en sus palabras, su semblante decaía gradualmenteー si en verdad mis avances son porque lo he logrado y porque estoy bien.
ー ¿Por qué dudas de ello? ーregresó el mayor con curiosidad de dónde provenían tales preguntas extrañas.
ーVino a mi mente la razón de las píldoras que tengo que tomar cada tercer día ーrespondió desanimado al no recibir un "sí" directo como normalmente contesta Cornel a sus dudas.
ー ¿Hablas de la Thorazine?
La mirada de Aziz se abrió más de lo normal y retrocedió un poco con sentirse un tanto tambaleante, no faltaron tampoco las carcajadas de Ce en su cabeza burlándose del momento, pero lo peor era que decidió no haber tomado en la mañana el medicamento, suponía que ese era el motivo de sentir una fuerte necesidad de impulsividad agresiva en consecuencia de su disgusto.
ー ¿Aziz? ーllamó Cornel al ver en marasmo al mozo.
ー ¿Toda mi existencia es artificial? ーcuestionó tajante.
ー ¿A qué te refieres?
ーNada, no importa... No importa ーcarraspeó su garganta y dio media vuelta para retirarse.
ー ¿Por qué razón serías artificial? Si estás respirando y sientes que tu corazón palpita, quiere decir que estás vivo por tu cuenta ーCornel retomó las inquietudes del peliazul.
Aziz se detuvo al escuchar esas palabras, resonaron dentro suyo como un eco del subconsciente más fuerte incluso que la voz de Ce... si no fuera porque sabe diferenciar cuando es su voz y la del demonio en su cabeza, pensaría que Cornel también lo invadió, pues adivinó en su totalidad sus sentimientos.
ーQuizás te llame para que vengas el sábado, quédate al pendiente ーdijo el médico para finalizar.
ーEstá bien...ーaccedió Aziz y salió del consultorio.
El peliazul quería correr del lugar y llegar lo antes posible a su departamento, se sentía muy inestable, como aquellas veces en que no podía controlar a Ce y lo dominaban sus alucinaciones. Se preguntaba por qué, ¿qué lo hacía enfadarse tanto?
ーNo es como si os hubieran mentido, ¿o sí? ーpreguntó Ce vacilante.
Realmente, Aziz no lo recordaba, no había notado si quiera que existían grandes huecos en su memoria en los que no hay prácticamente un algo para determinar qué pasó en el momento, su vida tiene más lagunas de abismo que praderas de sol en las que él la juega de partícula de polvo; volando a donde el viento lo lleve.
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