CAPÍTULO 13 - LASCIVIA.
EDITADO
Entro al salón, segura de que mi imagen en el espejo no me engaña y luzco los más normal posible. Tal cual entro, Joe clava sus ojos oscuros en mí y me observa confundido. Miro hacia los lados, preguntándome que tengo de raro, o si tal vez se me nota mucho, ya saben, uno queda con esa aura sexual después de tener sexo, aunque lo de Lucas y yo solo haya sido un roce, fue algo bastante intenso. Suspiro profundamente, y Joe se levanta de su silla para dirigirse hacia mí. Mi pulso se acelera de nuevo, cuando está a pocos pasos de llegar hasta mí.
¿Y si lo nota? ¡Dios!
Joe me observa durante algunos instantes y me sonríe, mientras levanta su mano y me toma por la barbilla. Ladea su cara, y todo mi cuerpo se estremece por su contacto. Todo mi cuerpo ha quedado completamente sensible después de la descarga que Lucas ha provocado en mí.
—¿Estás bien? —susurra, arrugando sus cejas.
De inmediato empiezo a temblar de pies a cabeza. Mi pecho sube y baja, y tomo del brazo a Parker, acercándolo un poco a mí.
—No lo sé, estoy... —Balbuceo, tensando los músculos del mis piernas y apretando mi boca con fuerza. —Me siento extraña —chillo, mientras una gran euforia se apodera de mí.
—Tienes las mejillas muy rojas —bromea, y suelta una pequeña risa. —¿Estás enferma? ¿Quieres irte a casa?
Niego con la cabeza y empiezo a reírme sola. Joe me mira con los ojos ahora abiertos de par en par. Mi risa aumenta de volumen, y me deshago en una carcajada, muy escandalosa, para mi gusto. Joe pone sus manos sobre mis hombros y mi cuerpo se estremece de nuevo.
—No... —susurro, algo confundida por la sensación que tengo cada vez que me toca. Nunca me había sucedido. —No me toques.
Joe aleja sus manos lentamente de mí y en su cara, se forma un gesto de vergüenza.
—No, no, es qué... Me siento algo extraña —le aclaro, algo alarmada.
No quiero que piense algo que no es. Desvío mi mirada, y observo a Lucas, mirándome con una sonrisa de medio lado, tan lasciva, que siento como la humedad en mi entrepierna empapa la delgada tela de mi ropa interior, otra vez. La forma en la que me mira, me regresa al momento en el que me besó bajo esas escaleras.
—Podrías... ¿Podrías abrazarme un segundo? —Le susurro a Joe y él abre sus brazos para recibirme.
Jadeo cuando mi cuerpo se pega al suyo, y alcanzo a percibir el olor de su loción. Esto está tan mal, nunca vi a Joe de otra manera, pero ahora mismo todo, a mí alrededor, parece exudar un aura inmoral y retorcida. Una hipersensibilidad que no atiende a la lógica.
—¿Segura que estás bien? —Pregunta, poniendo su barbilla sobre mi cabeza.
Joe es mucho más alto que yo y Lucas, además de que va al gimnasio y su cuerpo, no es el más musculoso, pero sus brazos y su espalda, junto con su pecho, lucen bien formados. ¿Cómo no me había fijado en eso antes?
—Eres muy lindo, pero no te preocupes —digo, y siento como su corazón se acelera. —Amy es muy afortunada de tenerte...
—Tú sabes que ella no se entera de que me gusta —murmura con un poco de pena.
—Solo tienes que decirle, Parker —replico y dando un último suspiro, me separo de él. En su cara se forman esos adorables hoyuelos cuando sonríe.
—Tal vez no, Meyer —bromea y se da la vuelta, para ir hasta su puesto. —Y más vale que vengas a ayudarme a terminar esto.
Cuando suena el timbre para salir de clases, todos corren como almas que lleva el diablo. Por fin es fin de semana, pero no es algo bueno para mí, ya que mañana tengo que ir a la terapia que me programó Juan. Debo disculparme con él por nuestra pelea de ayer. Fui demasiado mala y grosera, cuando él lo único que quiere es que yo esté bien, y obviamente no lo estoy.
Termino de recoger mis cosas, y salgo del aula, con la cabeza dándome vueltas. Me parece irreal lo que me ha sucedido hoy, casi como si solo hubiera sido un sueño. Mis piernas temblorosas, y esta sensación de calor, me indican que todo es demasiado intenso para ser solo una fantasía. Troto un poco cuando veo a Lucas, a punto de salir del colegio, y lo tomo por el brazo.
—Espera —le digo, y él se gira para mirarme. —¿Por qué hiciste eso?
Piensa durante un rato, y empiezo a impacientarme.
—¿Hacer qué? —Responde, como si no tuviera idea de que le hablo.
—No juegues conmigo —replico. Lucas suspira, rindiéndose de una vez por todas.
—No juego contigo, ¿por qué quieres complicarlo todo? Henry te dejó muy jodida, ¿sabes? —suelta, y la sangre cubre mis mejillas.
Luego mi mano viaja con dirección al gélido rostro del albino, pero éste la sujeta con fuerza antes de que toque su rostro, clavando sus ojos translucidos en los míos. Contengo el aliento, observando la cara seria y lúgubre de mi compañero y su gesto no se inmuta, excepto por una sonrisita y un brillo malicioso en sus ojos, que hace que mi piel se erice, y quiera alejarme de él, inmediatamente. Mi muñeca se estremece bajo sus dedos, que cada vez la aprisionan con más fuerza. Mis ojos se cristalizan y de a poco puedo sentir como las pupilas se me dilatan, con cada segundo que pasa.
—Suéltame, por favor —sollozo.
—O podría romperte el brazo —continua, casi de inmediato.
—No lo harías —le desafío, mientras arrugo mis cejas, dudando de mis propias palabras. Lucas alza una ceja, haciendo que me sienta disminuida e indefensa ante cualquier ataque.
—Si, y puedo hacerte cosas peores, pero ya habrá tiempo para eso —espeta, soltando mi brazo, para después acercarse y dejar un delicado beso en mis labios, temblorosos y secos. —Nos vemos.
Entonces se da vuelta, dejándome hecha un manojo de nervios. Le veo alejarse y rodear con su brazo el cuerpo de Lana, y luego besarle cerca de la oreja.
***
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro