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CAPÍTULO 56

San Gabriel - Pensión:

Después de una larga noche, Helena despierta y voltea desesperada en busca de James, y al verlo junto a ella, se calma y se gira para acariciar su cara, (Él siente la caricia y abre los ojos)...James la mira con culpa y Helena le da un beso para consolarlo... Al separarse, él toca suavemente los moretones que tenía en su rostro y sus brazos.

James: (susurra), ¡Lo siento!

Helena: Toda la noche te la pasaste pidiéndome disculpas y mi respuesta sigue siendo la misma, (le toma su mano y la besa), James, esto no lo pudiste controlar, así que no hay nada que tenga qué perdonarte.

James zafa su mano y se incorpora para sentarse, (Helena lo imita y se le acerca para colocar su cabeza en su hombro).

James: ¡Bien!... entonces si no tienes problema con eso, voy a olvidarlo.

Helena: ¡Sí!, lo mejor será que lo olvidemos.

James: (se ríe), ¿Adivina qué idea se me acaba de ocurrir?

Helena: (levanta la cara y lo mira dudosa), ¿Qué idea se te ocurrió?

James: Rogelio Montero ya debió haber llegado a su hacienda, y de seguro también está enterado de lo que le pasó a su cuñada.

Helena: Si es así, supongo que va siendo hora de huir de éste lugar, porque el tal Ricardo ya le ha de haber dicho que "David Santana Carpio", es en realidad, "James Clayton Miller".

James: ¡No lo hará mientras el abogado esté a mi merced!... sin embargo tengo que apurarme en deshacerme de Rogelio Montero, antes de que al imbécil de mi amigo se le salga decirle la verdad.

Helena: (¿?), ¿Deshacerte de Rogelio Montero?, (él asiente), pero creí que lo que ibas a hacer, era librarte de las personas que pudieran informarle al señor Montero que eres un estafador y de esa manera lograr engañarlo haciéndole firmar los papeles que necesitas para quitarle su dinero.

James: El idiota de Rogelio tiene cuentas mancomunadas junto con su mujercita, y según lo que me dijeron en el banco, cualquiera de los dos puede firmar sin la necesidad del otro... Lo que quiero decir, es que Ana Paula de Montero, es capaz de regalarme el dinero de su esposo.

Helena: ¿Qué?... (molesta), ¿Eso quiere decir que tu fantástico plan, es quitar del camino al marido para lidiar con esa estúpida?

James: ¡No seas celosa!... Lo medité mucho y a mi parecer es más sencillo engañarla a ella que a él.

Helena: (sarcástica), Además de que también disfrutarás acostándote con ella, ¿verdad?

James: (se gira para que ambos queden de frente y vuelve a acariciar su rostro), Esa era mi intención, no voy a negarlo, pero después de ver el daño que te hice, no podría siquiera tocarla porque no deseo lastimarte más.

De pronto la consciencia de Helena se remuerde al recordar que lo había traicionado y se aleja de James,(él se sorprende, pero enseguida la atrae por la cintura para abrazarla).

James: ¿Dije algo que no te gustó?

Helena: ¡No es eso!, pero después de que te diga lo que hice, vas a querer matarme.

James: (¿?), ¿Y qué es lo que hiciste?

Helena: Antes quiero que sepas que hice lo que hice porque no tuve otra opción... Tenía mucho miedo de que ese abogado cumpliera con sus amenazas y te entregara a las autoridades americanas, (lo abraza con fuerza), ¡James!, yo me muero si algo te pasa.

James se levanta en cuanto siente la furia apoderándose de él.

James: ¿Qué demonios fue lo que hiciste?

Ella se arrastra por la cama para acercársele, y arrodillada lo toma de la mano.

Helena: Le di los papeles y el "dije"que se encontraban en la maleta que está debajo de la cama.

James la suelta con fuerza y se agacha para sacar la maleta y al abrirla ve que ya no está el portafolio...Furioso se levanta y avienta a Helena con brusquedad, pero cuando estaba apunto de golpearla, se detiene... Helena veía aterrorizada el brazo de James, y cierra los ojos en el instante en que éste suelta un golpe que no llega en ella,sino en la cabecera... Después, él se quita y comienza a vestirse... Helena se sienta y llorosa le pide perdón.

James: Voy a hacer de cuenta que no fuiste tú la que le dio ese portafolio al abogado, pero a cambio de eso, vas a ayudarme en todo lo que te pida, ¿entendiste?

Helena: ¡Sí James!, haré cualquier cosa para reparar mi error.

James: Entonces ,¡escucha bien lo que le dirás a Rogelio Montero cuando lo veas!

Helena: ¿Quieres que vaya a la hacienda a buscarlo?

James: No... ya me las arreglaré para que sea él quien venga a verte.

Helena: ¡Está bien!... (suspira),¡Dime qué es lo que tengo qué decirle!

James relata las cosas que deberá hablar con Rogelio y al terminar sale de la pensión para desayunar en la fonda. Poco después llega Rosaura quien lo mira con escrutinio... él levanta el rostro cuando siente que lo observan y ella rápidamente entra donde está Macaria para ayudarla a preparar las comidas que servirán en el día.

A James no le gustó la manera en que Rosaura lo miró y la curiosidad lo lleva a colocarse atrás de la puerta, aprovechando que no había ningún otro cliente en la fonda y casi nadie en las calles debido a lo temprano que era.

Macaria: ¿Dany ya se encuentra bien?

Rosaura: Pues no te sé decir... Ayer me la pasé encerrada en mi cuarto hasta entrada la noche y cuando bajé, me tope con la noticia del accidente de Vanesa, y que tanto mi sobrina, como Don Rogelio y Dany estaban en la clínica.

Macaria: ¡Ay sí!, fue una pena lo que le pasó a Vanesa, pero gracias a Dios su hijito nació con vida, y todos tenemos la esperanza de que se pondrá bien... (tono molesto), Aunque he de decirte que estoy furiosa con su marido... Yo pensaba que era un buen hombre y resulta que el muy malvado abandonó a su familia a su suerte.

Rosaura: (¿?), ¿Cómo qué los abandonó?

Macaria: ¡Así como lo oyes Rosaura!... El señor salió del pueblo desde muy temprano y hasta ahorita no se ha dignado en regresar... (pensativa), Lo que se me hizo raro fue que el patrón vino en la tarde a preguntar por él y también por el Licenciado... (bufa),segurito es cierto eso de la infidelidad y mejor huyó para no responderle a Dany.

Rosaura: (¿?), ¿Alejandro está desaparecido?

Macaria: ¡Bueno!, desaparecido no sé, pero el patrón estaba muy nervioso cuando vino a preguntar por ellos y de paso preguntó por los hermanos Santana, (le da un codazo), ¡oye!, ¿tú sabes qué se trae el patrón con esos dos?... Se interesó mucho en saber si habían salido del pueblo y hasta fue a preguntarle a Dolores, si estuvieron todo el día en la pensión.

Rosaura medita las palabras de Macaria y recuerda que Alejandro sospechaba del hermano de Helena. De pronto una angustia se instala en su pecho, pero se limita a continuar con su trabajo sin decir nada... James regresa a sentarse a su mesa y come lo más aprisa que puede, (en ese momento, su celular suena y contesta con un tono bajo para que no lo escuchen).

James: ¿Qué demonios quieres?

Hombre: ¡Perdón, señor!, sólo le llamo para avisarle que ya tenemos a la hermana de Rogelio Montero.

James: Se tardaron mucho, ¿no te parece?

Hombre: De haberla seguido el día que se escapó, no hubiéramos tardado tanto.

James: ¡Déjate de excusas!...

Hombre: Señor!, antes de que se ponga a gritonearme, le aviso que también retuvimos a Ricardo Archer.

James: ¿Tienen a ese imbécil?, pero ¿cómo?

Hombre: No sé la razón por la que fue a buscar a la loca, pero gracias a él, pudimos dar con su paradero y...

James: No me interesa que me relates todo lo qué pasó. Lo que quiero es saber a dónde los llevaste, (sonríe), tengo muchas ganas de ver a mi querido amigo.

Hombre: Los dejamos en una de nuestras casas de seguridad, que se encuentra a varios kilómetros de Tuxtla, casi llegando a Villahermosa.

James: ¡Bien!, más tarde me doy una vuelta, pero primero los quiero ver dentro de doce horas en Tuxtla.

Hombre(¿?), ¿Y para qué...?

James: ¡Tú ve y punto!, allá les explico para qué los necesito.

James cuelga y saca un billete de su cartera, (que arroja en la mesa y se va del lugar).

Clínica de San Gabriel:

Paula no se despegó en toda la noche del sitio donde su sobrino luchaba por vivir. Afortunadamente el pequeño estaba reaccionando favorablemente, y aunque todavía lo tenían bajo estrictos cuidados, los médicos confiaban en que superaría la crisis.

Ella miraba desde el vidrio de los cuneros, cómo una enfermera aseaba al bebé. Dany se coloca a su lado y Paula la saluda con una débil sonrisa.

Dany: ¿Cómo está tu sobrino?

AP: ¡Mejor, gracias a Dios!... Mi sobrino es fuerte y estoy segura de que se recuperará por completo.

Dany: ¡Claro que lo hará, amiga!,(observa a su alrededor), ¿dónde está Rogelio?

AP: Dijo que iba a ir a cambiarse a la hacienda y que después saldría para Tuxtla.

Dany: (¿?), ¿Va a ir a Tuxtla?, pero, ¿por qué?

AP: No lo sé y si te soy sincera Dany, en éste momento no tengo cabeza para nada más qué la salud de mi sobrino.

Dany: Lo entiendo Ana, pero también...

Un médico llega para darle el informe matutino... Dany esperaba pacientemente a que su amiga terminara de hablar con él, pero cuando se fue, Paula pidió entrar a ver a su hermana y ya no pudieron continuar con la conversación... Preocupada y frustrada por la falta de interés de su amiga, con respecto a la desaparición de Alejandro y Ricardo, prefirió irse a seguir buscando indicios que la llevaran a localizar a su esposo.

Límites de Villahermosa:

Ricardo aún dormía cuando Cynthia le mueve el brazo con brusquedad... Él se despierta y se estira mientras observa que ya era de mañana.

Ricardo: Disculpe linda señorita, pero no le veo el caso a despertarnos si de todas maneras no vamos a poder ir a ningún lugar.

Cynthia: Tenemos que estar alerta en todo momento.

Ricardo: (se recarga sobre su brazo para mirarla), ¿Tiene algún plan para escapar?

Cynthia: No vamos a escapar...Primero quiero ver a ese asesino.

Ricardo: Si lo hacemos enojar, no dudará en matarnos, así que es mejor escapar antes de que venga.

Cynthia: ¡No va a matarnos!, no le conviene.

Ricardo: (¿?), Cada vez la entiendo menos.

Cynthia: Ese hombre tuvo la oportunidad de matarme, pero no lo hizo. Eso quiere decir, que me necesita,(sonríe irónica), sin embargo en tu caso, creo que es mejor que te escapes.

Ricardo: James no me matará todavía... Su principal objetivo, es que vea morir a los que quiero y entre ellos está tu hermano.

Cynthia guarda silencio y aprieta los puños provocando que sus uñas se claven en la palma de sus manos. Ricardo se asusta al ver la sangre y de inmediato la sujeta para que se calme. En cuanto Cynthia regresa a su estado catatónico, afloja los puños, y él corta un pedazo de la manga de su camisa y la venda.

Ricardo: (sonríe), ¡Bueno linda dama!, he saldado mi deuda.

Ricardo espera su respuesta, pero Cynthia no vuelve a hablarle, ni a mirarlo. Él suspira y la recarga en la pared.

Ricardo: Esto no es bueno... Dudo mucho que puedas ayudarme en ese estado, (se toca la cabeza), ¡James!, ¿para qué quieres a la hermana de Rogelio, si está más loca que tú?, (se acomoda nuevamente en el piso), lo mejor es que no me desgaste pensando. Conociendo lo infeliz que es James, seguro que dejó dicho que no nos den de comer nada, (toca su estómago), y lo peor es que no comí ayer.

Ricardo vuelve a cerrar los ojos y al poco rato se queda dormido. Cynthia se mantiene mirando la puerta a la espera del hombre que terminó por destruir la poca cordura que le quedaba.

Hacienda del Fuerte:

David estaba sentado en la fuente de la entrada de la casa, para abordar a Rogelio antes de que se fuera...Rogelio sale casi corriendo rumbo a su camioneta y David tiene que correr tras él para alcanzarlo... Rogelio lo ve de reojo y se detiene.

R: ¿Sucede algo David?

David: Me temo que sí señor Montero.

R: Espero que no demore mucho porque tengo prisa.

David: No es mi intención quitarle su tiempo señor, pero esto que vengo a decirle es importante que lo sepa.

R: ¿Y qué es tan importante como para que no puedas esperarte a que regrese?

David: Es que ayer mi hermana quiso dar una vuelta por las afueras de San Gabriel para buscar una casa, y al regresar se encontró a unos tipos que le quitaron su bolsa y...

R: (¿?), ¿Y qué?

David: Esos infelices no estuvieron conformes con lo que llevaba y la golpearon... La pobre apenas y pudo llegar a la pensión debido a los golpes que recibió.

R: (molesto), ¡Miserables!, pero, ¿dónde carambas andabas tú, que no la cuidaste?... ¿y para qué rayos estaba buscando casa?

David: Yo estaba recorriendo las casas que los peones tienen fuera de la hacienda y Helena quiso ir al pueblo. Nuestra intención es rentar una casa, pero en San Gabriel ya no hay grandes y como somos dos, queremos tener privacidad... Mi hermana es algo especial y no le gusta estar compartiendo cuarto conmigo y yo la entiendo... Eso no se ve muy bien que digamos.

R: ¡No es tan malo!... Cynthia y yo a veces dormíamos juntos.

David: ¡De niños!, pero de adultos no creo que siguieran haciéndolo, ¿o sí, señor?

R: Pues la verdad no... Tienes razón... Es mejor que compren una casa, pero si es a las afueras del pueblo, les va a quedar muy lejos de la hacienda.

David: ¡No se preocupe!, ya veremos cómo acomodamos los horarios para seguir cumpliendo con nuestro trabajo.

R: ¡Hagamos una cosa!... dame un día para pensar la mejor manera en que ustedes puedan tener lo que quieren sin la necesidad de irse tan lejos.

David: ¿Haría eso por nosotros, señor?

R: ¡Claro hombre!... Verás que encontraremos una solución, pero ahora me disculpo porque tengo cosas qué hacer.

David: Sí señor, y gracias de nuevo.

R: No agradezcas hasta que no veas si lo que te recomiende es bueno, o no.

Rogelio sube a su camioneta, pero antes de ponerla en marcha se baja y regresa con David.

R: ¡Disculpa David!, quiero preguntarte si no será mucha molestia que vaya a visitar a tu hermana.

David: ¿Quiere visitarla?

R: ¡No me malinterpretes!, lo que pasa es que le tengo aprecio y quiero cerciorarme de que esos infelices, no le hicieran nada grave... Parece que ella ha sufrido mucho en la vida y me gustaría ayudarla.

David:(pensativo)...

R: Si consideras que no es buena idea, lo entenderé... Con las cosas que se estuvieron diciendo ayer sobre tu hermana y Alejandro, me imagino que se sienten incómodos y...

David: ¡No es eso, señor!... puede ir a verla... A Helena le dará gusto saber que hay alguien más a parte de mí, que se preocupa por ella.

R: ¡Ta bueno!, entonces nos vemos después.

Rogelio finalmente se marcha y David se va hacia los establos.

David: ¡Eres un idiota Rogelio!, no sabes que me estás haciendo las cosas más fáciles, (se ríe), ¡vamos a ver cómo te enfrentas a lo que te espera!

David saca a Black Thunder para cepillarlo, y dedica la mañana entera a felicitarse mentalmente, por su excelente actuación ante Rogelio.

San Gabriel - Casa de Mercedes:

Margarito, Mary, Valeria y Gerardo jugaban escondidillas en el patio de enfrente...Margarito se colocó detrás de un árbol para esconderse de Mary, pero al girar su rostro hacia la reja, ve a su papá y corre a abrazarlo. Rogelio cobija a su hijo entre sus brazos y besa su cabeza.

Margarito: ¡Papá!, ¡qué bueno que ya estás aquí!, (se separa y empieza a gritar para que Mary vaya), mira cómo ha crecido mi hermana en éste mes que han estado lejos.

Mary llega corriendo y sin reparar en su hermano, salta para que su padre la cargue.

R: (besa su mejilla), ¡Qué grande se ha puesto mi princesa!, (acaricia el rostro de su hijo), y mi chamaco ya se ve como todo un hombre.

Margarito: ¡Ya quisiera papá!, aunque no niego que crecí unos dos centímetros.

R: Yo diría que creciste unos seis, (palmea su espalda), ¡estás re altote!

Margarito: No tanto como tú.

R: Aún estás creciendo, así que no te atormentes, (trata de ver hacia dentro de la casa), Margaro, ¿tu mamá está allá adentro?

Margarito: No... Ella no ha venido.

R: Seguro sigue en la clínica.

Margarito: Creo que sí... y por cierto, ¿cómo está mi primo?

R: Lo último que supe es que está delicado y que necesitaban esperar setenta y dos horas para poder confirmar si libró la crisis.

Margarito: Mi primo es fuerte al igual que su abuelo y mi mamá.

R: Eso sí...Federico Galván era muy fuerte y mi Paula y Vanesa debieron heredársela.

Rogelio baja a Mary y con un beso la invita a continúe jugando. La niña corre hacia su prima y Gerardo para seguir persiguiéndolos... Rogelio y Margarito la observan jugar y sonríen. Después de un minuto, Rogelio coloca una mano sobre el hombro de su hijo y éste voltea a mirarlo.

R: Margaro, tengo algo qué pedirte.

Margarito:(¿?), ¡Tú dirás, papá!

R: Hijo, voy a irme a Tuxtla, y la mera verdad, no sé que vaya a encontrar en ese lugar. Por eso te voy a pedir, que cuides mucho de tu mamá y hermanos.

Margarito:¡Claro que los voy a cuidar!, pero tú estarás bien ¿verdad?

R: (suspira),¡Por supuesto que estaré bien, hijo!... ¿A poco no confías en tu padre?

Margarito: Siempre voy a confiar en ti, papá.

R: ¡Gracias hijo!, y también debo agradecerte que no preguntaras el motivo por el que tengo que irme.

Margarito: Quisiera preguntarte, pero respeto tus motivos para no decirme nada. Además no necesito que me expliques, porque sin importar lo que puedas pedir o hacer, yo cuidaré siempre de mis hermanos y de Paula.

R: ¡Estoy muy orgulloso de ti, hijo!, (lo abraza), no tienes idea, de lo mucho que me enorgulleces.

Padre e hijo permanecen inmersos en ese abrazo, en el cual se transmiten todo el amor y la admiración que sienten, el uno por el otro. Minutos después, se separan y Rogelio le da un último beso a su hijo, para luego irse rumbo a la Clínica...Margarito ve alejarse la camioneta de su padre, y dentro de su pecho se forma un dolor agudo que hace que derrame una lágrima, pero que limpia antes de que Mary lo sujete de su pierna para reclamar su atención.

Clínica de San Gabriel:

Rogelio se detuvo frente a la clínica, pero no se atrevió a bajar y mejor se dedicó a mirarla entrada, esperando ver salir a la persona que más necesitaba en ese momento, sin embargo, al paso de los minutos, acepta el hecho de que ella no saldría.

Estaba por irse cuando ve a Ernesto y se baja para ir con él.

R: (grita),¡Buenas Ernesto!

Ernesto:(voltea), ¡Buenos días Rogelio!... ¡qué milagro que te apareces por aquí!...¿vienes a ver a tu sobrino?

R: Tal vez más tarde, ahorita me urge irme a Tuxtla.

Ernesto: ¿Vas a reportar la desaparición de Alejandro y de Ricardo?

R: ¡Tal vez!, y es que no quise hacerlo antes porque tenía la esperanza de encontrarlos. Eso sin contar que no me fio de las autoridades... Por algo Alejandro no hizo ninguna denuncia.

Ernesto: ¡Es cierto!, pero Rogelio... no deberías hacer las cosas solo... Si James Clayton está detrás de la desaparición de Alejandro y Ricardo, significa que es peligroso y tú vas por ahí sin ningún tipo de compañía.

R: ¿Qué podría tener contra mí, ese tal James?... yo ni siquiera lo conozco.

Ernesto: Tampoco Alejandro lo conocía, pero cuando estuvo investigando quién era James, resulta que desaparece.

R: Sí es verdad lo que sospechas, entonces quiero ver si ese maldito tiene el valor de venir a enfrentarme.

Ernesto: ¡No seas impulsivo Rogelio!, lo mejor en estos casos es denunciar.

R: ¡Y sí eso lo mejor!, ¿por qué Alejandro no lo hizo?

Ernesto: (¿?),Yo no... (suspira resignado), ¡no lo sé!

R: Yo creo que no lo hizo porque se dio cuenta de que no contaría con el apoyo de una autoridad. Recuerda que aquí todo se puede comprar con dinero y James Clayton tiene mucho gracias a sus fraudes.

Ernesto: ¡Como siempre, tienes razón!

R:¡Desafortunadamente, es así!... Bueno, tengo que irme, pero antes te pido de favor que cuides de Ana Paula y mi sobrino... No he querido aparecerme ante ella, porque no sé qué decirle para que no se preocupe... Suficiente tiene con lo que le pasó a su hermana y nuestro sobrino, como para que yo venga y la deje" con el Jesús en la boca"... Además no tengo el valor de hablar con Daniela y podría jurar que las dos están ahí dentro.

Ernesto: Dany estuvo acompañando a Ana Paula un rato, pero después se retiró a su casa.

R: Debo darle las gracias por no dejar sola a mi mujer... Cuando vuelva será lo primero que haga.

Ernesto y Rogelio se dan un apretón de manos y luego éste último sube a su camioneta...Rogelio se va y Ernesto se queda mirándolo con la misma extraña sensación, que tuviera Margarito.

San Gabriel - Pensión:

Helena caminaba de aquí para allá en todo el perímetro de su cuarto. Se había arreglado un poco pero aún con el maquillaje, los moretones se veían claramente... Al pasar cerca del espejo, mira su reflejo y se toca el rostro.

Helena: ¡Esto se ve horrendo!, sólo espero que Rogelio se trague el cuento del asalto.

En ese mismo instante, el golpe en su puerta la pone en alerta y camina para abrir, (no sin antes, dar una última arreglada a su traje).

Rogelio trataba de visualizar en su mente, la desafortunada apariencia que tendría Helena después de haber sido golpeada por los asaltantes, sin embargo lo que vio al abrirse la puerta, lo dejó sin palabras... Frente a él se encontraba una mujer con severos golpes en casi todo el rostro; uno de sus ojos estaba completamente amoratado, (y debido a eso permanecía cerrado), su labio inferior tenía una cortada profunda y en su cuello se apreciaban algunos rasguños. El traje cubría sus brazos y piernas, pero Rogelio estaba seguro de que debajo de toda esa ropa, también habían golpes y esto lo confirmó cuando Helena caminó hacia adentro, puesto que lo hacía de manera lenta y sostenía su costado con una de sus manos.

Helena tomó asiento en su cama y Rogelio lo hizo a un lado de ella.

R: Helena, no sé qué..., (como no podía articular bien, mejor guardó silencio).

Helena: Siento mucho que me vea así... Seguramente mi hermano le habló de lo que me pasó ayer, y aunque agradezco su visita, hubiera preferido que no viniera.

R: Helena, le pido disculpas por la manera tan idiota en la que me estoy comportando... Lo cierto es que me imaginé todo, pero esto es en verdad salvaje, (molesto), ¡le juro que esos malditos van a pagar caro lo que le hicieron!

Helena: ¡Lo dudo!... Esos asquerosos me amenazaron... Dijeron que son intocables porque el agente de la delegación de Tuxtla, es amigo suyo.

R: ¡Me importa poco que tengan un conocido!, ahorita mismo me voy para Tuxtla y hago que ese desgraciado lleve a esos miserables para que paguen por lo que le hicieron.

Rogelio se levanta hecho una furia, pero Helena lo detiene y se abraza a él con desesperación.

Helena: ¡No por favor!, no quiero que le pase nada. Usted ha sido muy bueno conmigo y no me perdonaría que le hicieran algo por mi culpa.

R: Esto que le hicieron es un salvajismo y además deben pagar porque seguirán haciendo daño sino los detenemos.

Helena: Pero...

R: (la interrumpe), No me va a convencer Helena... Como hombre, no puedo quedarme con los brazos cruzados.

Helena: ¡Está bien!, no voy a detenerlo, pero al menos déjeme ir con usted.

R: ¿Se siente con fuerzas para hacer un viaje de muchas horas?

Helena: De todas maneras van a requerirme ¿no?, y sé muy bien que a esas personas de la delegación, no les va a importar que no me encuentre en condiciones.

R: ¡Ta bueno!... ¡vámonos entonces!

Helena va hacia el ropero para sacar una pañoleta con la que se cubrió el rostro y también se puso unos lentes oscuros. Después toma su bolso y sujeta la mano de Rogelio...Ambos se miran con cierto cariño, aunque en sus mentes los pensamientos distan de ser iguales, ya que, de parte de él, existe una extraña necesidad de protección para una mujer que siente que ha padecido cosas malas en su vida, pero de parte de ella, el amor por un mal hombre acaba de ganarle la batalla a la consciencia y ya prepara la actuación que hará llegando a Tuxtla.

Los dos salen sin soltar sus manos, siendo vistos por Macaria y algunos comensales, pero un par de ojos chismosos, maquinan en su mente infinidad de historias impúdicas que ya quiere contar a la patrona de la hacienda del fuerte.

La camioneta hace su camino hacia Tuxtla y la mujer que inventó la infidelidad de Alejandro baja las escalaras de la fonda como queriendo alcanzar el vehículo... Macaria la jala del cabello y hace que regrese al local.

Macaria: Por tu bien espero que no vuelvas a soltar chismes por ahí.

Adelaida: ¿Cuál chisme Macaria?... Eso que viste, yo no lo estoy inventado... ¡todos lo vieron!

Macaria: ¡No seas hipócrita!, sé qué lo que quieres, es decirle a la patrona que su esposo salió del pueblo con la señorita Santana.

Adelaida: (se hace la ofendida), ¡Cómo crees Macaria!, jamás iría a decirle semejante cosa ala pobre de la patrona, y menos cuando está pasándola tan mal con lo de su hermana.

Macaria: ¡Pues más te vale que sea así!, porque si me entero que fuiste con ella, yo misma te agarro de las greñas y te saco del pueblo.

Adelaida: ¡Ya entendí!, te juro que no le diré nada, pero acuérdate que no fui la única que vio al patrón salir de la manita con la secretaria, y cualquiera podría decírselo.

Macaria: Sólo hay una chismosa en el pueblo y esa eres tú.

Adelaida: (se sienta de mala gana en una silla), ¡Te dije que no le diré nada!, pero si sigues molestando, lo voy a reconsiderar.

Macaria respinga, pero se contiene de golpear a la mujer, y de forma brusca entra a su local para tomar un vaso con agua... Adelaida espera un tiempo y luego escapa de la fonda para ir corriendo a repartir el chisme por todo San Gabriel.

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Horas más tarde, la jornada laboral está llegando a su fin para la mayoría de los peones... entre ellos David/James, quien al terminar de atender a los caballos, va con Pancho a solicitar prestada una camioneta, para según él, seguir buscando casa, (supuestamente la suya estaba descompuesta)... Pancho lo piensa un poco, pero accede a prestarle el vehículo, con la condición de que lo regrese a primera hora de la mañana.

James conduce a una gran velocidad por la extensa carretera de Tuxtla. En una parte del camino, detiene la marcha para cambiar el vehículo por uno de los que manejaba uno de sus hombres que estaba esperándolo ahí, (el otro sujeto sube al carro de la hacienda). Después de hecho el cambio, ambos retoman el camino, pero en distintas direcciones.

Más adelante, pasa por una gasolinera, en dónde ve a Rogelio junto con Helena comiendo en un pequeño local y sonríe con malicia ya que el plan estaba saliendo mejor de lo que pensaba.

Helena alza la vista y observa el paso de la camioneta, (que en ese momento hacia parpadear las luces delanteras). Aquello era la señal que ella esperaba para continuar con el viaje.

Helena: Señor Montero, ¿cree que ya esté lista la camioneta?

R: (ve la hora en su reloj de mano), Espero que sí, (gruñe), ¿cómo carambas se me fue a detener la camioneta a mitad del camino?... Cuando llegue a la hacienda, Pancho me va a oír.

Helena: ¡No lo culpe!... Fue una pena la descompostura de la camioneta, pero tuvimos suerte de encontrar gente que la reparara, así que no es necesario regañarlo.

R: Sí pero él revisa los vehículos de la hacienda.

Helena extiende su mano hacia donde se encontraba la de Rogelio y le da una suave y rápida caricia.

Helena: ¡No se enoje señor!, gracias a Dios, no pasó de un pequeño retraso.

Rogelio se sintió un poco incómodo con la caricia que ella le diera en su mano, pero inmediatamente desechó el malestar y se levanta para continuar su viaje.

Clínica de San Gabriel:

Dany y Rosaura fueron juntas a visitar al hijo de Vanesa y Ricardo. Las dos coincidieron en el camino, pero no tuvieron ánimo de hablar de nada, (ni siquiera de la desaparición de Alejandro y Ricardo).

En la sala de espera se encontraba Paula con la mirada perdida y sus manos entrelazadas. Las mujeres se detienen a un lado de ella, sin embargo Paula no se dio cuenta de su presencia hasta que Rosaura coloca una mano sobre su hombro.

AP: (sorprendida),¡Tía!, ¿qué haces aquí?

Rosaura: Vine a ver cómo se está Vanesa y su hijo.

AP: Mi sobrino está un poco mejor, pero mi hermana sigue en coma.

Rosaura: Al menos el pequeño se está recuperando y por ahora, eso es suficiente.

AP: (alterada),¿Quieres decir que mi hermana no importa?

Rosaura: ¡No quise decir eso, hija!

AP: ¡Entonces!,¿cómo debo tomar el que digas que por ahora es suficiente que mi sobrino se recupere?

Dany: (la sujeta de los hombros), ¡Cálmate Ana Paula!, Rosaura no está diciendo que Vanesa no importe... Amiga, en las condiciones tan complicadas, en las que nació tu sobrino, es un milagro que haya sobrevivido, pero él está luchando mucho más que cualquiera... Incluso más que su propia madre.

Paula desvía la mirada al sentirse avergonzada por la manera en que le habló a su tía y para enmendar su error, se abraza de ella.

AP: ¡Perdóname tía!, pero estoy preocupada y el no tener al apoyo de nadie me está empezando a afectar... Rogelio no ha venido a hacerme compañía y Ricardo no se ha dignado en aparecer y sé que eso es lo que le falta a mi hermana para que desee regresar de ese limbo en el que se encuentra.

Dany: Ana, yo creo que Ricardo también...

Rosaura le hace una rápida señal para que no siga hablando... Dany se calla y para no cometer otra indiscreción, se ofrece a traerle un té.

Cuando Dany se va, aparece Adelaida y va a sentarse a un lado de Paula.

Adelaida: ¡Hola señora Montero!, supe lo de su hermana y quise venir para que sepa que cuenta conmigo para lo que necesite.

AP: (no la mira), ¡Gracias!, pero ahora no necesito nada.

Adelaida: De todas maneras le dejo saber, que estaré siempre para usted.

Paula asiente con la cabeza, pero sigue ignorándola... Rosaura le dirige una mirada despectiva a la chismosa mujer, (que no se inmuta ante ese gesto y sigue sentada como sin nada)... Al ver que Adelaida no tenía intenciones de irse, Paula voltea y trata de hablar, pero ella la interrumpe.

Adelaida: ¿El patrón y Helena no han venido para acá?

AP: (¿?), Ninguno ha venido, pero, ¿por qué tendrían qué venir juntos?

Adelaida: Es que tiene como unas dos o cuatro horas, que los vi salir de la pensión, bien agarraditos de las manos, y pensé que ambos estaban dando su apoyo moral a la señora Vanesa.

Rosaura se levanta y se coloca frente a la mujer.

Rosaura: Ya vas a empezar con tus chismes, (jala su brazo), ¡mira niña!, si no te vas con tu lengua viperina, yo misma te la voy a cortar.

Paula también se levanta y hace que su tía suelte a la mujer.

AP: ¡Tía, por favor!, estamos en una clínica, no en un mercado como para ponernos a pelear como viejas verduleras.

Rosaura: ¡Losé!, pero ésta mujerzuela fue la culpable de que Dany se enojara con su esposo, y todo por andar inventando idioteces.

Adelaida: Sólo dije lo que vi, pero como ustedes son tan ingenuas, no quieren creer lo que tienen a la vista.

AP: (molesta),Y según tú, ¿qué es lo que tenemos a la vista?

Adelaida se pone de pie para encarar a Paula y con una sonrisa sínica, vuelve a hablar.

Adelaida: Muchos hemos notado las miradas lujuriosas y la excesiva preocupación que tanto el Licenciado, como el patrón, le dirigen a Helena desde que llegó a San Gabriel... Los dos la buscan en su cuartito, cuando el hermano no está y no me vaya a decir que es sólo para conversar como si fueran amigos.

AP: (da un paso más cerca de la mujer), ¿Qué estás queriendo dar a entender?

Adelaida: ¡Lo ve señora!, a pesar de que fui clara, usted sigue fingiendo que no me entiende, pero déjeme decirle que Helena le interesa muchísimo al patrón, y me consta porque cuando regresaron de Oaxaca, yo paseaba por el pueblo en el mismo momento en que la camioneta entraba y los vi besándose mientras el hermano iba manejando.

Rosaura:¡Maldita mentirosa!

Rosaura quiso echársele encima, pero Paula se adelantó y le dio una fuerte cachetada que la envió al piso.

AP: Quiero que te vayas antes de que colmes mi paciencia y se me olvide que estoy en una clínica y termine por romperte la cara a golpes.

Adelaida había pensado que Paula la arrastraría hasta sacarla de la clínica, pero se sintió confiada al momento de escuchar su advertencia, porque eso le decía que en realidad no le haría nada, y agradecía el hecho de que la patrona de la hacienda del fuerte, se estuviera conteniendo por su hermana y sobrino.

Adelaida: (se levanta del suelo), ¡Está bien señora!, pero eso no cambiará el hecho de que su marido esté con otra mujer, mientras usted está aquí, muriéndose de la preocupación por su familia.

Rosaura toma a Adelaida de su cabello y la saca de la clínica... Dany iba con el vaso del té, cuando ambas mujeres pasan a su lado y ve como Adelaida caía de nuevo al piso y se quejaba del fuerte dolor por haberse pegado en las piedras... Rosaura regresa con su sobrina y Dany la sigue de cerca, pero lo que observa en Paula la desconcierta, pues estaba de pie con sus brazos cruzados sobre su pecho y su mirada no expresaba nada.

Rosaura: Ana Paula, ¿te sientes bien?

AP: ¡Por supuesto tía!, ¿por qué no habría de estarlo?

Rosaura: ¿Cómo qué por qué?, pues por las estupideces que te dijo esa mujer.

AP: No quiero pensar en lo que Rogelio hace o deja de hacer, porque mi prioridad ahora es únicamente mi sobrino.

Rosaura: ¡Sí, pero...

AP: (mueve su mano para restarle importancia), Tía, voy a los cuneros y después con Vanesa, así que te pido de favor que dejemos ésta plática para otro momento.

Paula se aleja y Dany se acerca a Rosaura para invitarla a sentarse.

Rosaura: ¿Qué raro que no se puso como loca?, ¡es tan celosa!, que creí que se pondría a maldecir a Rogelio, pero parece que ni siquiera le importó lo que dijo esa tipa.

Dany: Hoy no hay nada que le importe más que su sobrino, y en parte eso está bien, pero las cosas que están sucediendo no creo pertinente que las ignore.

Rosaura: Si Rogelio se fue con esa mujer, nada bueno va a pasar... lo presiento.

Dany: (¿?),¿Por qué lo dice, Rosaura?

Rosaura: Antes debo saber más.

Dany: (¿?),¿Más, sobre qué?

Rosaura: Luego te digo.

Rosaura se levanta y deja a Dany con muchas preguntas sin responder y con una desesperación en su pecho, que no ha cesado desde que su esposo desapareciera.

Delegación de Tuxtla:

James es el primero en llegar a Tuxtla y detiene el vehículo frente a la delegación. Unos cuantos metros adelante, había un auto compacto, del cual baja uno de sus hombres para entrar en su camioneta.

James: ¿Cómo va el asunto del abogado?

Hombre: Lo trasladaron al reclusorio, ayer mismo... Tal parece que la familia del político teme demasiado a que se sepa que el psiquiatra muerto, era su pariente y con lo que hicieron para ocultarlo, nos ahorraron todo el trabajo.

James: ¿Así que no hubo necesidad de que ustedes intervinieran?

Hombre: No en cuanto al arresto... pero dejamos las pruebas del fraude que hizo el abogado para obtener la protección de Bruno Rey, y con eso conseguimos el traslado al reclusorio.

James: ¡Muy bien!... Parece que todo está saliendo mejor de lo esperado, sin embargo hay un nuevo bache en el camino, aunque tengo la esperanza de repararlo gracias al estúpido de Rogelio Montero.

Hombre: (¿?),¿Qué bache?

James: El maldito abogado tiene en su poder unos documentos que no deben caer en manos equivocadas.

Hombre: Cuando lo arrestaron no llevaba nada consigo, ni siquiera el celular.

James: Eso significa que los dejó a resguardo en algún lugar... ¿Cuál fue el último sitio donde estuvo antes del arresto?

Hombre: Fue en un Centro Comercial.

James: ¿Y ahí hay algo que sirva para guardar cosas valiosas?

Hombre: Solamente hay comercios, (piensa un momento), aunque también hay un banco en la planta baja.

James: Entonces los dejó en el banco.

Hombre: Pero ya no podrá sacarlos y menos estando acusado de fraude.

James: ¡No seas idiota!... Ese abogaducho no trabaja solo y seguramente uno de sus socios sabe que guardo los documentos en ese banco... Es por eso que necesito encargarme de Rogelio para saber quién demonios es el otro estorbo, así que avisa al infiltrado en la delegación para que esté atento.

El hombre llama a su contacto y James mira fijamente por donde se supone entraría la camioneta de Rogelio y justo en ese momento, ve el auto acercándose.

James: ¡Ya llegaron!

El hombre voltea para ver al siguiente objetivo.

En la camioneta, Rogelio intentaba hacer una llamada para hablar con Fabiola y pedirle asesoría, pero no conseguía escuchar el timbrazo, así que arrojó su celular dentro de la guantera.

Helena: ¿Es muy importante esa persona a quien estaba tratando de llamar?

R: ¡Algo así!... vinimos hasta aquí, pero no tengo la menor idea de lo que debo hacer.

Helena: ¡Señor!

R: ¿Sí Helena?

Helena: ¡Perdóneme!

R: (¿?), ¿Qué tendría qué perdonarle?

Helena: Hay ocasiones en que la vida nos cierra muchas puertas, orillándonos a hacer cosas que en verdad no queremos, pero eso no significa que seamos seres sin alma...solamente no escogimos el camino correcto.

R: ¿Podría explicarse mejor?

Helena: Si no hace tonterías, esto terminará rápido y nadie saldrá herido otra vez... ¡se lo prometo!

R: (¿?), ¿De qué está hablando?

Helena acuna el rostro de Rogelio con sus manos y le da un fugaz beso en los labios... James los ve y le da una orden a su empleado y éste sale corriendo en dirección a la delegación.

Rogelio estaba sorprendido por la actitud de Helena y quiso hablar, pero ella colocó un dedo en sus labios.

Helena: ¡Muchas gracias por ser tan bueno conmigo, a pesar de que no me lo merezco!

R: (¿?), Me está preocupando Helena... ¿qué es lo que...

Ella lo abraza y solloza sobre su hombro. Rogelio acaricia su espalda, pero en un rápido movimiento, Helena se escabulle del auto y comienza a pedir auxilio.

Rogelio no terminaba de salir de su estupor cuando unos policías corren hacia su camioneta, y al momento de que él baja, estos se abalanzan sobre su cuerpo y uno de ellos golpea su rostro con la macana dejándolo parcialmente inconsciente...Al abrir los ojos, se encuentra sentado frente al escritorio de un funcionario de la delegación y a un costado ve a Helena llorando desconsoladamente... Él no entendía lo que decían, pero el hombre lo miraba con dureza y al mismo tiempo consolaba a la mujer.

R: ¿Qué está pasando Helena?

Delegado: ¿Y todavía se lo pregunta?

R: (se toca la cara),Lo pregunto por qué no entiendo nada... De pronto un policía idiota, vienen hacia a mí, y me da un golpe que casi me parte la mandíbula.

Delegado: ¡Mire señor!, no nos hagamos tontos, ambos sabemos el por qué lo golpeó, (señala a Helena), la señorita aquí presente, nos informó lo que le hizo y créame que lo suyo es nada comparado a los golpes que le propinó a ella.

R: ¿Qué dice?,(mira a Helena), ¿esto es una broma, no?... Helena, usted sabe que yo no le hice nada.

Helena no puede mantener su mirada y llora con más fuerza para evadir las preguntas... Rogelio intenta levantarse, pero uno de los policías lo regresa a su asiento con un brusco jalón.

R: ¡Yo no fui!,(grita), ¡dígaselo, Helena!

Delegado: ¡Deje de intimidar a la mujer!

R: No la estoy intimidando... estoy tratando de comprender el motivo por el cual está inventando todo esto.

Helena: Yo no inventé nada... Tú y yo éramos amantes, pero cuando te dije que ya no quería continuar esta relación, te pusiste como loco y comenzaste a golpearme.

R: Nunca la he golpeado, además esos golpes no son de hoy y menos vinieron de mis puños.

Helena: Eso es lo que les acabo de decir... Ayer, después de tener relaciones, te pedí que te fueras y no regresaras jamás, pero no lo soportaste y me golpeaste salvajemente...Hoy se te ocurrió que podrías reparar tu error, mandándome a un viaje por Europa, pero cuando pasamos por la delegación, vi la oportunidad de escapar de tu locura.

R: ¡Eso no es verdad!, (baja la voz y la mira con dolor), ¿por qué lo hace Helena?

Helena: ¡Más bien!, ¿por qué sigues mintiendo?... sabes lo que hiciste y ahora quieres hacerte el inocente... ¡Eres tan poco hombre!

R: (alza la voz), ¿Por qué no me di cuenta antes, de la clase de mujer que es?... le di mi confianza, mi apoyo y ahora me apuñala por la espalda... ¿por qué?

Helena: Soy yo la que le pregunta, ¿por qué?

Delegado: ¡Ya es suficiente!... señor Montero, quedará a disposición de la autoridad de Tuxtla hasta que se resuelva su situación jurídica, así que será remitido a un separo... Tiene derecho a llamar a su abogado, (se pone de pie y le acerca el teléfono), y le aconsejo que lo haga cuanto antes, (se dirige a Helena), señorita, vaya con el doctor para que le revise los golpes y después regrese a ratificar su declaración.

Helena se levanta y se va detrás del delegado... Rogelio mantiene su vista en el teléfono y tarda en esa postura varios minutos. Uno de los policías le da un golpe en el hombro para que se apresure.

Policía: Será mejor que haga su llamada porque cuando el delegado venga, lo llevaremos a los separos y al menos hoy, ya no podrá avisarle a su abogado.

Rogelio toma el auricular y marca el número de Fabiola, (que responde inmediatamente).

Fabiola: ¡Sí, diga!

R: Señorita Sánchez, habla Rogelio Montero.

Fabiola: ¡Ah!,¡buenas noches, señor Montero!, qué gusto que me llame. El señor Sanders y yo estábamos por llamarle para avisarle que hoy nos fue imposible tomar el vuelo que nos llevaría a Tuxtla, pero mañana estaríamos llegando por allá y quisiera que usted y Alejandro vinieran por nosotros para ponernos de acuerdo en lo que vamos a hacer con respecto a James Clayton Miller... He de suponer que Alejandro ya le dijo quién es el hombre ¿verdad?

R: No lo ha hecho, y, lo cierto es que ni siquiera sé en dónde está Alejandro.

Fabiola:(preocupada), ¡Dios mío!, entonces sí lograron interceptarlo.

El mismo policía apresura a Rogelio porque no podía tardarse en la llamada.

R: Señorita Sánchez, quisiera que pudiéramos hablar más al respecto, pero ahora es imposible... el motivo de mi llamada es para avisarle que me tienen detenido en la delegación de Tuxtla.

Fabiola: ¿Pero por qué está detenido?

R: Me acusan de haber golpeado a la señorita Santana, la asistente de mi esposa.

Fabiola: ¡Esos malditos!, debimos suponer que harían algo así... no se angustie señor Montero, mañana que llegue haré que lo liberen.

R: No creo que sea tan fácil y presiento que usted tampoco lo cree.

Policía: ¡Se te acabó el tiempo!, así que cuelga.

R: Tengo que colgar abogada, espero verla pronto.

Fabiola: Nos veremos muy pronto señor Montero, y por favor, no permita que lo saquen de sus casillas o su caso empeorará.

R: No le prometo nada, pero lo intentaré.

Rogelio cuelga y casi enseguida llega el delegado.

Delegado: ¿Habló con su abogado?

R: ¡Sí!, viene mañana.

Delegado: ¿Y por qué no viene hoy?... no se supone que para los abogados, lo principal es ayudar a que sus clientes no se queden encerrados ni siquiera una noche en una cárcel.

R: No se encuentra en México, pero mañana llega y en cuanto lo haga vendrá para acá.

Delegado: Entiendo... ¿y cuál es el nombre de su abogado?

R: ¿Para qué quiere saberlo?

Delegado: Para que se le permita pasar en cuanto llegue... Debido al delito, no se deja entrara cualquiera y como yo no estaré temprano, el que esté a cargo le impedirá el paso.

R: No conozco mucho de leyes, pero el supuesto delito que cometí no es considerado grave.

Delegado: ¡Claro que sí se considera grave!, porque usted casi mata a la señorita Santana, y se le está acusando no sólo de violencia física, sino también de intento de asesinato.

R: (se levanta y lo sujeta de la solapa del saco), ¿Qué está diciendo idiota?

El policía lo sujeta para que suelte al delegado, pero Rogelio sigue forcejeando.

Delegado: Y ahora le voy a incluir el de ataque a la autoridad... Con esos cargos, ni siquiera alcanzará fianza.

R: Es un... (se contiene y guarda silencio).

Delegado: ¡Llévenselo!, pero antes, ¿me dirá el nombre de su abogado, o lo dejamos sin apoyo legal?

R: Es abogada y se llama Fabiola Sánchez Pinedo.

Delegado:(escribe el nombre en un papel), ¡Bien!, dejaré indicado que le permitan pasara verlo.

El policía lleva a Rogelio a uno de los separos y cuando se queda solo, golpea los barrotes con toda la ira que había contenido, a la vez que se maldecía por haber sido tan tonto, como para creer que Helena era una mujer buena.

Afuera de la delegación:

Helena ya estaba dentro de la camioneta de James, con su mirada perdida en algún punto del edifico.

James:¡Excelente actuación!, por un momento tuve mis dudas, pero lograste compensar tus estupideces con éste grandioso acto.

Helena: Él fue bueno conmigo, no merecía que le pagara de ésta manera.

James: (sujeta su brazo y la hace mirarlo), ¿Y yo merecía que me traicionaras?... He hecho mucho por ti, pero aun así te atreviste a ponerme en peligro, (suelta su brazo y suaviza la voz), ¿acaso ese hombre es más valioso?... ¿él ha arriesgado todo por ti?

Helena se acerca para darle un beso... Ese beso, era demasiado tierno para James y logró tranquilizarlo.

Helena: No hay ningún hombre más valioso que tú para mí, por eso no me arrepentiré nunca de ayudarte, aunque eso signifique condenar a un inocente.

James: Si se comporta y no hace estupideces, nada malo le pasará, pero conociéndolo, no se quedará tranquilo.

Helena: ¿Y cómo quieres qué no haga estupideces si ni siquiera sabe lo que está pasando?

James: ¡Es cierto!, creo que debo dejarle en claro lo que no debe hacer.

James abre la puerta para bajar; Helena lo toma del brazo para hacer que se siente de nuevo.

Helena: ¿A dónde vas?

James: ¿Cómo que a dónde?... él tiene que entender que no está en posición de hacer lo que se le venga en gana.

Helena: ¿Le dirás quién eres?

James: No sé...Ya veremos.

James sale de la camioneta y entra a la delegación.

Rogelio intentaba calmarse, pero la ira que sentía hacia sí mismo y hacia Helena, era tan grande que las palmas de sus manos estaban pagando el precio de su furia. Se encontraba tan concentrado en su coraje, que no reparó en el ruido de la puerta y que una figura humana se posicionaba frente a su reducida celda.

James: ¡Buenas noches, señor Montero!

Rogelio alza su vista y sorprendido se levanta para acercarse a los barrotes.

R: (¿?), ¿Qué hace aquí David?

James: ¿No se lo imagina, señor?

R: ¿Debería?

James: Pues en realidad, no... pero para que no se quede con la duda le explicaré con detalle.

R: Empiece por decirme el motivo por el cual Helena está mintiendo.

James: Mejor empezaré presentándome formalmente... Verá, mi nombre real es James Clayton Miller...¿le suena conocido?

El golpe de la impresión fue tan fuerte en Rogelio, que lo imposibilitó para hablar... Dentro de su mente se pugnaba una lucha para comprender el peso de la reciente revelación, pero James no estaba dispuesto a esperar a que su interlocutor asimilara sus palabras y continuó con su explicación.

James: Sé que debe estar muy sorprendido y tendrá muchas preguntas qué hacerme, pero debe saber que no está en posición de exigir nada y menos arriesgase a armar un escándalo, (sonríe cínicamente), ¡claro!, si es que no desea que su hermana y su concuño pasen a mejor vida.

Al oír eso, Rogelio reacciona e intenta sujetar el cuello de James, pero éste da dos pasos hacia atrás.

James: ¿No entendió verdad?... le dije que no armara escándalo o su hermanita y concuño se mueren.

R: Tú no puedes tener a Cynthia porque ella está presa y de Ricardo..., (se detiene abruptamente al recordar que estaba desaparecido).

James: El abogado debió decirle lo que pasó, pero ya veo que prefirió guardárselo, aunque no entiendo la razón... Todo habría sido más fácil, si le hubiera dicho que su hermana intentó escapar del reclusorio junto con su psiquiatra, pero como soy un hombre con anhelos de justicia, me vi en la penosa necesidad de deshacerme del señor Mendoza, y a pesar de que su hermana se me escapó por unos días, al final la encontré y está bajo mi custodia, al igual que mi querido y buen amigo, Ricardo.

R: ¿Y Alejandro?... ¿también lo tienes tú?

James: Él está en un acogedor lugar... Casi igual al que tendrás en unas horas, así que no te preocupes, al menos no estarás solo.

R:¡Desgraciado, infeliz!

James: Peores cosas me han dicho y mejor te callas o me desquito con tu loca hermanita.

R: ¿Qué quieres?... ¡Ah, claro!, ¡qué idiota soy!... quieres dinero ¿no?

James: Algo así, pero también quiero venganza.

R: Yo no te he hecho nada, y menos mi familia.

James: Dentro de tu familia hay una escoria que me ha fastidiado la existencia desde que lo conocí, y es de él de quien voy a vengarme, pero para que sufra, ustedes tendrán que pagar... Aunque podemos llegar a un acuerdo y quizás deje vivir a tu hermana.

R: ¿Qué es lo que quieres?

James: A eso voy, pero antes te advierto que deseo divertirme con la desesperación de cada uno de ustedes... Eso hará que Ricardo se maldiga por haber llegado a sus vidas y será él quien me ofrecerá terminar con esto.

R: Entonces a qué maldito acuerdo te referías cuando mencionaste a mi hermana.

James: De ti por ahora sólo quiero silencio... ¿Sabes por qué elegí matar al doctor Mendoza, antes que a cualquier otro?

R: ¡Porque eres un maldito enfermo!

James:(sonríe), ¡No!, eso no es... Lo mate primero porque al hacerlo obtendría el apoyo de un político y con eso, inmunidad... Por supuesto que él tipo no sabe que me está haciendo un favor, pero es tan grande el temor a perder su posición, que me está facilitando todo lo que he planeado hasta ahora... Un ejemplo sería tu abogado... Ellos se encargarán de no dejarlo salir en un buen tiempo del lugar al que lo enviaron.

R: Ese apoyo note va a durar y lo sabes.

James: Puede ser, pero en éste momento lo tengo a mi disposición y con él, nadie en todo éste país va a escuchar lo que tengas qué decir sobre mí. Sin embargo soy un hombre precavido y he venido a asegurarme de que tanto tú, como tu abogada, me dejen en paz... Yo tengo a tu hermana y a Ricardo... El político tiene a tu abogado, y él a su vez, cuenta con unos documentos que me podrían afectar, así que el acuerdo completo es el siguiente... Cuando venga tu abogada, le dirás que por el bien de esas tres personas, deberá olvidarse de que esos documentos existen, o de lo contrario, tu hermana irá a reunirse con su querido psiquiatra y sabes bien, que no dudaré ni un segundo en matarla... Recuerda que no soy de esos imbéciles que les gusta hablar... Yo sí cumplo lo que prometo.

R: (golpea de nuevo los barrotes), ¡Maldito!... tu suerte no durará y cuando se te acabe, yo mismo habré de matarte.

James: ¡No lo harás!, no eres asesino, además tengo otro as bajo la manga, y es tu familia...Me imagino, que la quieres ¿verdad?

Rogelio no habla, pero aprieta con fuerza los barrotes y espera a que James continúe.

James: No me agrada lastimar niños y aunque intento no hacerle daño a las mujeres, lo cierto es que a veces ni siquiera me doy cuenta del momento en que las estoy golpeando, por eso no me alteres, ni provoques que tu mujercita lo haga...Intenta cooperar conmigo y hazla entender que puede confiar en mí como el nuevo asesor financiero de la hacienda y el rancho.

R: ¡Estás demente!, ¡jamás permitiré que te acerques a Paula!, antes te...

James: ¿Me matas?... ¡Rogelio, por favor!, ambos sabemos que aunque quisieras no podrías... No sin antes presenciar la muerte de tu hermana y tu abogado, incluso la muerte de la misma Ana Paula... Rogelio, no tienes posibilidades, te he truncado cualquier camino posible... No tienes el apoyo de ninguna autoridad, y sin ella ¿cómo vas a detenerme?

R: ¿Qué más quieres y para qué necesitas que Paula te acepte como asesor?

James: Es únicamente para que me firme algunos documentos, que me permitirán sacar dinero de las cuentas bancarias.

R: Para eso no es necesario que estés cerca de mi esposa... Yo puedo firmarte lo que quieras.

James: ¿Y arriesgarme a que me acuses cuando vaya al banco?... No tendrás recursos en cuanto a mi pasado, pero sí ahora mismo se me ocurre ir al banco a retirar dinero con tu firma y estando encerrado, eres capaz de alegar que te obligué porque Helena es mi hermana y es quien te está demandando, (se ríe), ¡Rogelio, no soy idiota!, además contigo aquí, tu hermosa esposa no hará tonterías sí en determinado caso se da cuenta de que te estoy amedrentando.

R: (irónico), Piensas en todas las posibilidades ¿no?... no dejas ningún cabo suelto.

James: ¡Me halagas!, y es cierto, es debido a mi grandiosa inteligencia que no han podido atraparme.

R: (voz baja),¡Bastardo!

James: (se acerca un poco), ¿Qué dijiste?

R: Te preguntaba qué va a pasar en cuanto tengas el dinero que quieres.

James: Todo volverá a la normalidad... Tú serás libre al igual que el abogado.. Tienes mi palabra de que una vez obtenido lo que quiero, me iré de México y dejaré libre a tu hermana... ¿Te das cuenta?, solamente debes cooperar conmigo y nada malo pasará.

R: ¿Y qué sucederá con Ricardo?

James: Ricardo es mi más grande dolor de cabeza y estoy decidido a erradicarlo.

R: ¿Erradicarlo?, (a su mente viene el recuerdo del accidente de Vanesa y aproximándose más a la reja, queda muy cerca del rostro de James), ¿tú provocaste el accidente de Vanesa?

James se hace hacia atrás y baja la mirada al piso.

James: Eso nunca debió pasar... Ricardo es quien debe dejar de existir y cuando lo haga, todos ustedes y yo estaremos libres del odio.

R: Pero él no...

James: (alza la voz), ¡Ya fue suficiente plática!... tienes tus instrucciones y por tu bien, obedece al pie de la letra.. No quisiera tener que volver a desaparecer a nadie más, ¿entendiste?

Como Rogelio no responde, vuelve a gritar.

R: ¡Entendí maldito!

James: Me alegra, (camina a la salida), es un placer hablar de negocios contigo... ¡Que tengas una excelente noche!

Una vez que James sale, Rogelio comienza a golpear todo lo que encuentra a su paso,(barrotes, cama, el piso)... No podía creer que hubiera caído tan fácil en las garras de James, pero no permitiría que ese asesino se saliera con la suya. Se juró así mismo que antes de que se atreviera a lastimar a alguno de los suyos, él sería el que lo mataría, aunque eso significara manchar sus manos y su alma.

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