CAPÍTULO 48
San Gabriel – Casa del matrimonio Hernández – cinco de la mañana:
El sonido del despertador retumba por todo el cuarto. Dany abre los ojos y trata de alcanzarlo para apagarlo, pero el peso de Alejandro se lo impedía, (la tenía abrazada y su cabeza se encontraba recostada en su hombro); ella lo mira y sonríe. Con algo de dificultad logra moverse lo suficiente y apaga el despertador. Sin embargo fue muy tarde, pues el sueño de Alejandro se vio interrumpido por el intenso ruido del aparato, y el movimiento de su esposa. Él se estira para desentumir el cuerpo; Dany se acerca a su rostro y le da un beso en los labios.
Dany:(sonríe), ¡Buenos días mi vida!
Alejandro:(corresponde a su sonrisa), ¡Buenos días!, ¿cómo amaneciste?
Dany: ¡De maravilla!, aunque un poco cansada... ¡Es que eres insaciable!
Alejandro:(mira el reloj), ¡Lo siento Dany!, hoy regresas a la clínica y yo te...
Dany: No me estoy quejando, al contrario, (le acaricia el rostro), me siento muy feliz y plena.
Alejandro la atrae hasta su cuerpo para besarla; Dany quería dejarse llevar,pero tenía que ir a su trabajo y de inmediato coloca un dedo en sus labios dando por terminado el beso.
Dany: Tengo que bañarme... se me hace tarde y si eso pasa Mercedes ya no me va a dar permiso de faltar.
Alejandro: Somos recién casados, ¡ella entenderá!
Dany: Sí pero aún falta nuestra boda por la iglesia, y le quiero pedir unas semanas para disfrutar la luna de miel.
Alejandro:(tono pícaro), Siendo así trabaja horas extras, porque mi intención es que dure varias semanas.
Dany: ¿Sabes Alejandro?, creo que juntarte con Rogelio está haciendo que adquieras sus malos hábitos.
Alejandro: ¡Es un gran maestro! y ahora lo entiendo, (suspira), esto que estoy viviendo es lo mejor que he tenido en mi vida y no quiero que termine nunca.
Dany: (¿?), Cada vez que dices cosas así me queda una duda.
Alejandro: ¿Qué duda?
Dany: ¿En verdad te sientes bien cuando estamos de esta manera?, lo que quiero decir es que, (nerviosa), ¿tú sientes...?
Alejandro: (¿?), ¿Siento qué?
Dany:(ríe nerviosa), ¡Nada!, lo que importa es que te sientas bien en este momento.
Dany se pone su bata y rápidamente se levanta para encerrarse en el baño. Alejandro también se levanta y se dirige al encuentro de su esposa, pero el teléfono de su oficina empieza a sonar y tiene que ponerse el pantalón para ir a contestarlo.
Alejandro: ¡Bueno!
Agente: ¡Buenos días!, estoy buscando al Licenciado Hernández Ramos.
Alejandro: ¿Quién habla?
Agente: Soy un agente del ministerio público y llamo para solicitar su presencia en la delegación de Tuxtla.
Alejandro: (¿?), ¿La Delegación?, ¿y para qué me requieren ahí?
Agente: ¿Usted conoció al finado Doctor Luis Mendoza?
Alejandro: ¿Finado?, (se pasa la mano por su rostro), ¡No puede estar diciendo que él está...!
Agente: ¡Así es!, desafortunadamente no tenía familia y se le está pidiendo venir porque usted es el abogado de los Montero, y el doctor atendía a la señora Cynthia Montero.
Alejandro: ¡Soy abogado de la familia!, pero no creo ser de mucha ayuda porque a él no lo conocí en persona.
Agente: En ese caso sólo vamos a hacerle unas cuantas preguntas, pero de que lo necesitamos aquí es inevitable Licenciado, ninguno de los Montero está en México y como su representante legal tiene esa obligación...¡Ah!, también estamos requiriendo la presencia de la señora Rosaura Flores... Ella es pariente de los Montero y según nos informaron, se fue con su sobrina a San Gabriel... Esa mujer sí conoció al doctor y puede identificarlo, así que le pido que no se le olvide traerla... ¡Bien Licenciado!, eso es todo, lo estaremos esperando y le recomiendo que no se demore, (cuelga).
Alejandro cuelga y enseguida se comunica con Fabiola. Dany sale a buscarlo para avisarle que ya puede irse a bañar, pero al verlo hablando por teléfono se extraña, sin embargo no lo interrumpe y se queda escuchando la conversación.
Alejandro: ¡Hola Fabiola!, discúlpame por no hablarte antes pero tuve algunos asuntos que arreglar con Rogelio... (Sonríe), ¡gracias por la comprensión!... estoy bien, ¡no te preocupes!, aunque sí me urge que solicites los retratos de la actual apariencia de James Clayton Miller... ¡luego te cuento!, ahora haz lo que te pido ¡por favor!... cuídate Fabiola y gracias de nuevo.
Alejandro cuelga y por un momento se queda pensativo. Al dar media vuelta para regresar a su habitación encuentra a Dany mirándolo fijamente. Él le sonríe, pero ella parecía distraída porque no le correspondió, así que se aproxima y le da un beso.
Alejandro: ¿Qué tienes Dany?, ¿aún te sientes cansada?... ¡si tu respuesta es afirmativa, voy con Mercedes y le pido un día más para que te recuperes!
Dany: ¡Estoy bien!, sólo me preguntaba ¿qué te gustaría de desayunar?
Alejandro: ¿Eso es lo que te puso así?, (se ríe), ¡Dany!, no es necesario que cocines, yo puedo pasar a la fonda y comprar el desayuno para los dos... Además tendrás mucho trabajo en la clínica y no quiero que te canses antes de empezar.
Dany: ¡Gracias!, eres muy comprensivo, pero es mi deseo hacer este tipo de cosas, (lo abraza), ¿verdad que no me negarás el placer de atenderte como una esposa atiende a su esposo?
Alejandro: ¡Claro que no!, ¡es más!... te propongo que un día me atiendas tú, y yo te atiendo al siguiente, (orgulloso), como únicamente vivía con mi tío, tuve que aprender a cocinar algunos platillos... aunque no creo que sean tan deliciosos como los que de seguro tú preparas.
Dany: (¿?), ¿En serio tú cocinarías para mí?
Alejandro: ¡Por supuesto!
Dany le agradece con un beso, aunque luego tiene que esforzarse para terminarlo, e inmediatamente lo obliga a regresar al cuarto para que se bañe y se vista mientras ella hacía un gran desayuno que no pudieron terminar por lo tarde que era, y salen aprisa hacia la clínica.
Fonda de Macaria y Ulises:
Rosaura se levantó muy temprano a preparar todo para el desayuno de los comensales. Helena se sienta en una de las sillas y esperaba a que fueran a tomarle la orden, pero como no ve a nadie se decide a entrar. Rosaura sale y ambas tienen que detenerse abruptamente para no chocar.
Rosaura: ¡Perdón!
Helena: ¡No hay cuidado señora!... ¿usted está atendiendo?
Rosaura: ¡Sí!... Macaria se fue al pueblo vecino junto con su esposo y regresan en unas horas.
Helena: Bueno, entonces le encargo un tazón de frutas con yogurt.
Rosaura: ¿Sólo eso va a desayunar?
Helena:(seria), No tengo hambre, quizás más tarde lo compense.
Rosaura: ¡Muy bien!, en un minuto le traigo lo que pidió.
Helena vuelve a tomar asiento. Como aún tenía sueño debido a que se pasó la noche en vela esperando a James, recarga sus brazos sobre la mesa y coloca su cara en ellos. En su mente continuaba el recuerdo de la plática entre Dany y Vanesa... ¡Se odiaba!, pero no podía evitar sentir envidia porque ellas tenían como pareja a dos hombres que las respetaban y les daban su lugar.
Helena:(susurra), ¡James!, ¿por qué no puedes al menos hablarme con respeto?
Enseguida de decirlo, la camioneta de James pasa de largo y se detiene frente a la posada. Helena lo ve y se apresura a alcanzarlo... James llevaba la misma gabardina de la noche anterior; su rostro estaba sereno, pero caminaba como un autómata... Con un fuerte empujón abre la puerta de su cuarto y de la misma manera la cierra, (Helena apenas y alcanza a detenerse antes de que ésta la golpee)... Al entrar lo ve parado frente a la mesa del comedor con ambas manos sobre el respaldo de una silla... Con algo de nervio se le acerca lentamente, pero en ese momento él grita con fuerza y luego se deja caer de rodillas...¡Helena sentía temor!... esa actitud la vio por primera vez cuando perdieran lo más preciado de sus vidas y sólo se repetía cada que él volvía a hacer lo mismo... James comienza a llorar de rabia y golpeaba con furia el piso provocando que sus nudillos sangren...Helena se apresura a arrodillarse junto a él y sostiene sus manos para evitar que siga lastimándose.
Helena: ¡Por Dios James!, ¿qué te pasa?
James:(desesperado), ¡Era necesario te lo juro!... si él seguía vivo nos causaría problemas y yo tuve que hacerlo otra vez... (Alterado),¡aunque ese maldito se lo buscó!... si se hubiera quedado callado, no me habría sacado de mis casillas... (Desesperado), ¡Pero sus palabras eran ciertas!... ¡debí contenerme!... ¡debí hacerlo por nuestro hijo!
James finalmente deja de moverse y se recarga en Helena, (que le costaba mucho mantenerse en equilibrio), cuando ella ve que la crisis poco apoco va pasando, acaricia su cabello y lo mece en sus brazos...James trata de decir otra cosa, pero Helena lo calla con suavidad.
Helena: ¡No digas nada más!... entiendo perfectamente tu dolor, pero James, esto ya no puede continuar... Desde que llegamos aquí tu condición mental ha ido empeorando... Si seguimos así terminaremos en la cárcel, (voz dulce), ¡por favor!, ¡vámonos!
James: Aún no le hemos quitado nada a los Montero... Para que vivamos bien, necesitamos por lo menos una parte de su fortuna... Si consiguiera las escrituras y un poder legal sería muy sencillo, pero hay un estorbo que no permitirá que los obtengamos.
Helena: ¡Entonces déjamelo a mí!... Ahora que no están esos dos, será más fácil... Ese abogado es muy pasional y lo mejor es que se deja llevar por el instinto de macho, (sonríe), te aseguro que caerá rápido.
James:(¿?), ¡No sé de qué hablas!
Helena: Yo sola me entiendo, (lo ayuda a levantarse), ahora tienes que descansar.
Helena lo lleva hasta la cama y lo recuesta. De un cajón saca un pantalón de pijama y con cuidado le quita la ropa para ponérselo, (James parecía haberse quedado dormido y por eso le costó más trabajo cambiarlo). Después de taparlo con las cobijas, se encamina a la puerta, pero James vuelve a hablar, (en sueños).
James: ¡Tú sólo eres mía!... ¡que no se te olvide!
Helena:(incrédula), Ojalá lo hubieras pensado antes de convertirme en lo que soy, ahora ya no sé a quién pertenezco.
James:...
Helena: ¡Sabía que no te importaba!
Helena sale del cuarto para ir a la fonda y de lejos ve a Alejandro subiendo rápidamente las escaleras y entrar a la cocina, (él no vio a Helena)... Rosaura iba a llevar el tazón de frutas, cuando Alejandro se pone frente a ella.
Alejandro: ¡Buenos días Rosaura!
Rosaura: ¡Buenos días Licenciado!, (nerviosa), ¡por favor dígame que viene a desayunar!
Alejandro: (¿?), ¡No!, pero algo me dice que presiente a qué vine.
Rosaura: ¡Me doy una idea!... Hace tiempo el doctor Mendoza me dijo que él y Cynthia escaparían del reclusorio... Anoche me envió un mensaje con Pancho comunicándome que "serían libres" pero que había problemas... Él no hubiera mandado nada de no ser porque el problema fuera realmente grave.
Alejandro: ¿Por qué no me lo dijo Rosaura?
Rosaura: Porque usted es un hombre de la ley, y si se lo decía, sería como convertirlo en cómplice.
Alejandro:(toma aire), Rosaura, le pido que se siente.
Rosaura: Lo que tenga que decir, ¡dígalo!, (melancólica), de todas maneras siempre supe que no lo lograrían.
Alejandro: ¡Lo lamento mucho!, el doctor Mendoza no lo logró... pero si tenía planeado escapar con Cynthia, mi duda ahora es ¿por qué sólo me llamaron por él?... A la hermana de Rogelio únicamente la mencionaron para indicarme que era el doctor quien la atendía.
Rosaura: Tal vez los descubrieron y él debió protegerla... ese hombre siempre estuvo enamorado de ella, pero jamás se atrevió a decírselo.
Alejandro: Entiendo... Rosaura, probablemente me tome por un insensible, pero el tiempo es oro y me urge saber lo que está pasando, así que por favor, termine lo que tenga pendiente en éste lugar para que nos vayamos a Tuxtla.
Rosaura:(¿?), ¿A mí también me requieren?
Alejandro:¡Sí!... y será para un asunto que estoy consciente le costará mucho afrontar.
Rosaura: Se sorprendería de lo que ahora soy capaz de afrontar... De los dos Licenciado, yo soy más insensible, (sale a llevar el tazón), deme veinte minutos.
Rosaura le deja el tazón a Helena y regresa a la fonda para guardar todo.Alejandro se sienta en las mesas de afuera y saca su celular. Helena se levanta y va a sentarse en la silla frente a él.
Helena: ¡Hola!
Alejandro:(la mira unos segundos), ¡Buenos días Helena!
Helena: ¿Está ocupado?... ¡Claro que sí!, ¡qué tonta!... un abogado siempre tiene trabajo, y según me dijo Consuelo, usted es el mejor del D. F., (admirada), ¿quién lo dijera?, un hombre tan guapo y joven, es considerado un grandioso abogado penalista.
Alejandro:(le sonríe), ¡Le agradezco el cumplido!, pero hay muchos abogados en el D. F. con una excelente reputación.
Helena: Pero ninguno tan honesto como usted, (coloca su mano sobre la de él),es muy difícil encontrar abogados honestos hoy en día, y para la gente de San Gabriel, usted es un diamante sobre el montículo de carbón.
Alejandro:(retira su mano), Hay otros abogados con la misma calidad moral, solamente debe ser más perceptiva.
Helena:¿Y usted me puede decir cómo diferenciarlos?
Alejandro: Con gusto Helena, después le doy unos consejos.
Helena:¿Tendrá tiempo ahora?
Alejandro: Hoy no, ¡lo siento!... en cuanto lo tenga yo le aviso, (se pone de pie), me va a disculpar, pero voy a buscar a mi esposa... con su permiso, (camina rápido hacia la clínica).
Helena:(voz baja), Sé que eres distinto a Rogelio, sólo tengo que ser paciente, pero por tu bien, mejor cae conmigo.
Después de terminarse el tazón de frutas, Helena se dirige al rancho... Alejandro fue a informarle a Dany que se iría junto con Rosaura a Tuxtla para la firma de unos papeles que quedaron pendientes de su liberación, (no quiso preocuparla). Pancho llegó a la fonda por órdenes de él y le hace el encargo de atender la hacienda, pero sobre todo que mantuviera a David lejos de la casa. Cuando Rosaura termina de cerrar la fonda y la tienda, ambos se van rumbo a Tuxtla.
Aeropuerto de Londres:
El matrimonio Montero llega a Inglaterra. La emoción de Paula era tan grande que no percibía que Rogelio aún estaba serio.
En una de las salas ya los esperaban Ricardo, Hugo, Edward y Jennifer. Paula iba frente a su esposo y al verlos apresura el paso. Jennifer es la primera en acercarse y le da un afectuoso abrazo de bienvenida.
Jennifer:¡Welcom to england!
AP:¡Muchas gracias Jen!, (contenta), desde que subí al avión no dejaba de sentirme emocionada.
Jennifer: Yo sentí lo mismo porque es la primera vez que vengo.
Rogelio finalmente llega con ellos y Jennifer termina el abrazo con Paula para darle uno a Rogelio, (amistoso).
R: ¡Ah caramba!, yo esperaba un abrazo más fuerte Jennifer.
Jennifer:(se separa), ¡I'm sorry Rogelio!, pero tengo un prometido más guapo que tú y a él es a quién le doy todos mis abrazos apasionados.
AP:¡Perdona Jen!, pero Rogelio es el hombre más guapo del mundo.
Jennifer: Tal vez de tu mundo, porque en el mío Edward es el único.
R:¡Oigan!, esto no es cómodo ni para Edward ni para mí.
Los tres hombres se acercan y de inmediato Jennifer regresa con Edward para tomarlo del brazo. Paula los mira bien y nota el intenso brillo del anillo de compromiso.
AP:¡Dijiste "prometido"!, entonces si ya se comprometieron, eso quiere decir que pronto será la boda ¿verdad?
Jennifer: Mi amado Edward no puso fecha y como no lo veo tan preocupado por ese "pequeño detalle", supongo que lo haremos dentro de quince años.
Edward:¡Por supuesto que no mi amor!, pero... bueno... primero tenemos que,(mira a Rogelio), antes que nada hay que terminar de recibir a Rogelio y Ana Paula, y luego hablamos de ese tema.
Ricardo:¿Y qué nos falta?... Jennifer ya les dio la bienvenida y podemos celebrar su llegada en algún otro lado, (pensativo), ¡ah ya sé!, (se acerca a Rogelio y lo abraza), ¡Bienvenido hermanito!, ¡qué bueno tenerte en Inglaterra porque ya no aguanto mi cuerpo de tanto que he trabajado para ti!
R: (se lo quita de encima), ¡Oye!, no necesitas ser tan afectuoso.
AP:¡Hay Rogelio!, Ricardo sólo está siendo amable... En lugar de quejarte deberías corresponderle igual.
Ricardo suelta a Rogelio y va abrazar a Paula.
Ricardo:¡Gracias cuñada!, ¡tú sí eres buena persona!
AP:¡De nada Ricardo! Y nosotros somos los que tenemos que darte las gracias, ¿verdad Rogelio?
R: ¡Sí te suelta, lo consideraré!
Ricardo:(deja de abrazarla, pero la sujeta de la mano), Mejor me quedo con mi cuñada... Tú puedes irte con Huguito para que él te explique en qué términos quedamos con los clientes.
Hugo:(tenso), ¿Quieres que yo le explique?
Ricardo:¡Sí!... esa es una de las funciones que siempre vas a desarrollar cuando estés de encargado.
Hugo:¡Está bien!, (ve a Rogelio), ¿vamos patrón?
R: En un momento Hugo, (camina hasta Paula y la jala con suavidad hacia él), ¡Ésta hermosa mujer se viene conmigo!
Ricardo:¡No seas egoísta!, ¡podemos compartirla!
R: ¡Ni lo sueñes!, además ya tienes una mujer muy guapa que espera impaciente tu regreso.
Ricardo:(serio), ¿En serio me espera impaciente?
AP:(¿?), ¡Claro que sí Ricardo!, ¿por qué lo dudas?... Vanesa está muy triste desde que viniste a Inglaterra.
Ricardo:(sonríe), ¡Es lógico!, a Vane le divierten mis chistes.
AP: No sólo por eso se extraña a una persona.
Ricardo: A veces sí, (a Edward), ¡amigo!, ¿a dónde vamos a ir a celebrar?
Edward: Estaba pensando en llevarlos a conocer la casa en dónde van a quedarse y ahí les tengo preparada una comida ligera... ¿qué te parece la idea Rogelio?
R:¡Magnífica!, y no es por parecer quejumbroso, pero ese viaje terminó por dejarme muy lastimado de donde no te imaginas, así que me caería bien ir a recostarme en una cama cómoda.
Edward: Pues te llevo para que descanses unos minutos, pero después nos tenemos que ir a ultimar detalles de la primer presentación que es mañana... ¿sí recuerdas el programa?
R: (a Ricardo), ¿Empiezan mañana?
Ricardo: Vienes con las horas justas... supongo que calculaste mal el tiempo de diferencia que hay entre México e Inglaterra.
R: ¡Me lleva!, ¡pensaba que al menos podría descansar el día de hoy!
AP:¡No hay remedio Rogelio!, y para solidarizarme contigo, te acompaño.
Jennifer: No es buena idea Ana... Estos señores van a irse a tomar con sus probables clientes y no nos pondrán atención.
Edward:¡No vamos a tomar Jennifer!, aunque no te niego que por cortesía tenemos que brindar con ellos.
Hugo:¡Y ellas!... que no se les olvide que dos de los socios son mujeres.
AP:¿Qué dijiste?
Hugo:(nervioso), ¿Ricardo no les informó?
Ricardo:¡Yo se lo dije a Vane!, (para sí mismo), aunque creo que nada más mencioné a una.
AP: Vanesa no me dijo nada.
R: ¡Ni a mí!, así que no me involucren.
Jennifer: Yo solamente estaba enterada de una socia, (a Edward), ¿Y tú que tienes que decir?
Edward: Para mí todos los socios son iguales y les doy el mismo trato. Por eso no le presté mayor importancia... ¿A ti tampoco te importa verdad?, (besa su mano), mi amor, ¡es un cliente más!
Jennifer: No estoy enojada porque confío en ti, (le sonríe), por siempre.
AP: ¿Y tendría algo de malo que vayamos con ustedes?
Jennifer: No estás registrada Ana... La idea es que la hacienda del Fuerte adquiera la mayor cantidad posible de tratos con los clientes ingleses y franceses que irán a la convención... Ricardo, Hugo y Edward hicieron visitas de presentación para asegurar el éxito de su proyecto. Eso significa un gran avance y en ésta última cita reafirmarán su unión como socios. Después de cerrado el trato, el rancho la Negra se incorporará como asociado de las dos empresas, o sea, la de Rogelio y la de Edward y entonces te presentarán con ellos en la convención.
AP:¿Ese fue su plan estratégico?
R: Es un trabajo de la Compañía Smith.
Ricardo:¡Y muy efectivo cuñada!
Hugo:¡Sí patrona!, la señorita Smith se encargó de darnos la lista de los clientes más importantes junto con una carta de presentación bien sustentada y Edward nos facilitó el encuentro con todos.
R:¡Gracias Edward!, la hacienda te debe un favor.
Edward: Somos socios y compadres, ¡es lo menos que podía hacer!, y también me conviene que tengan más contratos porque mi empresa se beneficia al igual que la de ustedes.
Jennifer: Aunque no agradezcas todavía Rogelio, a partir de ahora, tú y Ana se deben ganar el apoyo de los clientes... Hasta que no firmen el contrato, ellos pueden echarse para atrás.
Ricardo: Tienes los dos primeros días de la convención para lograr que firmen, y en la tercera se hará la presentación de Ana Paula.
R: ¡No se preocupen!, ¡obtendré esos contratos!, (aprieta suavemente la mano de Paula), tanto mi esposa como yo conseguiremos finiquitar lo que ustedes iniciaron, ¿no es así amor?, (Paula estaba nerviosa, pero asiente con la cabeza), bueno, entonces vamos a la casa y si me dan una media hora, les prometo que me tendrán como nuevo para ir a conocer a nuestros futuros socios.
Ricardo:(aplaude), ¡Así se habla hermanito!... es bueno ver a un hombre lleno de determinación.
Edward:¡Entonces vámonos!
Afuera del aeropuerto habían dos coches; en el Lotus Elite, suben Hugo, (como chofer), y Ricardo... En otro de los coches de la familia Sanders, (un Aston Martin DB9, color vino), se van Edward, Jennifer (como conductora), Paula y Rogelio.
El trayecto que recorrieron fue casi el mismo que el que lleva a la mansión de los Sanders, pero con la diferencia de que la casa donde se quedaría el matrimonio Montero, estaba del otro lado. Las rejas blancas eran iguales y el espacio visto por fuera se apreciaba idéntico también. Lo que variaba de dicho lugar, eran los establos y cercas que la hacían ver como una hacienda. La casa era blanca, con menores proporciones que la otra, aunque no dejaba de ser grande y majestuosa. Su estilo era más cercano a las antiguas casas de la época medieval; con una forma triangular en el tejado y los decorados de madera resaltaban la belleza y tranquilidad que existía en aquella época.
Paula sólo había visto esos paisajes en los libros y en las revistas, pero verlos en persona la llenaban de emoción y no podía apartar su mirada de cada pequeño detalle que observaba. Rogelio estaba embelesado con ella; su sonrisa era diferente a la que siempre mostraba, (ésta era más resplandeciente y lo hacía sonreír también). Para hacer que la emoción sea compartida, toma su mano y la besa con ternura, (Paula voltea y le sonríe).
Jennifer:¡Hermoso y romántico!, ¿verdad?
AP:(¿?), ¿Cómo?
Jennifer: Siempre desee venir aquí... incluso más que a Francia... Estos paisajes dan tranquilidad y permiten que continuemos soñando con el romance, (mira a Edward), ¡es maravilloso lo que puedes llegar a sentir en un escenario como éste!, (él le responde con una sonrisa).
AP:(ve a Rogelio), ¡Tienes razón!... apenas llevamos una hora y ya percibo esas sensaciones, (Rogelio se acerca y besa su mejilla).
R:Edward, ¿cómo cuántas horas tendremos libres?
Edward: Casi ninguna Rogelio... Mañana empieza nuestro día a las siete de la mañana; primero debemos revisar el ganado y los convenios, la presentación es a las doce del día, luego hay una comida entre empresarios a las cinco de la tarde y se cierra el evento a las siete de la noche, pero de ahí necesitamos departir cosas banales con algunos socios complicados y si tenemos suerte terminaremos antes de la media noche.
AP:(sorprendida), ¿Tantas horas?... disculpa Edward, pero Rogelio pasó por una anemia severa y ese ritmo de trabajo es demasiado para él.
R: ¡No me hagas sentir viejo Paula!... Además estoy en perfectas condiciones como para encargarme de eso y más.
Edward: Sabemos que eres un hombre capaz, pero de todas maneras Ricardo se ofreció a ayudarte junto con Hugo... Ana Paula, espero que con esto dejes de preocuparte.
AP:¡Sí, muchas gracias!
R: ¡Ta bueno!, aunque tendré que soportar los chistes de mal gusto de Ricardo.
AP:¡Rogelio!
R: ¡Ya sé!, ¡perdón!... y por cierto Edward, ¿a ti quién va a ayudarte?
Edward: Jennifer y una de mis asistentes.
Jennifer: Bueno, ella lo hará todo el día y yo cuando me desocupe de unos pendientes.
R:¡Oye Edward!, ¿y no te podría cambiar a Ricardo por tu asistente?
AP:¿Prefieres a una mujer desconocida, en vez de a tu casi hermano?,(celosa), ¿pero de qué me sorprendo?... tú siempre buscas deleitarte la pupila.
R:¡Claro que no Paula!, era sólo un decir... Ricardo tiene experiencia y me conviene contar con su apoyo.
Jennifer:¡Friends!, ya estamos por llegar a la casa... Les recomiendo que guarden su pelea marital para después y mejor disfruten de la belleza del lugar.
El coche se detiene frente a la casa. Paula y Rogelio la miraban con admiración, pues si desde lejos se veía grande, de cerca era enorme. Edward y Jennifer bajan al mismo tiempo y se sujetan del brazo del otro. El matrimonio lo hace enseguida de ellos y caminan hacia la puerta sin esperar a que sus anfitriones lo hagan primero. Ricardo y Hugo llegan un poco después y cuando están todos, Edward abre las puertas de par en par, dándole el paso a Paula y Rogelio.
El matrimonio entra y se encuentra con una casa cálida y confortable; por dentro era como estar viendo la cabaña de Monte bello, (aunque más grande), su piso era de caoba y sus muebles de cedro español, la escalera era larga y estaba alfombrada, (al igual que algunas partes de la estancia). En una parte de la sala, había una chimenea y varios cuadros de ángeles decoraban las paredes de adobe pintado en blanco, de los techos colgaban candelabros de cristal, el comedor tenía una mesa mediana de pino con sillas de elegante diseño. El resto de la planta baja era de igual exquisitez.
En verdad el espectáculo visual era muy bello. En su mente Paula decía que sería hermoso crear un pequeño cuento romántico en un lugar como ese.
AP:¡Es muy bella ésta casa!
R:¡Bella es poco!... Edward, te felicito por tan hermosa casa.
Edward:¡Les agradezco!, pero fue mi madre quien la diseñó.
Jennifer:¿Tú mamá?... ¡Eso no me lo dijiste!
Edward: No es algo importante.
AP:(¿?), ¡Cómo de que no Edward!... se nota que tu madre puso todo su corazón en ésta casa y merece el reconocimiento.
R:¡Estoy de acuerdo!... A parte de lo fino de los muebles, la arquitectura y los decorados, lo que enamora es la calidez que se percibe, porque es el de un verdadero hogar.
Ricardo: Yo no pude haberlo descrito mejor hermanito.
Hugo:¡Menos yo!... es muy agradable.
Edward:¡Pues gracias de nuevo!, pero ahora quiero invitarlos a pasar al comedor, (se adelanta), voy por los empleados que se quedaran con ustedes durante su estancia en ésta casa... permiso.
Rogelio, Ricardo y Hugo se dedican a recorrer la sala. Paula se quedó con Jennifer a esperar a Edward, (quién estaba pensativa).
AP:¿Qué tienes Jen?, de repente te pusiste seria y eso no es común en ti.
Jennifer:¿Qué tan grave puede ser casarte sin amor?
AP:(¿?), ¡Hay no!... Jen, ¿tú no amas a Edward?
Jennifer:¡Lo amo mucho más que a mí misma!, pero la pregunta no es por mí.
AP:¿Entonces por quién?
Jennifer:¡Por nadie!, (sujeta su brazo), mejor ve con ellos.
AP:¡Tienes razón!, porque de seguro Rogelio le va hacer una grosería a su hermano menor.
Paula va con Rogelio a seguir admirando la esplendorosa casa. Minutos después, cinco empleados se presentan con el matrimonio y se ponen a sus órdenes... Edward brinda por ellos y les hace saber que esa casa sería un hogar al que siempre podrían regresar cuando quisieran. Rogelio agradece la hospitalidad y todos chocan sus copas para luego comenzar a degustar lo que les habían preparado como menú de bienvenida.
Hacienda del Fuerte:
Consuelo y Helena pasan por la hacienda a verificar que las cosas marchen sin dificultades, (Alejandro le dejó encargado a Consuelo algunos pedidos). En la entrada estaba David sentado en una banca de piedra.Consuelo se sigue de largo y Helena se acerca rápidamente a él.
Helena:¡Jam...
David:¡David!, (molesto), ¿cuándo entenderás?
Helena:¿Qué haces aquí?
David:¿El abogado ya se fue a Tuxtla?
Helena:¡No tengo idea!, apenas y crucé algunas palabras con él en la fonda y de ahí no lo he vuelto a ver.
David:¡Pobre!, se le viene mucho trabajo... Es tanto que no podrá con todos los asuntos de la hacienda, (se ríe), también le toca darle tres noticias muy fuertes al presuntuoso de Rogelio.
Helena:(¿?), ¿Cómo que tres noticias?
David: Tal vez soy lento, pero es que me entusiasma ver la desesperación en el rostro de los presuntuosos... Ayer le quité un apoyo muy valioso a Rogelio Montero, y si no te apresuras a conseguir los documentos que te pedí, tendré que deshacerme del otro apoyo que sé de sobra que le dolerá más.
Helena: Los Montero no estarán aquí en por lo menos en una semana... Te prometo que tendrás lo que quieres antes de esa fecha.
David:¡Está bien!, te lo dejo por el momento... ¿Sabes?, mientras estás divirtiéndote con ese asunto, yo necesito entretenerme para no aburrirme, así que vas a conseguirme el número de celular de mi risueño amigo Ricardo.
Helena:¿Para qué lo quieres?
David: Deja de preguntar y sólo obedece, (se levanta), ¡me voy!, te espero en la pensión, y ojalá que traigas ese número contigo.
Helena asiente y entra a la casa. David da un último paseo por la parte trasera de la hacienda, pero como Pancho no dejaba de vigilarlo, tiene que irse.
Delegación de Tuxtla:
Alejandro y Rosaura llegan a la delegación. Al entrar informan que iban para reconocer a una persona... Un agente mayor y de mal carácter sale a recibirlos y de inmediato le da la orden a Rosaura de seguirlo... Alejandro quiso negarse a que fuera sola, pero ella lo detiene y le pide que no se angustie porque ya estaba preparada... El tiempo que estuvo dentro de aquella sala, fue el más largo que jamás haya tenido. Cuando salió no pudo más y lloró en los brazos de Alejandro. Sin embargo el agente parecía tener prisa y sin darle oportunidad a recuperarse, los conduce a su oficina. Después de que se sientan, saca unos papeles que entrega a Alejandro... Él los lee y no podía dar crédito a lo que había escrito.
Alejandro:¿Qué significa esto?
Agente:¡Lo que ve que dice Licenciado!... Cynthia Montero es buscada por el asesinato del Doctor Mendoza y por el de Carlos Castillo.
Rosaura:(alterada), ¡Ella nunca haría una cosas así!... ¡Cynthia amaba al Doctor!
Agente:(irónico), Pues parece que la locura la hizo olvidar que lo amaba.
Alejandro:¡Es ilógico!... Suponiendo que un arranque lo hubiera atacado, me puede decir ¿cuál es su argumento para asegurar que también mató a un hombre que ni siquiera conocía?
Agente: Cuando ella escapó, sus cómplices huyeron también... un escolta de Carlos Castillo confesó que tenían meses siendo amenazados por guardias y presos, y que esa orden venía de un conocido de Cynthia Montero.
Rosaura: Pero el conocido era...
Agente:(se levanta y la sujeta del brazo), ¿Quién era señora?
Alejandro:¡Suéltela!
Agente:¿O qué Licenciado?
Alejandro:¡O lo demando por abuso de autoridad y hostigamiento!... la señora no tiene la obligación de responder a ninguna de sus preguntas, porque usted no ha mostrado la orden escrita para tal acción.
Agente:¡Muy hábil Licenciado!, pero sabe que eso es fácil de conseguir.
Alejandro se levanta y ayuda a Rosaura a que lo haga también.
Alejandro: Entonces cuando la consiga podrá preguntar lo que se le dé la gana, pero por hoy nos retiramos.
Agente: ¡Licenciado!, no salga del país y cuide lo que hace, porque para mí, usted es el único que pudo ayudar a esa delincuente a escapar.
Alejandro no le presta atención y sale con Rosaura de la oficina.
Londres– Mansión de los Sanders:
Después de una comida deliciosa y sin igual, (palabras de Rogelio), Edward, Rogelio, Ricardo y Hugo se fueron a la cena organizada por la compañía Smith para congraciarse con sus probables socios... Como aún era temprano, Jennifer llevó a Paula a que conociera su futuro hogar con Edward, y tal como sucediera con la otra casa, ella quedó maravillada con la majestuosidad de la mansión... Pasearon por la sala, el comedor y la cocina, (en ésta última se quedaron conversando). Paula puso agua a calentar para tomar un café, y Jennifer buscaba la azúcar cuando Magda entra y la ayuda. Una vez lista el agua, la señora sirve un poco en tres tazas de porcelana.
AP:(degusta el café), ¡Delicioso!... ¡gracias, Magda!
Magda: ¡No me agradezca, para mí es un placer atenderlas... ¡han pasado tantos años desde que no tenemos ninguna visita, que me siento bien siendo útil!
AP: ¡Ah sí!, ¿pero por qué no tuvieron visitas?... Tengo entendido que Edward regresó a Inglaterra después de lo que le pasó en su ojo, (Jennifer se pone tensa).
Magda: ¡Un desafortunado accidente!... aunque siento que el joven no quiso venir porque aún le costaba aceptar que sus padres no estuvieran aquí, (suspira), ¡es que murieron tan jóvenes!, que ni yo pude asimilarlo cuando sucedió.
Jennifer: ¿Murieron jóvenes?
Magda:¡Sí!... la señora Catherine tenía treinta y nueve años, y el señor Stefan cuarenta y uno.
AP:¡Vaya que sí eran jóvenes!
Magda:¡Y se adoraban!... Del señor nunca me lo esperé porque era tan terco que prefirió aguantarse el dolor del cáncer, antes de hacer sufrir a la mujer que amaba... Pero de la señora Catherine sí sabía que no duraría mucho tiempo.
AP: ¿También estaba enferma?
Magda: No, pero al perder a su otra mitad, se dejó morir.
Jennifer: ¡Sabía que eso pasó!... Oiga Magda, ¿cuál fue el malentendido que tuvieron los señores?
Magda:(nerviosa), ¡No sé de qué habla señorita!
Jennifer:¡Sabe perfectamente de qué hablo!
Magda:¡Le juro que no señorita!, (se pone de pie), ahora si me disculpa, voy a terminar de arreglar la cama, (sonríe), hoy trajeron el nuevo colchón y la mesita de centro.
Magda sale de la cocina... Las dudas de Jennifer se hacían más grandes conforme más preguntaba, pero como no quiere arruinar la visita que Paula estaba haciendo, decide olvidar el asunto.
Jennifer:¡Bueno!, ¿qué se te ocurre que podemos hacer mientras esperamos a que nuestros caballeros de brillante armadura regresen?
AP:¿Qué es lo que esconde Magda sobre los padres de Edward?
Jennifer:¿A ti también te entro la curiosidad?
AP:(sonríe), No es por ser chismosa, pero me quedé pensando en lo que me preguntaste hace rato y ahora con esto... ¡no sé!... quizás yo pueda ayudarte a descubrir lo que te inquieta... Recuerda que también me casé sin amor, (voz baja), o eso creía.
Jennifer:(lo piensa un momento), Ok... ¡espérame aquí!
Jennifer se echa a correr hacia la sala y segundos después regresa con otro libro de los que encontrara... Busca rápido una página para después ponerlo sobre la mesa. Paula leía con atención y al llegar a una parte que le interesó la lee en voz alta.
AP:"¡Mi error!... no aceptar mi destino, o al menos esperar a que estuviera a mi alcance para decidir lo que era mejor para mi corazón...Por ese error, condené el alma de una criatura que sólo tuvo la desgracia de tener como madre a una inconsciente y como padre a un hombre al ni siquiera amaba de verdad".
Jennifer:(angustiada), ¿Esto se referirá a Edward?
AP: ...
Jennifer:¡Ana!... ¡Anita!, (alza la voz), ¡Ana Paula Carmona de Montero!
AP:(sobresaltada), ¿Qué quieres?
Jennifer:¡Más bien!, ¿a ti que te pasa?
AP:¡Nada!, sólo estaba pensando en lo que acabamos de leer... Jen, no creo que se esté refiriendo a Edward.
Jennifer:¿Y cómo lo sabes?
AP:¡Bien a bien no sé!, pero yo llevé en mi vientre una vida a la que concebí por imprudente... No se puede sentir la felicidad de ser madre, cuando no alejas de tu mente el miedo a perder a otra persona por culpa de las malas decisiones que tomamos.
Jennifer:¿Lo dices por ese hombre que fue tu primer amor?
AP:¡Justamente por él!... Pero hablando de la madre de Edward, yo supongo que le pasó algo similar a lo mío.
Jennifer:¡Es imposible!... Edward es hijo único.
AP: Entonces no sé qué decirte... pero estoy segura de que no es él a quién describe.
Jennifer:¡Ojalá Ana!
AP:¡No te angusties!, verás que pronto sabremos que sucedió, y abusando de que ahora eres buena conmigo, (señala la mano de Jennifer), ¿Me puedes prestar ese libro?
Jennifer:¿No que no eras chismosa?
AP: Ya me intrigaste y no voy a estar tranquila hasta no saber lo que pasó.
Jennifer:¡mmm!, no hay mucho que sirva para entender a mis suegros, pero si aún así deseas intentarlo, (se lo entrega), ¡adelante!
AP:(lo toma), ¡Gracias!, te lo devuelvo en cuanto pueda.
Jennifer:¡Tómate tu tiempo!... tengo más diez libros que puedo leer mientras terminas con ese.
AP:¿Más de diez?
Jennifer:¡Yes!... mis suegros eran amantes de los cuentos románticos y entre los dos escribieron esos libros, (se levanta y le quita el libro),pero dejemos la lectura para después y mejor me acompañas a seguir escogiendo muebles... Si te gusta alguno me dices y se los mandamos a México.
AP:¡Cómo crees que te voy a pedir muebles!
Jennifer:¡No seas penosa!, (la jala), ¡vamos!, ya me urge tener lista la casa para ver si así se anima mi prometido y le pone fecha a la boda.
Jennifer se lleva a Paula hacia la planta de arriba. Magda ya había dejado lista la cama y lo que ellas hicieron fue sacar joyas, ropa, fotos y cuanto objeto perteneciente al matrimonio de los padres de Edward se encontraran. A las nueve de la noche bajaron a esperar a que los hombres regresaran, pero ellos se demoraron más de la cuenta.
En una carretera londinense:
El Lotus Elite iba a toda velocidad debido a que Rogelio conducía rápido porque conociendo a su esposa seguramente estaría preocupada por lo tarde que era, (Ricardo y Hugo se fueron a su hotel)...Durante la reunión conoció a siete socios, (ingleses y franceses). Todos mucho más grandes que él y que Edward, a excepción de dos mujeres de poco más de treinta años, (y que tenía que admitir que eran muy atractivas y elegantes)... Ricardo presentó primero a la mayor y dijo que era la señorita Barbara Jones Hayes, (rubia, cabello corto, ojos azules, piel blanca, cara larga, y de mediana estatura), dueña de una empresa francesa de productos lácteos... La otra mujer, (casi idéntica a la anterior, pero de cabello negro lago y lacio, y más alta), era la señorita Gina Martin Johnson, socia de una firma de varias empresas dedicadas al cultivo de vegetales.
Ésta última había quedado impresionada con Rogelio por su porte varonil y no se le despegó en toda la velada, (la otra mujer se mantuvo cerca de Ricardo). Aunque no quería, la obligación de mantener las buenas relaciones, le hicieron ser condescendiente con ella, (ambos tomaron más que todos). Lo malo fue que después de salir de la reunión, se sentía el peor de los hombres, pues mientras su mujer esperaba verlo regresar con bien, él iba en unas condiciones nada agradables.
Al pasar por una curva, dio un ligero volantazo que puso nervioso a su acompañante.
Edward:¿Podrías bajar la velocidad?... no quiero dejar viuda a Jennifer antes de la boda.
R: ¡Ya es tarde y está oscuro!
Edward:¡Ya lo noté!, pero tomaste demasiado y tus reflejos no son tan buenos en ese estado.
R:¡Sólo fueron cinco copas!, en la hacienda me tomo más.
Edward: Ese vino que tomaste es uno de los más fuertes que tenemos en Inglaterra.
R: ¡No exageres!... cuando me hablan así me siento un infante.
Edward: Rogelio, ¿te puedo hacer una recomendación?
R:¡Hazla!
Edward:¡Aléjate de esa mujer!... como caballero no debería decir esto, pero no es una dama y ha tenido aventuras con todos sus socios.
R: ¿Tú incluido?
Edward: No porque la mayor parte del tiempo me la paso en Estados Unidos, y además la conozco tan bien que no me dan ganas de hablar más de cinco minutos con ella.
R: ¿Y entonces por qué está entre nuestros probables socios?
Edward: Porque no se lo dije a Jennifer y la incluyó en la lista... Ricardo tampoco sabía y cuando yo me enteré el trato estaba hecho.
R:Escucha Edward, amo demasiado a mi mujer como para dejarme llevar.
Edward: Sin embargo el alcohol nos hace vulnerables a caer bajo en el encanto de las mujeres, y si continúas aceptándole cuanta copa te dé, no te auguro nada bueno.
R: Es un socio conveniente y no pienso perderlo... ¡No te preocupes hombre!, sabré manejar las cosas.
Edward:¡Eso espero Rogelio!, porque me gustaría mucho que Ana Paula y tú sean mis padrinos de lazo.
R: ¡Lo seremos!, nada más que no sé ni para cuando... Esperaste quince años por Jennifer, y ahora te estás tardando en fijar fecha para la boda.
Edward: Si mañana no tienes planes después del primer evento, te invito a una fiesta.
R:(¿?), ¿Fiesta de qué?
Edward:(sonríe), ¡Mañana sabrás de qué!
Rogelio se extraña, sin embargo ya habían llegado a la mansión de los Sanders y su prioridad se centro en evitar que Paula se diera cuenta de que tomó de más. Edward le pidió a Mateo un café cargado sin azúcar para dárselo a Rogelio y se mantuvo algunos minutos platicando lo que hicieran en la reunión. Cuando Rogelio siente que el alcohol se le bajó lo suficiente, le agradece por todo y se va con Paula hacia la otra casa.
Como ya era muy tarde, Edward decidió que se quedarían a dormir en la mansión, (a lo que Jennifer aceptó encantada). Él iba a buscar a Mateo y a Magda para que arreglaran otra habitación, pero Jennifer le dijo que la recámara nupcial estaba casi terminada. Edward hubiera preferido no dormir ahí, sin embargo los deseos de su futura esposa pesaban más y termina accediendo.
Segunda residencia de los Sanders:
En cuanto Rogelio vio la cama se dejo caer sobre ella quedándose dormido inmediatamente. El cansancio por las largas horas de viaje y la reunión, lo habían dejado completamente fuera de combate. Paula durmió un poco, pero esa emoción de conocer un nuevo continente se presentaba a cada segundo y más cuando imaginaba que daba un paseo a solas con su esposo.
El reloj marcaba las cuatro de la mañana y Paula ya no sabía qué hacer para dormirse. Resignada a que no lo conseguiría, se levanta y busca en su bolsa el libro que Jennifer le prestara. Con cuidado de no hacer ruido, acomoda una silla y se sienta a leer.
Lo que la madre de Edward escribió, eran pasajes de una vida que no aseguraba fueran suyas, sin embargo Paula encontró mucha similitud entre aquellas descripciones y sus propias vivencias. Después de una hora, abandona la lectura y se dedica a mirar al hombre de su vida,(que dormía plácidamente).
En unos días cumpliría cuatro años de feliz matrimonio con aquél hombre de carácter fuerte que la había enamorado poco a poco con sus detalles; desde una simple sonrisa que llenaban su alma de un amor limpio, hasta su dedicación de padre... Rogelio siempre encontraba la manera de estar para sus hijos y los cuidaba de que nada malo les sucediera, (sobre todo de que no les pasara lo mismo que a él). Su deseo de padre, era que no sintieran el vació con el que él creció al no tener el amor de su padre y el vivir con la indiferencia de su madre.
De repente Rogelio da una vuelta buscando a su esposa y al no encontrarla se asusta... Hace un rápido recorrido por todo el cuarto y la ve sentada frente a él con la mirada perdida. Enseguida se levanta con una cobija en la mano; camina despacio hacia su esposa para colocarse detrás y le cubre la espalda con suma suavidad.
AP:(sobresaltada), ¡Me asustaste!
R:¿Qué tienes amor?, apenas son las cinco de la mañana y no estás en la cama conmigo, (le besa el hombro), acuérdate que sólo tengo hasta las seis para poder disfrutar de dormir abrazado a ti.
AP:¡Perdóname amor, no fue mi intención!... yo únicamente deseaba observarte y mientras lo hacía, recordaba todas las cosas que hemos vivido antes y después de nuestro matrimonio.
R:(Nervioso), ¿Y eran recuerdos felices, o tristes?
AP:(se recarga en su pecho), Eran todo lo feliz que me has hecho con tus detalles, tus pláticas y tu compañía.
R: ¡Me alegra que sea eso!, (sonríe), ¡porque no quiero verla triste señora Montero!
AP:¡Nunca podría estar triste porque elegí lo mejor de mi vida!, y esa elección, (se gira para abrazarlo), ¡eres tú!
Rogelio la toma en sus brazos y la alza para depositar en sus labios una infinidad de besos mientras le decía "te amo". Paula correspondía de la misma manera y sin darse cuenta ambos ya estaban en la cama, amándose más y más.
Algunos minutos después, Paula se encontraba acostada encima de Rogelio mirándolo con devoción. Él hacía lo mismo y pasaba una mano por toda su cara.
AP:¡Amor!, necesito decirte algo que he callado desde hace mucho.
R:(¿?), ¿Qué es Paula?
AP:¿Sabes por qué me recuperé de la pérdida de mi bebé?
R:(tenso), ¡No!... ¿por qué?
AP:(acaricia su rostro), ¡No es nada malo, así que quita esa cara!...Rogelio, en ese momento ya nada me iba a unir a Gustavo y estaba dispuesta a luchar contra Vanesa por ti... La verdad es que tú ayudaste a que mi pérdida fuera menos dolorosa, y hoy te puedo jurar, que eres todo lo que siempre he querido en mi vida.
Rogelio se conmueve y la abraza más fuerte, aunque no pudo evitar que de sus ojos resbalaran algunas lágrimas provocando que Paula se preocupara.
AP:¿Qué tienes amor?
R:¡Paula!, yo nunca voy a olvidar que por culpa de Cynthia perdiste a tu bebé y que...
AP:(coloca un dedo en sus labios), ¡Rogelio!, no fue mi intención que pensaras en eso, lo que yo quería era que supieras que si no hubieras estado a mi lado en ese momento, jamás me habría recuperado, (apenada), ¡lo siento amor!... nos encontramos en un lugar maravilloso y estoy haciéndote sentir mal con recuerdos dolorosos, (trata de levantarse, pero Rogelio la detiene y hace que lo mire a los ojos).
R: ¡Sé que no querías hacerme sentir mal!, pero estoy consciente que de no haber sido por mi hermana, ese bebé estaría con nosotros.
AP:(desvía su mirada al libro), Alguien me hizo entender que a pesar de la dicha que significa un hijo, ésta siempre será más grande cuando lo concebimos por amor y no por un desahogo momentáneo... Yo amo con el alma a nuestros gemelos, a Margarito y a Mary porque son parte de ti, y gracias a que te amo con todas las fuerzas que hay dentro de mí, pude recuperarme... también, (toma aire), he perdonado a Cynthia desde el fondo de mi corazón.
R:¿Estás diciéndolo sinceramente?
AP:¡Te lo juro!
R:¡Gracias Paula!
AP:(le da un pequeño beso), ¡De nada!, y ahora vamos a dormir.
R:Pues creo que eso no será posible.
AP:(¿?), ¿Por qué?
R:(señala el reloj), ¡Ya son las seis! y tengo que alistarme para ir al Centro de Convenciones, aunque, (la abraza y la gira para quedar sobre ella), todavía podemos darnos un poco de atención.
AP:¡Claro que no señor Montero!, siendo su primer día de trabajo tiene la obligación de llegar a tiempo.
R: ¡Ta bueno!, pero ¿me puedes conceder un capricho?
AP:¡Todo lo que quieras!
R:¿Nos bañamos juntos?
AP:(sonríe), ¡Será un placer!
Después de bañarse, (y de amarse), los dos se visten. Paula se estaba esmerando en su arreglo y eso puso sobre aviso a Rogelio.
R:¿Por qué no te quedas descansando?... yo no estaré en casi todo el día y tú puedes aprovechar en dormir las horas que te faltaron.
AP: Es que quiero acompañarte.
R:Será un día muy aburrido y Edward me pidió que al terminar el evento, vayamos con él a una fiesta. Por eso quisiera que no te cansaras antes de la noche.
AP:(¿?), ¿Y a honor de qué va a hacer una fiesta?
R: ¡No sé!, aunque siendo un noble inglés, me imagino lo que pretende, así que ve con Jennifer y compren unos hermosos vestidos de gala... nada más que no le digas para qué lo quieres.
AP:¿Edward te pidió que no le dijéramos nada?
R: No, pero es mejor que la sorprenda.
AP:¡Como quieras!, sólo espero que sea lo que imaginas, porque con él nunca se sabe.
Rogelio se acerca y la besa con intensidad. Paula en verdad quería acompañarlo y usando sus mejores tácticas consigue sacarlo de concentración por un largo rato, pero su esposo no estaba dispuesto a ceder, y con mucho autocontrol se va separando. Como último recurso ella hace un leve puchero.
R: ¡Ta bueno!, dile a Jennifer que te ponga al tanto del programa de hoy, y después le pides que te lleve al Centro de Convenciones.
AP:(lo abraza), ¡Gracias amor!, ¡verás que no te arrepientes!
Rogelio sonríe nervioso y luego de darle otro beso de despedida, sale de la casa rogando a todos los santos que conoce, que el evento transcurra tranquilo y que la mujer del día anterior no se aparezca por el lugar.
Para su traslado Edward le proporcionó las llaves de un Bentley Continental Gt color gris. Iba camino a la mansión de los Sanders, cuando una llamada lo hace que se orille.
R:(Contesta), ¡Sí diga!
Alejandro:(serio), ¡Hola Rogelio!
R: ¡Ah caramba!, apenas tengo dos días de haberme ido y ya me extrañas.
Alejandro:...
R:(¿?), ¿Sí me estás hablando para saludarme verdad?, o ¿es que pasó algo en la hacienda?, (preocupado), ¡dime que mis chamacos están bien!
Alejandro: Todo está bien en la hacienda, aunque yo no me encuentro ahí.
R: ¡En donde rayos andas!
Alejandro:¡Estoy en Tuxtla!, y te llamo para informarte que...
La comunicación empieza a fallar. Rogelio alzaba la voz pero finalmente se corta la llamada. Aquella sensación de inquietud volvía a aparecer y con desesperación marcaba al celular de Alejandro sin conseguir recuperar la línea. Dos intentos después, recibe un mensaje de Alejandro, que decía que no se preocupara y que sólo estaba en Tuxtla por un asunto personal. Ese mensaje no fue muy convincente, pero como no había forma de confirmarlo, pone nuevamente en marcha el vehículo y va a cumplir con su trabajo.
En una banca del parque de Tuxtla:
Alejandro se guarda su celular en el saco. Rosaura seguía mal anímicamente, y para darse ánimo le sujeta sus manos.
Rosaura: Licenciado, le juro que Cynthia nunca se hubiera atrevido a matar al doctor, (suspira), si tan sólo pudiéramos hablar con ese tal Raúl.
Alejandro:¡Esa es mi intención!, y hasta no conseguirlo, no le diré nada a Rogelio... No quiero preocuparlo, ni tampoco quiero arruinarle el viaje a Ana Paula.
Rosaura: En algún momento tendrán que saberlo, y más porque usted es sospechoso de complicidad.
Alejandro:(sonríe), ¡Pierda cuidado Rosaura!... tengo buenas relaciones y por ahora no podrán culparme de nada, (se pone de pie), ¡vamos a regresar a la hacienda!, me urge verificar unas cosas.
Rosaura se levanta y camina lentamente junto con Alejandro hasta el coche...Mientras manejaba, él se dedicó a reevaluar la estrategia a seguir y en ella también incluyó, saber de una buena vez quién era David Santana.
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