Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 27

Después de compartir tan hermoso momento en el lago. Paula y Rogelio regresaron a la cabaña a recuperar fuerzas, (recomendación de Rogelio, que de repente le volvió el apetito). Durante la comida, él le preguntó constantemente por las demás cosas que estaba planeando, pero Paula solo se reía y le pedía que dejara de preocuparse ya que todo lo vería a su debido tiempo.

R: Antes de que se me olvide, quiero decirte que con ese vestido te ves realmente hermosa, (besa su mano), sobre todo porque me deja apreciar cuán grande se está poniendo nuestro hijo.

AP: ¡Qué bueno que te gusta!, me tardé un poco en decidirme porque no solo me está creciendo el vientre, todos me apretaban del pecho, éste tiene escote pero no me lastima tanto.

R: Hablando del escote. Espero que ese vestido solo lo uses cuando estemos solos.

AP: (se ríe), ¿Pero por qué?, tú mismo me estás diciendo que me veo hermosa.

R: Sí pero los hombres son muy morbosos y no quisiera que te falten al respeto.

AP: ¿Quién me puede faltar al respeto en San Gabriel o la Hacienda?, no creo que haya algún valiente que se atreva a hacerte enojar. Aunque más bien pienso que el hecho de que otros me admiren te pone celoso.

R: ¡Celoso!, ¡por supuesto que no!, Eso quedó en el pasado.

AP: Entonces no hay problema en que use este vestido. Bueno señor Montero, si me disculpa voy a lavar los platos.

Paula entra a la cabaña y se dirige a la cocina. Rogelio se levanta para alcanzarla. De inmediato la abraza y comienza a besarla de una forma embriagadora. Al separarse, Paula continuaba en las nubes.

R: ¿Verdad que vas a concederme la petición del vestido?

AP: Lo haré si tú prometes concederme todo lo que me falta pedirte el día de hoy.

R: (le sonríe), ¡Siempre termino haciendo lo que deseas!, así que no es necesario prometerlo, dime, ¿qué es lo que quieres?

AP: Por ahora lo que quiero es dormir un poco, tú por lo mientras lavas lo platos, ¿estás de acuerdo?

R: ¿Cómo?, pero Paula...

AP: Tú hijo y yo tenemos sueño, además, es parte del acuerdo, ¿o ya te arrepentiste?

R: ¡Ta bueno lo voy a hacer!, pero no se te olvide cumplir con tu parte.

AP: ¿Sabías que eres el esposo más maravilloso del mundo?

Paula le da un beso en la mejilla y entra en el cuarto. Rogelio ríe internamente por el concepto en que lo tiene y piensa que en realidad es un hombre que se doblega con cada petición de su esposa. De pronto eso comenzó a parecerle alarmante, ya que se estaba volviendo demasiado blando. Luego un largo análisis mental, se va a cumplir con la tarea encomendada.

Hacienda del Fuerte.

Debido a que la reunión terminó un poco tarde, Ernesto, Mercedes, Dany y Alejandro se quedaron a dormir en la Hacienda, (Hugo y Consuelo se fueron al Rancho la Negra). Muy temprano en la mañana, desayunaron y regresaron al pueblo debido a sus ocupaciones.

Al llegar a la clínica Alejandro le pide un momento a Dany. Él estaba preocupado de que su novia continuara enojada por su actitud del día anterior ya que todo el tiempo lo había estado evitando. Solo esperaba que comprendiera sus motivos para irse sin preguntarle primero.

Alejandro: Dany, sé que la pregunta es tonta, pero, ¿sigues enojada?

Dany: ¿Por qué me preguntas eso?, yo no te he reclamado nada.

Alejandro: ¡Justamente por eso!, Desde ayer que intenté hablar contigo, tú no quisiste escucharme y en lo que va de la mañana, apenas y me diriges la palabra.

Dany se acerca para abrazarlo con mucha fuerza.

Dany: No es porque esté molesta, sino porque me siento la mujer más tonta del mundo. Aún no tengo el derecho de opinar sobre las decisiones que tomes de tu vida, y sin embargo me atreví a comportarme como alguien que te reclama por cada cosa que haces.

Alejandro la separa un poco para poder darle un beso corto en los labios.

Alejandro: Ernesto me regañó bastante por irme sin pedirle permiso. Gracias a eso comprendí los motivos que tuviste para tratar de localizarme, (le sonríe), no tienes idea de cuán halagado me siento porque es la primera vez que alguien se preocupa por mí, aparte de Alma.

Dany: Como tú novia es lógico que me preocupe por ti. Solo hay algo que sí quisiera que hicieras por mí...

Dany se abraza de su cuello y con una sonrisa se acerca a su rostro.

Dany: ¡Prométeme que no volverás a irte sin avisarme a dónde vas!

Alejandro: Yo no...

Mercedes: ¡Dany!, hay una emergencia y necesito que vayas con Ernesto.

Dany: ¡Voy Mercedes!, perdón Alejandro, nos vemos más tarde.

Alejandro no le contesta. Dany le da un beso fugaz y corre hacia la clínica. Antes de entrar voltea y con su mano se despide. Él se queda un rato sin moverse hasta que de su pantalón saca un celular para llamarle a Simón. Al terminar la llamada, se dirige a una banca a esperar que fueran a recogerlo, y en todo ese tiempo se reprochó no haberle aclarado el motivo para irse y más cuando lo tendría que hacer de nuevo. Cuando llega Simón, de inmediato sube para salir de San Gabriel rumbo a Santa Catalina.

Delegación de Santa Catalina.

En una celda de la Delegación, Carlos hablaba con su escolta y un abogado.

Abogado: Lo lamento señor Castillo, pero no hay forma de liberar a su escolta. El abogado del señor Montero es muy hábil y ha logrado que no alcance fianza.

Carlos: (con la cara llena de moretones, cortadas y apenas se le entendía al hablar) ¿O sea que es más listo que usted?

Abogado: No se trata de ser más listo, pero con las declaraciones de los testigos en San Gabriel, la del enfermero que atendió al Licenciado Hernández después del choque, y las demandas interpuestas contra usted, han agravado la situación legal de su escolta y de continuar insistiendo, lo que va a conseguir es que dirijan las investigaciones en contra suya.

Escolta: ¿Eso quiere decir que me van a dejar aquí?

Abogado: El día de hoy se decide si es enviado a la cárcel de Tuxtla o se queda en este lugar. ¡Pero le advierto de una vez!, Si ese abogado viene con más pruebas, es cien por ciento seguro que lo mandan para allá.

Carlos: ¡Maldito abogado!, pensé que no vendría porque está convaleciente.

Abogado: Ese sujeto trabajó en el despacho jurídico del Licenciado Ramos que fue uno de los abogados más reconocidos en el D. F. y Tuxtla, ¡por eso es tan obstinado!, aparte de que también sus conocidos son muy influyentes.

Carlos: ¿Y cómo es que el maldito de Rogelio no lo contrató antes de al tal Bruno Rey?

Abogado: Eso no lo sé. Lo que le debe preocupar es el hecho de que en una hora va a llegar y con su alegato el destino de su escolta será la cárcel de Tuxtla.

Escolta: ¡Señor, necesito que me ayude o le juro que digo toda la verdad!

Carlos: ¡Ya cálmate!, quizás convenga tenerte en esa cárcel, porque de esa forma consigues a unos cuantos que me ayuden a desquitarme del maldito de Montero y del estúpido de su abogado.

Escolta: ¡Pero me va a ayudar a salir en poco tiempo ¿verdad?!

Carlos: En cuanto hagas lo que te estoy diciendo, te saco de la cárcel.

Abogado: Yo que usted dejo de buscarme más problemas. He escuchado un rumor sobre los Montero y de ser cierto la puede pasar muy mal.

Carlos: Cuando quiera su opinión se la pido. Hasta ahora no me ha sido de utilidad, así que vaya a esperar al abogaducho y luego se me larga a Tuxtla para que esté al pendiente de la llegada de mi escolta, ¿entendió?

Abogado: ¡Pero señor...

Carlos: ¿Entendió?, o ¿acaso es más estúpido de lo que parece?

Abogado: (molesto), ¡Como quiera!

El abogado se retira del área de celdas.

Escolta: ¿Cuál será el rumor?

Carlos: Eso es lo de menos. En cuanto estés en Tuxtla, buscas al tipo que pide dinero a cambio de protección y le cuentas que estoy dispuesto a pagar lo que quiera, con tal de que me consiga gente de afuera que se deshaga de Rogelio y el abogado, ¿te quedó claro?

Escolta: Sí señor.

Carlos: Estos golpes que me diste ¡te juro que me los vas a pagar Rogelio!

Clínica de San Gabriel – Pasadas las dos de la tarde.

Dany se encontraba en su hora libre, (estaba sentada en una banca del parque). Esperaba poder comer con Alejandro, pero igual que el día anterior, no respondía a su llamada. Intentó varias veces y como no conseguía nada, la preocupación se estaba convirtiendo en enojo.

Dany: ¡Alejandro, más te vale que no te hayas ido de nuevo!

Mercedes: ¿Otra vez no te contesta?

Dany: (sorprendida), ¡Mercedes!

Mercedes: Perdón, pero como te vi tan molesta, preferí no hacerme notar hasta asegurarme que no estabas hablando con Alejandro.

Dany: Le pedí en la mañana que me avisara cuando saliera, pero parece que nunca voy a ganarme su confianza.

Mercedes: ¡Así son los hombres!, jamás dan cuenta de sus actos. Ernesto y Rogelio tienen la misma costumbre, por eso Ana y yo ya ni nos enojamos.

Dany: Acabas de aclararme las cosas.

Mercedes: (¿?), ¿Qué cosas Daniela?

Dany: (seria), Si a ustedes como esposas no les comunican ciertas decisiones, ¿qué puedo esperar, si para Alejandro no soy más que su novia?

Mercedes: Lo dices como si te pesara ser solo su novia, (riéndose), ¡¿sabes que me imaginé algo tonto?!, pero ahora que lo pienso, con los pocos meses que tienen sería absurdo creer que aspiras a casarte con él.

Dany guarda silencio y trata de irse, pero Mercedes la detiene.

Mercedes: Dany, ¡no me digas que no era solo mi imaginación!

Dany: Alejandro es un hombre tan diferente a cualquiera que haya conocido y yo ya no quiero desperdiciar el tiempo porque no tenemos nada asegurado en esta vida. No sabes cuánto ansío que él sienta lo mismo por mí para que podamos formar una vida juntos.

Mercedes: ¿Y no has hablado con él sobre lo que sientes?

Dany: ¿Cómo voy a decirle, "Alejandro, pídeme matrimonio, porque no tienes idea de lo mucho que te amo"?

Mercedes: No hablo de llegar de improviso y soltar todo ese lema, pero indaga un poco para ver que piensa sobre el tema del matrimonio.

Dany: Con lo inteligente que es, te apuesto que va a entender las indirectas.

Mercedes: Te repito que todos los hombres son iguales. Yo te aseguro que no va a entender lo que en realidad quieres decir, inténtalo Dany, no tienes nada que perder.

Dany: Gracias Mercedes, es cierto, no pierdo nada con preguntarle. El problema es encontrar el momento porque últimamente se desaparece.

Mercedes: Tendrás tu oportunidad. Aunque por ahora tenemos que regresar al trabajo porque la hora libre ya se terminó.

Dany: ¿Tan pronto?, con lo de Alejandro ni pude ir a comer.

Mercedes: Por eso vine a buscarte, como no te vi en la fonda supuse que estarías en este lugar, pero en cuanto haya un espacio le pedimos a Macaria que nos traiga unos sándwiches porque solo me comí la sopa.

Ambas regresan a la clínica a cumplir con su trabajo.

Lagunas de Monte Bello.

Una vez de terminar con parte del acuerdo, Rogelio fue al cuarto, pero en lugar de despertar a su esposa, decidió descansar también. Su idea era tomarse unos cuantos minutos, pero terminó durmiendo hasta muy tarde. Paula se despertó cerca de las seis y al notar la falta de luz, enseguida se incorporó de la cama para ir a buscar a su marido, pero lo encuentra a su lado perdido de sueño. De inmediato hace que se levante porque con todo y lo tarde que era, no cambiaría sus planes. Al estar de pie, ella lo toma de la mano para salir de la cabaña.

Paula le pide que baje de la camioneta una maleta (realmente grande), la cual les serviría en el lugar al que iban. Estuvieron caminando por alrededor de media hora buscando el paraje indicado para acampar, (otra de las cosas que más disfrutaba Rogelio de niño). Finalmente se detuvieron en un claro. Rogelio comenzó a poner la casa de campaña y preparar lo necesario para la fogata, (A Paula no la dejó hacer nada y por eso solo se limitó a observarlo sentada en el pasto).

La vez que hicieron lo mismo en su primera luna de miel, ella fue la que intentó armar la casa y prender la fogata, (pero la casa quedó algo floja, y con mucha dificultad Rogelio terminó por encender el fuego). Minutos después, todo queda listo para que disfruten de pasar una noche al aire libre.

R: (orgulloso), ¡Caramba!, creí que con tanto tiempo de no armar una casa de campaña, me iba a quedar como la que hiciste hace tres años, pero mira, ¡me quedó perfecta!

AP: ¡Qué diferencia!, tú aprendiste desde que eras un niño y por lo que me contaste, tu padre te traía muy seguido.

R: Pos sí, pero cuando me fui a estudiar a Tuxtla deje de venir, luego sucedió lo que ya sabes y regresé hasta el día que te traje por primera vez.

AP: ¡Está bien!, voy a felicitarte por lo bien que te quedó la casa. Aunque si me hubieras dejado ayudarte, aprendería a hacerlo tan bien como tú.

R: Ya habrá otra oportunidad para que lo hagamos juntos. Debido a la hora, lo mejor era tenerla rápido.

AP: Tienes razón.

Paula toma su mano y lo guía hasta la manta que colocó a una distancia prudente de la pequeña fogata. Ambos se sientan, (ella en medio de sus piernas), y le pide que la abrace.

R: Gracias de nuevo Paula por todas las cosas que preparaste para nuestro aniversario y te pido que me disculpes.

AP: (¿?), ¿De qué tendría que disculparte Rogelio?

R: Es que tú has ideado todo y yo no te he dado nada.

AP: En los dos aniversarios anteriores, tú te dedicaste a buscar la forma de hacer de este día el mejor de todos. Y a pesar de que únicamente fuimos a la casa de Tuxtla, disfrute cada momento a tu lado.

R: (irónicamente), ¿Qué tanto pudiste disfrutar?, si con mis limitaciones, no pude llevarte a lugares donde pudiéramos estar solos, Pancho siempre nos acompañó durante el viaje.

AP: Menos al lugar que realmente amo.

R: ¿Sí?, ¿y cuál fue?

Paula se gira un poco y lo rodea con sus manos al momento de colocar su cabeza en su pecho.

AP: ¡A tu lado!, porque al estar así, únicamente abrazados, es cuando en verdad me siento feliz. Y no hay otra cosa que pueda desear, más que estés conmigo para siempre.

R: Siempre estaré contigo Paula. ¡Te lo juro!

El día estaba llegando a su fin, y éste fue el tercer lugar en donde se demostraron todo el amor que se tienen.

En la mente de Rogelio comienzan a aparecer las imágenes de unos sueños arraigados en su subconsciente y esto lo hace comprender que Paula guardo por tanto tiempo el anhelo de cumplirle cada uno de ellos. Y como agradecimiento por todo su amor, hace de su entrega una llena de dulzura y delicadeza que sabe ella merece más que cualquier cosa. La noche transcurre con normalidad, pero para ambos es tan mágica que sienten que se les escapa de las manos por lo rápido que corre el tiempo.

Cuando aparecen los primeros rayos de sol, Rogelio es el primero en despertar, (Paula descansaba plácidamente en su pecho), como no quiere despertarla, se dedica a observar la esclava que le diera en la capilla. En verdad era una pieza de incalculable valor, y no precisamente por lo costosa, sino por el significado que le había dado al entregársela en un lugar tan importante. Paula se mueve y se pone boca arriba pero sin despertar aún, permitiéndole ver el collar que colgaba de su cuello y se preguntaba ¿en qué momento cambió la manera de pensar de su mujer, como para aceptar traer puesto algo que una día llamo "cadena de perro"?, en un intento por apreciar el material del objeto, la toma con sus dedos, pero Paula pensó que alguien trataba de quitársela y rápidamente abre los ojos.

AP: ¿Qué haces Rogelio?

R: ¡Solo quería ver la cadena!, con eso de que todo pasó tan aprisa, no pude verla bien.

AP: ¡Lo siento, pero pensé...

R: ¿Qué pensaste?

AP: En realidad nada importante.

R: Por cierto Paula, ¿hay algo más que tengas en mente?

AP: (lo vuelve a abrazar), solo quiero que me lleves a recorrer todos los lugares que más atesoras y con eso terminamos nuestra visita a las Lagunas.

R: Este sería el segundo día, pero tú dijiste que estaríamos fuera de la Hacienda durante tres, ¿acaso ya te aburriste de estar conmigo?

AP: Nunca me aburriría del hombre que amo, pero recuerda que en los próximos días ya no será posible salir a ningún lado y me gustaría visitar a mi tía Rosaura para darle la noticia de que será tía abuela.

R: Se me estaba olvidando que no querías decirle nada hasta que tuvieras más de tres meses y el ultrasonido.

AP: Exacto, aunque ya estoy en el cuarto mes y cuando sepa que estuve ocultándole la noticia, sentirá que no quise tomarla en cuenta.

R: Rosaura ya no es la misma. Estoy seguro que entenderá tus razones para no decírselo antes.

AP: Eso espero. Así que vamos a apurarnos para que me des mi paseo por los alrededores y luego nos vamos a Tuxtla.

R: ¿Y no podemos quedarnos un rato más aquí acostados?

AP: ¡Ya no señor Montero!, se nos va a hacer tarde.

R: Dame unos minutos y te juro que te llevo cargando a todos los lugares que quieras.

AP: (sonríe), Tú no eres de minutos, te tomas bastante tiempo, así que lo dejamos para otra ocasión.

Paula se levanta y se pone el vestido lo más a prisa que puede para evitar caer en la tentación de quedarse más tiempo. Después de que están arreglados, entre los dos recogen las cosas y regresan a la camioneta a dejar todo listo para que en cuanto terminen su paseo, se vayan a Tuxtla.

Hacienda del Fuerte –Cuarto de Mary

Margarito le enseñaba a Mary algunas letras del abecedario. María estaba sentada en el sillón tejiendo una chambrita para su futuro nieto cuando llega Juanita a avisarle que Dany la esperaba en la cocina. María se sorprende porque se suponía que ese día tenía guardia y se apresura a bajar.

María: ¡Qué milagro verte hoy aquí muchacha!

Dany: Ernesto me dio permiso de salir.

María: Ana Paula y Rogelio no llegan si no hasta mañana. ¿No me digas que te confundiste de día?

Dany: (enojada), No vine por ellos. Lo que pasa es que necesitaba despejar mi mente de tantas cosas.

María: ¿Pero qué te sucede Dany?, nunca te he escuchado tan molesta en todo el tiempo que llevo de conocerte.

Dany: El tonto de Alejandro se fue desde ayer y solo me llamó para disculparse porque no vendría si no hasta mañana, (alterada), ¡Es que jamás debí enamorarme de un hombre tan poco formal en las relaciones. Primero está su trabajo y si le queda tiempo se acuerda que tiene una novia!

María: ¿No habíamos quedado en que tenías que comprenderlo?, Daniela, a diferencia de algunos hombres que has conocido, Alejandro siempre está esforzándose para llegar a ser tan importante como lo fue su tío, que en paz descanse.

Dany: Solo conocí a Miguel y al menos él me daba un poco de tiempo.

María: Espero que no lo estés comparando con Miguel, porque si te llega a escuchar no quiero imaginarme lo que va a pensar.

Dany: La comparación no es para ofender a Alejandro. Al contrario, es tan distinto de Miguel que me da miedo no poder estar a la altura de la mujer que necesita a su lado. Tal vez ya se arrepintió de pedirme que fuera su novia.

María: ¡No me digas que piensas que anda con otra y por eso te pones así!, muchacha, ¡es a él a quién le notamos la atracción que sentía por ti mucho antes de que te dieras cuenta!, por eso no te formes tonterías en la cabeza.

Dany: Usted lo ha dicho María, sintió atracción, pero debo decirle que la única que ha dicho que lo ama, soy yo. Alejandro ni por error me lo dice. A veces he llegado a pensar que únicamente le llamo la atención en la cuestión íntima.

María: ¡Bueno Dany!, los hombres son más difíciles en expresar sus sentimientos. Ahí tienes a Rogelio, ¿no siempre lo escuchas hablándole a Paula en doble sentido?

Dany: También lo escucho decirle cuánto la ama, y si el segundo ejemplo que me va a dar es Ernesto y Mercedes, de una vez le digo que en los ratos libres se ponen cariñosos y él también le habla de amor.

María: Alejandro es citadino, las costumbres son diferentes.

Dany: (le da una media sonrisa), otro punto en contra mía. Las mujeres de la capital tienen el comportamiento igual a él, y yo me paso de mojigata.

María: (suspira), Daniela, yo te recomiendo que no saques conjeturas hasta no platicar con Alejandro. Espera a que regrese y no le reclames nada, porque no me gustaría que cometas los mismos errores que Paula tuvo con Rogelio, ya que a mi parecer, Alejandro es más orgulloso y dudo que olvide tan fácil en caso de que no sea verdad lo que piensas.

Dany: Voy a tratar, pero es la primera vez que entiendo a Ana Paula. ¡Hay hombres que pueden hacernos enojar tanto que es imposible controlarse!

María: El amor no es fácil muchacha. Aunque la realidad es que estás muy influenciada por Paula y eso te hace caer en el mismo hoyo que en el que ella estuvo.

Dany: Lo sé. Bueno María, me regreso a la clínica. Vengo mañana por la tarde para que Ana Paula me platique que tal le fue. Ojalá que mi novio también llegue para aclarar todo esto.

María: Vete con cuidado y trata de pensar con la cabeza fría.

Dany sale de la Hacienda. Marcial que también iba para San Gabriel se ofrece a llevarla.

Durante el camino, recordaba lo que María le pidió y poco a poco el enojo comenzó a desaparecer porque ante todo, amaba a Alejandro y no quería perderlo. Así que se propuso que en cuanto lo viera, intentaría indagar qué tan comprometido estaba en la relación y si las respuestas que le diera la satisfacían, lucharía para que su deseo se hiciera realidad.

Centro de Tuxtla.

El paseo por los alrededores de los lagos había sido muy ilustrativo porque esta vez su esposo le mostró más a detalle cada parte de Monte Bello. Y como le prometiera, la llevo cargando un tramo corto del camino hasta un pequeño puesto que estaba a la entrada de una comunidad de los residentes de la zona. Ahí la dejó para ir por la camioneta debido a que de tanto caminar, Paula estaba comenzando a cansarse.

Por eso ella iba dormida en el asiento de la camioneta mientras él conducía. Las horas de camino a Tuxtla fueron pesadas para Rogelio porque también se sentía cansado. Casi antes de llegar al Reclusorio, la despierta.

AP: ¿Ya llegamos a Tuxtla?

R: Entramos a Tuxtla desde hace veinte minutos y dentro de poco estaremos llegando al Reclusorio.

Paula se incorpora en el asiento y comienza a peinar su cabello. Ésta vez traía puesto un pantalón beige con resorte y una blusa blanca holgada de listón café.

AP: (toma aire), ¡Estoy nerviosa!, el mes pasado no vine a visitar a mi tía para que no notara mi embarazo.

R: ¡Sabes!, Estaba pensando que le digas a Rosaura que si desea salir cuanto antes para que esté presente en todo el embarazo, solo tiene que pedirlo y enseguida hacemos los trámites de liberación.

AP: (Contenta), ¿En serio Rogelio?

R: ¡Es en serio Paula!, Rosaura lleva más de tres años encerrada y siento que ya fue suficiente castigo.

AP: Sí. El ver a mi tía tan cambiada y en condiciones inhumanas me lastima mucho. A pesar de todo lo que hizo, lo que menos deseo es que siga sufriendo en ese lugar.

R: Te comprendo.

Paula voltea a ver a su esposo y se da cuenta que su semblante se puso serio.

AP: Rogelio, ¿por qué no pasas a ver a Cynthia?, ya son más de cuatro meses y tal vez ella reconsideró las cosas.

R: No es el momento. Cynthia está consciente de que sus errores muy difícilmente serán olvidados, por eso pidió no verme más y voy a respetar su decisión.

AP: Si piensas que es lo mejor sabes que tienes todo mi apoyo.

R: Lo sé, (toma su mano), y no tienes idea de cuánto te agradezco la comprensión que has demostrado hacia Cynthia, que es la persona que más daño te hizo.

AP: No lo hago por ella, lo hago por ti. Porque sufres y no me gusta verte así.

R: Yo estaré bien.

AP: Pero amor...

R: Ya llegamos Paula. Te acompaño hasta el pasillo, después me regreso a la camioneta a esperarte.

Los dos van hasta los oficiales encargados de la revisión a los visitantes. Una vez que inspeccionan a Paula, la conducen al área de visita. Minutos más tarde, Rosaura aparece detrás de las rejillas y un guardia le abre la puerta. Al momento de ver a su sobrina, Rosaura apresura el paso, pero se detiene muy sorprendida en el instante en que Paula se levanta para recibirla con un fuerte abrazo.

AP: ¡Hola tía!, ¿cómo has estado?

Rosaura termina el abrazo y separa un poco a su sobrina. Como si se tratase de un zombi, dirige su mano hasta el vientre de Paula y de pronto comienza a llorar.

Rosaura: ¡Hija!, ¡tú estás...

AP: ¡Tía!, lamento mucho no decírtelo antes, pero quería que fuera una sorpresa.

Rosaura: ¡Dios bendito!, ¡hija!, finalmente estás recibiendo el pago por todo tu sufrimiento, ahora sí me puedo morir tranquila porque sé que eres inmensamente feliz.

AP: ¡No digas eso tía!, Rogelio y yo queremos pedirte que estés con nosotros para cuando nazca tu sobrino, ¿verdad que tú también lo deseas?

Rosaura: No creo que sea buena idea el que me permitan acercarme a tu bebé. Además, todavía me falta un año para salir.

AP: Por eso mismo Rogelio te manda decir, que si lo pides, enseguida hace los trámites para que salgas libre.

Rosaura: El día que yo salga de aquí, será porque cumplí con mi sentencia, antes no Ana Paula. Y como el tiempo que tenemos para platicar es limitado, te pido que mejor me cuentes desde el momento en que sospechaste que estabas embarazada, porque me imagino que Rogelio ni lo notó hasta que no se lo dijiste tú.

AP: Es cierto, Rogelio padeció mucho por mis cambios de humor, pero como me empiezo a cansar estando de pie, lo mejor será sentarnos.

Las dos se sientan una frente a la otra para que Paula pudiera contarle todo a su tía.

Afuera del Reclusorio se encontraba Rogelio parado delante de su camioneta, de pronto siente que colocan una mano en su hombro y esto hace que se voltee bruscamente.

Psiquiatra: ¡Buenas tardes señor Montero!, ¡hace mucho que no lo veía!

R: ¡Doctor Mendoza!, es bueno verlo recuperado después de lo que le hicieron por órdenes del maldito Bruno.

Psiquiatra: Creo que yo me siento mucho más contento de no haber muerto en el accidente. Y déjeme lo felicito, estaba seguro que en cuanto dejara de pensar en su problema, volvería a caminar.

R: ¿A eso se refería cuando me escribió que "obtendría lo que ya no era importante para mí"?

Psiquiatra: Exactamente, casi todas las personas se torturan con cosas que están fuera de su alcance, y no se dan cuenta que lo que necesitan para tenerlas, es dejar de obsesionarse con ellas.

R: ¡Vaya que me obsesioné demasiado!, Doctor, lamento haber cortado la comunicación con usted, pero comprenderá el motivo para hacerlo.

Psiquiatra: Estoy enterado de lo que Cynthia le pidió y concuerdo con su decisión. Pero comprendo que para usted no será nada fácil aceptar el nunca más volver a ver a su hermana, porque aún con todas las cosas que hizo, la quiere.

R: Así es. El problema es que no me atrevo a decirle a mi esposa lo mal que me siento respecto a eso. Cynthia lastimo mucho a Paula y sería cruel de mi parte contarle que me duele ver a mi hermana en este lugar, siendo que es la persona que más debe odiar en toda su vida.

Psiquiatra: No es recomendable que le oculte su sentir a su esposa, porque llegará un momento en que todo lo que lleva a cuestas va a terminar por aplastarlo.

R: Tal vez tenga razón, pero por ahora prefiero no perturbarla con tonterías.

Psiquiatra: Cómo quiera, (le extiende una tarjeta), ese es mi número privado, usted me paga bastante bien por la atención que lo doy a su hermana. Por eso me permito incluir mis servicios para cuando necesite algún consejo. Ahora si me disculpa tengo que volver a mi trabajo, hasta otro momento señor Montero.

R: Pase Doctor.

El psiquiatra regresa al Reclusorio, Rogelio se queda mirando fijamente la tarjeta, y piensa en lo duro que es el tener a su única hermana a unos cuantos metros y deber reprimirse para no entrar a verla.

En la sala de visitas:

Rosaura vio las fotos del ultrasonido y no pudo evitar llorar porque estaba consciente que de no ser por su ambición, ahora estaría disfrutando de compartir la dicha de su sobrina.

Paula también le contó a su tía todas las cosas que habían pasado desde que fueron al D. F., y lo peligroso que resultó ser el tal Carlos. Un guardia se acerca para indicarle a Rosaura que la hora de visita terminó. Paula y ella se levantan a darse otro abrazo antes de la despedida.

Rosaura: Ana Paula, ¿me podrías repetir el nombre del tipo ese?

AP: (¿?), Carlos Castillo, ¿por qué la pregunta tía?

Rosaura: Simple curiosidad.

AP: Bien, pues entonces me voy. Como comprenderás ya no me será posible venir a visitarte, pero te llamaré más seguido para que no te sientas sola.

Rosaura: No te preocupes Ana Paula. Cuídate mucho y ya no te angusties por culpa de ese tipo, te aseguro que ya no será un problema para ustedes.

AP: (¿?), Eso espero tía, porque nunca me perdonaría que le pase algo malo a Rogelio por culpa mía.

Rosaura: Nada malo le va a pasar, ¡hija!, ¿habría algún inconveniente en que el Licenciado Hernández venga a verme?

AP: ¿Vas a aceptar que te libere?

Rosaura: Lo voy a pensar, por eso necesito que venga lo más pronto que pueda.

AP: Alejandro todavía está convaleciente y no sé sí pueda venir. De todas formas en cuanto lo den de alta, le digo que venga.

Rosaura: Está bien, (le da un beso en la frente), hasta otro momento Ana Paula. Salúdame a Rogelio y a María.

AP: Claro tía, ¡Hasta luego!

Rosaura regresa al área de celdas y les pregunta a los guardias por Cynthia. Uno de ellos le informa que estaba en la celda donde la ponían por las tardes, pero que el Doctor Mendoza iría por ella en unos minutos. Así que se apresura a buscarla antes de que se la lleven.

Poco después de salir del reclusorio. El matrimonio Montero fue a hospedarse al Hotel de Tuxtla. Descansaron un rato y luego bajaron al restaurante a cenar. Casi a punto de retirarse, Rogelio ve entrar a Alejandro y con la mano le hace señas para que vaya con ellos.

Alejandro: ¡Rogelio, Ana Paula!, ¡nunca esperé verlos por aquí!, yo los hacía recorriendo varios lugares de la República Mexicana.

R: No podemos hacer viajes tan largos por el embarazo de Paula.

AP: Alejandro, ¿Ernesto ya te dio de alta?, según tengo entendido, tus lesiones tardan más de dos semanas en sanar por completo.

Alejandro: La verdad es que él no está enterado que vine hasta Tuxtla.

R: ¿Y qué carambas haces aquí sin permiso de un médico?

Alejandro: Rogelio, no soy un niño como para que me estés regañando.

R: Pues si dejaras de comportarte como uno, tal vez yo te daría el trato que estás pidiendo.

AP: ¡Basta ya señores!, Alejandro, ¿te puedes sentar?, la gente está mirándonos.

Alejandro se sienta pero al hacerlo hace una mueca por un dolor que sintió en la espalda.

AP: Espero que no te atrevas a hablarme tan fuerte como a Rogelio por lo que voy a decirte. ¿Tienes idea de lo que puedes provocarte si no te cuidas?

Alejandro: Ya me lo dijo Ernesto en varias ocasiones, pero hay cosas que no puedo dejar de atender.

AP: ¿Por qué siempre salen con tonterías?, Rogelio me siento algo cansada, te dejo para que hables con Alejandro, (se levanta), por cierto, ya que estás aquí, ¿podrías ir a visitar a mi tía Rosaura?, me pidió que fueras lo más pronto posible.

Alejandro: ¿Finalmente aceptó que la liberen?

AP: Eso es lo que quiere ver contigo, ¿te sientes en condiciones de ir?

Alejandro: Mañana debo hacer una diligencia y en cuanto termine voy con Rosaura.

AP: Gracias Alejandro, (dirigiéndose a Rogelio), no te tardes mucho porque no creo que pueda esperarte despierta.

R: Depende de lo que el niño aquí presente me de cómo excusa para venir hasta Tuxtla.

AP: Entonces les doy las buenas noches de una vez.

Alejandro: ¿Eso que significó?

AP: Que tú cena será larga.

Paula le da un beso a Rogelio y se retira a su cuarto. Alejandro se empezaba a incomodar por la dura mirada de Rogelio.

Alejandro: Antes de que me regañes otra vez, voy a decirte que no es que yo quisiera venir, sino que tenía que hacerlo.

R: ¿Por qué?

Alejandro: Porque conseguí que el tipo que te golpeo en el parque fuera enviado al Reclusorio de Tuxtla.

R: ¿Y no podías mandar a otro abogado en tú lugar?

Alejandro: ¡Jamás he hecho algo como eso!

R: ¿Y tu novia estuvo de acuerdo?

Alejandro: (voz baja), Ella no sabe nada.

R: ¿Me lo repites?, porque no te oí.

Alejandro: Que Dany no sabe que vine hasta acá. Ella piensa que estoy en Santa Catalina.

R: ¡Caramba!, ¡ahora hasta la engañas!, no me quiero imaginar que va a ser de la pobre Daniela cuando se casen.

Alejandro: No la engañé, además, ¿Cuándo dije que me iba a casar?

R: Pensé que eso era lo que deseabas. Aunque ahora que me acuerdo, cuando te conocí me inventaste una supuesta novia y según tú terminaron porque te diste cuenta que eran diferentes.

Alejandro: No te la inventé.

R: ¿Cómo que no?, cuando te ayude a preparar la cena para Daniela, me dijiste que jamás habías hecho algo como eso porque tenías prioridades, y me lo confirmaste después de preguntarte si nunca tuviste una novia.

Alejandro: Tuve novias de ocasión.

R: ¿De ocasión?

Alejandro: Para llevarlas a eventos sociales. Pero si he de serte sincero, Dany es la primer mujer con quien profundizo un beso.

R: Tus intimidades no me interesan. Lo que quiero saber es si fue cierto que terminaste con una porque no quisiste casarte con ella.

Alejandro: (incómodo), ¡Sí era cierto!, pero también lo fue el que nunca he tenido una verdadera novia. Todas las mujeres que he conocido solo quieren dinero.

R: ¿Y Daniela qué es para ti?

Alejandro: Lo más importante. Pero hay dos cosas que no me permiten desear hablar de matrimonio.

R: (molesto), ¿Cuáles?

Alejandro: Rogelio, esto no era de lo que estábamos hablando. Te recuerdo que el asunto de Carlos es de mayor importancia.

R: ¡Dime cuáles son esas dos malditas cosas y te dejo en paz!

Alejandro: No me siento cómodo hablando de esto con nadie. Así que si no quieres tratar el tema de Carlos, entonces será mejor que me retire.

R: ¡Muy bien!, solo te advierto que Daniela es la mejor amiga de mi esposa y la quiere como a una hermana. Si se te ocurre burlarte de ella, me vas a conocer.

Alejandro: No quiero burlarme de ella, pero tienes que comprender que no todo el problema es mío.

R: ¡Ahora la vas a culpar!

Alejandro: No Rogelio, pero hay cosas que me impiden siquiera pensar en el tema, de las cuales te prometo que te voy a contar cuando las tenga más claras.

R: ¡Ta bueno!, voy a confiar en ti. Ahora dime qué demonios pasa con el imbécil de Carlos.

Alejandro le platica que el día de mañana el escolta de Carlos sería remitido al Reclusorio. Pero aunque estuviera encerrado, existía la posibilidad de que saliera en menos de tres semanas. Por eso necesitaba pruebas suficientes para hacer que permaneciera más tiempo. Después de dos horas de plática, cada uno se retira a su habitación a descansar.

En la mañana, el matrimonio se alista para volver a la Hacienda. Rogelio busca a Alejandro, pero el encargado le dice que se fue desde temprano junto con otro hombre que fungía de chofer. Como la noche anterior Alejandro le comentó que tardaría mucho con el asunto del escolta, decide adelantarse con su esposa.

Reclusorio Femenil de Tuxtla.

Al término del proceso de ingreso del escolta de Carlos. Alejandro fue directamente con Rosaura. Tenía varios minutos de haber llegado pero ella no se aparecía. Cuando se levanta a preguntar de nuevo, la ve entrar a la sala con un sobre amarillo en las manos.

Alejandro: Buenas tardes Rosaura, hace mucho que no la veo.

Rosaura: Desde que fue mi último juicio.

Alejandro: Sí. Ana Paula me dijo que estaba reconsiderando ser liberada, (señala una silla), vamos a sentarnos para ponernos de acuerdo.

Alejandro se sienta, pero Rosaura no se movió de su lugar, únicamente lo miraba de arriba abajo.

Alejandro: (¿?), ¿Sucede algo Rosaura?

Rosaura: En verdad le dieron muy duro. Me dijeron que otro poco y lo matan.

Alejandro: Pero por fortuna no fue así. Y retomando el asunto de su liberación.

Rosaura se acerca y le extiende el sobre que traía.

Rosaura: No lo hice venir para hablar de cosas tan triviales. Solo quiero que le dé buen uso a esa información que le estoy dando.

Alejandro: (¿?), ¿Disculpe?

Rosaura: Usted necesita retener por más tiempo al escolta que golpeo a Rogelio para que delate al verdadero culpable de todas las cosas que les hicieron, ¿o me equivoco?

Alejandro: ¿Cómo lo supo?, eso se lo dije a Rogelio ayer por la noche.

Rosaura: El escolta tiene un nombre falso, si la policía fuera tan buena, ya habría investigado sus huellas digitales. Ahí están los datos de los antecedentes que tiene en el D. F.

Alejandro revisa los documentos y ve que hay originales expedidos en instalaciones gubernamentales, y las falsificaciones de los mismos.

Alejandro: ¿Quién le dio esto?

Rosaura: (se ríe), Licenciado, en este lugar se obtiene eso y mucho más.

Alejandro: Siempre y cuando pueda pagarlo y conozca personas con cargos muy importantes.

Rosaura: Lo único que le puedo decir, es que Rogelio tiene quien vea por él. Ahora si me disculpa, me voy antes de que vengan y vean lo que le di.

Rosaura se levanta y mientras espera que le abran la reja mira a Alejandro.

Rosaura: Si llega a tener otro problema no dude en venir. Y por favor, no le diga nada a Rogelio ni a mi sobrina, ¿me lo puede jurar?

Alejandro: Él tiene derecho a saberlo.

Rosaura: ¿Me lo jura?

Alejandro: Se lo juro Rosaura.

Rosaura: Hasta luego Licenciado.

El guardia le da acceso a Rosaura. Alejandro no puede creer que hayan podido conseguir semejantes papeles en tan solo un día y le intriga el ¿cómo los obtuvieron?, pero eso tendría que preguntarlo en otra ocasión, ya que debía apurarse a preparar su próxima audiencia. Lo único que lamentaba, era no poder decirle a Rogelio que había alguien que velaba por él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro