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CAPÍTULO 2

Cerca del anochecer la camioneta llega a un lugar que es conocido por Paula. Es el lugar donde comenzó a nacer un sentimiento por el hombre que ahora está a su lado sosteniendo su mano. Aunque piensa que no fue precisamente ahí donde el amor por él iniciara. Algo le decía que había sido desde otro momento, pero ahora no recordaba ¿Dónde? exactamente.

Hugo: Patrón ya llegamos.

R: Bueno Hugo, por favor, ayúdame a bajar.

AP: Gracias Rogelio.

R: (sin entender por qué del agradecimiento de su mujer, si aún no había hecho nada), ¿por qué me agradeces Paula?

AP: Por darme la oportunidad de volver al lugar más importante para ti, ya que la vez que estuvimos aquí no fue exactamente lo que esperabas. Pero esta ocasión me encargaré de que sea todo lo contrario, ¡tanto! que los malos recuerdos de aquella vez serán como si no hubieran existido.

R: (besa su mano), mi vida, el lugar más importante para mí será aquel donde tú estés. Y si vamos a ser felices lo primero es olvidar lo que hayamos pasado antes.

AP: Tienes razón amor.

Habiendo dejado a los recién casados instalados en la cabaña de las Lagunas de Monte Bello. Hugo regresa a la hacienda del Fuerte.

Dentro de la pequeña cabaña, Rogelio está encendiendo la chimenea que se encuentra en la salita, y Paula está por entrar a su cuarto, cuando Rogelio la detiene.

R: Espere señora Montero. No pude cumplir con la tradición desde la puerta principal, pero lo que cuenta más es la de antes de entrar a nuestro nido de amor.

Rogelio toma delicadamente la mano de Paula y la sienta sobre sus piernas, y con bastante fuerza logra mover la silla hasta un poco más adentro de la habitación. Enciende las luces y lo primero que Paula ve es una enorme cama que a simple vista es muy cómoda, con unas sábanas de seda muy tentadoras, y tanto la cama como el cuarto estaban llenos de hermosas rosas blancas y un aroma a gardenias se aspiraba en el ambiente.

AP: Rogelio está hermoso, pero creo que Yo tenía que vestir de novia según la tradición.

R: Paula, más que las creencias, lo que importa es lo que nosotros formamos para nuestra felicidad, pues no hay nada que nos asegure una vida sin problemas o dolor y ambos somos testigos de eso. Por eso siempre haremos hasta lo imposible porque lo que sentimos se alimente de lo bueno de cada uno, superando día a día las cosas negativas que se pudieran presentar.

AP: Tienes razón amor. Eso lo tengo muy claro y te juro que yo lucharé a tu lado para que nuestro amor sea más y más grande que nada ni nadie pueda destruirlo.

Ambos se besan y se dejan llevar por la pasión, pero Rogelio recuerda que quiere que esa noche no sea justamente pasional, sino única, mágica, e inolvidable para los dos, así que haciendo uso de toda su fuerza de voluntad termina el beso, dejando a Paula con ganas de más.

R: Mi vida, no sabes cuánto deseo estar contigo, pero aún no te muestro todas las sorpresas que te tengo reservadas, y si me dejo llevar por tu belleza, se arruinarían y quiero que este día sea el más hermoso que hayas tenido, así que te dejo un momento sola para que descanses, pero eso sí, no te me quedes dormida, o si no todo este esfuerzo que hice sería en vano.

AP: Está bien señor Montero, pero espero que lo que me vas a dar compense haberme dejado así (besa a su marido riendo en sus labios).

R: De eso no le quepa duda señora Montero.

Rogelio sale del cuarto dejando a Paula muy ansiosa. En eso recuerda el camisón que comprara días atrás, y aunque no era exageradamente escotado, para como ella solía dormir, le era difícil usarlo sin sentir pena. Pero piensa que ya es tiempo de cambiar ciertas cosas en su matrimonio, empezando por la confianza en su sensualidad que dicho sea de paso, en ocasiones aún le hierve la sangre de recordar a su hermana Vanesa y su romance con su esposo, y la incertidumbre de saber lo que Rogelio sintió con ella. Sabía que Vanesa era más provocativa y desinhibida en cuestiones amorosas. Por lo que se hizo un reto de borrar a cualquier mujer en el recuerdo de su marido, por eso accedió a comprar dicho atuendo, y demostrarse así misma que podía ser más mujer que cualquier otra que Rogelio hubiera conocido. Con ese pensamiento, entró al cuarto de baño a cambiarse de ropa.

Mientras Rogelio en la cocina de la cabaña, está trabajando a marchas forzadas en su primera sorpresa de luna de miel, mientras recordaba que desde pequeño su padre se esforzó por hacerlo igual de machista y soberbio que él, pero María contrastaba con las enseñanzas que éste quería inculcarle, puesto que esa buena mujer siempre estuvo a su lado cuando se sentía mal, triste o solo.

"Solo", ¡sí!, el siempre ha estado muy solo, por culpa de su padre que jamás le brindo su mano de amigo y de una madre que nunca los atendió a él ni a Cynthia. Luego vinieron los supuestos amigos, como Bruno, David y la misma Vanesa, que con su falsa amistad querían obtener beneficios personales, por lo que tampoco podía decir que ha tenido un verdadero amigo.

Mujeres!, también tuvo muchas, no es un orgullo, pero por la inmadurez y la falta de cariño, lo hicieron buscar a alguien que pudiera quererlo y ofrecerle la única cosa que ha pedido desde que era un niño. "Una familia". Pensó que con Vanesa podría formarla, y cuando estuvo a punto de hacerlo, sucede lo de su accidente y la mujer que supuestamente lo amaba lo abandona y esa fue la gota que derramó el vaso, porque desde ese momento, sintió que no existía ninguna persona que valiera la pena, y que aquellos que se le acercaban, lo hacían solo por interés, por eso decidió ser un hombre duro, para que nadie jamás pudiera herirlo de nuevo. Y así hubiera seguido de no haberla conocido a "ella", su Paula, la mujer que realmente a amado en toda su vida, la mujer que logró conquistar su corazón sin siquiera habérselo propuesto. Su alma entera agradece que llegara a su vida, porque con su dulzura, su comprensión, su infinita bondad, y su alma aguerrida, sano una a una las heridas que llevaba en su corazón y pide a Dios, que esa hermosa y maravillosa mujer nunca cambie su forma de ser.

Finalmente Rogelio termina de preparar su sorpresa y espera que haya quedado perfecto, o al menos que se pueda comer, y por si las dudas busca en una maletita aquello que le dijo a Hugo que pusiera en caso de que su esfuerzo no hubiese sido bueno. Termina de dar los últimos arreglos y se dirige hasta el cuarto. Toca a la puerta y como nadie responde entra, y con cierta dificultad coloca todo en una mesita que está en el centro del pequeño cuarto, con la vista busca a su mujer, pero no la ve en ningún lado.

R: Paula, amor, ¿dónde estás?

Paula escucha a su marido y le entran un poco de nervios, no sabe si fue una buena idea ponerse semejante cosa encima y antes de salir el valor se le va por completo y mejor se pone la bata de su camisón, que para su fortuna es más recatada.

AP: Rogelio, amor, te tardaste mucho, hasta pensé que te habías escapado.

R: Eso nunca mi princesita, estaba haciendo algo que espero le guste (besa su mano).

AP: Mmm, algo huele muy bien aquí. Rogelio ¿estabas pidiendo comida?, ¿no habíamos comido un poco en la fiesta?

R: Pues sí, pero ya sabes que soy un poco goloso y todo lo dulce me fascina (la acerca y la huele, lo que Paula entiende perfectamente a qué tipo de dulce se refiere).

AP: Sí se bien que te agrada mucho, pero me hubieras dicho y con gusto te preparaba algo delicioso.

R: Tú cocinas riquísimo amor. Pero esta vez a mí me toca consentir a mi adorada mujer, y como muestra de lo muy hombre que soy, decidí ser yo quien le preparara algo de comer a mi bella esposa.

Paula, se dirige hasta la pequeña mesa, en donde ve una charola con dos platillos que a simple vista se ven deliciosos y apetecibles. Ambos estaban decorados como lo haría un gran chef. Y volteando a ver a su esposo, lo abraza y le da un beso.

AP: Rogelio mi amor, en serio ¿tú lo preparaste?

R: ¿A caso piensas que un Montero no sabe cocinar?, Recuerda que yo preparé la Nogada el día que tuvimos la reunión de ganaderos en la hacienda. ¿A poco no me quedo de rechupete?

AP: La verdad, te quedó muy bien, pero creo que yo ya la había empezado, tú solamente le pusiste más nuez.

R: Claro que no señora Montero, si le faltaba mucho para que se obtuviera el delicioso sabor que adquirió después con mi ayuda.

Todo lo dijeron de una forma tan graciosa que fue imposible no reír. Una vez se calmaron Paula se anima a dar una probada a uno de los platos. Rogelio estaba bastante nervioso, porque tenía mucho que no cocinaba nada y no sabía si tenían el sabor que a Paula le gusta. Por unos minutos hubo un silencio que a Rogelio le pareció horas, hasta que Paula voltea.

AP: En verdad amor está delicioso. Me has dejado sorprendida, jamás se me ocurrió pensar que tú cocinarías, es más estaba segura que ni una sola vez lo habías hecho.

R: Sí lo hice, hace ya varios años, cuando...

AP: ¿Cuándo qué Rogelio?

R: No importa Paula, solo te digo que no es la primera vez que lo hago y que María me dejaba ayudarla cuando era un chamaco, yo era su ayudante preferido (le sonríe a Paula)

Ella por su parte se intrigó por lo que Rogelio le iba a decir, y más porque vio en su rostro un halo de tristeza, cosa que la hizo sentir un poco celosa, pues ella se imaginó que le cocinó alguna vez a Vanesa o a otra mujer, y eso le toco en su orgullo, por eso cuando Rogelio se dio la vuelta para probar él mismo el platillo, ella desabrochó la bata dejando ver gran parte del camisón que llevaba puesto

R: (probando lo preparado por él), mmmm, no es por nada pero que gran chef soy, de verás que yo si no me muero de hambre, hasta de cocinero la hago.

En eso siente que Paula lo abraza con fuerza. Esta le susurra a su oído y lo acaricia, cosa que lo empieza a poner muy nervioso.

AP: (con voz temblorosa, pero tratando de sonar sensual), Cierto mi amor, eres fantástico y te agradezco de todo corazón este gesto que acabas de hacer, es una bonita sorpresa y como recompensa, yo te tengo algo que espero que también te guste.

Un poco intrigado por la forma en que su esposa le hablaba, comienza a darse la vuelta lentamente, y cuando termina de hacerlo, no puede más que quedar impactado por la imagen que la dulce y tierna Paula le presenta en ese momento.

Paula por su parte al sentir la mirada de Rogelio hace que se sienta cada vez más nerviosa, y el valor que tenía hace unos momentos se comienza a disipar, pues hay algo en la manera en que su marido la ve que le hace sentir que no fue buena idea insinuarse de esa manera. Quizá a Rogelio no le gusta la forma tan poco pudorosa que está mostrándole y lo hizo incomodarse, por lo que instintivamente se tapa de nuevo con la bata.

AP: Rogelio, perdón, creo que exageré, pero es que quería ser un poco más desenvuelta como otras mujeres lo son con su marido, pero si te incomodé por favor olvídalo.

Rogelio no decía nada, solo la veía, y eso la estaba matando, su confianza como mujer se estaba cayendo y se maldijo por ser tan tonta. Ellos ya habían estado juntos en la intimidad, tal y como Dany le dijo, pero su inseguridad en cuanto a lo que su marido sentía cada vez que estaban juntos, le había hecho hacer la cosa más estúpida de toda su vida. Solo esperaba no haber arruinado su noche de bodas, porque eso si no se lo perdonaría nunca.

AP: Rogelio, por favor di algo, lo que sea, pero no me mires de esa forma.

Paula estaba a punto de retirarse al baño, cuando Rogelio la detuvo y la hizo sentarse en la orilla de la cama. Por un momento hubo un silencio incómodo para los dos, hasta que Rogelio tomo el rostro de su esposa haciendo que lo mirara a la cara.

R: Perdón Paula por la forma tan idiota como reaccioné. Pero es que al principio me desconcertó verte así.

AP: No Rogelio, tú perdóname, yo nunca debí comportarme como lo hice, pero es que quería hacer algo como lo que toda las mujeres casadas hacen para sus maridos, pero en mi caso, creo que no nací para la seducción, soy una estúpida y...

R: Paula, creo que no me he dado a entender. No es que no me gustara lo que vi, la verdad tendría que ser muy raro si no me emocionara con semejante mujer como lo eres tú, pero, lo que me desconcertó más no fue tu ropa o la manera en que me hablaste, sino tu mirada, tu inquietud, el nerviosismo en cada movimiento. Paula, te estaba costando trabajo hacer lo que hacías y no se trata de que te sientas incómoda tú con tal de complacer mis deseos, ambos tenemos que disfrutarlo.

AP: Pero Rogelio, es que a veces me pregunto ¿sí, soy realmente una mujer atractiva para ti?, y no puedo evitar pensar en Vane... (Paula se detiene un momento, pensando en mejor no decir lo que en verdad quería decir).

R: ¿En Vanesa?, Paula acaso, ¿te estás comparando con ella?, escucha amor, no debes pensar tonterías, Vanesa y tú, a pesar de ser hermanas, no son iguales en cuanto a su forma de ser, o de amar, porque ella...

AP: (con lágrimas asomándose de sus ojos), Ella es más desinhibida, más exuberante, en pocas palabras una mujer sensual y deseable para cualquier hombre.

R: No era lo que iba a decir Paula. Lo que en realidad pensaba es que no quiero que trates de ser como ella, pero entiendo que todos estos temores fueron causados por mi culpa, y por eso te pido perdón, y quiero que sepas que cuando comenzaba a nacer este sentimiento por ti, pude darme cuenta que lo que creí que era amor por ella, en realidad solo era pasión y necesidad a no estar solo, por lo que ahora puedo decirte que le agradezco de todo corazón, el que me haya abandonado, porque si no, no hubiera conocido lo que es el amor verdadero, ahora dime, ¿Yo soy realmente un hombre atractivo para ti?, Paula si vamos a inseguridades, creo que yo llevo más a cuestas que tú, y me imagino que sabes muy bien el por qué.

AP: (Ya más calmada), Rogelio, ya una vez te dije que siempre me pareciste un hombre interesante y atractivo...

R: No hablo de ese tipo de atractivo Paula.

AP: No he acabado Rogelio. La primera vez que estuvimos juntos, puedo jurarte que en verdad fue la primera vez que me sentí una mujer completa, porque la forma tan hermosa que tienes para amar, va más allá de lo sexual. Es como si no se entregaran nuestros cuerpos, si no nuestra alma, y eso es algo que sé que solo sentiré contigo. Y dime Rogelio, ¿tú que sientes cuando estás conmigo?

Rogelio no le contesta. Sino que toma su rostro y besa su boca con una suavidad y una delicadeza, que le parece increíble que tenga un hombre rudo y tosco como lo había sido él en el pasado. Con sus brazos empuja lentamente a Paula hacia atrás de forma que ella como instinto sabe que al lugar que Rogelio quiere llevarla es en la parte de la cabecera. Él termina el beso y con gran fortaleza de sus brazos empuja su cuerpo hacia la cama y se impulsa hasta el lugar en donde Paula se ha colocado. Cuando llega con ella, vuelve a besarla, mientras sus manos recorren el cuerpo de su más grande amor de una forma tan delicada como si no quisiera lastimarla. Por su parte Paula, no resiste la tentación de explorar el cuerpo de su marido, y poco a poco desabrocha los botones de su camisa y sin quitársela, introduce su mano en el pecho de él dándole pequeños masajes, cosa que a Rogelio comienza a parecerle una placentera tortura de parte de su esposa. Después de algunos minutos Rogelio comienza a besar el cuello de Paula, y va bajando lentamente por el resto del cuerpo mientras poco a poco retira el hermoso camisón que Paula se había puesto, y que realmente lo había vuelto loco en cuanto la vio, pero aunque hubiera sido sencillo dejarse llevar por sus instintos, no consideraba que Paula, hubiera disfrutado de la misma forma por todo el nerviosismo que pudo ver en sus ojos, ya que ella no era la que llevaba la batuta durante sus entregas, sino él, y por ahora no era el momento de obligarla a hacer algo con lo que ella no se sentía bien, así que mientras ella adquiría la confianza que necesitaba, él se encargaría de continuar con el no muy sacrificado trabajo de guiar a su pareja. Por otro lado Paula, estaba embriaga por todas las caricias que su esposo esparcía por su cuerpo, tanto que no sintió que su camisón prácticamente había abandonado su cuerpo e inconscientemente toma la hebilla del cinturón de su marido tratando de quitárselo, pero la posición en la que se encuentra no es la más cómoda para terminar su tarea, sin embargo Rogelio entiende el mensaje y él mismo termina con lo que su esposa iniciara, retira el cinturón junto con lo que faltaba. Así ambos se encuentran con sus cuerpos completamente descubiertos, es tan grande el placer de ambos que en ese momento ya no existe la pena ni la duda, Rogelio se mueve de manera que Paula lo haga también, quedando de la forma en que su amor será consumado, él sobre la almohada, ella sobre su cuerpo. Finalmente el momento ansiado por ambos llega, para ninguno es desconocido, pero como cada vez, sienten que es la primera, porqué para los dos, es justo en este sencillo acto, como si de verdad sus almas se unieran en un paraíso hecho sólo para ellos, donde no hay miedos, dudas, inseguridades, o discapacidad que pueda habitar en este lugar creado por el amor.

Después de que concluir tan bello momento, Paula deja caer su cuerpo sobre el de Rogelio, ambos están agitados y cansados, pero antes de que sucumban al sueño, Rogelio le dice a Paula, algo que para ella quedará grabado por siempre en su corazón.

R: Paula, ¿quieres saber qué es lo que siento cuando estoy contigo?, pues lo que Yo siento es como si muriera y reviviera cada vez, muero porque me llevas a un mundo mágico que para mí es como si fuera el paraíso que se le promete a las personas buenas, y para una persona como Yo, eso es lo único que no debería tener, pero tú me lo das a pesar de no merecerlo, y revivo cuando tu alma y mi alma se unen volviéndose un solo ser. Además consigues lo que nadie más en el mundo y es que sienta una inmensa felicidad con tan solo decirme que me amas, porque esa palabra tiene más valor que todo el dinero que pueda poseer, me llenas en todo los sentidos y me haces ser valiente ante cualquier adversidad, no hay nada que no pueda lograr mientras estés a mi lado, y sé que si te perdiera, sería como perder la vida. Para mí lo eres todo, junto con mis hijos, pero ellos algún día encontraran a una persona que los ame como yo te amo, y en su corazón sólo existirá esa persona, por eso, mi amor hacia ti es único Paula, y si tú no me amaras, te juro que aún así yo amaría por los dos, porque esto que siento, realmente es enorme que alcanza el infinito.

A Paula se le llenan los ojos de lágrimas, y agradece a Dios por el hombre que tiene a su lado. Ahora más que nunca está segura que jamás amará a nadie como lo ama a él, y que la decisión de su corazón fue la correcta.

AP: Rogelio, muchas gracias por el amor que me tienes, puedo jurarte que me siento de la misma manera, y que si algún día llegaras a faltarme, no habría vida que quiera vivir, porque tú eres la luz que me mantiene viva.

R: No digas eso amor, tú vida nunca se comparará con la mía, porque la tuya vale más. Por eso te pido, que siempre seas feliz aún cuando llegue a faltarte, porque estando al otro lado no soportaría verte triste. Prométeme que buscarás ser muy feliz, con o sin mí.

AP: No podría prometerte algo que sé no voy a cumplir.

R: Prométemelo Paula.

AP: (comienza a llorar), por favor Rogelio, no podría así que...

Rogelio siente que no debió hablar de ese tema ahora, porque Paula se estaba poniendo muy mal, y por eso calló a su esposa con un beso que pudiera calmarla.

R: Mi vida, perdóname por ser tan idiota, es de familia, por eso te suplico olvides lo que te acabo de decir, y que te parece si mejor dormimos un rato, usted señora, me deja completamente exhausto y si quiero cumplir los próximos días hay que descansar.

AP: (ya más calmada), pero como eres grosero Rogelio, pero está bien, te perdono, pero con la condición de que mañana me lleves al lago a dar un paseo en el bote.

R: En realidad Paula, prefiero no hacerlo, recuerda que Hugo se regresó a la hacienda y no hay nadie cerca que pueda ayudarnos en caso de necesitarlo.

AP: Pero si yo puedo ayudarte a subir al bote, no lo parece pero soy muy fuerte.

R: No es por eso Paula, es porque no quiero que se vuelva a repetir el incidente anterior, te lo dije y te lo digo de nuevo, no me perdonaría nunca si algo te pasa por mi incompetencia.

AP: Rogelio, creo que no estás siendo objetivo, lo que pasó la otra ocasión, fue culpa de mi torpeza, no tuya, pero como no quiero que nos enojemos después de tan hermoso momento que vivimos, te voy a dar por tu lado y hablamos de esto mañana.

Paula, como buena negociante, comienza a besar el cuello de Rogelio, haciéndole imposible objetar lo que le había dicho, ya se encargaría en la mañana de hacer cambiar la opinión de su marido con algunas artes de convencimiento que ya antes ha usado y hasta ahora le habían dado muy buenos resultados.

Rogelio por su parte ya no pudo decir más, pues estaba encantado con el trato tan placentero que su mujer le estaba dando, así que decidió no arruinar el momento.

De rato ambos ya no pudieron aguantar el sueño por todas las emociones vividas durante el día y abrazados cayeron en un profundo y reconfortante descanso.

A la mañana siguiente, la primera en despertar fue Paula, pero no quiso despertar aún a Rogelio, en vez de eso se le quedó viendo durante algunos minutos. Recorría con su mirada el rostro relajado de Rogelio, mientras su mano se tomaba la libertad de pasar por su cara y su pecho cuidando que este no sintiera lo que hacía.

AP: Rogelio, es la primera vez que yo despierto antes que tú, ¿esto es lo que sientes cuando me miras dormir?, esta sensación de maravilla, y paz que ahora me invade con solo mirarte (susurrando). Sobre lo que me pediste ayer, hay algo que si puedo jurarte, y es que si tú me faltaras, por mis creencias me sería imposible morir contigo, al menos no lo hará mi cuerpo, pero mi alma es otra cosa. Mi amor, si tú te vas primero, te juro que viviré como deseas, hasta que nuestros hijos sean tan felices como nosotros, una vez yo vea que ya no me necesitan, mi alma reclamará a la tuya por estar juntas de nuevo, y espero me responda, porque si no de todas formas ella vera la manera de ir contigo. Por eso mi amor, yo rezaré porque me lleve a mi antes, ya que sé que tú serás más valiente y soportarás esta prueba.

Mientras Paula continuaba hablando, Rogelio comienza a moverse, por un instante Paula piensa que es porque la escuchó, pero lo que dice Rogelio la tranquiliza.

R: Nana, tengo hambre (estirándose como un gato acabado de despertar, pero sin hacerlo en realidad, pues vuelve a quedarse profundamente dormido).

AP: En verdad me asustaste. Espero no me hayas escuchado porque conociéndote, te enojarías muchísimo conmigo.

Como Paula no ve que Rogelio quiera despertar aún, vuelve a cerrar los ojos y se queda dormida de nuevo. Pasadas las once de la mañana, Rogelio se despierta y voltea a ver a Paula y la encuentra perdidamente dormida.

R: (mirándola con mucho amor), Paula, como siempre soy el primero en ver tu belleza antes de que despiertes, no sabes cuanta felicidad me has traído, y hay algo que quiero jurarte aunque tú no lo escuches. Y es que el día que me faltes, mi alma se muere junto con la tuya, no puedo prometer que he de seguirte, porque sé que tú crees en Dios y no te gustaría que hiciera algo que él prohíbe, pero no hay necesidad de dejar de respirar para estar muerto en vida. Aunque sé que mi alma no tardará en ir al encuentro de la tuya, pero en caso de que yo me vaya primero, rezaré con todas mis fuerzas porque encuentres la felicidad que tanto te mereces, porque sé que seré yo el que te deje primero, por eso mi egoísmo de tenerte a mi lado el tiempo que viva, o hasta el momento en que tú decidas irte de mi lado, en verdad espero que sea la muerte la que llegue antes que tu partida al lado de otro hombre.

Rogelio besa los labios de Paula, y se incorpora despacio de la cama, hasta alcanzar su silla, y con la práctica que ha estado haciendo para moverse sin la necesidad de alguien que lo ayude, va al cuarto de baño a ducharse. Cuando hubo cerrado la puerta, Paula abre los ojos y las lágrimas que había estado conteniendo desde que escuchó las palabras de Rogelio comenzaban a resbalar por su mejilla.

AP: ¿Pero es acaso Rogelio que todos mis esfuerzos para que veas lo mucho que te amo, no han sido suficientes para que creas que tú eres el único hombre al que amo?, ¿Qué más tengo que hacer para que lo entiendas?

El tiempo que duró Rogelio bañándose, fue el mismo en que Paula lloraba por lo que el hombre de su vida le había dicho pensando que no lo escuchaba. Cuando oyó un ruido que le alertaba de que Rogelio saldría pronto del baño, se tiró de nuevo en la cama simulando dormir, y cuando él salió hizo el ademán de que comenzaba a despertarse.

R: Hasta que despierta señora Montero!, ya estaba pensando que mis dotes amorosas son tan increíbles que acaban con todas sus fuerzas y dormiría todo el día.

AP: (disimulando la tristeza), Pues en realidad usted es bastante bueno señor Montero, pero como su mujer, debo estar a la altura de su fortaleza, además me debe un paseo en bote.

R: Paula, ya hablamos de eso anoche, y sabes que no hay forma de que cambie de opinión.

AP: (conteniendo su enojo) ¿Podrías darte la vuelta mientras me pongo el camisón y la bata?

R: Lo haré en cuanto me digas que has reconsiderado tú petición del paseo.

AP: Espero hacerlo mientras me doy un baño, pero eso depende de cuan obediente sea mi marido.

R: Ta bueno, voy a estar afuera mientras te arreglas (se le acerca para darle un beso)

AP: (correspondiendo), está bien, te prometo no tardarme.

Cuando Rogelio se va del cuarto, Paula siente que las lágrimas volverán a salir, pero el recuerdo de una persona pidiéndole que no permita que nada la separe de Rogelio la hace detenerse.

AP: (limpiándose las lágrimas) No Ana Paula, tú nunca has sido una persona que se rinde tan fácilmente. No voy a permitir que nada me aleje de nuevo de lo que más amo. Si ni Bruno con sus intrigas pudo destruir mi amor por Rogelio, menos lo hará la inseguridad que ahora tiene, sé que he cometido errores que le provocaron dejar de confiar en lo que yo siento hacia él, pero si yo he sido la causante de esa inseguridad, yo misma he de devolverle la fe en mí. Así que señora Montero, déjese de debilidades y a comenzar la lucha contra la duda.

Paula, se levanta y comienza a arreglarse para ir con su esposo y prepararle un exquisito desayuno como los que le gustan, ya que la noche anterior él le preparó una cena realmente deliciosa que no pudieron terminar por que estaban hambrientos de ellos y ahora que lo pensaba, ¿dónde estaba lo que había sobrado?, bueno ya lo averiguaría después.

Por su parte Rogelio estaba decidido a consentir a su amada esposa, por eso se animó a poner a prueba sus artes culinarias preparando el desayuno y lavando los trastes de la noche anterior. Debía agradecer a María que pidiera que el fregadero se bajara más para que cuando él fuera a la cabaña, no tuviera problemas para hacer las cosas por sí mismo.

Después de un rato Paula sale de la habitación con un vestido similar al que llevaba ayer pero de color azul con blanco, con la falda un poco más abajo, y un maquillaje discreto, está a punto de entrar a la cocina, cuando ve a Rogelio salir de ella.

R: Mi bella esposa, ¿ya le había dicho que usted es la mujer más hermosa del universo?

AP: Pues creo que esta es la primera vez que me lo dices.

R: ¿En serio?, que desconsiderado soy, pero de ahora en adelante te prometo que siempre te haré saber lo bellísima que eres.

AP: En ese caso yo haré lo mismo (sentándose en sus piernas y abrazándolo), ¿sabes que para mí eres el hombre más guapo del universo y también la persona más importante en mi vida?

R: Pues sé que me aprecias y que adoras a Margaro por sobre todas las cosas y eso Paula es lo más importante para mí, el saber que amas a mi hijo y mi sobrina es algo que no tiene precio.

Paula se da cuenta de la forma en que Rogelio trató de desviar sus palabras, pero no iba a permitir que consiguiera hacerlo.

AP: Adoro a Margarito, y creo que si lo quise desde el primer momento en que lo vi, es porque tiene tu misma esencia, pero el amor que siento por él y el que siento por ti, es diferente. Tú lo dijiste ayer, él al igual que Mary, conocerán a la persona más importante de su vida y se irán con ella, así que nosotros dos somos uno para siempre, es por eso que nuestro amor es infinito y eso Rogelio es lo que yo siento por ti, un amor infinito y puro.

R: Muchas gracias por tus palabras, pero que te parece si ahora dejamos ese tema y nos vamos a desayunar, te preparé un delicioso almuerzo.

Rogelio hace que Paula se levante para darle espacio y pueda guiarla a la cocina que tiene en el mismo lugar un pequeño comedor. Él se adelanta para poder servir el desayuno en los platos, mientras ella se sienta en una silla y se dice a sí misma que el convencer a su marido de lo mucho que lo ama no será nada sencillo, pero se promete que no se rendirá nunca.

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