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CAPÍTULO 18

Hugo llegó muy temprano al Hotel junto con Margarito, (El adolescente estaba muy contento porque desde hace mucho deseaba regresar al D. F.), Rogelio era el único que los estaba esperando porque Paula y la pequeña Mary se encontraban profundamente dormidas.

Aprovechando el viaje, Hugo revisa unos documentos pendientes de firma con su patrón e inmediatamente de que terminan, regresa a la Hacienda. Pancho llegó poco después. Durante el desayuno, Rogelio le explicó sobre el viaje, y que saldrían en cuanto Paula, Dany y Mary se levantaran.

Cerca de las diez de la mañana Paula y la princesa finalmente se despiertan, aunque no se levantan porque era una costumbre que en las ocasiones en que no se despertaban temprano; Rogelio desayunaba y más tarde le llevaba su almuerzo con servicio especial a la cama, (esta vez solicitado al Hotel). A pesar de que ya no sentía nauseas, fingía con su esposo porque le gustaba que la consintiera dándole de comer en la boca, aparte de que Rogelio encontró una forma más deliciosa de darle la fruta (boca a boca). Mary estaba aprendiendo bastante bien los trucos de su mamá, pues su papá le daba su desayuno casi igual que a ella (con un beso en la mejilla).

Finalmente al medio día, los Montero estaban más que listos para salir rumbo a la Ciudad de México. Solo que faltaba un pequeño detalle y era justamente el motivo principal para hacerlo. Dany no había salido de su habitación en toda la mañana. Paula preguntó a los encargados si pidió algo de comer, a lo que le dijeron que no. Un poco preocupada por el estado de ánimo de su mejor amiga, Paula va con ella. Toca y Dany le dice que está abierto. Al entrar se siente aliviada porque la ve lista, aunque con rastros de lágrimas por su rostro.

AP: ¿Cómo amaneciste Dany?

Dany: (fingiendo una sonrisa), Bien Ana Paula. Me imagino que ya es hora de volver a San Gabriel. Perdona por el retraso pero se me pegaron las sábanas.

AP: En realidad Dany, no vamos para San Gabriel, sino a México, al D. F. para ser más exactos.

Dany siente una opresión en el pecho cuando escuchó el nombre del lugar.

Dany: Entonces creo que lo mejor es que tome un autobús para San Gabriel. Ana Paula, ¿me podrían dejar ahí?, aunque si no es posible no te preocupes.

AP: Dany, ¿es que acaso ya te resignaste?, ¿no planeas hacer el más mínimo intento de lucha?

Dany: ¿Y por qué motivo voy a luchar?, jamás te dije amaba a Alejandro. Tú junto con Rogelio se formaron esa idea en la cabeza sin ninguna razón.

AP: Te escucho y ahora comprendo las que debiste haber pasado conmigo. En serio Dany, con esa actitud no puedo creer que tú me hayas dado consejos.

Dany: Ana, no es el mismo caso. A ti te gustó Rogelio desde el momento en que lo viste, (Paula hace gestos de negación), ¡y no me hagas esa cara que bien que sabes que es verdad!, yo solamente te ayudé a aceptarlo.

AP: ¡Bueno está bien! No niego que me gustaba, aunque por los corajes que me hacía pasar, no podía identificar mis sentimientos.

Dany: ¡Ves como no es lo mismo!, En mi caso, tanto Alejandro como yo, únicamente nos queremos como amigos.

AP: (habla entre dientes), ¡Dios!, ¿qué no se da cuenta que le está pasando lo mismo que a mí?

Dany: ¿Qué dijiste Ana?

AP: ¡Decía, que más a mi favor! Si solo lo ves como amigo, no te molestará acompañarme a México a recorrer las tiendas, (se alza un poco la blusa para mostrarle su pequeño vientre), ¡mira!, tengo que usar los pantalones desabrochados.

Dany: Ya te compraste ropa.

AP: Pero todo es pantalón. Por eso voy para comprarme unos vestidos con los que Rogelio se vuelva loco con solo mirarme.

Paula se acerca y la hace que siente en el sofá.

AP: Dany, solo vamos por dos días. Margarito también viene para pasear por todo el D. F. con el guía de turistas que nos vas a conseguir.

Dany: ¿No estarás pensando en Alejandro?, Ana Paula, ¿cómo quieres que vaya y le pida que nos lleve a recorrer la Ciudad, si apenas ayer decidió alejarse de nosotros?

AP: No se puede negar. Aún es el abogado de Rogelio, así que sí tú no se lo pides, él lo hará por ti, (toma su mano), además, me imagino que quieres al menos despedirte como Dios manda ¿no?

Lo que Paula le decía era verdad, una de las cosas que más le dolió de la partida de Alejandro, fue justamente que no se despidiera de ella. Lo medita un poco y piensa que no pierde nada con verlo por última vez. Quizá con eso se dé cuenta de lo que en verdad siente por él.

Dany: (más contenta), Muy bien Ana Paula, vamos al D. F. y no te preocupes. Yo personalmente me encargo de que nos dé un Tour por toda la Ciudad.

AP: ¡Ésa es la actitud Dany!, y apurémonos porque los boletos de avión son para salir dentro de una hora.

Ambas salen del Hotel para subir a la camioneta, donde todos las esperaban para ir al aeropuerto. Ya en el avión las tres mujeres se van juntas, mientras los tres hombres lo hacen por su lado. Dany le preguntó a Paula la razón para no sentarse junto a su esposo, a lo que ésta le responde que fue decisión de él para que no la dejara sola. Daniela estaba muy sorprendida por la actitud tan condescendiente de Rogelio. Sabía que había cambiado pero no a ese grado. Paula le dice muy bajo (para que no la oiga), que siempre ha sido así, aunque desde el embarazo lo demostraba con los demás y eso la tenía entre contenta porque todos podían conocer su verdadera personalidad y un poco celosa de tener que compartirlo.

El trayecto hasta el D. F. pasó tan rápido y sin contratiempos. Como dejaron la camioneta en una pensión de Tuxtla, tuvieron que rentar otro vehículo similar. El primer lugar a donde irían, era el departamento de Alejandro, porque según Rogelio, no conocía mucho la ciudad (Paula y Margarito sabían que no era cierto, pero Rogelio los previno de no decirlo).

Dany: Rogelio, no hay necesidad de molestar a Alejandro, ¿acaso ya olvidaste que viví aquí durante más de dos años?

R: No se me olvida Daniela, pero también estás consciente de que ya no tienes el departamento que rentabas, por eso, lo mejor para todos es ir directamente con alguien que nos dé asilo por dos noches y quién mejor que un conocido.

Dany: Pero Rogelio, ¿no crees que vamos importunarlo porque venimos muchos y seguro tendrá problemas en acomodarnos?

AP: Dany ya deja de preocuparte, estoy segura que Alejandro no tendrá inconveniente en que nos quedemos con él.

Paula no estaba completamente segura de sus palabras, pero Rogelio se veía tan sereno que le hacían sentir que todo saldría bien.

Después de una hora de sufrir por estar atrapados en el tráfico de la ciudad. Llegan a un enorme edificio de Polanco de aproximadamente quince pisos. Paula y Dany pensaban que eran oficinas, pero al entrar, vieron que la estancia principal era como el lobby de un Hotel de cinco estrellas por todo el lujo que presentaba, (alfombrado, sillones grandes y cómodos en la sala de espera, la mesa de centro decorada con un florero, lámparas de cristal colgadas en el techo, un salón privado y el personal iba con uniforme impecable de chaleco rojo y pantalón/falda color negro).

Dany: (sorprendida), Rogelio, ¿estás seguro que aquí vive Alejandro?

R: Sí, ¿por qué?

Dany: Es que este lugar parece más un hotel que una zona departamental.

R: (riéndose), Daniela, éste es un lugar residencial. La gente que vive aquí tiene una posición social muy acomodada y la mayoría son hombres o mujeres solteros.

Margarito: Alejandro me platicó una vez que tenía un departamento casi tan grande como la planta baja de la casa de la Hacienda, ¿a poco si hay de esas cosas aquí, papá?

R: ¡Pos claro Margaro!, yo en algún tiempo tuve un departamento de soltero por esta zona y créeme que sí son enormes, aparte de que todavía no vemos todo lo que hay aquí.

AP: (seria), ¡Ah!, me imagino que debiste divertirte mucho cuando eras soltero, tengo entendido que para eso son estos lugares.

R: No solo para eso sirven Paula. Como hombre de negocios, necesito presencia ante mis clientes y como no vivo en esta ciudad, compré uno para impresionarlos.

Dany: Bueno muchachos, dejemos esta plática para otro momento. Mejor vamos a preguntar en dónde está el departamento de Alejandro. Aunque Rogelio, mejor hazlo tú porque esos empleados nos ven de una forma muy fea.

R: Ta bueno.

Rogelio se acerca a la recepción, pero no a preguntar por el departamento de Alejandro (ya lo sabía), sino para hacerle saber al Gerente quién era él y de esta forma dejar en claro su posición social. El Gerente enseguida cambio su actitud prepotente y al instante mandó a un botón a llevar su equipaje al PentHouse de Alejandro. El empleado le pidió a Pancho las maletas. Los llevó al elevador (el primer piso), y los dejó en la puerta.

Pancho: Patrón, ¿va a necesitarme aquí?

R: Por ahora no, ¿pero conoces la ciudad?

Pancho: Como la palma de mi mano patrón. Recuerde que antes de trabajar con usted, era el chofer de una mujer de esta zona, además tengo un conocido que me puede dar alojamiento para no molestar al Licenciado.

R: A pos entonces ve con tu conocido. Si llego a necesitarte te marco.

Pancho: Permiso patrón, patrona.

AP: Pasa Pancho y cuídate mucho.

Cuando Pancho se fue, Rogelio tocó el timbre. Se imaginaba que Alejandro abriría pero en su lugar una señora de cincuenta años con uniforme fue la que los recibió.

Señora: ¿Sí dígame?

R: Buenas tardes señora, estamos buscando al Licenciado Alejandro Hernández Ramos, ¿andará por aquí?

Señora: No, pero me puede decir ¿quién lo busca?

R: Mi nombre es Rogelio Montero, un cliente del Licenciado.

Señora: ¡Hay señor Montero!, mil disculpas, el Licenciado Alejandro me ha platicado de usted, pasen por favor.

El grupo entra y si de por sí todos (a excepción de Rogelio), estaban sorprendidos por el lujo de la sala de espera de la planta baja. Con lo que vieron quedaron mucho más. El departamento (PentHouse) parecía una casa de dos pisos, todo pintado de color blanco, alfombrado, un comedor muy grande, una tele, sala de estudio, etc. (no alcanzaban a ver lo demás).

La señora les pidió que tomaran asiento mientras les traía algo de tomar.

AP: Rogelio, ¿Alejandro es rico?, porque aún con el estilo tan formal de vestir que tiene, jamás me dio la impresión de que fuera el típico ricachón presumido.

R: ¡Lógico!, porque no se comporta como uno. Alejandro vivió parte de su juventud con recursos muy limitados. Sin embargo se esforzó como nadie y consiguió mucha fama en el mundo de gente importante, gracias a su manejo en los casos que le asignaban, eso le permitió convertirse en uno de los mejores abogados del D. F. Pero a pesar de tenerlo todo, su tío le inculcó que jamás debe olvidar los valores, como el respeto por los menos afortunados. Por eso me agrada, no ha perdido el piso, es honesto y responsable como pocas personas, (mira a Dany), aunque es orgulloso a más no poder.

Dany al escuchar todo eso y ver el mundo que Alejandro quería recuperar, comenzaba a pensar que no tenía cabida en él, porque ella siempre fue de posición humilde con todo y el dinero que obtuvo por las ventas de los diseños de Miguel. Por esos pensamientos, empezó a sentir un tremendo temor de continuar adelante.

Dany: Rogelio, Ana, ¿podríamos irnos?

R: Pero ¿por qué Daniela?

AP: ¿Te sientes mal amiga?, te veo algo pálida.

Dany: (levantándose para ir a la puerta), Sí Ana, por favor, vámonos.

AP: Espérate Dany.

La señora iba llegando con las bebidas, cuando escuchó el nombre.

Señora: ¡Dany!, ¿usted es la señorita Dany?, que alegría conocerla, el Licenciado Alejandro habla más de usted que de cualquiera.

Dany: (¿?), ¿En serio?, ¿pero cuando le habló de mi si no lo ha visto?

Señora: Yo no dije que él no haya venido, les dije que no estaba. Llegó por la madrugada, pero como su coche será enviado en otro vuelo para traerlo aquí, salió a las doce a verificar que no tengan problemas con eso. También iba a pasar al bufete a reincorporarse a sus actividades.

Se acerca para tomarla de la mano y hacer que vuelva a sentarse.

Señora: Además, el Licenciado siempre me llama para decirme que está bien. Desde que se fue a trabajar con el señor Montero, no ha dejado de hacerlo, es por eso que los conozco a todos aunque no los haya visto, (observa con detenimiento a los dos niños), ¡jovencito!, tu hermanita se ve que está aburrida, por qué no vas con ella a jugar con la consola de juegos que está por la tele.

Margartio: Pues yo no estoy aburrido. La plática me parece muy entretenida.

R: ¡Chamaco!, sé que has crecido, pero hay cosas que solo nos competen a los adultos. ¡Ándale!, lleva a tu hermana a jugar un rato, pero no le vayan a romper nada a Alejandro porque ustedes se lo pagan.

Margarito: ¡Está bien!, pero luego me platicas, porque quieras o no, debo estar informado para no cometer los mismos errores que ustedes.

Margarito carga a su hermana y juntos se ponen a jugar con un juego de mesa que encontraron (las máquinas de juegos le aburrían mucho).

R: ¡Caramba!, ¿de cuándo acá los patos le tiran a las escopetas?, hasta parece que es más maduro que yo.

AP: Pues sí es más maduro que tú y Alejandro juntos.

Señora: En eso tiene razón señora Montero. El Licenciado aún es inmaduro, por eso necesita de alguien que pueda alejarlo de la soledad en la que ha vivido por tantos años, porque con todo y lo que ven aquí, la realidad es que nada proviene del amor, sino de un trabajo que al final no le llena ese vacío.

R: Entiendo lo que siente señora. Mi Nana debió pensar igual que usted hace unos años.

Paula entendía más lo que motivaba a su esposo a tratar de ayudar a Alejandro. Él mismo vivió sólo con su amargura, haciendo crecer el negocio de la Hacienda, hasta que se dio cuenta que el dinero no podría darle la verdadera felicidad.

Continuaron hablando durante mucho tiempo. Casi cerca de la seis, la señora se va a la cocina para preparar una comida rápida pues su jefe no tardaba en regresar. Dany y Paula se ofrecieron a ayudarla para que acabara pronto y Rogelio se fue a enseñarles a sus hijos a jugar con la consola de videojuegos (aunque él tampoco sabía). Unos minutos después, el dueño del departamento finalmente llega, pero queda tan sorprendido por la presencia de Rogelio que no es capaz de decir nada.

Rogelio se levanta y camina despacio con sus muletas.

R: ¡Parece que te comieron la lengua los ratones!, tienes más de sesenta segundos únicamente viéndome con cara de asombro.

Alejandro: ¡Rogelio!, ¿Qué haces aquí?

R: ¡Caray!, es lo más educado que he escuchado en mi vida. ¡Si quieres me voy! Parece que no te agrado mucho verme en tu departamento.

Alejandro: Espera Rogelio. Te pido me disculpes, pero es que en verdad no pensaba que fueras a venir, (mira a los niños quienes lo saludan y vuelven al juego), ¿nada más vinieron tú y los niños?

R: No. Vinieron Paula y Daniela. Con eso de que te fuiste sin despedirte, pos las traje para que personalmente les digas las razones para decidir regresar así tan de repente.

Alejandro: (se ríe), Sí Rogelio. Voy a decirle "¡Dany, me fui porque me gustas y no soporto que me ignores!", (pasa al lado de él), ¡eso nunca me oíste!, ¿qué hombre puede rebajarse tanto como para suplicar?

R: ¡Yo!

Alejandro: ¿Cómo?

R: Que yo si lo hice y no una, sino varias veces.

Rogelio se vuelve a sentar. Alejandro toma asiento junto a él.

Alejandro: Perdóname Rogelio, Bruno me contó cada cosa que hiciste para conquistar a Ana Paula, pero jamás lo creí porque tu carácter no me parecía la de un hombre capaz de olvidar su orgullo por una mujer.

R: A lo mejor si hubiera sido otra ni le ruego. Pero Paula es toda mi vida, y sin ella es como si estuviera muerto. El orgullo nunca será más grande que los sentimientos que le profesas a quien amas. Así que te doy la oportunidad para que descubras si Daniela solo te gusta o en verdad la quieres lo suficiente como para olvidarte de ese orgullo.

Alejandro se recuesta en el sillón con la mirada fija en el techo. Dany sale a poner un plato con ensalada en la mesa, cuando lo ve junto a Rogelio. Éste le hace una seña para que se acerque.

Dany: (nerviosa), ¡Hola Alejandro!

Alejandro se incorpora rápido al escucharla. Por varios segundos solo la mira sin encontrar las palabras para hablarle.

R: Discúlpalo Daniela, pero como apenas ayer dejó de verte, no sabes lo nervioso que lo pusiste porque aún no tiene idea de la razón por la que huyó sin decirte nada, ¿verdad Alejandro?

Alejandro: ¿Qué?, ¿no es eso Dany?, Rogelio siempre piensa por los demás.

Rogelio se levanta para ir con sus hijos.

R: Solo te ayudé a quitarte lo tarugo, ahora si me permiten, voy con esos chamacos que ya le agarraron el gusto a ese jueguito.

Rogelio se une con sus hijos al juego y de vez en cuando mira de reojo a la pareja que seguía sin decirse nada. Dany se arma de valor para comenzar la plática.

Dany: Me preocupaste mucho ayer.

Alejandro: Lo lamento Dany, pero si no me iba enseguida, tal vez nunca lo haría.

Dany: Pero ¿por qué tanta urgencia en regresar al D.F.?

Alejandro: Por cuestiones que no puedo decirte. Espero que me entiendas.

Dany se sienta a su lado con la mirada en el piso.

Dany: Creo que ya sé el motivo que te trajo de vuelta.

Alejandro: (tenso), ¿Ah sí?, ¿y cuál es?

Dany: Tu vida no pertenece a un pueblo donde tienes limitaciones. La casa que compraste en San Gabriel es más pequeña que este lugar, no te es posible conseguir clientes que te paguen lo que vale tu trabajo porque son personas humildes, allá no hay sitios que se comparen a lo que puedes encontrar en la Ciudad, y por último, toda tu vida la tienes aquí, tus recuerdos, tus sueños, tu futuro.

Alejandro: Mi vida solo ha sido dedicada al trabajo, mis recuerdos no son agradables, mis sueños ya ni siquiera puedo recordarlos, y mi futuro lo visualice en otro lugar.

Dany: ¿En dónde?

Dany miraba con insistencia a Alejandro esperando su respuesta, él voltea y sus ojos se cruzan con los de ella.

Paula y la señora salieron de la cocina con lo que faltaba de la comida.

Señora: Licenciado, ¿tiene mucho de haber llegado?

Alejandro: (se pone de pie), No Alma, tendré escasos veinte minutos. ¡MM!, ¡huele delicioso!

Alejandro se acerca y saluda a Paula para después centrar su atención en la comida.

Alma: La señorita Dany me ayudó con el guisado y la señora Montero con la ensalada.

AP: La verdad Dany hizo casi todo, así que disfruta de las delicias que te preparó.

Paula ve a su esposo enfrascado en una lucha virtual con su hijo, mientras Mary brincaba de emoción al ver a su papá y su hermano intentando ganarse entre sí.

AP: (acercándose a su familia), Rogelio, ¡quieres dejar ese aparato!, la comida ya está servida y ustedes ni siquiera se han lavado las manos.

Ninguno le hace caso, por lo que se inclina para morder la oreja de su esposo, provocándole un escalofrío por todo el cuerpo, permitiéndole a su hijo ganarle la partida.

Margarito: (emocionado), ¡Te gane papá!, ahora te toca que me des lo que me prometiste.

R: Me ganaste porque hicieron trampa, así que no vale.

Margarito: Lo siento pero tú me has dicho que un Montero siempre cumple lo que promete.

AP: Es verdad Rogelio, págale a tu hijo lo que le hayas ofrecido.

R: Le prometí llevarlo al bosque de Chapultepec a recorrer el museo de Historia. Pero entonces tendrá que ser hasta mañana.

Margarito toma la mano de su hermana.

Margarito: ¡No importa!, con que cumplas me basta. Voy con mi hermana al baño para lavarnos las manos.

AP: Ve amor, pero lávenselas bien.

Margarito le pregunta a Alejandro donde estaba su baño. Paula quiere adelantarse a la mesa, pero Rogelio se levanta aprisa para abrazarla.

R: Señora Montero, sabe bien que mi punto débil es la oreja. No me parece justo que me hagas esto cuando no puedo responder como quisiera por toda la gente que hay aquí.

AP: (se gira para quedar cerca de sus labios), eso te pasa por ignorarme, pero si te comportas y cumples con nuestros hijos, tal vez convenza a Dany que me cubra un rato con ellos para darte un incentivo.

Los dos no pueden evitar el deseo de besarse. Algo que a los presentes, deja con distintos pensamientos.

Alma: ¡Qué bonito matrimonio!, me recuerda cuando estaba casada, lo malo es que el muy malagradecido me dejó por otra a los tres meses, lo bueno es que no tuvimos hijos.

Dany: Pues ellos están a punto de cumplir tres años, y aún se comportan como si fueran recién casados.

Alejandro: (muy bajo), eso es lo que le envidio a Rogelio. El hecho de que no está solo.

Dany: ¿Qué dijiste Alejandro?, hablaste tan bajito que no pude escucharte.

Alejandro: Nada importante, mejor vámonos adelantar porque cuando se ponen así, no hay quién los separe. Alma, ¿te quedas a comer?

Alma: No Licenciado, y como usted ya regresó, vendría hasta pasado mañana.

Alejandro: Muy bien Alma, cuídate.

Alma se acerca a Dany para hablarle aprovechando que Alejandro se fue a lavar las manos a la cocina.

Alma: Cuídelo mucho, nunca ha tenido a nadie que vea por él, pero eso podría cambiar si usted quisiera.

Dany: (voz temblorosa), No la comprendo Alma.

Alma: La mirada de sus amigos cuando están juntos, es la misma que la de usted y el Licenciado al verse. Hay un dicho que habla de que "los primeros en darse cuenta del incendio, son los que están afuera".

Alma se va dejando a Dany todavía más confundida si eso era posible. Cuando todos estuvieron en la mesa empezaron a servir los platos. Dany se esmeró mucho preparando las albóndigas en salsa dulce que le recomendara Alma por ser el guisado favorito de Alejandro. Él estaba feliz de probar algo preparado por ella. También de vez en cuando miraba al matrimonio Montero; Rogelio en realidad era otro, la forma en que trataba a Paula era tan delicada, y aunque no perdía la oportunidad de lanzarle una que otra indirecta a él, no descuidaba a su familia, porque a Mary la tenía de nuevo en sus piernas permitiéndole comer de su plato, Margarito platicaba de la escuela y ambos padres estaban atentos a lo que el jovencito decía, Paula constantemente tomaba la mano de su esposo y se reía de sus ocurrencias. Todo esto lo hizo meditar, ¿en verdad quería pasar el resto de su vida sólo?, ¿tan grande era su orgullo, como para dejar ir la oportunidad que se le presentaba?, ¡Claro que existía el riesgo de fracasar!, pero al voltear a ver a Dany que cuidaba de que no le faltara el agua en su vaso y lo regresaba a la plática cada vez que él se desconectaba, decidió que nada perdería con hacer el último intento, solo que necesitaría de mucha ayuda.

Después de comer, Paula lleva a Mary a dormir la siesta al cuarto que le asignara Alejandro, donde se quedaría junto con su hija y su esposo, Margarito dormiría con él y Dany en otro cuarto (estos últimos subieron a dejar sus maletas).

Rogelio se recuesta en el sillón donde hace rato lo hiciera Alejandro cansado por todo el esfuerzo físico del día.

Alejandro: (sentándose al lado), Rogelio, estuve pensando y creo que tienes razón.

R: ¿De cuál de todas las cosas hablas?

Alejandro: Sobre Dany. Ella me interesa mucho más de lo que te imaginas, ¿pero acaso tú lo llamarías amor?

R: No lo sé. Por eso es importante que convivas con ella en otro sentido diferente a la relación de amigos.

Alejandro: ¿Debo ser directo y pedirle que sea mi novia?

R: No te lo recomiendo, si es como Paula, capaz que la espantas y eso solo provocaría que huyera de ti.

Alejandro: ¿Entonces qué hago?

R: ¡Caramba!, ¡ya te la traje!, ¿no me digas que también quieres que te prepare una cena romántica a la luz de la luna, con serenata incluida?

Alejandro: ¡Oye! No es mala idea, pero ¿a dónde la llevo?

R: Tienes un salón privado, ¿por qué no lo usas?

Alejandro: ¡Cierto!, voy a ver al Gerente para que prepare todo.

Alejandro se levanta para salir, pero se regresa.

Alejandro: Rogelio, ¿podrías ayudarme a decidir qué cosas poner?

R: (entre dientes), Si necesita ayuda con esto, no me quiero imaginar en la luna de miel.

Alejandro: ¿Qué dijiste?

R: ¡Nada hombre!, vamos a ver que tanto se puede hacer con el salón, aunque te advierto, todo el día me la he pasado de pie y me duelen las piernas como no tienes idea, por eso voy a ir más lento.

Alejandro: No te preocupes, solo quiero que me asesores y eso puedes hacerlo sentado en una silla.

Rogelio a regañadientes lo acompaña. Primero van con el Gerente para apartar el salón y pedirle que se encargara de decorarlo con flores de Alstroemeria & flores de cera. También necesitaban que prepare una cena, pusieran champaña, y la más fina vajilla de porcelana que hubiera. Enseguida suben a la camioneta que rentara Rogelio, para ir a conseguir un violinista, (en esto tardaron más de lo esperado, porque ninguno convencía a Alejandro), finalmente regresan al salón para verificar que todo estuviera en orden.

R: (sentándose en la silla), dijiste que solo querías que te asesorara, pero me trajiste dando vueltas por varios restaurantes buscando al violinista.

Alejandro: Quiero que todo esté perfecto, y los primeros que vi no me llamaban la atención. ¡Pero mira!, todo está muy bien ¿no crees?

R: Obvio, yo lo pensé todo. ¿Acaso nunca en tu vida has hecho algo como esto?

Alejandro no contesta, solo se sienta frente a Rogelio.

R: ¿No me digas que ni siquiera una novia has tenido en todos estos años?

Alejandro: Tenía prioridades. Antes pensaba que hacerme de fama y dinero me daría todo lo que fui dejando, pero las mujeres también son interesadas y ninguna se me acercaba por mí, ¡tú también pasaste por eso, así que ni me critiques!

R: Pos sí, pero yo no me hice del rogar. Pero ¡Sabes!, ahora estoy más tranquilo por Daniela.

Alejandro: ¿Por qué?

R: Ella no es como Paula, su carácter es más dócil y manipulable, pero tú eres igual en eso, solo que tu orgullo es como el de un niño.

Alejandro: ¿Niño?

R: Caprichoso cuando no te hacen caso.

Alejandro: ¡Qué buena comparación!

R: Bueno, ya estuvo de tanta plática. Ahora deja pienso como le hacemos para que le des la sorpresa sin que se niegue a venir sola contigo.

Alejandro: ¿Por qué no le pides a Ana Paula que la traiga?

R: Hasta que usas un poco ese cerebro tuyo.

Rogelio le marca a Paula, que estaba en el quinto sueño junto a su hija.

AP: (adormilada), ¡Diga!, Rogelio ¿dónde estás?, te esperé para que durmiéramos juntos.

R: Perdón amor, pero tuve que hacerle de organizador de cenas románticas.

Paula se sienta al escucharlo decir eso.

AP: ¡Hay Rogelio, eres un sol! Me preparaste una cena.

R: No es para ti, sino para Daniela y es Alejandro quien quiere sorprenderla, por eso te llamo. Necesito que le digas a que venga al salón que vieron al entrar, pero que no sospeche que solo estará él, ¿crees que puedas convencerla?

AP: Por supuesto amor. Te cuelgo para ir a decirle, así que vete yendo de ahí.

R: Gracias Paula, mañana te compenso por no darte una cena hoy.

AP: Más te vale, porque ya me debes dos cosas.

Rogelio cuelga y Paula se levanta despacio para ir con su amiga.

Alejandro: ¿Así es la cara que pone uno cuando está enamorado?

R: ¿A qué te refieres?

Alejandro: Que cuando hablas con Ana Paula, lo haces de una forma tan melosa que no pareces el negociante con carácter fuerte que infunde miedo.

R: Tú te ves igual o peor, (se levanta), me voy porque no creo que Daniela tarde mucho. Te deseo suerte y un poco de inteligencia cuando hables.

Alejandro: (sarcástico), Gracias por tus buenos deseos.

R: (lo palmea en la espalda), ¡Eso hombre!, ya estás aprendiendo a contestar como yo.

Rogelio se va. Y en un momento Alejandro comienza a ponerse nervioso, se levanta para caminar por todo el salón tratando de controlarse (sin mucho éxito).

En el departamento, Paula fue a decirle a Dany que los cuatro irían a cenar al salón privado. Ella se intrigó porque los niños se quedarían solos y sabía muy bien que su amiga jamás los dejaba sin supervisión por nada del mundo, pero Paula le explicó que Alma regresaría para quedarse con ellos mientras no estaban. También como recomendación le pidió que se retocara el maquillaje (que no era muy cargado). En cuanto estuvo lista, la hizo adelantarse mientras esperaba que llegara Alma, asegurándole que Rogelio estaba con Alejandro.

Baja y se dirige al salón, pero al estar frente a la puerta extrañamente le vinieron muchos nervios. Con cuidado la abrió y al momento se encontró con varios arreglos florales de color blanco, lila y rosa, colocadas en unos soportes dorados, formados en hilera en un camino en zigzag hasta una mesa para dos personas y al lado de ésta un violinista.

Alejandro estaba de espaldas, por eso no vio cuando Dany llego. El violinista le hizo una seña para que volteara. Él lo hace y al verla se pone más tenso de lo que ya estaba. Como ninguno hacía el más mínimo esfuerzo de hablar, la persona que los veía desde afuera a través de la ventana de vidrio toma su celular. El ruido de un teléfono sonando despierta a Alejandro.

Alejandro: ¡Bueno!

R: ¿Qué carambas haces?, me imaginé que algo como esto iba a pasar por eso no me fui. Tienes parado ahí casi dos minutos, y te apuesto que Daniela se puso más nerviosa con tu silencio.

Alejandro se voltea y le contesta lo más bajo que puede.

Alejandro: ¿Y cómo crees que estoy yo?

R: Tú tienes que tomar la iniciativa o sino jamás tendrás familia.

Alejandro: ¿De qué familia me hablas?

Dany: Alejandro, ¿me puedo sentar?, es que parece que te vas a tardar con tu llamada.

Alejandro: (colgando), ¡Claro Dany!, y perdón.

Él se adelanta para recorrer la silla y al verla sentarse, hace lo mismo.

Alejandro: Espero que no te incomode que solo cenemos los dos, Rogelio me dijo que estaba cansado y se fue al departamento.

Dany: No hay problema, pero no lo vi cuando venía para acá, ¡qué raro!

Alejandro: Es que fue al restaurante de arriba por algo para Paula y los niños.

Dany: Ok, pero mejor comamos o se enfría la cena.

Una cosa que se le pasó a Rogelio, fue pedir una mesera para que los atendieran, por lo que Dany tuvo que servir la cena. El violinista comenzó a tocar una melodía muy romántica, provocando en los dos un poco de pena.

Como Rogelio los ve bien, regresa al departamento. Entra al cuarto y ve a Paula sentada en la cama leyendo un libro (sin Mary).

R: Paula, ¿dónde está mi princesa?

AP: Margarito vino por ella porque dijo que nosotros necesitamos descansar ahora que podemos.

R: (¿?), ¿mi chamaco dijo eso?, ¿pero qué no recuerda que Alejandro va a dormir con él?

AP: También dijo que Alejandro no dormiría hoy ahí, (meditando), no comprendo por qué tiene esa idea.

R: ¿Qué les enseñan en la escuela a los chamacos en estos días?

AP: ¿A qué te refieres con eso?

R: A nada.

Rogelio se acomoda a lado de su esposa y la abraza.

R: (susurrándole), Entonces vamos a aprovechar que estamos los dos solos, ¿te parece?

AP: Encantada, pero antes deja que me ponga cómoda.

R: Pero no te tardes.

Paula va al baño a cambiarse, porque con el embarazo se sentía un poco apenada de que su esposo la viera. Al salir se desliza por la cama para besarlo, pero lo encuentra perdidamente dormido.

AP: (desilusionada), ¿Cómo me deja así?, primero me promete y luego no cumple.

Lo mira detenidamente y recuerda que todo el día estuvo sobre exigiendo a su cuerpo que apenas se estaba acostumbrando a caminar de nuevo, y solo para ayudar a dos personas que merecían tener la misma felicidad que le daba todos los días a ella.

Se recuesta en su pecho para al menos dormir protegida con su calor. Ya mañana se encargaría de ser quién buscara la manera de premiarlo por todo. En su inconsciente Rogelio la abraza para darle mayor cobijo.

En el salón privado.

Aunque era una cena romántica, debido a los nervios, los dos comieron lo más rápido que podían. Dany era la que trataba de mantener una conversación de más de dos oraciones.

Dany: Si me hubieras dicho que era una cena de gala, me habría puesto un vestido más bonito, tú al menos siempre vistes muy elegante.

Alejandro: Me gustas más así como estás vestida.

Dany: (roja), ¿Qué dijiste?

Alejandro: (aclara su garganta), Que nunca me ha interesado una mujer por su ropa, sino por sus sentimientos y los tuyos son insuperables.

Dany: Alejandro, yo no sé...

Alejandro: Por favor, permite que continúe, porque de otro modo jamás podría volver a tener el valor de decirte lo que quiero.

Alejandro se levanta y le extiende su mano para que ella haga lo mismo y le hace una seña al violinista que comienza a tocar más bajo. Después coloca sus manos en los hombros de Dany, mientras se acercaba lo suficiente a su rostro.

Alejandro: No sé si lo que siento ahora sea amor. Lo único real es que cuando estoy contigo este vacío que tengo en mi corazón desaparece, (sonríe), e inclusive la imagen de los dos junto con niños a nuestro lado es lo que invade mis pensamientos. Tal vez pienses que estoy loco, pero te digo la verdad. Y por todo eso, te pido que me des la oportunidad de que descubramos juntos si esa imagen puede volverse realidad.

Dany: Alejandro yo quisiera...

Él no la deja continuar, porque posa sus labios sobre los suyos. Al principio Dany sentía temor de que en un instante la imagen de Miguel apareciera en su mente, pero cuando Alejandro profundizó el beso, muchas sensaciones se a galoparon en su interior haciendo que se separara de él casi como si sus labios la quemaran.

Dany: (llorando), Discúlpame Alejandro necesito...

Dany salió corriendo del salón. Alejandro se quedo parado mucho tiempo desconcertado por la reacción de ella, pues por un momento sintió que le correspondía de la misma manera. De rato él también se fue del edificio.

Hubo un instante en que cayó un poco de lluvia que aún sin durar demasiado, mojó lo suficiente la ropa de Dany. Pero en contraste, ella se notaba mejor de lo que se pudiera pensar, porque finalmente aquél recuerdo que se encontraba en su corazón se terminó de disipar con la poca agua que caía de su cuerpo. De pronto comenzó a reír haciendo que la gente la mirara como si estuviera loca.

Hace tan solo unos minutos, había descubierto que en verdad estaba enamorada de Alejandro. Lo que sentía no era lastima, cariño o algo parecido. Aunque cometió un pequeño error, y fue el de salir corriendo al darse cuenta de sus sentimientos, pero necesitaba estar segura antes de decírselo a él, por eso lo hizo.

Al pensar en lo que Alejandro sintió cuando se fue, comenzó a correr de regreso para aclararle sus motivos. Cuando llega al salón, lo ve a oscuras, entra para asegurarse que no había nadie, y sale de nuevo para ir al departamento. El Gerente la ve tocando la puerta y recuerda que ella venía con el señor Montero, por eso le abre. Subió a buscarlo al cuarto donde se supone iba a dormir, pero al entrar solo ve a Margarito acostado en un sillón y a Mary en la cama. Como no se atreve a molestar a sus amigos, decide ir a su recámara a cambiarse de ropa.

Pasó gran parte de la noche en vela esperando que Alejandro volviera. Intentó llamarlo a su celular, pero la mandaba al buzón. Sin poder evitar el cansancio que tenía, terminó por dormirse deseando nunca haber hecho lo que hizo y rogando que al día siguiente, él le dé la oportunidad de explicarle para que finalmente la soledad de ambos se termine para dar paso a un nuevo camino juntos.

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