03
LAS NUBES GRISES ADORNABAN EL CIELO MIENTRAS QUE EL SOL SE ESCONDÍA, y a su vez, Lei estaba solo con Meizuo en la casa del violinista.
—¿No te parece deprimente que estemos solo los dos?—el más alto soltó una risita, tomando la taza de chocolate caliente.
—¿Sabías que dicen que cuando las nubes tienen formas de dragón, es por que va a llover?—soltó luego, admirando por el gran ventanal como las nubes comenzaban a dejarse llorar a medida que la noche cubría el cielo— son dragones de agua
—¿De cuándo tan supersticioso, Lei?—Meizuo bebió de la taza— pero si, lo he escuchado un par de veces en ancianas
—Ella tenía razón...—susurró para si mismo el de cabellos miel, bebiendo un poco del líquido caliente.
La lluvia abrazaba cada objeto u lugar con una fuerza impresionante, era de esas lluvias que cada gota duele hasta el punto de estar bajo ella, te haría llorar. Esas lloviznas de novelas que te hacen sacar hasta lo más doloroso de tu alma fuera. Sin embargo, Anne estaba sentada en la terraza de su hogar, mirando la lluvia y sacando la mano para sentir las caricias bruscas de las gotas.
—¿Estás tan triste para llorar así?—preguntó mirando al cielo— yo también lo estoy
Usualmente, Lee le hablaba a la naturaleza en un amago de no sentirse tan sola, quizás era un manera un poco loca, pero le relajaba y le hacía conectarse con un lado de la vida que las personas ignoran día a día.
—Debe ser agotador tener que soportar todo esos químicos, aviones y rayos UV para que simplemente te dejes ir—siguió conversando— quizás, eso nos enseñe a nosotros ser fuertes también, que a pesar de tener que pasar por tantas cosas, también dejarnos llorar no nos hace mal, es más, mañana habrá un sol hermoso con un cielo celeste radiante
Escuchó como alguien rasgaba su ventana, haciéndola voltear la vista al cristal y levantarse, corriéndola para darle la bienvenida a su pequeño erizo de tierra que adoraba estar con ella.
—Spikes, despertaste—lo tomó con cuidado cuando el animal escondió sus puas, dándole un besito en su nariz— mira, la lluvia—le hizo una seña al pequeño ser.
El pequeño animal solo se acomodó en sus manos, soltando un pequeño suspiro para acomodarse y seguir con su siesta, haciéndola reír.
—Yo también quisiera dormir así, Spikes, pero la lluvia de esta noche esta tan hermosa, que no me molestaría no dormir por solo escucharla.
Porque aveces, incluso la gente más sola, es la más feliz con cosas tan simples como el ruido y frío de la lluvia.
LEI CAMINABA POR LOS PASILLOS PARA BUSCAR A LEE, REALMENTE ESTABA SORPRENDIDO DE LO certera que la fémina había sido con la lluvia de anoche.
—¿Sabes dónde esta Anne?—preguntó en el piso de las medicinas.
—¿Anne... Anne... —un grupo de chicas repitieron el nombre con confusión.
—Oh si, ya lo recuerdo—una chasqueó los dedos— siempre esta con su mejor amigo, Gao
—Gao el intimidante—una de ellas soltó.
—¿Por qué le dicen así?
—Bueno... es alto, su cara es de pocos amigos y habla ronco, siempre esta con Anne desde que ambos entraron aquí...—se encogió de hombros— de todas formas, están allá
Y Lei ladeo la cabeza, confundido completamente y luego, dirigió la mirada hacía donde había apuntado la chica.
La observó, conversando animadamente con el chico que era todo lo opuesto a ella: Lee vestía de tonalidades pasteles y mezclillas claras, Gao vestía de negro y chaquetas de cuero.
—¿Te gusta Anne?... —escuchó a sus espaldas— dicen que el último que intento algo, Gao se comió su alma
—No seas ridícula, no hay demonios en la vida real
Y dejó de escuchar, dirigiéndose a las escaleras, con la idea de que le hablaría más tarde. Sin embargo, al otro lado del pasillo, Gao miraba con una ceja en alto a la castaña.
—¿Realmente estuviste mirando la lluvia toda la noche?—alzó una ceja.
—Si, realmente necesito dos litros de café—admitió la chica— además, Spikes también ama la lluvia, no podía no acompañarle
—¿A tu erizo le gusta o a ti?—alzó una ceja.
Gao, Gao era su mejor amigo que solo tenía ojos y oídos para el dulcesito de vainilla que era Anne. La había acogido el primer día de clases cuando la castaña estaba tan asustada y sola en las primeras filas, dando fruto a una amistad tan bonita y honesta, que el más alto no dudo en enamorarse de ella.
—Bueno, Spikes le gusta estar conmigo pero técnicamente es lo mismo—se encogió de hombros.
—Spikes realmente tiene una loca que le habla a la lluvia de dueña—bromeó.
—Al menos le hablo a la naturaleza y no a una motocicleta—le sacó la lengua.
—Con baby no te metas—se cruzó de hombros— Baby es la moto más hermosa y fiel que he conocido
—Las veces que he ido contigo en ella, siempre se detiene en los momentos menos oportunos
—Es celosa, así, como Spikes me lanza sus púas—se quejó.
La chica cerró su locker con una mueca graciosa, haciéndole reír al pelinegro frente a ella.
—Tu todo el tiempo estas molestándolo, incluso, le haces el mismo ruidito que suelta, el "tssssk"
Y Lei, observó desde los peldaños como "Gao el intimidante" se volvía toda una masita ante la presencia de ella, notando incluso, como sus ojos brillaban con tristeza... después de todo, pudo comprender no eran tan distintos después de todo.
—¿Qué miras?—Xia-Lin se paró a su lado.
—¿Qué haces aquí?—volteó a ver
—Meizuo me dijo que viniera a buscarte—admitió.
—Comienzo a pensar que Meizuo es más tu novio que Ximen
—Solo somos mejores amigos—dijo graciosa— ¿Estás mirando a Lee Anne?
—¿Cómo sabes?...
—Ellas hablaban de eso... sea lo que sea, lo apoyo—levantó sus pulgares.
—Ni la conozco—se encogió de hombros— y no me gusta
—Yo decía eso de Ximen y aquí me ves—levantó una bolsita de regalo— ahora vamos, Romeo, se nos hace tarde
Y le dio una última mirada, sintiendo celos por breves segundos del pelinegro junto a la castaña en los lockers. Porque Lee Anne era el rayito de sol que alegraba las vidas de los demás, incluso, comenzaba a iluminar la suya.
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