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El lacio cabello blanquecido caía entre sus dedos como seda al tacto, y mientras el chico de ojos azules mantenía un ritmo parsimonioso con sus manos en un intento de coleta alta frente al espejo, la puerta de su habitación fue abierta abruptamente.
—¡Haru-nii! —exclamó una chica de estatura inferior a la media, unos ojos grandes de color menta y hebras lilas peinadas en un estilo undercut. Estaba vestida con el uniforme escolar, a excepción de sus zapatillas escolares.— ¿Has visto dónde dejé mis audífonos inalámbricos?
El mencionado rodó los ojos apático, sin humor de tolerar la extravagante y revoltosa presencia de su hermana menor tan temprano en la mañana.
—No Senju, ve a molestar a Takeomi, seguro él puede comprarte unos nuevos.
—Lo sé, pero no quiero otros. —hablo Senju con el ceño fruncido y cruzándose de brazos.— No siempre puedo depender de su estúpida tarjeta cuando tengo la facilidad de buscarlos por mi cuenta.
—¿Y entonces por qué sigues aquí?
Sanzu finalmente volteo a mirar a Senju y si las miradas mataran la chica estaría bajo tierra. Senju hizo un mohín indignada para así darse la vuelta y salir de la vista del peliblanco sin la intención de siquiera cerrar la bendita puerta.
Un suspiro cansado brotó de sus labios finos, de todos modos Sanzu ya estaba por salir.
Se aproximó a un estante en donde se ubicaba una mini casita de madera, y en ella había dos puertas de mano abiertas de par en par, dejando el interior totalmente vacío, expuesto a simple vista. Sanzu tranquilamente colocó en ella una pequeña caja de terciopelo, y luego de arrodillarse y juntar sus manos, rezó en silencio, por lo que fueron menos de un minuto.
Sanzu luego de terminar tomó nuevamente la cajita para así regresarla a su bolsillo, se dirigió hacia la cama, colgó su bolso de mano sobre su hombro y camino hasta la puerta. Pero, antes de salir, desvió su mirada hacia el espejo y se aseguró que todo estaba en orden.
Después de colocarse correctamente la mascarilla de tela, se dispuso a salir de su hogar.
Las calles de Tokio se encontraban tranquilas aquella mañana, nada fuera de lo habitual en la rutina de Haruchiyo. Mientras iba caminando se colocó sus audífonos y se dispuso a perderse en el ritmo de su música favorita, escuchar la hermosa y perfecta voz de su rey lo hacía sentir de maravilla.
Lleva tiempo desde la primera vez que conoció a Tokyo Manji, y Sanzu puede confesar que en un principio no le llamó la atención en lo más mínimo, pero solo tuvo que escucharlos en vivo una vez para saber de qué se estaba perdiendo, y no solo se refería a su excelente música, sino de la existencia de su bias como tal. Mikey, líder de la banda, era sin lugar a dudas el ser más perfecto que sus mugrosos ojos haya visto jamás.
Si alguien le preguntará, diría que nadie merece mancillar u opacar a su preciado tesoro.
En un parpadeo, la primera hora de clases había acabado y estaba por salir a su respectivo descanso. Normalmente, se quedaría en su lugar en el salón, pero en aquella ocasión había olvidado traer su almuerzo y como usaría la próxima hora para organizar el siguiente material de contenido para su blog, decidió salir a comprar algo, obtiene mejores ideas con el estómago lleno.
—Hey, hoy debe de ser mi día de suerte ¿Has decidido a tomar un poco de sol?
Sanzu no regreso el saludo amistoso, y el contrario estaba demasiado acostumbrado a la actitud reservada del peliblanco como para reprocharle su falta de respuesta. Kisaki le restó importancia, de todos modos ambos se entendían mutuamente como para seguir adelante y sentarse en la mesa de siempre.
No pasó mucho tiempo desde que se instalaron allí hasta que alguien más se les uniera.
—Ki-sa-ki~ ♥
—Maldición, me retracto a lo que dije hace rato.
El otro integrante del grupo poseía una composición delgada y una estatura muy alta, sus ojos de color amarillo fueron inmediatamente a Kisaki para así apresarlo entre sus brazos en un asfixiante abrazo y mientras ambos chicos estaban sumergidos en su burbuja de burla y molestia Sanzu los ignoro olímpicamente, para así desviar su mirada hacia algún otro lado de la cafetería, fuera de la estresante pelea frente a él, en cuanto lo hizo en su campo visual captó a una persona en particular entre la multitud.
Su ceño se frunció, y su expresión indiferente pasó a una mueca poca disimulada.
—Uhh~ sigue así Sanzu probablemente si lo sigues fulminando con la mirada logres que te haga caso.—Hanma expresó con una carcajada maliciosa antes de soltar inmediatamente a Kisaki cuando este le propinó un fuerte golpe en su costilla.
—Odio decirlo, pero este idiota tiene razón.— continuó Kisaki luego de zafarse de Hanma, empujándolo bruscamente lejos de él.— Hanagaki hasta ahora no se ha percatado de tu odio, o lo que sea que tengas hacia él, y no consigues nada mirándolo fijamente cada vez que se te cruce en los pasillos o ahora.
Sanzu gruñó en respuesta, y Kisaki rodó los ojos fastidiado.
—Ya supéralo hombre.
—No lo digas como si me gustara ese bastardo.—Finalmente habló Sanzu entre dientes.
—¿Entonces, qué es?
—Si, ¿Insultó a tu hermana? —preguntó Hanma casualmente, pero ahogó una exclamación exagerada, apropósito, cuando no recibió una negación a lo antes dicho.— No me digas que se metió con ella, qué hijo de puta.
Un fuerte golpe propinado en la mesa ocasionó que más de uno de los estudiantes presentes en la cafetería volteara a mirar a su dirección, Haruchiyo se levantó abruptamente para después irse de allí sin emitir palabra.
Kisaki miró a Hanma notablemente enojado.
—¿Qué? No me mires así, yo sé que tú también querías saber del chisme.
Por otro lado, Takemichi observo dicho espectáculo confundido desde la agradable compañía de sus amigos, siendo ignorante de la mención de su persona en la mesa contraria.
Mientras tanto, el chico de hebras blanquecinas se encontraba caminando entre los pasillos a paso pesado y apresurado hasta escaleras arriba. Luego de haber dado tantas vueltas, logró finalmente llegar a la azotea y apenas encontró un lugar, se recostó allí, sacó su teléfono, y luego buscó en el buscador el canal oficial de Tokyo Manji.
Inmediatamente, se adentró en su contenido enriquecedor, específicamente se adentró en las novedades más recientes de dicha banda y apenas se encontró el nuevo comunicado, además de los detalles sobre la reunión de fans de este año, se dispuso a redactar sobre ello en su página.
«*Imagen adjuntada
(Foto reciente de la banda en un estudio de grabación)*
Se reveló que el anuncio de "Canta en el Otoño Tardío", la reunión de fans anual, será un evento colaborativo con "Stardust Promotion" ¡Este evento se llevara a cabo en el Parque Shinjuku Gyoen para celebrar el 6° aniversario de la banda Tokyo Manji! También han compartido los detalles e imágenes especiales ¡No olviden llevar sus barras luminosas este sábado, y los esperamos allá!.. »
Después de confirmar y darle su debida revisión a la publicación en su blog llamado Dorayaki Posting, en honor al postre favorito de su rey, se adentró a Twetter para responder comentarios agradables e insultar cualquier anti-fans que se le atravesara en su camino. Usualmente, Mikey no obtenía mucho hate, es muy querido en la comunidad, pero cuando aparece una que otro parásito en su utopía, él se encarga de hacerles la vida imposible hasta exterminarlos.
Algunas personas podrán considerar sus acciones muy tóxicas, pero eso a él le importaba en lo más mínimo, defendería sus gustos e ideales hasta su último aliento.
Y hablando de defender ideales, nuevamente recordó la razón del porqué odiaba a Hanagaki Takemichi. Repentinamente, tuvo la necesidad de aplastar su estúpida cabeza y hacerlo tragar sus propias palabras.
—¡Mi rey es mejor que ese maldito bastardo! —exclamó Sanzu al aire con el coraje picando en su piel.
—¿Sanzu-kun?
La cabeza de Sanzu volteó rápidamente al origen de la voz, encontrándose al mismísimo Hanagaki Takemichi parado en la puerta de la azotea, se podía observar claramente su nerviosismo en todo su esplendor.
—Lo siento si soy entrometido pero...
—¿Qué quieres? —hablo abruptamente Sanzu, cortando inmediatamente lo que iba a decir Takemichi antes.
Takemichi en respuesta se rasco la nuca, notablemente avergonzado.
—Uh, tengo la sensación de que no te caigo bien.
—Vaya, qué comes que adivinas.
—Y bueno... —Takemichi tartamudeo para después soltar un suspiro.—Verás, Sanzu-kun, no entiendo o no sé qué hice para disgustarte tanto, pero quiero que sepas que lo siento mucho.
Hubo un silencio que se prolongó por un tiempo, dejando tanto al rubio teñido como al peliblanco en una situación difícil de salir. Y luego de mirarse mutuamente, Takemichi llego a la conclusión que fue una mala idea venir a la azotea con Sanzu presente.
Sanzu se levantó del suelo y paso de largo a Takemichi dispuesto a irse.
—Espera, ¿Ese es el llavero de la colección "Vida animal con la ToMan" de Mikey?— pregunto Takemichi inconscientemente emocionado.
Una pausa, Haruchiyo no esperaba ese comentario, y sin darse cuenta ya tenía a Takemichi invadiendo su espacio personal al mismo tiempo que miraba detenidamente su figura coleccionable colgando de su pantalón por debajo del abrigo. Sanzu se preguntaba como pudo verlo a esa distancia.
—¡No puedo creerlo, si lo es! Es un llavero que tuvo diez fabricaciones en el mundo, yo intenté obtenerlo en el sorteo de una tienda cerca de mi casa, pero no lo logré.—Sus orbes azules brillaban intensamente, tan concentrado estaba en el mini León personalizado de Mikey que olvidó a quién le estaba hablando.—¿Dónde lo conseguiste?
Sanzu se ahorró la explicación de que fue un regalo de su hermano mayor.
Nuevamente, otra pausa y Takemichi cayó en un silencio abrupto cuando fue nuevamente consciente de la situación, sus mejillas se tiñeron de carmesí y se alejó del otro inmediatamente.
—¡L-Lo siento! Yo, estaba, eh.
Otra duda surgió en Sanzu, e inevitablemente la hizo saber.
—¿Te gusta Mikey?
—¿¡Q-qué!? ¿Yo? ¿Gustar? —Una risa nerviosa brotó de sus labios temblorosos, al mismo tiempo que sus mejillas antes de un color rojo suave se intensificó.— Bueno, gustar es una palabra fuerte ¿sabes..?
—Me refiero como cantante, como bias, tonto.— aclaró Sanzu notablemente desconcertado, pero luego de percatarse de ese detalle, continuó.—No te juzgo si tiras por ese lado, pero mi rey es sagrado, así que ni lo pienses.
—Oh... ¡Oh! ¡Por supuesto, hablabas de eso!
Sanzu puso los ojos en blanco, mientras que Takemichi sonreía avergonzado, al mismo tiempo que se abanicaba con su propia mano a su rostro totalmente rojo.
—¿Entonces? Creí que lo odiabas.
Fue el turno del rubio teñido de levantar la ceja desconcertado, él no recordaba decir tal cosa.
—¿Qué te hizo pensar eso? ¡Yo adoro a Mikey! Definitivamente, es mi cantante favorito, es un excelente bailarín, tiene una voz notablemente melodiosa y alimenta mi alma y espíritu como un pan de cada día. Sería inaceptable si alguien llega a... —Takemichi se dio cuenta de algo.—Un momento, esto obviamente es un malentendido ¿Escuchaste de casualidad mi conversación con Chifuyu la semana pasada?
Haruchiyo se cruzó de brazos para después desviar y evitar la mirada contraria, no iba a admitir que escucho su conversación, aunque haya sido accidentalmente.
La carcajada de Takemichi hizo que regresara a mirarlo nuevamente confundido.
—Oh, por Dios, Chifuyu y yo solo estábamos debatiendo cuál de nuestros cantantes favoritos es mejor que el otro. Aunque debo aclarar que un verdadero fan ama y amará siempre a todo el grupo en general. Pero, aunque tengamos eso en mente siempre habrá uno que otro detalle a discutir entre nosotros.—explicó Takemichi calmadamente, sintiéndose más cómodo y en su zona de confort al hablar sobre la Tokyo Manji.—Seguro escuchaste la parte en la que explique la probabilidad de que Mikey fuese superado por Baji, por supuesto entre tú y yo es algo imposible, a Chifuyu y pues... Simplemente, fue eso, nada de lo que escuchaste desde ese punto lo dije en serio.
—De por sí, como fan de Mikey, deberías de ser consciente de la insolencia de decir o pensar dicha probabilidad.
El rubio teñido parpadeo sorprendido, y en ese momento comprendió que Sanzu era ese tipo de fan extremista. Takemichi sonrío ampliamente como simple respuesta, sin querer emitir otro comentario al respecto.
—Y bueno...
Sanzu lo observo en silencio, esperando a que continuara.
—¿Me contarás dónde lo conseguiste?
—¿Y por qué tendría que decírtelo?
—¿Por qué... los MikeFans debemos de estar unidos?
La expresión dura del peliblanco se suavizó, solo un poco, y sin darse cuenta comenzó no solo a hablarle sobre su llavero, sino sobre todo lo que sabía y le gustaba saber sobre dicha banda. De igual manera, Takemichi no se quedó atrás y ambos terminaron en una conversación agradable en la cual intercambiaban gustos en común.
Al transcurrir los minutos que faltaban para terminar la hora del descanso, finalmente llegó a su fin siendo anunciado por la campana de la preparatoria, Takemichi soltó una exclamación disgustada y Sanzu frunció el ceño compartiendo el mismo sentimiento de decepción, justo cuando estaban en la mejor parte.
Takemichi se levantó, se sacudió los pantalones oscuros escolares e inmediatamente le ofreció la mano al contrario, y justo en ese momento Haruchiyo fue consciente nuevamente de todo.
Nunca había hablado tanto con alguien, además de su hermana menor.
—¿Sanzu-kun..? Mi mano se está cansando~ —comentó Takemichi divertido, sin borrar su sonrisa soleada en su rostro.
Luego de procesar un poco lo acontecido, Sanzu tomó la mano de Takemichi y con ayuda de este se levantó también del suelo.
—Bueno Sanzu-kun, fue muy divertido hablar contigo ¿Quedamos para la próxima?
Hubo un breve instante en que Haruchiyo dudo de responder, pero luego de haber cruzado miradas con los de Takemichi, aquellas dudas se esfumaron y murmuro una afirmación vaga.
—Está bien, ¡Nos vemos luego, Sanzu-kun! —Takemichi se despidió alegremente, para así desaparecer de su campo de visión después de irse por la única puerta del lugar.
Aquello fue, notoriamente, algo fuera de lugar de la rutina habitual de Haruchiyo. Pero no fue tan malo, fue un aire fresco para sus días aburridos.
Después de bajar de la azotea y aproximarse a sus siguientes clases, se detuvo en medio del pasillo luego de darse cuenta de algo importante.
—¿Debí de darle mi número? —se preguntó a sí mismo, para luego de un breve momento de reflexión, descartarlo inmediatamente.
Ni siquiera Kisaki tiene su número, ¿En qué estaba pensado?
Finalmente, llegó el día que tanto esperó durante la semana, el día de la reunión de Tokyo Manji, y Haruchiyo se aseguró de tener una cámara lista y batería suficiente para transmitir todo el evento en vivo. Tenía pensado grabar ciertas partes específicas del evento, porque también quería darse el tiempo de disfrutar de este día.
Pasadas las diez de la mañana ya se encontraba deambulando entre los demás fanáticos, el parque se encontraba tan limpio y amplio como recordaba pero con la única diferencia de la infraestructura establecida únicamente para mantener el orden y límite entre el grupo de idols, el personal y producción de todos.
Todo a su alrededor le pareció una novedad, cada año el evento mejoraba notoriamente, y Sanzu no dudó en tomar varias fotos del lugar. Asimismo, ángulos del público y las personas presente y la entrada del lugar. Después de asegurarse que tomó una buena toma, la posteo inmediatamente anunciando su presencia, aunque nadie de sus seguidores supiera quien era él o como se veía detrás de la pantalla en Dorayaki Posting se sentía bastante bien al recibir mucho apoyo. Además, se convertía en otra de sus muchas motivaciones, y así seguir compartiendo este sentimiento en común por la banda con todo el mundo.
Después de todo, la comunidad debía mantenerse unida.
Aquel pensamiento fue inconsciente, pero muy acertado, recordó que Takemichi también lo había dicho. Y hablando de él, Haruchiyo se preguntó si se encontrarían.
En una de esas en que fotografío un volante llamativo, pudo distinguir a la distancia una cabellera rubia teñida que conocía muy bien. Justo cuando tuvo el impulso de acercarse, notó que no estaba solo.
Desde su propia perspectiva, no sabía como debería de accionar, Sanzu se preguntó si debería de acercarse o seguir manteniéndose al margen y no molestar a nadie.
Sí, lo mejor sería seguir en lo suyo, y no involucrarse con nadie en su día especial.
Una bocina cercana se hizo escuchar en el lugar, atrayendo la atención de todos los presentes.
¡Atención, jóvenes entusiastas por la buena música! En unos momentos comenzaremos la apertura de la cabina de registro para su respectivo ingreso a la reunión de fans de Tokyo Manji: "Canta en el Otoño Tardío"
El evento anual de fans de Tokyo Manji estaba por comenzar e inmediatamente Haruchiyo se dio la vuelta dispuesto a ir a la cabina de registro, no podía permitirse quedar fuera ahora que estaba aquí.
—¡Sanzu-kun!
Una mano ajena se posó en su hombro izquierdo y Sanzu, quien fue agarrado por sorpresa, y para nada acostumbrado al contacto físico se apartó rápidamente.
—Me alegra encontrarte aquí, ¿También viniste al evento?
—Mmp...
Sanzu aún no se ponía al día, ¿En qué momento Takemichi llegó a dónde estaba él?
—¡Oi, compañero! —exclamó un chico rubio y de ojos verdosos, lo ha visto con Takemichi una que otra vez en los pasillos y cafetería. Junto con él llegaron otros dos chicos más.— No vuelvas a correr así, le prometí a Naoto que cuidaría tu cara grasosa de bebé, y si te caes no podré reírme como quisiera.
"¿?"
Takemichi en respuesta se disculpó y prometió no volver a hacerlo, para después presentarlo a él con los demás y viceversa, pero Haruchiyo estaba tan distraído que no pudo seguirle el ritmo a todos. Y bueno, de todos modos, si ofende a alguien sin querer, no es su problema.
Nuevamente, la bocina anunció que la cabina de registro estaba abierto para todos, y ánimo a todos los presentes a correr antes de que las entradas se agoten. Y, por culpa de este grupo de idiotas, Haruchiyo termino corriendo, en contra de su propia voluntad, junto a los demás hacia el mismísimo infierno.
El peliblanco realizó una vaga oración mental y con determinación renovada se juró a sí mismo que hoy conseguiría tomar la mano de su rey.
Y, desde ese momento, Haruchiyo Akashi comenzó a obsesionarse con esa idea.
Ayer fue cumpleaños de Mikey-kun en Japón, hoy por aquí en Latinoamérica, ¡Mucho amor a nuestro enano patadas locas por este milagro! ✨
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