Narra HeMin.

Estaba muy feliz cuando llegaron mis padres, los extrañé muchísimo pero pasó algo que no me esperaba. Trajeron con ellos un invitado que realmente no sabía quien era. Según mis padres es mi tío, hermano de mi madre que vino a pasar una temporada con nosotros, por supuesto no se quedaría en casa por mi temor, pero si se quedaría a comer esta noche con nosotros.

— Has crecido mucho HeMin, te has puesto muy bonita— comentó en medio de la cena.

— Gracias.

— ¿En serio no recuerdas a WonLee? Eran muy cercanos cuando eras niña, jugaba mucho contigo y te llevaba de paseo, incluso el era quien te llevaba al cole— negué a la pregunta de mi madre y lo volví a mirar.

— Han pasado más de 15 años, es entendible.

— Bueno, yo ya terminé la cena, me retiro. Buenas noches.

— Está bien cielo, luego paso por tu habitación para contarte sobre el viaje.

— Si mamá.

Me sentía muy incómoda con la presencia de mi supuesto tío, no me agradaba mucho la verdad. No sé que sucedía pero, era algo que no me permitía mirarlo ni entablar una conversación. Supongo que sea por mi fobia.

Me preparé para leer un libro pero olvidé que había dejado el que había empezado en la terraza de la casa y fui por él. Cuando llegué allí, me tropecé al señor ese fumándose un cigarrillo allí sentando.

— ¿De verdad no te acuerdas de mi o no quieres acordarte? — me asusté cuando habló, pensé que me ignoraría.

— De verdad que no sé quién eres.

— Tan bien que la pasábamos, me duele que no me recuerdes— se levanta de donde estaba sentado, tira el cigarrillo y lo piza— Yo te quería mucho ¿sabes?— comenzó a acercarse a mi y yo a retroceder.

— No se acerque a mi, yo...

— Si, sé que tienes androfobia— ríe— Pero vamos, somos familia, no te haré nada cariño.

Su voz comenzaba a resultarme familiar, su forma de verme me asustaba y terminé calléndome mientras seguía retrocediendo.

— Tu también me querías mucho, intenta recordar— susurró al hincarse a mi lado.

Sentí tanto miedo, un miedo que nunca antes había sentido. Su voz me provocaba mucho miedo y solo pensaba en alejarme de ahí. Corrí, tan rápido que pasé por el lado de mi padre y casi lo tiro al piso.

— ¿A donde vas HeMin?

No respondí y solo salí de casa, las voz de ese señor seguía perturbándome, me hacia daño. Quería llegar a un lugar seguro pero no podía encontrar uno, todos me parecían tenebrosos y sombríos. Hasta que ví ese parque infantil, recordé a los niños que juegan ahí, me gusta verlos reír y jugar, son felices en ese lugar y quise esconderme ahí.

Temblaba, a parte del miedo que sentía, estaba haciendo algo de frío y solo salí con una simple bata de dormir. Me acurruqué debajo del tobogán y ahí estuve un rato, tratándome de tranquilizar.

— Tranquila linda, no te sucederá nada malo. Te gustará ya verás...

Volví a recordar esas palabras y fue inevitable llorar. No entendía nada, me sentía muy asustada y no quería ir a mi casa, no confiaba en nadie, ni siquiera en mis padres y eso me preocupaba mucho.

— Oye... — me alarmé cuando se asomó debajo del tobogán ese chico fastidioso.

— Vete, vete por favor.

— ¿Por qué estas ahí?¿Qué te sucedió?

— ¡Vete!¡Aléjate de mi!

— Solo quiero ayudarte, no te asustes. Si, puedo ser algo arrogante y fastidioso pero soy buena persona, sería incapaz de hacer daño a una chica, confía en mi.

— Todos son malos, me quieren hacer daño, son malos, muy malos ¡Todos son malos!

Salí por el otro lado de tobogán, tratando de escapar de él pero me alcanzó y me agarró.

— ¡Suéltame! — comencé a defenderme, lo golpeé con todas mis fuerzas, traté de apartarlo pero fue imposible.

Me abrazó muy fuerte, no tenía escapatoria. Estaba agitada, cegada no sabía que me sucedía pero de la nada comenzó a cantar. Ahora ya no luchaba, solo lloraba, mientras hacia débiles movimientos. Su voz empezó a tranquilizarme, fue como un bálsamo a mi corazón. Una de sus manos acariciaba con delicadeza mi cabello mientras seguía soltando aquellas tranquilizantes melodías.

— Te protegeré.