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14. Despedidas Temporales

Cuando Taemin finalmente se despertó, acostado de lado, inmediatamente se dio cuenta del dolor sordo en su cuello y espalda baja. Sus mejillas se sentían pegajosas con lágrimas secas y su mente estaba confusa. Tomó nota de la tenue luz que entraba por la ventana y supuso que era temprano en la mañana. Cuando finalmente consiguió la energía para tratar de sentarse, se percató de que Minho estaba de pie en la puerta hablando con alguien que no conocía.

El mayor lo escuchó moverse y se volvió con los ojos muy abiertos.

—¡Taemin! —Se giró hacia el hombre desconocido y lo despidió rápidamente—. ¿Te sientes bien? ¿Necesitas algo? —preguntó, caminando hacia la cama, con ojos llenos de preocupación. Se sentó y ahuecó la mejilla del chico, acariciándola suavemente con su pulgar.

—Estoy bien. Solo un poco adolorido y... confundido. —Taemin lo miró con el ceño fruncido—. No entiendo... nunca pensé que Changmin... quiero decir, sé que tenía sentimientos por mí, pero-

—Byungchol puso un afrodisíaco en su bebida. —Los ojos de Minho se oscurecieron considerablemente—. Aunque aquello no excusa por completo a mi hermano de lo que ha hecho, en última instancia eso alimentó su deseo reprimido por ti.

Taemin bajó los ojos, dejando escapar un suspiro tembloroso.

—No... aún no puedo creer lo que pasó. Yo solo... —No estaba seguro de lo que quería decir. ¿Que estaba asustado? ¿Que estaba confundido? ¿Que nunca pensó que algo así le pasaría a él? Confiaba en Changmin... No importaba lo insistente que fuera, Taemin nunca pensó que el mayor podría ser capaz de...

Se estremeció ante el recuerdo.

Fue sacado de sus pensamientos cuando Minho posó un cálido beso en sus labios. El suave contacto se sintió maravilloso después del duro trato que recibió horas antes.

Minho se apartó demasiado rápido para su gusto, apoyándose en su frente y tomando una respiración profunda.

—Todo esto es mi culpa. Nunca debí haberte dejado —susurró, su voz llena de remordimiento—. Si Mir no te hubiera escuchado gritar, no quiero imaginar lo que podría haber ocurrido.

Taemin tomó la cara del mayor en sus manos y se apartó para mirarlo a los ojos.

—No lo hagas. No te culpes a ti mismo. No hay forma de que pudieras haber sabido que eso iba a suceder.

—Pero... ni siquiera estuve allí para salvarte, yo-

—Por favor, Minho. Culparte a ti mismo no me hace sentir mejor. Solo... lo importante es que estás aquí conmigo ahora. —Taemin se inclinó para envolver sus brazos alrededor del príncipe, enterrando su rostro en su hombro. Minho le devolvió el abrazo, rodeando su cintura con fuertes brazos.

Un golpe en la puerta interrumpió el cómodo silencio y se separaron a regañadientes.

—Príncipe Minho. —Un guardia entró en la habitación, haciendo una pequeña reverencia antes de continuar—. La Reina solicita la presencia de la Princesa Taemin a la reunión del consejo. También desea que se una, Su Alteza.

Taemin le lanzó una mirada confusa al mayor, solo para ver la frustración evidente en su rostro.

—Estaremos allí pronto —respondió Minho con voz tensa.

—¿Qué está pasando? —preguntó Taemin, tan pronto como el guardia salió de la habitación.

—La Reina planeó todo esto. Ella proporcionó el afrodisíaco que Byungchol le dio a Changmin. Y ahora desea desterrarlo por lo que te ha hecho, pero sabe que no puede hacerlo sin la aprobación del consejo.

Taemin sintió el pánico crecer en él. A pesar de que Changmin le había hecho esas cosas horribles, en el fondo sabía que el príncipe nunca habría hecho algo así en su sano juicio. Puede que nunca vuelva a confiar en Changmin, pero en definitiva el otro no merecía tal castigo.

—Espera... ¿por qué ella haría eso? ¿No está tratando de deshacerse de mí? ¿Por qué iría tras Changmin?

—Asumo que ella vio esto como... matar a dos pájaros de un tiro, supongo que podrías decir. Al hacer esto, te obligó a pasar por algo traumático, pero también estaría librando al reino de otro príncipe. En otras palabras, ella te está usando para disminuir la competencia de sus hijos.

Taemin se quedó mudo del shock. Y en ese momento, se dio cuenta de que la reina no solo quería deshacerse de él, quería hacer su vida miserable antes de eso.


~*~


A estas alturas, Taemin ya se había acostumbrado a las miradas acusadoras que recibía de los demás cuando entró a la habitación. Pero ciertamente no estaba acostumbrado a las miradas de lástima que estaba recibiendo en ese momento.

No estaba seguro de qué rumores habían llegado a los oídos de las personas, pero tenía la sensación de que eran exagerados.

Lo que había pasado fue aterrador, sí, pero también tuvo suerte de que no fuera más allá de lo que podría haberlo hecho. Le estaba eternamente agradecido a Mir por llegar en el momento justo, y necesitaba darle las gracias al joven príncipe lo antes posible.

Pero sabía que ahora no era el momento de buscar a Mir. Necesitaba enfocarse.

Sus ojos se agrandaron cuando los guardias trajeron a Changmin a la habitación, sus manos encadenadas frente a él. El príncipe mantuvo la cabeza baja, sin levantar la vista ni siquiera por unos segundos cuando los guardias lo forzaron frente al rey y la reina.

—Consejo —Sujung habló en voz alta—, este hombre ha tratado de tomar algo que no le pertenece. Dejó que sus propios deseos repugnantes lo controlaran, e intentó manchar la inocencia de la princesa de su hermano.

Taemin se sonrojó ante la vergonzosa declaración y miró hacia abajo al piso mientras todos en la habitación se volvían en su dirección.

—Como saben, el castigo por este crimen es la muerte inmediata. —La cabeza de Taemin se alzó de inmediato ante sus palabras, y miró preocupado a Changmin, quien permaneció impasible—. Pero sugiero que le ofrezcamos misericordia y lo desterremos del reino. No deseo su muerte. Él es como un hijo para mí, después de todo. —La mujer sonrió dulcemente, y Taemin sintió que la ira se encendía dentro de él.

El rey finalmente habló, inclinándose hacia adelante para dirigirse a su hijo. Su expresión se llenó de decepción, pero también de duda.

—Hijo, ¿puedes decirnos qué ocurrió anoche?

Changmin finalmente levantó los ojos.

—No lo recuerdo. No puedo recordar nada —susurró, la angustia evidente en su rostro—. Pero me han dicho lo que hice y solo tengo una petición. Déjenme disculparme adecuadamente, antes de recibir mi castigo.

El rey asintió, luciendo más triste de lo que Taemin lo había visto alguna vez.

Los guardias condujeron a Changmin hacia ellos, y el castaño pudo sentir su corazón golpeando en su pecho. Minho le dio a su mano un reconfortante apretón, y respiró profundo.

Changmin lo miró directamente, una inmensa culpa nadando en sus ojos. En el momento en que llegó a ellos, cayó de rodillas, su frente tocando el suelo en una postura arrepentida.

—Hermano, realmente lo siento por traicionar tu confianza... por dañar a tu futura esposa. No espero tu perdón ni siento que me lo merezco.

La expresión de Minho se mantuvo estoica mientras miraba a su hermano.

—Princesa Taemin. —Changmin levantó la cabeza, pero siguió mirando al suelo avergonzado—. Es cierto que no recuerdo mis acciones, pero me han contado lo que he hecho, y nunca sentí tanta repugnancia conmigo mismo en mi vida. Nunca me lo perdonaré... Lo siento, lo siento mucho...

Taemin se tragó el nudo en la garganta, conteniendo las lágrimas que le quemaban los ojos, y miró a Minho.

—Tenemos que hacer algo —susurró desesperadamente.

—No te preocupes —respondió el mayor con calma, asintiendo con tranquilidad al otro lado de la habitación—. Ya me preparé para esto.

—Su Majestad, ¿si me permite hablar?

Todos, incluido Taemin, se volvieron hacia Onew con sorpresa.

El rey le lanzó una mirada interrogante al sacerdote, pero asintió con aprobación.

—Encontré la copa de la que el Príncipe Changmin estaba bebiendo anoche, y he determinado que su bebida contenía un afrodisíaco extremadamente fuerte.

Los murmullos parecieron brotar por toda la sala, pero el Rey Yunho levantó una mano y los silenció rápidamente.

—Continúe, por favor.

—Como estoy seguro de que muchos de ustedes han escuchado, en efecto, el Príncipe Changmin tiene sentimientos cuestionables hacia la Princesa Taemin. Sospecho que alguien se aprovechó de esos sentimientos y logró poner esta droga en su copa, sabiendo lo que le haría a la princesa. —Incluso Changmin pareció sorprendido por la revelación, y miró fijamente a Onew—. Los síntomas de este afrodisíaco son el aumento de los deseos sexuales, alucinaciones, y también... pérdida de memoria, que de hecho ha experimentado.

—¿Tiene algún sospechoso? ¿Puede probar que alguien lo hizo? —preguntó uno de los miembros del consejo.

—Se trata de un veneno muy raro y de alto valor. Ciertamente puedo pensar en solo unas pocas personas que están bastante... interesadas en esa área. —Los ojos de Onew se posaron en la reina.

Ella se mostró alterada por la acusación, sus mejillas rojas y las fosas nasales ensanchadas.

—¡¿Me está acusando de envenenar al príncipe de nuestro reino?!

—No la estoy acusando de nada, Su Majestad. Simplemente estoy declarando un hecho. Además... no tengo pruebas de que usted lo haya hecho, ¿o sí?

La reina resopló fuertemente.

—Por supuesto que no, porque yo no tendría nada que ver con esto. Qué acusación tan ridícula... —murmuró—. Todo esto es ridículo. Él ha cometido un crimen y debería ser castigado por ello.

Taemin inmediatamente dio un paso adelante, manteniendo un fuerte agarre en la mano de Minho antes de hablar.

—Discúlpenme. —Todas las cabezas se volvieron hacia él, y la reina le lanzó una mirada que podría matar—. Sé que no hay forma de probar quién lo envenenó, pero el hecho es que fue envenenado. Estuvo muy influenciado por esa droga, y no creo que tuviera ningún control sobre sí mismo.

Hizo una pausa, dejando que sus palabras se asimilaran antes de continuar.

—Lo que me sucedió a mí no es algo que le desearía a nadie, así que si realmente creyera que Changmin haría algo así en su sano juicio, querría que lo encierren o lo destierren. Sé que no puede excusarse por lo que ha hecho, pero el destierro no es algo que merece. Sin mencionar, este reino entrará en guerra mañana. ¿Alguno de ustedes quiere perder a uno de sus valientes príncipes que está dispuesto a arriesgar la vida luchando por su reino?

El chico se sintió satisfecho al ver muchas cabezas en el consejo asintiendo con aprobación. Ignoró la furiosa mirada de la reina, enfocándose solo en la pequeña sonrisa que el Rey Yunho le dio.

La decisión fue unánime. Changmin fue absuelto de las acusaciones y la reunión terminó con Minho mostrándole a Taemin una sonrisa orgullosa. El consejo se dispersó y la reina salió hecha una furia hacia el pasillo, sin darles una segunda mirada.

Minho se inclinó hacia delante para susurrar al oído de Taemin, el chico estremeciéndose al sentir los labios contra su oreja.

—Nunca dejas de asombrarme. Sabes que te amo, ¿verdad?

El castaño le dio una sonrisa tímida.

—Yo también te amo.

Su momento fue roto por el sonido de cadenas tintineando, y Taemin se volvió para ver a Changmin siendo liberado. El príncipe mayor corrió inmediatamente hacia ellos, atrapándolo en un fuerte abrazo, y él se tensó.

—Gracias, Taemin, gracias... Perdóname, lo siento mucho-

Minho le quitó los brazos de encima y le dio un empujón. El más alto se tambaleó hacia atrás, liberando al chico, y se dio cuenta de lo estúpidas que habían sido sus acciones. Taemin lo miró con ojos asustados, pegándose más a Minho.

—Ch-Changmin, te perdono... pero no creo que pueda confiar mucho en ti ahora mismo. Es que...

—Está bien —dijo el mayor, retrocediendo. Sus mejillas estaban calientes por la vergüenza mientras hacía una rápida reverencia—. Me disculpo de nuevo, y... no sé qué podría hacer para agradecerles. —Changmin se reprendió mentalmente por sus acciones. Le resultaba muy difícil aceptar el hecho de que le había hecho algo tan terrible a Taemin cuando no podía recordar nada.

—No hay necesidad de agradecerme. No merecías ese castigo. La reina solo te estaba utilizando como un arma, y yo ​​no podía dejar que su plan siguiera adelante —respondió el menor.

El príncipe asintió lentamente, con los ojos en el suelo. No podía mirar esos hermosos ojos azules sin sentir la culpa revolverse dentro de él.

Minho tiró de la mano de Taemin.

—Ven. Déjame acompañarte antes de que tenga que volver para hablar sobre los preparativos de mañana.

El castaño le dio a Changmin una sonrisa triste antes de irse. Minho ni siquiera lo miró, y mucho menos se despidió de él.

Taemin puede haberlo perdonado, pero no sabía si la relación con su hermano sería la misma.


~*~


El chico cruzó los brazos sobre su pecho, un puchero inconscientemente formándose en sus labios.

Minho lo había acompañado hasta la habitación, pero se fue tan rápido como pudo, dejando a Taemin aún más frustrado.

—Él sabe que no voy a renunciar a ir a la guerra con él. ¡Intentará evitarme todo el día!

Jieun se sentó junto a él en la cama y le pasó un brazo por los hombros.

—Va a estar muy ocupado hoy, Taemin. Se irán mañana por la mañana. Estoy segura de que quiere estar contigo todo lo posible antes de irse. Pero lo más probable es que quiera evitar una discusión.

Taemin frunció el ceño ante sus palabras.

—No quieres decir, ¿antes de irnos?

La joven suspiró y finalmente decidió decirle al castaño lo que pensaba.

—¿Realmente crees que es correcto que vayas? No me refiero a esto de una manera cruel, pero, ¿no serías solo una distracción? ¿Una carga?

Él se apartó de ella, mirándola con enojo.

—¡¿Una carga?! ¿No he estado entrenando todo este tiempo para no ser una carga? ¿Acaso aún no soy lo suficientemente bueno para protegerme a mí mismo?

—Sí, Taemin, creo que has mejorado más rápido que cualquiera que haya visto alguna vez —respondió, intentando calmarlo—. Pero eso no le importará al Príncipe Minho. No importa cuán hábil te vuelvas, siempre te verá como a la persona que necesita proteger a toda costa. Su deber con su reino entra en conflicto con eso; él no puede liderar un ejército y mantenerte a salvo en todo momento.

La expresión de Taemin se suavizó ante sus palabras. No respondió, pero apoyó la cabeza en su hombro.

—Perdón por enojarme —susurró después de un momento de silencio.

—Está perfectamente bien. Entiendo que estés frustrado.

—Es que... entiendo sus razones, pero yo... no puedo simplemente no ir. Voy a hablar con él esta noche —dijo firmemente.

Jieun suspiró una vez más, acariciando su cabeza unas cuantas veces.

—Eres un obstinado.

—No tienes idea.


~*~


Minho regresó al dormitorio, sintiéndose irritado y ansioso. No estaba preparado para irse por la mañana y tener que dejar a Taemin tan rápido (especialmente después de todo lo que había pasado), pero sabía que no tenía otra opción. Se sentía como si hubiera perdido sus días con Taemin, y lamentaba no haber apreciado cada momento que tuvo con el hermoso chico.

Sabía que regresaría eventualmente, pero no estaba seguro de cuándo sería eso. Y no se sentía con ganas de tener que pasar las noches sin el cuerpo cálido y pequeño de Taemin acurrucado a su lado. No estaba preparado para tener que pasar un día sin ver esos brillantes ojos azules mientras sonreía.

Y aunque no quería nada más que pasar el resto de la noche con Taemin, no estaba anhelando lo que sabía que el chico quería discutir con él.

Cuando abrió la puerta, pudo ver al menor acostado en la cama, simplemente mirando al techo. Cuando el chico lo escuchó entrar, se sentó rápidamente.

—Minho...

—¿Cómo estás? ¿Las heridas te molestan?

Taemin negó vigorosamente con la cabeza.

—No mucho. Solo duelen muy poco ahora.

Minho se dirigió a la cama, y ​​levantó la barbilla del chico para colocar un beso casto en sus labios.

—Bien —susurró—. Solo avísame si sientes dolor.

—Hmm... —respondió el castaño distraídamente, y asintió—. Entonces... ¿a qué hora nos vamos mañana?

El príncipe suspiró, dejando caer su mano y dándole la espalda al menor.

—Taemin... no hagamos esto, por favor...

—Solo te estoy haciendo una pregunta.

—No, estás tratando de forzar algo que no va a suceder —respondió con firmeza.

El chico se levantó.

—No te vas a ir sin mí —dijo con voz temblorosa.

—Lo siento, pero no tengo otra opción. —Minho hizo todo lo posible para mantener su voz libre de emociones; no estaba seguro de si podría controlarse por mucho más tiempo.

—¡Tienes opción! —gritó el menor, caminando alrededor del príncipe para enfrentarlo, cuando este todavía no había dado la vuelta—. ¡Podrías simplemente aceptar y dejarme ir, y así no tendría que quedarme aquí preocupado por ti cada maldito día!

Los ojos de Taemin brillaron de rabia cuando se acercó al mayor, apretando los puños a sus costados.

—No cambiaré de opinión —respondió Minho con los dientes apretados—. Ahora vamos a dormir.

—¡No! ¿Por qué no puedes dejarme ir? ¡¿Por qué eres el único que tiene permitido protegerme?! ¡¿Que puede preocuparse?! —Taemin empujó contra su pecho, lágrimas de frustración nadando en sus ojos—. ¿No tengo permitido preocuparme por ti? ¿O querer protegerte?

Minho agarró la cara del chico en sus manos, finalmente perdiendo los estribos.

—¡¿Acaso no entiendes cuánto te amo?! —Taemin saltó cuando el príncipe le gritó en la cara. Parpadeó sorprendido, algunas lágrimas solitarias cayendo por sus mejillas—. No sé si podría vivir sin ti... Y si hay una posibilidad de que esta guerra pueda alejarte de mí, no me arriesgaré a que eso suceda.

El chico se recuperó rápidamente del shock y miró a Minho con una expresión angustiada.

—¡Yo también te amo! ¡Y estoy tan asustado por ti como tú por mí!

—Taemin...

El menor no le dio la oportunidad de terminar. Estrelló sus labios contra los de Minho con una fuerza increíble, con los brazos rodeando su cuello y sus dedos tirando de su pelo. Minho se perdió en el beso apasionado, sus manos deslizándose por los muslos de Taemin para levantar sus piernas y envolverlas alrededor de su cintura.

El beso era feroz, pero amoroso. Podía sentir la desesperación de Taemin por dar todo lo que podía, por mostrar todo lo que sentía: su ira, su pasión, su angustia...

Cuando el chico finalmente se alejó con los labios hinchados, relucientes, y los ojos vidriosos, susurró una palabra:

—Cama.

Minho nunca se había sentido tan excitado en su vida. La mirada seductora en los penetrantes ojos azules de Taemin y el susurro sensual le hicieron retroceder rápidamente hasta que sus rodillas chocaron con la cama. Se dejó caer sobre esta, Taemin encima de él, a horcajadas sobre su cintura.

—Te quiero... ahora... por favor... —susurró el menor, moviendo las manos torpemente para quitarse la ropa con desesperación.

Pero antes de dejar que sus deseos lo controlaran por completo, le lanzó una mirada preocupada al hermoso chico.

—Taemin, tus heridas... y lo que pasó con Ch- mi hermano... —Minho se corrigió rápidamente, sintiendo que no era correcto pronunciar el nombre de Changmin en ese entonces.

El castaño le dio una pequeña sonrisa, algo vacía.

—No duelen, lo prometo. —Se inclinó para recostar su cabeza sobre el pecho de Minho—. Y no quiero pensar en eso... solo te quiero a ti... solo a ti, ¿por favor?

Minho pudo escuchar la tensión en la voz de Taemin y tragó saliva. Podía sentir su corazón encogerse ante el tono angustiado en la voz de su amante. Y sabía exactamente lo que Taemin estaba sintiendo... Solo quería algo... algo a lo que aferrarse, un bello recuerdo que tener antes de que Minho tuviera que irse.

—No tienes que pedirlo, Taemin. Te amo demasiado, y nunca he deseado tanto a nadie en mi vida —respondió, entrelazando sus dedos en el cabello castaño y alzando su rostro. El menor sonrió genuinamente ante sus palabras.

—También te amo.

—Pero no... nunca he... con un hombre... —Minho podía sentir sus mejillas calentándose, no muy seguro de cómo quería decir lo que tenía que decir. No tenía idea de lo que estaba haciendo, y no quería nada más que causarle a Taemin la menor cantidad de dolor posible. Odiaba sentirse indefenso, odiaba no sentirse en control.

El chico se sonrojó del mismo tono rosado.

—¿Tienes algún tipo de aceite o crema? ¿Algo como eso?

Minho los volteó suavemente, dejando a Taemin en la cama con su largo cabello esparcido sobre las sábanas.

—No te muevas —murmuró, dándole al chico un beso rápido y gentil.

Se levantó de la cama para buscar en sus cajones. Agarró el mejor aceite que pudo encontrar, uno que había adquirido en un viaje a un reino lejano, y se dio vuelta para encontrar a Taemin casi completamente desnudo. Se detuvo bruscamente, sintiendo una familiar sensación en su entrepierna.

La vista de esa piel de porcelana que lucía suave como el satén lo hipnotizó. Observó la tela deslizarse por el torso del chico, revelando su cuerpo delgado y de aspecto delicado. Levantó los ojos y vio a Taemin mirándolo inseguro, con el rostro sonrojado a más no poder mientras le sonreía tímidamente.

Minho no sabía cómo alguien podía ser tan adorable y erótico a la vez.

El príncipe se desvistió rápidamente mientras se dirigía a la cama. Se colocó encima del menor con cuidado, atrapando sus labios en un beso lento. Apenas notó que Taemin tomó el aceite de sus manos y lo abrió impacientemente.

Sintió al chico jadear en el beso, y Minho se apartó, mirando hacia abajo para ver que el castaño había deslizado un dedo dentro de él.

—Oh Dios... —gimió. La imagen de un tímido Taemin metiéndose los dedos, con los ojos cerrados por la vergüenza y los gemidos entrecortados que se le escapaban de los labios, casi llevó a Minho al límite.

Cuando el chico insertó un segundo dedo, el mayor tomó el aceite y suavemente lo agarró por la muñeca, sacando los dígitos de su interior. Taemin lo miró confundido, y Minho casi se rio por la expresión de decepción en su rostro.

—¿Permíteme?

El menor asintió enérgicamente.

Minho cubrió sus dedos con el aceite, llevándolos a la entrada de Taemin. Hizo círculos en el borde, observando cómo se contraía una y otra vez, como si quisiera tener algo adentro. Sin poder contenerse más, deslizó un dedo hasta el fondo lentamente, sintiendo lo apretado de su interior. Taemin echó la cabeza hacia atrás, jadeando ante la sensación del largo y cálido dedo de Minho dentro de él.

Pronto el mayor insertó otro dedo, disfrutando de la expresión de puro placer grabada en la cara de Taemin. Los metió y sacó con cuidado varias veces, separándolos un poco, viendo al menor morderse los labios, tratando de no hacer ruido. Cuando un tercer dedo se abrió paso, Taemin soltó un siseo agudo, y Minho casi se apartó, pero el chico agarró su muñeca.

—Está bien. Solo se siente... extraño. Bésame, por favor...

Minho se inclinó hacia adelante y conectó sus labios en un lento beso. Tomó el miembro de Taemin en su otra mano, y el fuerte gemido que soltó el menor fue amortiguado por los labios del príncipe.

Minho trató de no pensar en su propia erección palpitante, acariciando al chico mientras empujaba suavemente sus dedos dentro de él. El menor se retorcía de placer debajo suyo, moviendo sus caderas para que los dedos entraran más profundo, sintiendo cómo Minho masturbaba su miembro deliciosamente. Era una tortura contenerse para no penetrar al chico en ese mismo instante, pero nunca se arriesgaría a hacerle daño...

El beso pronto se volvió descuidado, Taemin arañando desesperadamente su espalda mientras su respiración se hacía más trabajosa. Se apartó de repente, mirando a Minho con los ojos entrecerrados y dándole un rápido asentimiento.

El príncipe sacó sus dedos y Taemin suspiró con irritación, extrañando el calor de los dedos del mayor.

Minho vertió una generosa cantidad de aceite en su mano, y tan pronto esta hizo contacto con su duro miembro, lanzó un fuerte gemido. Tratando de no distraerse, lubricó su pene rápidamente con el aceite, alineándolo con la entrada del menor, quien se había quedado callado observándolo.

Miró a Taemin, el chico del que tan inesperadamente se había enamorado, el chico por el que daría su vida, y sonrió. Taemin le devolvió una sonrisa deslumbrante a cambio, sus ojos brillando con adoración. Ninguno de los dos habló, pero Minho no sintió que se necesitaran palabras. Acunó la mejilla del chico, y este se inclinó al tacto, disfrutando de la calidez.

Ingresó dolorosamente lento, el increíble calor del chico rodeándolo y haciéndole contener el aliento. El mayor cerró los ojos con puro placer. Nunca había sentido tal éxtasis en su vida. Las delgadas piernas de Taemin lo envolvieron mientras terminaba de entrar en ese lugar imposiblemente estrecho. La sensación de tal conexión con la persona que amaba más que nada era el verdadero cielo.

Escuchó un débil quejido y miró hacia abajo para ver el rostro de Taemin arrugado por el dolor. Se detuvo, la culpa inmediatamente nublando su corazón. El menor finalmente abrió los ojos y parpadeó, una lágrima cayendo por el rabillo del ojo.

—¿Por qué...? ¿Por qué te detuviste? —preguntó sin aliento.

—Te está doliendo —respondió el moreno simplemente, mirándolo arrepentido.

Taemin entrelazó sus dedos detrás del cuello de Minho, tirando de él hacia abajo para conectar sus frentes.

—Estoy... estoy bien. Se pondrá mejor... S-sigue... —susurró el castaño, haciendo todo lo posible para ocultar el dolor en su voz. No podía soportar que Minho se detuviera; él podía estar adolorido en ese momento, pero el placer estaba allí, la conexión increíble estaba allí... el amor puro estaba allí.

Minho asintió con la cabeza renuentemente, inclinándose para besar una lágrima que se había deslizado por la mejilla de Taemin antes de continuar. Bajó su mano para acariciar al chico mientras comenzaba a moverse de manera lenta.

El menor siguió gimoteando, y Minho no estaba seguro de si era por dolor o placer, o una mezcla de ambos. Aun así, dejó un camino de besos a lo largo de la mandíbula y el cuello del chico para consolarlo, disfrutando de la sensación de la piel sedosa y caliente de Taemin bajo los labios. El placer era casi insoportable, y tenía problemas para mantener su ritmo lento. Su otra mano acarició la piel del estómago y las caderas de Taemin, causando escalofríos en la piel pálida.

Su mente estaba nublada por el éxtasis, pero no se perdió el grito de placer que Taemin lanzó al dar una estocada certera. No estaba seguro de lo que había hecho, pero apuntó a ese lugar de nuevo, y la espalda de Taemin se arqueó fuera de la cama, con la cabeza echada hacia atrás mientras soltaba otro grito de placer. El sonido lo excitó de sobremanera.

El chico se cubrió la boca, sorprendido y avergonzado por el sonido que había escapado de sus labios. Sin embargo, Minho lo agarró por la muñeca y retiró su mano.

—No... quiero escucharte.

Taemin no dijo nada y el mayor continuó sus embestidas, acelerando el ritmo.

Mientras Minho miraba al angelical chico que tenía debajo, no podía recordar otra vez en la que se hubiera sentido tan dichoso. Taemin le devolvió la mirada, su rostro reluciente con sudor y el cabello extendido sobre la almohada.

Los gemidos y las pesadas respiraciones llenaron la habitación, ambos en completa dicha. Oraciones incoherentes se derramaban de sus labios, cada uno de ellos llamando el nombre del otro y murmurándose palabras de amor.

Minho no creía poder controlarse por más tiempo, podía sentir el orgasmo creciendo en su entrepierna, así que continuó acariciando el miembro de Taemin mientras daba las últimas estocadas. El chico también estaba cerca, el placer recorriendo su cuerpo abrumadoramente, sin poder hacer más que contraer su entrada y gemir sin control.

Pronto el mayor dejó que la sensación se apoderara de él y se derramó en el interior del chico debajo suyo, su visión poniéndose blanca mientras soltaba un gemido prolongado. Taemin llegó unos segundos después, su espalda arqueándose al sentir a Minho llenándolo y sus dedos clavándose en la espalda del príncipe mientras gritaba.

El príncipe se sostuvo con los brazos, tratando de evitar caer sobre el más pequeño, pero su orgasmo lo había debilitado casi por completo. Se apoyó ligeramente sobre el menor, ambos jadeando pesadamente. Cuando al fin retiró su miembro del cálido lugar, escuchó a Taemin gemir en voz baja. Se acostó junto al chico, acercándolo a él y enredando sus piernas mientras tiraba de las mantas sobre ellos. Taemin enterró su rostro en el hombro de Minho, presionando un suave beso sobre su piel.

La habitación permaneció en silencio por unos momentos mientras sus respiraciones se hacían más lentas.

Cuando Taemin finalmente habló, Minho estaba seguro de que sintió lágrimas empapando la piel de su hombro.

—No sé cómo voy a estar sin ti.

Y por primera vez desde que su madre murió, Minho permitió que una lágrima cayera.

—Volveré, te lo prometo.


~*~


Taemin estaba recuperando lentamente la conciencia. Podía sentir el sol de la mañana sobre su piel, verlo detrás de sus párpados. Pero no estaba listo para abrir los ojos.

Solo lo hizo cuando sintió que unos cálidos dedos acariciaban su mejilla.

—¿Ibas a irte sin despertarme? —preguntó mientras abría los ojos por completo y veía a Minho sentado en el borde de la cama, ya vestido con su espada a un lado.

—No... no quería despedirme. Hace esto mucho más difícil.

Taemin tragó saliva y se sentó para enfrentar al príncipe.

—Ten cuidado, ¿está bien? ¡Es mejor que no te lastimes o nunca te lo perdonaré! —El chico estaba decidido a evitar que las lágrimas se derramaran, pero se estaba volviendo cada vez más complicado.

Minho se rio entre dientes.

—Prometo que voy a regresar en una sola pieza. Pero debes prometerme que no te meterás en problemas. Tendrás guardias contigo todo el tiempo, no me arriesgaré.

Taemin casi se rio de la acción sobreprotectora, pero solo asintió.

El mayor lo agarró por la barbilla y lo besó suavemente, simplemente un roce tierno de labios.

—Te amo.

—T-te amo. —Taemin estaba llorando ahora.

Ver a Minho salir por la puerta había sido lo más difícil que le había pasado desde que había llegado a este mundo.

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N/T: Ay, lo último me dolió.

Perdón por no haber actualizado la semana pasada. El capítulo estuvo un poco más largo, y con todas las actividades del comeback de SHINee no lo pude terminar a tiempo. Espero seguir con el ritmo.

¡Y al fin tuvimos lemon! Las apuestas terminaron, señoritas, y la ganadora es...Marcheee95 No sé como lo hiciste, pero en el capítulo 11 dijiste que en tres más, y así fue xD. Toma tu regalo. 🎁 (?)

Sus comentarios me animan mucho, les agradecería si me dejan uno. Nos leemos.✨

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