8.
«No podía dar crédito a lo que había visto en el recuerdo de Stan, después de todo sí quería deshacerse de mí, era algo que ya sospechaba, que era una vergüenza para él, pero escucharlo decirlo me afectó más de lo que creí.
Abandoné la habitación del recuerdo, mi tío era horrible conmigo y ahora todo parecía tener sentido, aunque desde el inicio ya había notado una gran preferencia por su hermana, verlo con sus propios ojos había sido su punto de quiebre.
Me senté contra una de las paredes con la cabeza escondida entre mis rodillas me rendía, ¿qué caso tenía ayudarlo cuando me odiaba?
A veces deseaba con todas mis fuerzas desaparecer, alejarme de mi familia, tomar mis cosas y mudarme a un lugar donde nadie nunca me diga que estoy mal o que soy fracaso, un lugar donde pueda ser yo y nada más, aunque era imposible.
Me levanté, era inútil sentirme mal por un anciano al que ni le importaba.
Con fuerza le di un puñetazo a una de las paredes, hiriendo mis nudillos.
"¡Tonto!" pensé, cerrando los ojos por el dolor.
—¿Estás bien?
Abrí los ojos sorprendido quedándome estático cuando vi a un chico alto y rubio, de hermosos ojos miel mirándome con lo que quise interpretar como preocupación.
¿Era parte de los recuerdos de Stan? Porque sería una verdadera pena que alguien tan atractivo estuviera encerrada en los recuerdos de mi tío.
—Hola Pino —me dijo con una sonrisa, mientras tomaba mi mano y chasqueaba su dedo y tanto el hueco en mi torso que había hecho el demonio como la herida fresca de mis nudillos cerraron.
—¿Qué? —murmuré.
¿Me había llamado Pino? ¿Eso qué significaba?
Su cabello rubio caía por su rostro enmarcando aquella curiosa sonrisa, sin romper el contacto visual, el chico llevo mi mano hasta su boca depositando un sutil beso, haciendo que me sonrojara furiosamente.
—¿Te gusta más está forma o prefieres aquel triángulo? —mis ojos se abrieron a topé.
¿Ese era Bill Cipher? ¿El demonio triángulo al que debía temerle? ¿Era siquiera posible que ese triángulo luciera tan atractivo en esos momentos?
—Estaba pensando que pude haberte dado una mala primera impresión así que vine a enmendarme... y a informarte que lo estuve analizando y realmente no vale la pena buscar el tonto código de tu tío —continúo al no recibir ninguna respuesta por parte mía.
Tragué con fuerza aun algo nervioso y con el corazón algo alterado, armándome de valor para responder, el atractivo cuerpo del demonio me robaba el aliento.
—¿Eh? —murmuré dudoso—, ¿de qué hablas?
—Encontré algo más interesante en este lugar —contestó acercándose más, su rostro estaba apenas a unos centímetros dl mío, mi corazón palpito con más fuerza mientras soltaba mi mano.
Por reflejo intenté dar un pasó hacía tras, pero la pared me impidió ir más allá, coloco su mano contra la pared y con la otra tomó mi mentón.
—¿Ah sí? —pregunté observando los exóticos ojos del rubio, increíblemente cerca de los míos.
—¿Quieres saber qué es lo que atrajo mi atención? —me cuestionó de manera coqueta.
—Um... —balbuceé perdiéndome en aquellos ojos, sintiendo su cálido aliento contra mis labios—, sí...
Bill sonrió satisfecho y se alejó lentamente.
—Creo que pronto lo descubrirás, por ahora es hora de deshacer un trato, espero que Gideon entienda que... encontré un mejor postor —me susurró el demonio en el oído—, te recomendaría irte antes de que tú tío despierte.
Sin poder contestarle el rubio desapareció, dejándome con la respiración dificultosa, el corazón acelerado y los nervios consumiéndome.
¿Qué es lo que planeaba Bill Cipher?»
[...]
Dipper no lograba sacarse ese recuerdo de la mente mientras veía como todo lo que le rodeaba era puro caos y destrucción, no quedaba nadie, estaba ahí solo, mirando con terror lo que pasaba delante de él.
Recordaba como Bill lo había hecho sentir dese ese momento... como lo había usado y manipulado desde que se conocieron.
No entendía como todo había acabado así, no recordaba cómo habían llegado a eso, hasta donde su memoria llegaba ellos dos habían estado bien, Bill seguía amándolo.
O al menos diciendo que lo hacía.
Lo peor es que sabía perfectamente que el causante de todo eso, estaba satisfecho, su extravagante carcajada se escuchó por todas partes, esa risa que tanto adoraba, que le hacía sentir tanta dicha... ahora lo único que le hacía sentir era miedo.
Terror.
Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, sus piernas temblaban, no entendía nada, ¿qué había pasado?
¿Qué había hecho mal?
¿Acaso él no había sido suficiente para él rubio? ¿Sus esfuerzos fueron en vano? ¿Al demonio realmente no le importó? ¿Realmente sólo lo había usado? ¿Su familia tenía razón y él en realidad no lo amaba?
¿O acaso era que había perdido su amor?
Porque el estaba seguro que Bill no podía fingir todas esas caricias que le transmitían amor y seguridad.
Probablemente era él quién lo había decepcionado como a los demás y por eso lo había dejado.
No podía recordarlo con exactitud, pero eso era lo único que tenía sentido.
Muchos sentimientos se amontonaron en el pecho del menor, plasmando la confusión, la duda, el dolor y la decepción, pero el sentimiento que lo dominaba era el de la inseguridad... no podía creérselo...
Él le había fallado a Bill y por eso lo había traicionado.
Bill de verdad lo había traicionado.
Toda su familia tenía razón, ¿cómo creyó que él sería suficiente para satisfacer las necesidades y cumplir las expectativas del demonio? Era sólo un fracaso más.
Pero el castaño quería darle todo de él. Quería probarle que, aun así, él quería estar con él...
¿Por qué la persona a la que le había entregado todo le había apuñalado de tal manera?
Sus lágrimas caían por sus mejillas, sintiendo el mundo caerse a sus pies.
Después de todo, él lo amaba y quería probarle que aún podría serle útil... no le importaba que lo hubiera traicionado, juntos podrían resolverlo, no podía dejarlo...
Bill no podía estar usándolo de verdad...
No... podía... haberle mentido.
Tal vez después de todo Mabel había tenido razón todo este tiempo y Bill no lo amaba de verdad.
Ese pensamiento obligo al castaño a tirarse sobre sus rodillas, sintiendo las rocas del piso, mientras todo a su alrededor era un caos en tonos rojizos y naranjas, abrumándolo, consumiéndolo.
Dipper dejo todas sus lágrimas caer a sus manos.
Bill no lo amaba y lo había traicionado.
No lo amaba...
Y realmente lo había...
Traicionado.
[...]
Bill se encontraba leyendo un libro mientras el chico dormía frente a él, pero algo no lo dejaba tranquilo y era el hecho de como Dipper le transmitía un extraño sentimiento de inquietud.
El demonio se levantó de su lugar para caminar hacía al castaño que se encontraba durmiendo, Bill lo miró con curiosidad, Dipper se encontraba teniendo una pesadilla.
Por unos segundos se dedicó a observarlo, se veía bastante interesante e intrigante mientras dormía, pero en esos momentos no se sentía bien dejarlo dormir, cada segundo que pasada Bill podía sentir como la angustia del castaño crecía, causando cierta preocupación en él.
Finalmente tras un largo suspiro, Bill se sentó en la cama, a un lado del castaño y con delicadeza sacudió con delicadeza el hombro del menor, en un intento de despertarlo sin asustarlo.
—Dipper —le dijo con un tono en el que pretendió ser dulce.
El mencionado abrió los ojos de golpe hiperventilado, cubierto de sudor y con el corazón latiéndole con fuerza, lo primero que logró ver fueron los ojos del rubio clavados en él con una expresión algo seria, el menor lo miró con ambos ojos castaños húmedos por las lágrimas.
—¿Estás bien, Pino? —le preguntó sentándose en la cama junto a él.
El castaño abrazó con fuerza al rubio, intentando con todo su ser contener sus lágrimas.
Bill le devolvió el abrazo algo sorprendido y Dipper se sintió más tranquilo.
—Sí —murmuró separándose ligeramente—, no es nada, lo lamento.
—¿Por qué te disculpas? —Bill colocó su mano sobre la del castaño, y esto lo hizo sentir más relajado.
—Costumbre, supongo... Mabel siempre se enojaba cuando la despertaba, aunque supongo que no te desperté, yo... —el castaño se detuvo, mientras Bill le dirigía la sonrisa más cálida que había visto en su vida.
—Yo no soy como tu hermana.
—Lo sé —le respondió algo avergonzado.
—Es la primera vez que veo en primera persona a un humano tener una pesadilla —dijo Bill mientras frotaba su dedo sobre su mano—, ¿sobre qué era?
El demonio lo miró fijamente sorprendiendo al chico, quién no se esperaba en absoluto esa curiosidad en el demonio.
—Um... era sobre... —Dipper balbuceó, sintiéndose nervioso, Bill no se enojaría... ¿o sí?—, era sobre ti.
Bill se sorprendió al escuchar aquello, entendiendo los balbuceos del menor.
—¿Tenías una pesadilla sobre mí? —el rubio cuestionó, completamente sorprendido.
—Bueno sí... todo el tema de ayer me dejó algo inquieto —contestó por lo bajo—, soñé que conquistabas todo el mundo —Bill lo miró confundido—, sin mí, que me abandonabas, que te fallaba y después de todo, mi familia acertaba en algo y me dejabas de... —el castaño pensó bien sus palabras—, me traicionabas. Soñé que me traicionabas, lo siento.
—Ya te dije que no te disculpes —el demonio soltó una pequeña risa—, me honras al tener una pesadilla conmigo, pero recuerda que es sólo eso, Pino. Yo jamás podría traicionarte —le dijo besando su frente, era la primera vez que Bill hacía algo similar, por lo que evidentemente sorprendió al castaño, quien prefirió no decir nada.
—Oh —Dipper se sonrojó al sentir el tacto de sus labios contra su marca de nacimiento y el de su dedo recorrer su mano.
¿Por qué tenía que reír tan lindo?
—Eres extrañamente adorable Pino —le susurro una vez que se separó.
El color en las mejillas del menor incremento al escuchar aquello antes de sentir los labios del mayor en los suyos, sintiendo esa calidez que el rubio le daba reemplazar todo el dolor y la inquietud que tenía previamente por la pesadilla que había tenido.
Bill no podía fingir eso.
Dipper sujeto su rostro y lo acercó más a él, el demonio colocó sus manos en la cintura del castaño y lentamente se posiciono sobre de él.
—Todavía es temprano y aún no planeo iniciar el día, así que puedes seguir durmiendo Pino —le comentó Bill sobre de él, levantándose ligeramente, pero Dipper sujeto sus brazos—, ¿Pino?
—Espera... no te vayas —murmuró avergonzado de su actitud—, ¿puedes quedarte a mi lado?
El rubio lo miró confundido.
—Sólo hasta que me quede nuevamente dormido... —el castaño desvió la mirada—, me será más fácil dormir si estás a mi lado.
Bill simplemente suspiró rendido ante los deseos de Dipper Pines.
Se acomodó al lado del chico dispuesto a continuar con su lectura y mientras el libro flotaba frente a él, Bill lo rodeo con su mano libre para acariciar los suaves mechones castaños del menor, ayudando al mismo a dormir, Dipper sonrió abrazando la cintura del mayor, le encantaba sentir al rubio así de cerca.
[...]
Cuando el castaño abrió los ojos se sorprendió de estar aún al lado de Bill. Honestamente él creía que el rubio se iría a penas su día empezará, pero ahí estaba, leyendo otro libro.
Dipper se levantó como pudo tallándose los ojos y llamando la atención del demonio.
—Oh, ya despertaste —dijo más para él mismo—, ¿soñaste mejor está vez?
El castaño lo miró antes de asentir con una pequeña sonrisa.
—Gracias por quedarte a hacerme compañía —contestó el castaño.
El mayor le regaló una sonrisa y se acercó para besarlo nuevamente.
Dipper rápidamente tomo su cuello y lo acercó más a él, cuando el rubio notó una tercera presencia en la habitación, lo cuál se le hizo extraño, puesto que sólo él y Dipper tenían acceso a aquella habitación.
Entonces se dio cuenta.
Bill sólo rodó los ojos, separándose del castaño al escuchar a alguien tosiendo un par de veces para llamar la atención del rubio.
El demonio frunció el ceño.
—¡Pero sí es mi lindo hermanito! —exclamó sarcástico—, ¿qué necesitas ahora William?
—Hablar contigo —respondió con simpleza—, a solas.
Dipper miró al demonio de cabellos azules, era idéntico al rubio.
¿Bill lo había llamado "hermanito"? ¿Eran realmente familiares? ¿Bill tenía familia? ¿Cómo había entrado a la habitación?
—Seguro —el mayor masculló antes de teletransportarlos a la habitación de al lado, dejando al castaño confundido en la cama.
Dipper suspiró rendido ante esa acción y decidió empezar su rutina hasta que vuelva el rubio, se levantó de la cama y tomó a uno de los tigres del suelo para acariciarlo.
—Buenos días —le dijo dándole un pequeño beso en la frente y regresándolo al suelo, luego tomo al otro y repitió la acción—, ¿quién quiere desayunar?
[...]
Ambos demonios se encontraban en el estudio de Bill que estaba justo al lado de la cocina improvisada que usaba el castaño para alimentarse.
—¿Qué necesitas Will? —le preguntó el rubio sentándose en su silla.
—Necesitas detener esto —le advirtió el demonio—, todo es demasiado irresponsable, incluso para ti, vas a meterte en muchísimos problemas cuando alguien te detenga, , toda la actividad anormal que hay aquí es demasiado intensa, pude sentirla hasta mi dimensión, no faltará mucho para que alguien más poderoso la sienta también y te detenga.
—No lo creo —contestó cruzándose de brazos—, tengo todo lo que quiero y nadie puede hacer nada al respecto.
—El bebé tiempo puede —respondió el de cabello azul.
—Ah sí, ese,—el rubio sonrió con cinismo—. Lo vaporicé hace un par de días, no fue la gran cosa, no sé porque le temes tanto.
—¿Hiciste qué? —preguntó Will alterado.
—Lo desintegre, así que no tienes nada de qué preocuparte —el demonio le hizo un gesto con la mano de que no se preocupara.
—No puedes hacer eso —le dijo preocupado—, ¿qué estabas pensando?
—¿En dominar mi realidad? —contestó encogiéndose de hombros—, que tú no hayas querido hacerlo no es mi culpa, William.
—No quiero porque es completamente inmaduro y estoy por encima de eso, además ya te dije que estoy ocupado en otras cosas.
—¿Cómo en ese torpe humano? —habló con desdén el rubio.
—Que hipócrita de tu parte decirme eso cuando estás exactamente igual —contestó Will con una sonrisa sarcástica.
—Con la excepción de que no es mi dueño —el demonio lo miró con ira.
—Él no es mi dueño —replicó mientras se sonrojaba.
—No creo que él piense lo mismo —dijo con sorna el demonio girando en su silla.
—No sabes de lo que estás hablando —respondió Will cada vez más molesto.
—Mi punto aquí es que no te entrometas en cosas que no son tu asunto —le dijo el rubio mirándolo con seriedad—, como yo no me entrometo en tu dimensión.
—Sólo quiero evitar que te metas en problemas —respondió con el ceño fruncido—, porque si no me escuchas ahora, ni creas que te voy a ayudar cuando todo esto te salga mal.
—Como quieras —dijo encogiéndose de hombros—, igual no la voy a necesitar, ya tengo todo lo que necesito.
—¿Seguro? —le preguntó.
—Sí —contestó con simpleza—, si no tienes nada más importante que decirme, te puedes retirar.
Will suspiró con frustración.
—Ten cuidado con el chico, Bill. No es tan fácil como crees —le advirtió cansado—, y si no sabes lo que haces, terminarás perjudicando a ambos, ¿si quiera sabes que envejecerá?
—Uh, después de su cumpleaños detuve el tiempo... así es como llegó el Bebé Tiempo —contestó con simpleza—, pero él ya no es un problema y tampoco la edad de Pino.
—De verdad que no sabes con lo juegas —le dijo con decepción.
—Como digas —contestó molesto—, anda a tu dimensión a ser el sirviente de tu incompetente humano.
—No tiene caso seguir con esto.
Y sin más, el demonio de cabellos azules desapareció, sin querer dirigirle la mirada al demonio.
Bill rodó los ojos, William a veces podía ser un completo aguafiestas.
El rubio se dirigió a la habitación donde el castaño se encontraba sentado en la mesa con una mirada entre molesta y frustrada, con los tigres a su lado, comiendo.
—¿Te pasa algo, Pino? —le preguntó el demonio sentándose frente a él.
El chico levantó la miranda viéndolo con una mirada nerviosa, desde ahí podía sentir el pánico en el cuerpo del menor.
—Yo... esto —Dipper apartó la mirada.
—¿Tú? —cuestionó Bill con curiosidad.
—Desde aquí se pudo escuchar una parte de la conversación con... ese chico —murmuró el castaño avergonzado—, ni siquiera entiendo cómo o por qué.
—Oh —el rubio soltó una pequeña carcajada.
Dipper se deleitó con aquella risa que le gustaba... era extraña, pero con el tiempo el castaño no podía evitar sentir que aquella carcajada tenía un curioso encanto, un encanto que le hacía sonreír al escucharla.
Bill tenía ese encanto que, a sus ojos él, parecía manifestarse con todo lo que el demonio hacía.
—Por un momento pensé que habías hecho algo malo —le dijo el rubio.
—Pero... parecía una conversión privada e importante —murmuró algo nervioso.
El mayor simplemente sonrió, parándose y tomando sus hombros del castaño.
—No te preocupes —contestó besándole el cuello—, tenemos cosas más importantes que hacer que escuchar a Will darme un discurso aburrido sobre responsabilidades.
—Sobre eso... ¿puedo preguntar quién es? ¿Por qué lo llamaste hermano? —preguntó girándose para verlo a la cara—, no tienes que responder si es demasiado entrometido.
—No tienes que preocuparte por eso, Pino —dijo notando al chico algo tenso, ni siquiera había reaccionado a sus besos, lo cual sorprendió al rubio—, es una de mis múltiples versiones que vive en una dimensión diferente a ésta, le llamo así porque es más divertido.
—Oh... pues... —el menor dudo antes de sonrojarse y continuar—, me alegra saber que me tocó en la misma dimensión que a ti.
El demonio sintió como su estómago se revolvía y frunció el ceño ante la extrañeza de ese sentimiento.
—Una cosa más Bill —el mayor lo miró—, ¿a qué se refería que tengas cuidado conmigo? ¿Acaso piensa que te voy a poner en peligro? Porque si es así, tú sabes perfectamente que no soy capaz, yo haría lo que fuera por ayudarte.
El mayor soltó una pequeña risa.
—No te preocupes por lo que dijo, sé que lo harías, Pino... confío en ti —dijo haciendo al menor relajarse—, Will simplemente es un idiota cuando quiere.
Dipper sonrió algo aliviado.
—¿Pino? —dijo mirándolo fijamente desde su posición.
El castaño lo miraba con tanto afecto desde su asiento, que Bill tuvo una sensación que era nueva para él. Ya sé había acostumbrado a tener sentimientos afectivos hacia el humano, pero nunca tan... intensos.
—¿Sí? —preguntó el mencionado.
—Por algún extraño motivo... —Bill suspiró, quedándose sin palabras para expresar lo que quería por primera vez—, no lo sé...
El demonio juntó su frente con la del menor sin saber qué hacer, un nudo formándose en la garganta.
—¿Bill? —preguntó Dipper con preocupación—, ¿estás bien?
El rubio miró los ojos castaños del menor y le sonrió antes de negar con la cabeza.
—No es nada.
Bill le robó un beso al menor sorprendiéndolo, antes de ser correspondido rápidamente.
El demonio los teletransportó a la cama, Dipper se sorprendió por eso, pero no dijo nada al respecto y menos aun cuando el demonio junto sus labios desesperadamente con los del castaño, continuando donde lo había dejado en la mañana.
Bill besó con necesidad a Dipper, una necesidad que el castaño compartía.
Hola michis espaciales.
Parece que hace muchísimo que no actualizábamos, ¿no? De seguro ya nos extrañaban, como nosotras los extrañamos a ustedes.
¿Les gustó? ¿Qué opinaron del capítulo? Dejen todos los comentarios que quieran.
¿Les gustó la aparición de Willcito o k pp?
Spoiler: Es su primera y última aparición, jejeje, perdonen por tanto bebés.
Debo confesar que el siguiente capítulo me encanta y espero que les encante de igual forma. Especialmente porque finalmente veremos lo que pasa por la cabecita de Bill... digo, spoiler.
Les amamos un buen.
Pd: Perdí la nota anterior y la tuve que volver a escribir.
Atte. GirlsWithTheRedDress
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