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7.

«El hecho de saber que mi tío Ford y Bill se conocían antes me dejaba algo inquieto, especialmente por la manera en que mi tío se refería del rubio... refiriéndose a él como su Musa.

Me hacía sentir incómodo y hasta tal vez hasta algo inseguro. Y sí, era perfectamente consciente de que no hubo nada entre ellos, al menos lo dudaba mucho por la manera en la que Ford hablaba de los homosexuales... ¿y si Bill había tomado una forma femenina? "No, ya detente". Probablemente debería pedirle directamente una explicación al demonio.

Ahora mi tío parecía detestarlo gravemente, de hecho todo el mundo parecía detestarlo... incluso ahora planeaban crear una barrera anti-Bill, lo cual era malo, muy malo si es que quería seguir teniendo citas con él... cosa que quería bastante.

Pero sin dudarlo, el lugar que más me ponía los nervios de punta en esos momentos era el estudio privado de mi tío, un lugar cubierto de polvo, libros, pergaminos y... mantas, un montón de mantas que cubrían gran parte de las paredes, y no podía negar que una curiosidad insaciable me dominaba al no tener ni la menor idea de lo que se hallaba tras aquellas mantas que ocultaban algo. Y algo respecto a eso me hacía sentir incómodo.

—Si no logramos proteger la cabaña de Bill, tendremos que proteger nuestras mentes —me dijo mi tío abuelo Ford.

De un cajón mi tío saco una especie de casco bastante extraño y una mirada de confusión dio paso a mi rostro. ¿Planeaba hacer lo que creía?

Dudoso me senté en donde mi tío me pidió y sin pensarlo mucho, me había puesto el casco sobre la cabeza que se suponía codificaría mis pensamientos impidiéndole el paso al demonio, pero debía evitar eso, sólo porque el demonio entraba a mis pensamientos era que podíamos vernos... y definitivamente quería seguir viéndolo.

Tendría que evitar que la codificación se complete, pero tenía que ser en un momento que Ford se descuidará para encargarme de eso... y también debía sabotear la protección de la cabaña si es que Mabel lograba conseguir el pelo de unicornio.

Esperaba plenamente que no lo hiciera.

Los pensamientos no me dejaban en paz, pensamientos que giraban en torno al demonio como de costumbre, mientras mi tío configuraba un par de cosas en la computadora gigante detrás de mí, pero algo me dejaba un mal sabor de boca.

Dirigí mi mirada a un par de carpetas cuando una llamo mi atención y decidí tomarla, tenía el apellido del ¿demonio? No estaba realmente seguro de si eso es lo que era Bill, pero no pude evitar abrirla al notar ­­al abrir la carpeta sólo soy capaz de encontrarme con algunas fotos con el clásico símbolo del rubio...

—Em... ¿qué es Bill exactamente? —pregunté inseguro, aunque tal vez lo mejor sería preguntarle al rubio directamente.

Su tío definitivamente debía saber más cosas acerca de Bill que él, eso no ayudaba al sentimiento de inseguridad que tenía; su tío era muchísimo más inteligente que él, a Bill le sería más útil reconciliarse con Ford que seguir hablando conmigo... o tal vez sólo hablaba conmigo porque ya no podía hablar con Ford...

Odiaba ese sentimiento de poder ser reemplazado.

Pero, debí admitir que la otra parte de mí, tenía curiosidad que me hacía querer preguntar acerca de él.

Ese sentimiento de inseguridad rápidamente se transformó en uno de posesión... no podía permitir que Ford supiera más sobre Bill que yo.

—Nadie sabe con certeza —me contestó mi tío—, sabemos que es más viejo que nuestra galaxia, y que sin una forma física sólo es capaz de mostrarse a través de nuestros pensamientos... en algo llamado el Mindscape.

Oh... el esperaba algo nuevo, después de todo la Mindscape eso era algo de lo que ya tenía conocimiento, después de todo y para su desgracia todas las citas que había tenido con él habían sido en el Mindscape, lo cual a veces me hacía dudar un poco sobre el realismo de éstas o de... lo que sea que tuvieran, porque no estaba seguro que podría llamarle relación... aún.

—Es por eso por lo que Bill necesita esto —Ford me enseñó una esfera con algo bastante curioso en el centro—, desmantele el portal, pero gracias a esta esfera aún tiene acceso en nuestra realidad.

Abrí mis ojos sorprendidos al escuchar aquello.

¿Eso quería decir que sí Bill obtenía la esfera... tendría un cuerpo físico real? ¿Uno con el cuál podría tener citas de verdad? ¿Al cuál podría besar sin sentir que era simplemente una fantasía o un tonto sueño?

Rápidamente negué con la cabeza, descartando cada uno de esos pensamientos... no pondría a su familia en riesgo por sus sentimientos.

Eso sería demasiado egoísta.

Incluso si es lo que más quería hacer.

—Para conseguir está esfera no dudará en engañar o poseer a quien sea —añadió sacándome de mis pensamientos.

Bajé la mirada avergonzado e inseguro.

¿Bill no me estaba usando, verdad?

No.

Habíamos pasado demasiado tiempo juntos y el rubio realmente me hacía sentir bien, me hacía sentir completo y seguro, no tengo idea de lo que haría si Bill resultaba usarme como Mabel decía...

No había manera. Lo que tenían era real... incluso si podía sentirse como un sueño lo que hacían, lo que sentían era real.

Estaba seguro.

Negué varias veces, era imposible... Bill me ama también, ambos nos habíamos empezado a ver incluso antes de Ford saliera del portal y creará esa esfera, por lo que, era imposible que el rubio me estuviera usando para eso.

—¿Y cómo planeas que Bill no entre a nuestra mente? —pregunté dudoso.

—Hay varios métodos —me respondió con una sonrisa—, personalmente yo me instalé una placa de metal en la cabeza.

Quise reír al escuchar tal declaración por parte de mi tío, pero al golpearse un par de veces la cabeza el sonido metálico me hizo darme cuenta de que en realidad no bromeaba.

—Pero está maquina es más segura —me dijo colocándome el casco—, escanea la mente y codifica tus pensamientos para que Bill no pueda leerlos.

Sentí una mueca formase en mi rostro que intente esconder para que Ford no sospechará.

—Así que Dipper... bienvenido a tus pensamientos —mi tío agregó antes de encender la computadora gigante.

El pánico me dominó y en mi intento de alejar a Bill de mis para que Ford no se enterará, un montón de pensamientos vergonzosos sobre el demonio llenaron la pantalla gigante.

Bueno, al fin que no necesitaba dignidad frente al autor de los diarios.

La palabra "chicos guapos" se repitió un par de veces, cosa que Ford no pasó desapercibido.

—No te preocupes Dipper, sólo debes estar confundido —me dijo algo incomodo—, nadie de mi familia será como esos degenerados portadores de enfermedades.

Sentí una punzada clavarse en mi pecho y durante un instante desee que Bill estuviera ahí para abrazarme y decirme que no era una abominación.

Sólo él me hacía sentir bien.

Y ese fue mi error, porque a pesar de mis previos esfuerzos eso había provocado que algo saliera de la pantalla, llamando la atención de ambos, puesto que el nombre de Bill salió repetidamente de la pantalla.

Mi tío me lanzó una mirada aún más sorprendida y no pude evitar reír nerviosamente antes de encogerme de hombros.

—Todo éste tema de Bill me pone muy nervioso —mentí a medias.

Y la verdad es que el rubio me ponía bastante nervioso, pero mi tío no tenía que saber que era porque me gustaba, para mi buena suerte en la pantalla únicamente aparecía que Bill me hacía sentir nervioso, pero no por qué.

—No te preocupes Dipper —me dijo mi tío ignorando los demás pensamientos—, detendremos a Bill, no importa lo que cueste.

Sonreí incómodamente, ¿cómo podía fingir de manera tan descarada sobre querer detener a Bill cuando lo único que realmente deseaba hacer era besarlo?

—Tal vez lo mejor sería ignorar eso —contesté antes de querer seguir investigando de manera casual lo que me interesaba—, por cierto... nunca me contaste cuál es tu historia con Bill.

El mayor se acercó a mí con una expresión seria.

—Dipper... ¿confías en mí? —me preguntó.

—Bueno, sí, pero... —antes de que pudiera seguir me interrumpió.

—Entonces confía en que eso no es importante.

Al escuchar aquello no pude evitar fruncir el ceño, ¿qué es lo que trataba de ocultar?

—Ahora concéntrate —me dijo con una sonrisa—, es hora de fortalecer tu mente.

[...]

Estaba aburrido, pero al menos no más que mi tío quien se había quedado dormido sobre un par de papeles.

Esa cosa aún estaba por el 15% y los pensamientos acerca de Bill estaban por todos lados en esos momentos. Afortunadamente como ya había dicho, mi tío estaba más que dormido.

No podía evitar sonrojarme de tan sólo ver mis pensamientos acerca del rubio, la mente de un adolescente enamorado no era para toda la familia. Por suerte no había nadie que pudiera leerlos.

Miré algo frustrado a mi tío, ¿por qué tenía que ser tan misterioso respecto a Bill? ¿Qué es lo que estaba ocultándome? Podía tolerar la verdad, en serio.

Sin notarlo, la pantalla se llenó de un único pensamiento en mi cabeza.

Si usaba la máquina en Ford al menos descubriría algo que pudiera servirle, como que así llegaría a saber qué es lo que sabía acerca de Bill, lo que lo llevaría a conocer mejor al rubio...

Sin pensarlo mucho más me saqué el casco de la cabeza para poder ponérselo a mi tío y de paso detener la codificación de mi cabeza.

Vi un par de lo que parecían más recuerdos que pensamientos, cosas que realmente ya sabía, como el hecho de que eran amigos, eso no le interesaba, él quería saber qué era lo que había hecho que su tío lo odiará, ¿cómo era que lo había traicionado? ¿Qué tan profunda era su relación en esos momentos? ¿Era tan profunda como la que tenía con Bill en estos momentos? ¿Había realmente una posibilidad de que Bill me estuviera usando?

Al parecer los recuerdos despertaron al mayor, quien al levantarse me miró serio.

—No debiste hacer eso —algo de miedo invadió mi cuerpo al escuchar aquello.

Lo vi lanzar el casco, tirando una de las mantas dejando ver algo que no esperé. Las paredes... estaban llenas de pinturas y cuadros acerca de Bill, imágenes en donde el rubio salía con sus característicos fuegos en sus manos y una sonrisa malvada. Y aunque ese definitivamente no era el momento, no pude evitar pensar que se veía bastante atractivo de esa manera, adoraba cuando el rubio tomaba su forma humanoide.

Al menos tenía una duda menos, no había tomado forma femenina... así que una posible relación entre ellos dos era menos probable.

Eso me alivio un poco.

Pero eso no era todo lo que había en el cuarto... todo estaba repleto de cosas acerca del rubio, papeles, trofeos, figuras, dibujos... Y vaya, yo que pensaba que el obsesionado por Bill era yo.

Fruncí el ceño viendo a mi tío, algo molesto y a decir verdad algo... celoso.

No.

No había forma de que aquello acabará bien.

[...]

Estaba sentado sobre mi cama algo abrumado por los acontecimientos pasados, aún no descubría nada acerca de la razón por la cual Ford había dejado de confiar en Bill.

Algo respecto a eso me ponía verdaderamente molesto y algo incómodo.

Haberle mentido a Ford no había sido en absoluto fácil, porque a pesar de que prometí no guardar más secretos con él, no podía decirle lo que tenía con Bill, sería la misma historia que con Mabel, con él insistiendo en que sólo lo estaba usando y probablemente peor, con un montón de homofobia incluida.

Realmente nunca estaría listo para eso.

Y es sobre eso que estaba algo inseguro... bueno, en realidad estaba más que inseguro. Si el rubio había decidido traicionar a mi tío, ¿qué es lo que evitaba que Bill no me traicionará a mí? Yo no era en absoluto alguien como mi tío... y si el demonio no había querido seguir aliándose con Ford, ¿qué es lo que evitaba que Bill no se alejará de él como hizo con su tío? ¿Sí había engañado a mi tío quien decía que no me estaba engañando a mí?

Ugh, un montón de inseguridades plagaban mi mente... inseguridades que sólo aumentaron al ver mi habitación perder el color.

—Fue un día interesante, ¿no crees? —Preguntó el rubio con una sonrisa.

No pude evitar hacer una mueca al escuchar eso. ¿Estaba bromeando, en serio?

—¿Tú crees? —contesté de mala gana, sin querer mirarlo.

Soltó una pequeña risa antes de caminar hacía la cama, estando cada vez más cerca de mí. Se sentó a mi lado y no pude evitar querer apartarme. Definitivamente ese no era el mejor momento para ver a Bill.

—Hey... —dijo suavemente—, no creí que te molestaría escuchar sobre Ford y yo.

—No me molesta... —murmuré sin verlo—, pero no sé, tal vez me hubiera gustado que me contaras que no sólo se "conocían".

—Ya veo... —agregó un poco más serio—, ¿entonces estás celoso?

Abrí los ojos a topé sonrojándome de inmediato.

—¡No! —contesté con rapidez levantándome de la cama—, bueno... no sé.

El rubio levantó una ceja algo divertido.

—¿No sabes sí estás celoso? —Bill inquirió burlón mientras tomaba mi mano.

—Ugh... no es eso —contesté frustrado—, aparte eras tú el que no hace mucho se molestó porque ayudé a Pacífica con ese tonto fantasma.

—Ya te dije que esa chica no me agrada —me respondió jalándome de la mano para sentarme en una de sus piernas.

No pude evitar hacerlo, pero mirando a otro lado frunciendo el ceño.

Pero no tarde en sentir la respiración del rubio tras de mí, pasando sus brazos por mi cintura, provocando un escalofrío por todo su cuerpo, cerrando los ojos unos segundos.

—No me digas que la razón de todo esto es por lo que te dijo Ford —me susurró en el oído—, acerca de que lo "traicioné".

No fui capaz de decir nada, y me limité a sólo sentir como se alejaba de mí.

—Um... así que es eso —aseguró mientras me giraba lentamente para encararlo—, supongo que en algún punto llegaríamos a esto.

—Prometiste contarme acerca de ustedes dos... —murmuré mirándolo a los ojos por primera vez desde que llegó, con algo de súplica grabada en mi voz—, pero no has hecho más que evitar el tema... haciéndome sentir inseguro cada vez que pienso en ello...

—¿De qué hablas?

Cerré los ojos con fuerza armándome de valor.

—Hablo de que nunca me diste tus razones de porque traicionaste a mi tío —susurré mientras sentía su aliento en mi cuello—, tus razones de porque decides pasar tiempo conmigo... ¿qué me asegura que no me traicionadas así como hiciste lo con Ford? Eventualmente lo harás, ¿no? —giré el rostro viendo a otro lado.

El mayor no respondió, simplemente deposito un suave beso detrás de mi oreja y sentí todo mi ser estremecerse ante el contacto.

—He estado todo este tiempo negándome la posibilidad de que eso pudiera suceder porque quiero estar contigo sin importar qué, pero... ¿qué tal si Mabel tiene razón y sólo has estado usándome? ¿Qué tal si he sido ciego todo este tiempo? —hice un puchero al no recibir respuesta, aunque en parte se debía porque sus labios estaban muy ocupados en mi cuello—, contéstame por favor.

Bill me abrazó con más fuerza mientras giraba todo mi cuerpo para que mi vista estuviera sólo en él y con sus poderes hizo que mis brazos rodearan su cuello, deteniendo el nudo que empezaba a formarse en mi garganta por el amenazante llanto.

Lo miré fijamente a los ojos y mi corazón latió con fuerza, porque en ellos podía ver sinceridad, nadie podía ser tan buen actor.

—Lamento haber alimentado tu inseguridad Pino —murmuró mientras me abrazaba con más fuerza y ocultaba su cara en el hueco de mi cuello—, esa nunca fue mi intención, sólo no quería pasar el poco tiempo que pasamos hablando de ese tema.

Bill se separó su rostro de mí sólo lo suficiente para poder mirarme nuevamente mientras sus brazos seguían rodeándome.

Estaba totalmente envuelto en él, sentado sobre sus piernas, abrazando su cuello con sus manos en mi cintura, pero más que eso sentía que cada palabra y cada mirada que me daba me acunaban más y más... provocando que una calidez que nunca había sentido antes me invadiera.

Era una sensación de bienestar... de cariño puro.

—Pero que tonto de mi parte fue nunca hablar de eso, y para remendar mi error te contestaré todo lo que necesites saber, te daré todas las respuestas que puedan darte tranquilidad —me dijo con una sonrisa dulce—. Haré lo que sea para que creas en mí. No podría arriesgarme a perderte, eres lo más importante para mí Pino.

No pude evitarlo y un puchero inconsciente se marcó en mis labios, nadie nunca me había dicho nada tan lindo.

—¿Quieres saber por qué decidí traicionar a tu tío? —me preguntó y sólo logré a asentir lentamente—, te seré totalmente honesto Pino, él no pudo cumplir mis expectativas así que decidí abandonarlo, él no podía darme lo que yo quería, en cambio, tú...

El rubio soltó una pequeña sonrisa.

—Has rebasado mis expectativas, has logrado impresionarme, haz captado mi atención... tú me das todo lo que yo quiero —me dijo besando mi mejilla con rapidez—, sin contar lo mucho que quería tenerte de mi lado Pino.

Abrí los ojos sorprendido al escuchar aquello.

—¿Me querías... de tu lado? —pregunté dudoso.

Bill sonrió y no pude evitar perderme en sus ojos.

—Por supuesto —respondió con seguridad—, eres mi mejor aliado, eres la razón por la que quiero un verdadero cuerpo humano... quiero que estés conmigo... y a diferencia de toda tú familia yo veo todo el potencial que tienes.

Un sentimiento cálido lleno mi pecho mientras me sonrojaba.

—Bill...

—Sin contar que eres más interesante y asombroso de lo que algún familiar tuyo lo fue o será —dijo refiriéndose a Ford—, así que traicionarte o lastimarte sería mi destrucción, creo que eres el único que podría detenerme, perder tu confianza sería mi perdición.

—Entonces... ¿no lo harás? ¿No me dejarás como a Ford? —pregunté reafirmando lo que necesitaba oír—, ¿estarás conmigo y no me dejarás?

—No te dejaré —afirmó besando la comisura de mis labios—, no lo haré.

—Prométemelo —supliqué—, por favor.

—Te lo prometo Dipper —me dijo haciendo mi cuerpo entero derretirse escuchar mi nombre salir de sus labios.

Sonreí de manera tonta, olvidando por completo mi inseguridad anterior. Noté como se acercaba aún más a mí antes de que a total conciencia decidiera darle un beso al rubio.

Pude sentir una de sus manos desplazarse a una de mis piernas mientras yo mantenía las mías enredadas en su cabello, y mientras más tiempo pasábamos besándonos menos consciente era de lo que pasaba a mi alrededor.

En algún momento mientras nos besábamos habíamos terminado recostados en la cama, cuando finalmente dejamos de besarnos Bill se encontraba encima mío con una sonrisa, antes de qué hiciera una mueca.

—Aunque ahora tenemos un pequeño problema... —murmuró con una expresión seria.

—¿Cuál?

—El plan de Ford para mantenerme afuera de la cabaña —me dijo fingiendo un puchero que derritió mi corazón—, al parecer tu hermana consiguió el pelo de unicornio, si crean la barrera no podremos vernos más Pino.

Abrí mis ojos a tope, había olvidado por completo ese hecho.

No podía permitirme eso... definitivamente no. Tendría que hacer lo que sea para poder seguir viendo a Bill, incluso sí para eso necesitaba traicionar a su familia.

Negué varias veces con la cabeza.

—No hay problema... —le dije tomando su mejilla y acariciándola—, yo me encargaré de eso, no dejaré que algo como eso me impidan verte.

—¿Seguro? —me preguntó.

—Totalmente —le sonreí besándolo nuevamente—, déjamelo a mí.

Bill correspondió la sonrisa antes de besarme nuevamente, y suspiré llenándome de placer puro.

Y demonios, ahora no sólo pensaba cosas estúpidas por Bill Cipher, sino que también las hacía.

Y lo hacía a plena voluntad... después de todo necesitaba al rubio más de lo que alguna vez llegué a imaginar.»

[...]

Dipper intentaba leer uno de los tantos libros que Bill tenía por ahí, pero no podía evitar sentir una intensa curiosidad por lo que hacía el demonio abajo que junto con el aburrimiento que cargaba encima hacía una pésima combinación. Él quería saber qué es lo que hacía el demonio sin él.

El castaño dejó el libro a un lado de la cama y se acercó a la puerta por donde el demonio siempre desaparecía; dudo un momento, ¿Bill se enojaría si dejaba la habitación? Lo dudaba mucho, así que se armó de valor y finalmente decidió salir de la habitación evitando a los Eye-bats que lo vigilaban constantemente.

No tardó mucho recorriendo los pasillos fuera de la habitación cuando a lo lejos vio al rubio frunciendo el ceño mientras Pyronica le decía un par de cosas que hicieron molestar al castaño.

¿Desde cuándo él impedía que Bill completará su plan? Ella no tenía la menor idea de lo que decía, por el contrario Dipper lo motivaba como podía, él sólo quería hacer feliz a Bill, nada de eso tenía sentido.

Pero lo que detuvo a Dipper de seguir maldiciendo a Pyronica en su mente, fue lo que le contestó el rubio.

¿Él era un peón para Bill? ¿En qué sentido decía eso? ¿Al demonio no le importaba? ¿Todo habían sido mentiras? ¿Era lo que su paranoia le hacía pensar? ¿Era posible que su familia tuviera razón y por eso casi ya no pasaba tiempo con él? ¿Bill lo estaba usando?

Sintió un nudo formarse en su garganta, mientras algo dentro de su estómago se revolvía, haciéndolo sentir mal, no tenía sentido, Bill le había dado todo, jamás haría eso... ¿verdad?

Un grito despertó al castaño de su tormento viendo a Pyronica retirarse del lugar, notando como el mayor ahora lo miraba a él.

Vio al rubio fruncir el ceño ante su presencia.

—¿Qué haces aquí, Pino? —le preguntó acercándose a él—, no deberías estar aquí, ¿dónde están los Eye-Bats? Deberían estar cuidándote.

El mencionado no fue capaz de responder ni una sola palabra a eso, sintiendo un ligero dolor en el pecho.

—¿A qué te referías con todo eso, Bill? —preguntó por lo bajo sin poder mirar al demonio, quedándose en su lugar.

—¿A qué me refería con qué? —contestó parándose frente al menor.

—¿Qué tiene que ver que sea el sobrino de Ford con tu plan? ¿En qué aporto yo a tu plan? ¿No te importo? ¿Planeabas desecharme? —inquirió viendo a Bill—, ¿qué significa todo eso?

La mirada seria del demonio hacía sentir peor al castaño, ¿ni quiera podía negarlo?

Dipper sintió el hueco de su corazón crecer, las lágrimas amenazaban con caer... ¿era su peón?

—Eso no es importante ahora, Pino —le dijo sin mirarlo—, ahora hay que regresar a nuestra habitación.

El mayor empezó a caminar hacía el lugar mencionado, intentó tomarlo de la mano, pero Dipper rápidamente la aparto, Bill entonces lo tomo del brazo y lo guio hasta la habitación.

—¿No vas a decirme nada al respecto? —le preguntó sintiendo como sus ojos empezaban a picarle—, ¿acaso Ford y Mabel tenían razón? ¿Vas a traicionarme? ¡Me prometiste que no lo harías!

El rubio se giró para verlo nuevamente aún sin una expresión en su rostro.

—Contéstame por favor, Bill —murmuró desesperado con algo de lágrimas en sus ojos—, lo necesito.

—Regresemos a la habitación, Pino —repitió con una voz calmada, mientras se volteaba y continuaba su camino—, ahí podré contestar tus dudas con tranquilidad.

Dipper bajó la mirada hasta su mano del rubio tomando su ante brazo, aun sintiendo como su piel se erizaba con el contacto... todo eso no podía ser una mentira.

Decidió hacerle caso y seguir al mayor en silencio hacía arriba de la pirámide, hasta llegar a la habitación que compartían, su familia diría que era la decisión incorrecta, pero quería darle la oportunidad de explicarse, Bill no podía estar simplemente usándolo. Todo lo que habían vivido no podía ser una mentira.

El dolor en el pecho del castaño no parecía querer parar, necesitaba una respuesta clara, así que sin ver al rubio se sentó en la cama que compartían, tratando de apaciguar su dolor con la calidez que le brindaba aquel objeto mientras jugaba nuevamente con la sábana.

—¿Y bien? —preguntó viendo el piso, pero aún sin verlo sabía que Bill le estaba dando la espalda—, ¿estuviste usándome? ¿Vas a desecharme ahora?

Bill se sentó en la orilla de la cama.

—Por supuesto que no —el demonio se negó sin querer mirar al menor—. Tu mismo lo dijiste, te prometí que no lo haría Dipper.

Dipper aún mantenía ese sentimiento de inseguridad ante tal respuesta, así que simplemente lo miró con una expresión triste en su rostro. El castaño entonces se movió hasta al mayor abrazándolo por detrás sintiendo al demonio estremecerse.

—¿Por qué me mientes Bill? —murmuró intentando no llorar—, ¿acaso hice algo mal? ¿Es por eso por lo que ya no pasas tiempo conmigo como antes?

El demonio sintió su espalda mojarse gracias a las lágrimas del chico y simplemente suspiró apartándose del chico.

—No sé qué te hace pensar algo así, Pino —dijo viéndolo por primera vez a los ojos desde que lo había encontrado—, no he podido pasar tanto tiempo contigo porque he estado ocupado, pero eso es todo.

Bill entonces lo tomó delicadamente del rostro y limpió las lágrimas con gentileza que estaban en las mejillas de Dipper.

—¿Ocupado con qué? No me quisiste decir...

—He estado ausente porque he estado viendo un asunto sobre tu hermana... y no quería involucrarte porque pensé que te pondría sensible verla tan pronto... desde lo que pasó la última vez que fuiste a verla.

—Oh... supongo que eso soluciona eso... pero y ¿lo que le dijiste a Pyronica? ¿Todo lo que escuché?

—Lo que escuchaste afuera... es cierto —confesó el demonio mientras pasaba uno de sus brazos alrededor del castaño—, eres una parte importante en mi plan, pero no por lo que crees.

—¿Entonces? —preguntó con la voz algo cortada.

—Digamos que eres algo así como mi mano derecha en esto, Pino —contestó alejándose de él.

—¿Tu mano derecha? —Preguntó el chico confundido.

—Sí... —el rubio comenzó a mover su mano hacia la cintura del castaño—, tanto Pyronica, como todos los demás son un montón de inútiles que sólo sirven para defender y atacar.

Dipper se sentía seguro alrededor de los brazos de Bill, algo en el tono de su voz y la manera en la que lo sostenía hacía que se sintiera más tranquilo, ¿cómo es que el demonio tenía ese efecto sobre él?

—Eres diferente, Pino, tú sabes analizar las cosas y disfruto de pasar mi tiempo contigo, sin contar lo inteligente que eres, básicamente sin ti, este mundo se cae a pedazos —continúo el rubio con una cálida sonrisa—, es por eso por lo que eres una parte fundamental en todo el plan. Ninguno de ellos es tan competente como tú.

El castaño sintió su corazón acelerarse ante tal respuesta, ¿él le era útil a Bill?

—¿Y qué tiene que ver que Ford sea mi tío? —preguntó y el rubio lo miró.

—Nada, pensé que mintiéndole Pyronica dejaría de molestarme, quisiera deshacerme de ella, pero eso haría que los demás inútiles comiencen a desconfiar de mí y pueden planear un complot, necesito que ella se equivoque de tal manera que nadie dude de mi decisión de... bueno, desaparecerla, pero no podría importarme menos quien es tu familiar, eres tú el que me importa Dipper, lo digo de verdad —respondió con simpleza mientras lo acercaba más a él—, ¿alguna otra duda que perturbe tus pensamientos?

Dipper apretó sus puños reuniendo valor.

—¿No me dejarás? —cuestionó de nuevo.

Bill frunció el ceño.

—¿Sigues con eso, Pino? —el mayor no obtuvo respuesta—, ¿qué tengo que hacer para probarte que no? Nunca te dejaré, te lo he dicho mil veces, no podría. Eres lo único que me mantiene bien en todo este desastre que hemos creado.

El castaño se mordió el labio.

—Dominemos el mundo juntos —soltó sin ninguna vergüenza.

—Eso ya lo hacemos, Pino —contestó con una pequeña sonrisa.

—No me refiero a eso —dijo con seriedad el castaño mientras lo tomaba del rostro—, no quiero que traigas tu trabajo aquí, quiero estar contigo cuando estés en tu trono, quiero estar ahí frente a todos cuando tomes las decisiones importantes, quiero que dejes de abandonarme aquí todo el tiempo.

El demonio frunció el ceño de nueva cuenta, sorprendido de la respuesta del castaño.

—¿Eh? —respondió confundido.

¿Qué demonios pasaba por la cabeza de ese chico?

Sintió al castaño acercarlo más a él, sorprendiéndolo aún más.

—Quiero que el mundo entero sepa que soy yo el que está a tu lado, que soy yo tu mano derecha —le dijo prácticamente rozando sus labios—, dame eso y no importa nada de lo que hagas, seré siempre tuyo —el castaño se alejó abruptamente del rubio.

Una sonrisa se extendió por todo su rostro... vaya que el menor de los Pines nunca paraba de impresionarlo.

—Realmente me encantas Pine tree.

Dipper le sonrió ampliamente ante esa respuesta.

Bill soltó una pequeña risa sorprendiendo al menor. Tal vez no era lo que esperaba, pero al menos no era tan malo.

—Creo que tenemos un trato, Pino —contestó, tomándolo de la barbilla para robarle un beso al menor como de costumbre.

Pero una pequeña voz en su cabeza le decía que había algo que Bill no le estaba diciendo.



Cristina y Sarahí, este capitulo esta dedicado a ustedes y su bello audio.

No nos maten mañana en clases <3

Atte. Nosotras, ¿quién más? juejuejue

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