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14.

Como de costumbre Dipper Pines tomaba como su lugar las piernas del rubio.

Ambos miraban a los dos ancianos retorcerse del dolor mientras escuchaban a la castaña llorar desconsoladamente, aunque ni a Bill ni a Dipper le importaba mucho aquel hecho, ambos observaban a los viejos familiares del castaño sin mucha expresión en sus rostros, bastante cansados de aquella repetitiva rutina en la que se encontraban envueltos.

—¿Piensas hablar ya, Stanford? —le preguntó el demonio—, Pino se empieza aburrir de torturarlos y no quiero que mi Pino se aburra.

El mencionado los miró desde abajo, con sudor en su frente tratando de no gritar por el dolor.

—Nunca —dijo con una vaga firmeza antes toser, su cuerpo cada vez más débil.

—¿Ni siquiera ahora haces algo por tu querido sobrino? —dijo con sorna el demonio—, creo que ahora entiendo porque está de mi lado.

Dipper hizo un mueca ante esa respuesta, Bill tenía razón... su familia nunca hacía nada por él, ni siquiera en momentos como esos. No eran como Bill, él que hacía todo por el castaño. Escondió su cabeza en el cuello del mayor y mordió suavemente, como una manera juguetona de decir: escogí bien.

El mayor sonrió con cinismo apretando inconscientemente el agarre que mantenía con el castaño antes de fruncir el ceño, esto lo estaba hartando, le provoco un poco más de dolor a los ancianos, intentando que eso hiciera hablar a Ford.

—Dime la ecuación, Fordsie —le dijo mientras aumentaba aún más el nivel de dolor.

—Primero muerto, Cipher —dijo entre quejidos.

Dipper notó el cuerpo del rubio tensarse así que simplemente se dedicó a acariciar suavemente su cabello en un intento de relajarlo.

—Y yo que creía que no había alguien más masoquista que mi hermano —dijo cansado relajándose un poco al sentir las caricias del menor—, aunque supongo que tampoco tendremos que esperar mucho para tu muerte de todo modos.

Dipper vio a su familia por debajo de ellos con molestia, disfrutando ligeramente cada grito de dolor que emanaba de ellos.

Y una pequeña sonrisa apareció en su rostro por unos segundos, ¿en qué punto había perdido por completo la empatía qué tenía hacía ellos?

—¡Dile que se detenga! ¡Dipper, por favor! —le gritó su hermana entre lágrimas, con su voz quebrándose con cada palabra que decía.

El mencionado la miró sin expresión alguna, harto de escuchar sus estúpidas e inútiles peticiones a cada rato.

Y antes de que decidiera ignorarla como de costumbre una pequeña y retorcida idea se cruzó por su mente.

Una sonrisa apareció en su rostro y se acercó al oído de su novio susurrándole aquella idea, la sonrisa pareció contagiarse en el rostro del rubio, quién lo veía con orgullo en su mirada.

—¿Estás seguro? —le preguntó curioso por su proposición.

—Por supuesto —contestó con una sonrisa emocionada—, es momento de hacer que las cosas vuelvan a ser interesantes por aquí.

Bill lo miró y soltó una pequeña risa.

—¿Tienes alguna sugerencia, mi querido Pino? —le cuestionó divertido.

El menor asintió varias veces, con su estómago revolviéndose cada vez que pensaba en eso de nuevo, se acercó de nuevo al oído del demonio contándole que es lo que tenía en mente con mayor exactitud.

Luego de eso ambos dirigieron su mirada a la castaña.

Bill la observó con una sonrisa bastante bizarra, mientras la emoción en el rostro del menor aumentaba, la chica palideció notando aquello.

¿Qué iban a hacer con ella?

[...]

Antes de poder reunirme con Bill, tenía que ir al baño a limpiarme la cara llena de los raspones y la tierra que salvar a mi tío me habían dejado, no quería que me viera así... además tenía que contarle a Mabel todo lo que me había pasado esa tarde.

Pero antes de que pudiera hacer algo, las heridas habían desaparecido por completo. Sonreí sabiendo a la perfección quien era el causante de todo eso, definitivamente quedarse había sido la mejor opción.

Quedarse con Bill valía demasiado la pena.

Con una sonrisa corrí hasta la habitación de mi hermana.

—¡Mabel! —exclamé entrando emocionado—, tengo mucho que contarte. Resulta que los ovnis sí existen y que hubo uno bajo Gravity Falls todo este tiempo... y, y salvé al tío Ford.

Fue ahí cuando noté como ni siquiera había volteado para mirarme.

—Hey... ¿estás bien? —pregunté algo preocupado.

—Dime que no es cierto Dipper... dime que estabas bromeando —me contestó volteando para finalmente verme extendiéndome el walkie-talkie.

Miré sorprendido el walkie-talkie que Mabel me extendía, al parecer había escuchado todo.

—¿El aprendiz de Ford? ¿Es en serio? —preguntó evidentemente dolida.

—Em... estuve pensando —empecé con suavidad—, es una gran oportunidad para mí.

—¡Pues es una horrible oportunidad para mí! —exclamó molesta antes de mirar al piso—, tuve el peor día de mi vida... el verano acabará pronto...

Vi un par de lágrimas caer por las mejillas de Mabel.

—¡Eras la única persona con la que contaba! ¿Y ahora planeas abandonarme también? —me cuestionó.

¿Así como ella solía hacer antes de que empezará a salir con Bill y todo el tiempo después?

—Mabel... no será para siempre —le dije en un intento de animarla—, iré a visitarte y podremos hablar por internet.

Pude ver como desviaba la mirada, antes de que la realización la golpeara y abriera los ojos con sorpresa.

—Esto no es por Ford —me dijo frunciendo el ceño, con severidad—. ¿verdad?

—¿Eh? ¿De qué hablas? —pregunté confundido.

No pude decir nada más, ya que Mabel abandonó la habitación corriendo dejándome solo ahí, con los nervios a flor de piel, algo no se sentía bien.

Después de unos momentos de sorpresa por su reacción, corrí tras ella, encontrándola hablando con mi tío Ford.

—¡Sólo está usando la excusa de ser tu aprendiz para quedarse con Bill Cipher en Gravity Falls! —le dijo Mabel.

¡Traidora!

—¿De qué está hablando Dipper? —el mayor se dirigió a mí—, ¿qué tiene que ver Bill Cipher en todo esto?

Estaba jodido.

El pánico dominó todo mi cuerpo y no fui capaz de responder, apreté con fuerza las correas de mi mochila que se encontraba en mi espalda, necesitaba a Bill, y rápido.

—¡Oh! —mi hermana soltó una carcajada con cinismo—, ¿nunca te dijo verdad, querido tío Ford?

—¡Mabel cállate! —le grité furioso—. ¡No tienes ni idea de lo que estás hablando!

—No —me silenció mi tío—, déjala hablar.

Demonios, no sabía qué hacer. Estaba muerto, no, estaba más que muerto.

—Durante todo el verano Dipper estuvo viéndose con Bill —le dijo Mabel—, y no para cualquiera cosa, sino para tener citas con él, Dipper cree que Bill y él están enamorados y se van a quedar juntos por siempre, he hecho de todo para hacer que abra los ojos, pero Bill realmente le ha lavado el cerebro, Bill es un desgraciado que va a terminar traicionándolo, pero Dipper sigue negándolo.

—¡Detente! —exclamé molesto—, eso no es cierto, no lo conoces cómo para hablar así de él.

—Pero tío Ford sí, ¿o me equivoco? —cuestionó cruzándose de brazos—, traicionó a nuestro tío, se metió a la cabeza de Stan y aun así decidiste confiar en ese demonio.

—¿Eso es cierto, Dipper? —me preguntó Ford enojado—, ¿es eso cierto?

Me quede callado, no sabía que responder, sabía que, aunque intentará explicarlo... no entenderían, nunca entendían.

Nadie entendería lo que teníamos.

—Claro que es cierto —contestó mi hermana por mí.

Mabel me lanzo una mirada furiosa antes de avanzar hacía a mí.

—¿Cuándo vas a entender que no te quiere, Dipper? Sólo abre los malditos ojos que tienes —me dijo, mientras las lágrimas se empezaban a acumular en mis ojos—, Bill sólo te está utilizando y como el tonto desesperado por amor caíste directo en sus redes... pero es un demonio y nunca será capaz de querer a alguien de verdad, y tú no eres la excepción.

Desvíe la mirada frustrado, sin querer contestar a nada de lo que Mabel me decía.

¡Eso no era cierto! ¡Habíamos creado un lazo más grande y fuerte de lo que todos creían! Bill jamás haría algo para lastimarme.

—¡Demonios Dipper! —gritó mi tío molesto—, ¡no puedo creer esto! ¿En serio tienes un "romance" con Bill Cipher? ¿Con ese maldito demonio que me traicionó años atrás? Encima de eso, ¿con un hombre?¿Eres una de esas abominaciones homosexuales?

Fruncí el ceño hartó la de situación.

¡Ellos no entendían nada!

—¿Y qué si lo tengo? ¿Y qué si lo soy? —contesté con brusquedad, mirando a Mabel con rabia—, a diferencia de todos ustedes, ese "maldito" demonio nunca me ha tratado ni la mitad de mal y miserable de lo que ustedes que son mi propia familia siempre han hecho.

—¿De qué estás hablando? —preguntó mi hermana.

—Oh, ¿entonces no te suena? —respondí tosco—, ¿no te suena en absoluto haberme dado la espalda en cada oportunidad que tenías? Me dices tonto desesperado por amor, pero yo no fui quien cada semana tenía un nuevo novio que resultaba rompiéndole el corazón. Me abandonabas por estar con cada uno de esos imbéciles y luego me reclamabas por ver a Bill, cuando él era el único que me daba apoyo y no es por echártelo en la cara, pero nuestra relación ha durado más de una maldita semana, ¿pero soy yo quién no abre los ojos? Yo no soy la niña inmadura que no quiere crecer.

Vi a Mabel abrir la boca sorprendida.

—¡Dipper! —me regañó mi tío y no pude evitar cruzarme de brazos—, no le digas esas cosas a tu hermana.

—¿Por qué no? ¿Tomarás la misma posición que Stanley dándole toda la razón a ella siempre? —le cuestioné con furia—, ¿ella si puede decirme todas esas cosas, pero yo no puedo defenderme?

—Ella sólo está intentando ayudarte.

Quise reír al escuchar esto, ¿estaba hablando en serio?

—¿Ayudarme? —pregunté iracundo—, sólo está siendo una egoísta como siempre, no quiere que me quedé porque así no sólo ella sufrirá con el final de su verano, quiere arrastrarme a eso también y para que pueda seguir aprovechándose de mi estúpida debilidad... oh, pero es Bill quien me usa.

—Tus problemas con Mabel no son importantes aquí, Bill sí te está usando, cuando menos te lo esperes te traicionará por la espalda —me dijo mi tío.

—Déjame adivinar... ¿así como hizo contigo? —interrumpí burlón—, que Bill decidiera que no eras suficiente y te abandonará, no es mi problema.

—No puedo creer lo mucho que te lavó el cerebro ese demonio —dijo Ford con ira.

Sonreí negando con la cabeza.

—Él no me ha lavado nada —respondí decidido—, y aún si lo hubiera hecho, se lo agradezco, con su "lavado de cerebro" me hizo darme cuenta lo asquerosos que son conmigo, sin contar todas las veces que me apoyo cuando ustedes me hacían sentir mal, con la diferencia de que él siempre me hacía sentir bien. Así que sí, agradezco tanto que me lavara el cerebro.

—Dipper... —mi hermana intentó acercarse a mí mientras caían un par de lágrimas por mis ojos, pero simplemente me aparté.

—No me toques —contesté con brusquedad.

—Ugh... —murmuró frustrada—, ¿por qué, Dipper? ¿Por qué no puedes abrir los ojos?

—Porque no hay nada que ver —respondí serio—, me has abierto los ojos más de lo que crees, ahora puedo ver lo pésima hermana que eres.

—Ugh... ¡cuándo te rompa el maldito corazón y vuelvas llorando, no seré yo quien limpié tus lágrimas!

—Incluso si eso llegará a pasar, no volvería —le sonreí con el mismo cinismo grabado en mí que ella había usado—, pero no va a pasar.

—¡Entonces lárgate con ese monstruo! —me gritó llorando.

—Ojalá pudiera —respondí secamente.

—¡Esto es todo! —exclamó mi tío furioso tomándome del brazo—, ¡te irás a California!

—¡Suéltame! —grité antes de soltarme de su agarré.

Fruncí el ceño furioso viendo a ambos, firmemente les di la espalda y salí corriendo de la cabaña.

Corrí lo más rápido que mis pies me permitían... corrí alejándome de ellos, internándome cada vez más al bosque.

Yo no era quien no quería ver... ellos eran los ciegos.

A lo lejos pude escuchar los gritos de ambos llamándome, pero no les di importancia. Necesitaba mucho espacio lejos de ellos, necesitaba aire... no.

Necesitaba a Bill.

Pero desgraciadamente no tenía ni la más remota idea de dónde podría estar... o como podría llamarlo, él simplemente se aparecía justo cuando lo necesitaba, a menos que estuviera muy ocupado con algo.

Me senté junto a un árbol, con algunas lágrimas de ira pura cayendo por mis ojos.

Estaba molesto.

No.

Estaba mucho más que molesto.

¿Quiénes se creían para saber qué era lo mejor para mí? ¿Para decirme que hacer? ¿Para decirme que Bill era malo cuando en realidad no sabían absolutamente nada de él... ni de mí? Ahora resultaba que realmente si se preocupaban por mí, ¡ha!

Podrían ser mi familia, pero si no podían respetar mis decisiones, no eran más que una molestia más para mí, incluso más que antes.

Pero otra parte de mí estaba destrozada, rota y, a decir verdad, demasiado dolida. Mi propia familia no podía confiar en mí o en mis decisiones... no podían ni siquiera aceptar lo que amaba o mi propia sexualidad.

Había soportado todas sus burlas, sus comentarios ofensivos y sus palabras hirientes... pero eso se había acabado.

Mi hermana melliza, la que se suponía que debía ser mi mejor amiga, con la que había pasado todos los años de mi vida no hacía más que juzgarme y hacerme sentir mal.

Mi tío, a quien consideraba mi ídolo y mentor por meses no había hecho más que engañarme y rechazar quien era, me había hecho sentir como si estuviera mal por amar a alguien, me había hecho sentir miserable por estar con la única persona que me hacía bien.

¿Y el otro? Él se había pasado todo el verano molestándome y dándole toda la preferencia del mundo a Mabel y ni siquiera había intentado ocultarlo, ni siquiera podía recordar un sólo recuerdo en donde la pasará bien con él.

¿En qué momento mi familia se convirtió en lo único que quería lejos? No... ni siquiera merecían ser llamados mi familia, al menos ya no más, ya me tenían harto.

Me sentía frustrado y traicionado... herido y ocultando mi rostro en mis rodillas, dejé que las lágrimas siguieran cayendo, odiándome por siquiera tenerlas resbalando por mis mejillas.

¿Por qué no podían entenderlo?

¿Por qué nadie podía entender mis sentimientos por Bill?

¿Por qué nadie podía entender lo que teníamos?

Furioso, arrojé la mochila lejos de mí, no quería saber nada acerca de ellos.

—¿Pino? —una voz me sacó de mis pensamientos y mi corazón se llenó de una calidez instantánea.

¡Bill!

Alcé la mirada, el mundo era gris y frente a mí estaba una mirada seria y preocupada que se extendía ante mí.

Al ver al demonio no pude evitar limpiarme las lágrimas, notando como el mismo rubio me extendía una mano para levantarme.

—¿Necesito destruir a alguien? —me preguntó mientras me ayudaba a levantarme.

No pude evitar querer reír ante su pregunta, pero me limité a simplemente sonreír de manera débil.

—¿Quién es el causante de tu tormento? —me cuestionó mientras me rodeaba con sus brazos.

—Ellos... —susurré contra su pecho.

—¿Quiénes ellos? Dame nombres y los destruiré uno a uno para que aprendan a no hacerte llorar, les haré arrepentirse de lastimarte de la manera más retorcida posible y...

Simplemente negué con la cabeza.

—Ellos no soportan la idea de nosotros dos juntos —murmuré mientras Bill acariciaba mi cabello en un intento de tranquilizarme—, mi propia familia no puede aceptar la idea de mí siendo feliz... no quieren que estemos juntos.

Bill frunció el ceño mientras se separaba ligeramente de mí, me tomó del mentón y me hizo verlo a los ojos, con su pulgar limpió el rastro de lágrimas que aún quedaban en mi rostro.

A pesar de mi enojo y frustración, su simple contacto me había hecho sonrojar ligeramente.

—Hay una forma Pino... —me comentó aun tomando mi mejilla—, de estar juntos, sin importar lo que opine tu familia.

—¿En serio? —pregunté intentando que la ilusión en mi voz no se notará demasiado.

—Así es, con todo el mundo a nuestros pies... dominando todo y lo mejor... es que estaremos juntos para siempre —me susurró en el oído—. Justo como te prometí, nadie podrá detenernos.

Bill me miró nuevamente, con una sonrisa que no había visto nunca.

Dejando que su cercanía me dominará por completo me perdí en su mirada y frunciendo el ceño tomé mi decisión.

Una decisión que probablemente nadie aceptaría. Nadie más que Bill, y afortunadamente para mí, la opinión del rubio era la única que me importaba ahora.

—¿Qué es lo que tengo que hacer? —pregunté seriamente.

Vi la sonrisa de Bill extenderse aún más por su rostro.

Mi corazón comenzó a latir con más fuerza.

—Sólo necesito la grieta que te dio tu tío —contestó señalando la mochila que había lanzado—, sólo necesitamos eso para estar juntos.

Le correspondí con una sonrisa llena de determinación.

—¿Qué tengo que hacer con ella?

—Destrúyela —susurró seductoramente en mi oído.

Lentamente asentí con la cabeza.

—Entonces tenemos un trato, Bill.

Sin una palabra más, mis labios y los de Bill estaban juntos, sellando nuestro trato como de costumbre, besarlo sólo me hizo sentir mejor, con una calidez y una emoción que sólo él me hacía sentir.

Era por esa razón, por ese sentimiento egoísta... por el cual no podía evitar cegarme al estar junto al rubio.

Pude sentir a Bill separarse de mí y sin pensármelo mucho le pregunté.

—¿Sueles besar a cada persona con la que haces un trato?

Bill rió ligeramente y negó varias veces con la cabeza.

—Con un apretón de manos suele bastar... —me respondió—, pero en definitiva tú eres un caso especial, Pino.

Y con una sonrisa tonta en mi rostro vi con una total felicidad cómo Bill Cipher se acercaba a mi mochila.

—¿Harías los honores? —me preguntó con una sonrisa.

—Por supuesto —contesté sonriendo.

—¿Estás listo para compartir una eternidad conmigo? —no pude evitar mirarlo con una emoción plasmada en toda mi expresión.

—Más que listo Bill.

Bill me sonrió antes de desaparecer y el mundo tomó color nuevamente.

Me desperté, aún con la cabeza entre las rodillas y sin pensarlo ni un minuto más me levanté y tomé la grieta de mi mochila.

Y con toda la determinación que había en mi cuerpo la lancé contra el césped, sin estar satisfecho, aplasté la grieta con mi pie lleno de furia, una furia que se convirtió en emoción al escuchar al rubio reír... fuera del Mindscape.

Era hora de empezar el Weirdmaggedon que mi tío tanto había temido.

[...]

Dipper se encontraba en la habitación buscando en los libros alguna alternativa para poder deshacerse de la barrera, después de todo su plan no había resultado como lo había planeado.

Estaba bastante decepcionado al respecto, no podía creer que su tío hubiera preferido salvar el universo de él y de Bill que a su tonta hermana.

Honestamente aunque Mabel era inútil e insoportable, pensó que al menos lo pensaría un poco más.

Pero nada de eso quitaba el hecho de que había sido divertido torturarla hasta la muerte al lado del rubio, después de tantas lágrimas gastadas en ella sintió un gran alivio cuando la chica dejó de respirar.

Un peso menos en sus hombros.

El chico bufó cansado, se estaba quedando sin ideas para poder ayudar a Bill con la barrera y eso lo desanimaba bastante, él necesitaba ayudar al demonio y hacerlo sentir mejor, pero cada vez parecía más difícil de lograr.

Antes de que siquiera intentará calmarse lanzó una bola de papel, bastante frustrado y enojado, pero no satisfecho con eso, arrojó los libros que tenía cerca hacía al piso.

Al ver todo tirado y revuelto decidió inhalar y exhalar un par de veces, tranquilizándose, antes de levantarse para recoger los libros que había lanzado por toda la habitación.

Al recoger uno de los libros alcanzó a ver sus antiguas pertenencias, entre ellas su famosa gorra de pino —que afortunadamente ya no usaba, porque después de todo Bill adoraba su marca de nacimiento y no había necesidad de ocultarla—, y algunas otras cosas como los regalos que le habían dado por su cumpleaños... pero hubo algo que le llamó más la atención, tirada como si fuera nada más que basura encontró la mochila que había usado para ir con su tío Ford a esa misión.

Y fue ahí cuando sus ojos brillaron, Dipper finalmente tenía la respuesta tan anhelada por ambos.

[...]

Bill se encontraba bebiendo un poco de su clásica bebida mientras aquel Dios de cabellos oscuros le contaba algunas cosas que habían pasado durante su ausencia.

—¿Sabes? Tus fiestas siguen siendo buenas y todo eso —le dijo Xólotl con una mueca—, pero no son lo mismo sí no estás ahí.

—Ya sabes que he estado ocupado con todo lo de la barrera —le contestó encogiéndose de hombros

—Sí, sí... ya sé eso —repitió cansado su amigo—, a lo que quiero llegar es... que no sólo nos has abandonado por lo de la barrera y sé que te lo han dicho todos ya pero, ¿no crees que ya has utilizado lo suficiente al humano?

Bill levantó una ceja.

—Sí —respondió con tosquedad bebiendo un poco más de su copa.

—Entonces... ¿por qué no le dices bye bye y seguimos con nuestras fiestas como en los viejos tiempos? —le preguntó con una sonrisa.

—Simple —dijo serio—. Porque no quiero.

El Dios lo miró bastante sorprendido ante aquella declaración. ¿Había escuchado bien?

—¿No quieres?

—Lo escuchaste bien Xólotl —contestó Bill con decisión—, quiero a Pino.

Sin poder evitarlo su amigo empezó a reír con bastante fuerza.

—¿Lo dices en serio?

—¿Por qué lo dudas? —contestó con otra pregunta.

—Porque tú Bill Cipher, el auto-denominado señor y lord de este universo, un ser de energía pura sin debilidades y blablabla se ha encariñado con un humano... uno de los tantos humanos que dices repudiar —le respondió con una sonrisa burlona—, es un poco irónico, ¿no crees?

Bill frunció el ceño ligeramente antes de decidirse por encoger sus hombros.

—Te sorprendería saber lo muy diferente que Pino es a comparación con todos esos inútiles sacos de carne —dijo con una sonrisa antes de beber un sorbo más—, no cualquier humano ofrece matar a su hermana melliza para manipular al tío que idolatraba.

—Yo mataría con gusto a mi hermano gemelo —contestó divertido encogiéndose de hombros, refiriéndose a su contraparte buena Quetzalcóatl.

—¿Pero eres un humano?

—Buen punto ahí Cipher —dijo Xólotl—, pero aun así no puedo evitar sorprenderme.

—Sin contar que traicionó a toda su especie condenándola a una destrucción masiva sólo porque le gusta estar conmigo —agregó con una sonrisa.

El rubio bebió aún más del contenido en su copa.

—Planeaba regalarte a su hermana melliza como compensación por mi ausencia —soltó de golpe—, pero ahora está muerta.

Xólotl frunció el ceño.

—¿Mataste a mi regalo? —preguntó ofendido.

—No pude evitarlo, Pino así lo quería —respondió con una sonrisa divertida—, igualmente era una inútil, pero hubiera sido interesante saber qué harías con ella.

—Eres cruel... —murmuró haciendo un pequeño puchero—, mi regalo.

Antes de que ambos pudieran seguir hablando alguien entró abruptamente en la habitación.

Bill lo miró sorprendido, había dicho no interrupciones pero la ira se disipo cuando vio quien era.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó dejando su copa a un lado.

—¡Encontré la solución! —exclamó emocionado.

Xólotl abrió los ojos sorprendido al escuchar lo que el humano había dicho, pero Bill simplemente le sonrió viendo al menor acercarse.

—Sabía que no me defraudarías Pino —le dijo antes de besarlo rápidamente—, ahora si nos disculpas Xólotl, tenemos asuntos importantes que atender.

Sin más ambos habían abandonado la habitación.

Vaya... al parecer ese humano sí era especial. 


¡Hola! ¿Cómo están?

¿Les gustó el capítulo? Esperamos que sí.

Btw, estamos subiendo un nuevo fic en la cuenta Billdip llamado "The Mindscape". Es un au escolar fusionado con un extraño au de almas gemelas. Esperemos que les guste también.❤️

Atte. Tania y Karla

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