1.
El fin del mundo había llegado más rápido y más intenso de lo que alguna vez el mundo intentó predecir.
¿El nombre oficial de este terrible evento para la humanidad?
Weirdmageddon.
Claro, que el resto del mundo aún no sabía lo que esperaba, porque ahora ese pequeño apocalipsis era retenido por La ley natural de magnetismo de rarezas de Gravity Falls, pero eso no le importaba al rubio por el momento, aún tenía muchas cosas de las cuales encargarse en ese pequeño pueblo antes de extender su reinado por toda la galaxia.
En ese momento, por ejemplo, su prioridad era que Dipper tuviera el mejor cumpleaños posible.
Bill observaba al castaño comer un poco del pastel que había creado para él.
Ambos se encontraban en la punta de la Pirámide de Bill, apoyados en la cama que compartían en esa gran habitación, mientras que Dipper estaba rodeado de pastel, dulces y regalos que el demonio había obligado a sus sirvientes y amigos darle.
No llevaba mucho tiempo desde que el Weirdmageddon había empezado, apenas unos 4 días en los que Bill y Dipper habían empezado con su reinado de rarezas.
4 días en los que Dipper no podría haberse sentido mejor.
Bill era realmente todo lo que necesitaba.
El castaño miró al rubio junto a él y el corazón le latió con fuerza.
Todavía podía recordar una de las primeras veces que se sintió nervioso junto a él...
«Me encontraba demasiado cansado de intentar encontrar la contraseña de la laptop.
Llevaba horas, incluso días sin dormir, pero sabía que aquella laptop era la solución, tendría una pista más para averiguar quién era el autor de los Diarios.
Estaba en la terraza del techo de la cabaña del misterio, el mismo lugar donde solía pasar el rato con Wendy y Mabel.
Y me encontraba ahí en el frío de la noche porque Mabel me había sacado de la habitación, argumentando que el ruido que hacía la laptop con cada intento fallido no la dejaban dormir.
—¡No puedo más con este sonido! —Exclamé jalando un poco de mi cabello, demasiado frustrado—. ¡Te odio sonido!
Golpeé levemente las teclas del computador, demasiado frustrado por todas las horas que llevaba intentando encontrar la contraseña.
Bostece fuertemente, tal vez debería descansar un poco, pero estaba seguro de que incluso si me iba a la cama, no podría conciliar el sueño.
—Debe haber alguna clase de pista —murmuré tallándome los ojos—. Pero ¿quién sabe de códigos secretos?
Una ráfaga de viento me golpeó con fuerza, dejando que algunas pequeñas hojas impactarán en mi rostro, el viento había logrado cerrar la laptop.
Me levanté con rapidez, en un acto de reflejo, sintiendo como todo mi cuerpo se ponía a la defensiva, antes de darme cuenta de que ya no estaba solo, una extraña luz me había señalado.
Me giré rápidamente cuando de la luna, un chico rubio bastante atractivo había salido, dejando todo su alrededor de color gris.
El chico frente a mí dejaba su rubio cabello ondearse lentamente con el viento, demonios... era realmente atractivo.
—¡Creo que yo conozco a alguien! —Una gran sonrisa apareció en su rostro mientras empezaba a jugar con su bastón—. Vaya, vaya, vaya. Eres bastante persistente, Pino.
No era la primera vez que lo veía, pero por alguna razón me sentí nervioso y mi pulso comenzó a acelerarse.
Fruncí el ceño apretando la computadora contra mí, inseguro de lo que el chico esperaba de mí. La última vez que lo había visto, había dicho cosas muy raras justo después de coquetearme.
—Me quito el sombrero ante ti —y sin más, él rubio había hecho lo que dijo.
El mundo gris que me rodeaba se había movido de lado al momento en el que el mayor se había quitado su pequeño y negro sombrero, para mi fortuna el rubio se lo había colocado de nuevo segundos antes de que cayera del techo, dejándome un fuerte dolor en el trasero cuando caí sobre éste.
—¿Puedo saber qué quieres? —le pregunté con algo de incredulidad.
—Oh, ¿me extrañaste? —El rubio sonrió de manera coqueta hacía mi—. Admítelo, me extrañaste.
Algo se removió dentro de mi estómago, incómodo.
—Um... —murmuré ligeramente—, no hablamos mucho que digamos la última vez como para extrañarte.
—¡Oh, no puede ser! —exclamó haciendo un ademán colocando su mano en su frente con dramatismo—, y yo que creí que tuvimos química y habíamos desarrollado un lazo.
—No sé de qué hablas —comenté desviando la mirada.
—¿Entonces me negarás lo mucho que te gustó mi aspecto? —me preguntó—. Lo escogí únicamente para ti.
Sentí mi rostro cubrirse de rubor. Una risa salió de sus labios.
—Si te soy honesto, yo he mantenido mi ojo en ti... desde nuestro pequeño encuentro en la mente de tu tío —agregó Bill acercándose más a mí.
El demonio me ponía extrañamente nervioso, especialmente cuando reía con esa extraña y particular risa suya.
Pero tenía razón en algo y era que realmente me atraía.
—Y déjame decirte que estoy impresionado —me dijo antes de sonreír.
Nuevamente, algo se había removido en mi estómago, está vez de una manera diferente, ¿cómo alguien como yo podía dejar impresionado a un demonio con millones de años como él?
Aunque con ese cuerpo de adolescente que poseía, no parecía cargar tantos años, incluso, para Dipper, lo dejaba claramente como su tipo.
—¿En serio? —pregunté con un poco de ilusión.
—Por supuesto Pino —contestó acercándose nuevamente—, no estaría aquí si no fuera así.
Luego el demonio me había mirado, cada vez más cerca de mí.
—El punto aquí... —el rubio había extendido su brazo, empujándome hacía él—. Es que me gustas.
No pude evitar enrojecer ante este comentario e instantáneamente intenté apartarme del rubio demasiado alterado, sin mucho éxito gracias al brazo de Bill, y ahí estaba con los nervios a flote, ¿quién se creía que era Bill Cipher para hacerme sentirse así?
Mientras eso corría por mi mente simplemente podía escuchar al demonio reír.
—¿Qué te parece si te doy una pequeña ayudadita? —me preguntó aprovechándose de la cercanía que compartíamos—. Y todo por un pequeño favor a cambio.
En su mano un fuego azul dejo verse, mientras me separaba de él.
—No estoy seguro Bill... —murmuré dudoso.
Bill simplemente se encogió de hombros antes de sonreírme.
—Si cambias de opinión... estaré aquí para ti... ¡listo para hacer un trato!
Desperté de golpe al escuchar eso, el color había regresado y yo me encontraba apoyado sobre la laptop.
Y a pesar de lo mucho que quería seguir buscando el código, sólo podía permanecer ahí, con el nudo en mi estómago en aumento, sin poder parar de pensar en el demonio.»
Bill no pudo evitar pensar que Dipper poseía una mirada bastante inocente reservada sólo para él, especialmente considerando la actitud que podía tomar el castaño por ratos.
A Bill le hubiera gustado saber qué era lo que pensaba el chico, a veces deseaba que no le hubiera prohibido leer sus pensamientos.
—Estás algo distraído —le dijo el rubio regresándolo a la realidad—, ¿todo bien, Pino? ¿No extrañas a tu familia o sí?
—No, no. No es nada de eso —le susurró el castaño tomando un poco de pastel con la cuchara—, sólo recordaba algo.
—¿Y se puede saber qué era? —le preguntó con curiosidad.
—Algo sobre ti, de hecho —le contestó sonriendo—, uno de nuestros primeros encuentros.
—Que lindo eres Pino —Bill le beso la frente al cumpleañero.
—¿Quieres un poco? —le preguntó el menor con alegría acercando una cuchara a la boca del rubio.
—Um... no es necesario —le contestó alejando la cuchara de su rostro con delicadeza—, yo no necesito comer.
—Oh... —comentó el castaño algo desanimado—, está bien.
Bill notó como la mirada del chico perdió brillo haciendo un pequeño puchero inconscientemente, no pudo hacer más que suspirar.
—Está bien, supongo que puedo comer un poco de comida mortal por ti —le dijo con una sonrisa—. Pero sólo porque es tu cumpleaños.
Dipper sonrió extendiéndole la cuchara y el rubio no pudo hacer nada para evitar eso, así que el chico simplemente metió la cuchara a la boca de Bill.
—¿Y? —le preguntó con emoción—. ¿Qué tal?
—Supongo que no está tan mal —comentó encogiéndose de hombros.
Sinceramente tenía un sabor dulce, pero no era algo que le importará al rubio, sin embargo, había algo que le había llamado la atención más que el pastel.
—Hazlo otra vez —le dijo pícaramente.
—¿Uh? —contestó confundido.
—Quiero que me des pastel otra vez —explicó el rubio.
Dipper se sonrojó ligeramente antes de sonreír y agarrar más pastel para darle de comer en la boca. Bill entonces le regalo una amplia sonrisa una vez que tragó lo que le había dado el castaño.
—Eso me gustó mucho más —le susurró coquetamente cerca de su rostro.
Dipper enrojeció con fuerza antes de reír tontamente.
—A mí igual —le contestó con algo de vergüenza.
Bill se acercó para depositar un beso en los labios del castaño, cuando alguien tocó la puerta de la habitación molestando a ambos, el rubio había ordenado claramente que no quería ninguna interrupción ese día.
—Permíteme un momento, Pino —le dijo levantándose con rapidez de la cama.
El demonio camino irritado hacía la puerta, mientras Dipper se quedó en la cama, y su recuerdo continúo...
«Estaba demasiado agotado, demasiado molesto, demasiado cansado de todo.
¿Por qué Mabel me había abandonado justo ahora por un chico lindo?
Ella me había prometido que me ayudaría con la contraseña... Pero ahí estaba. Solo. Como un tonto. Y presionando botones al azar.
Mi mente simplemente ya no daba para más, un largo bostezó logró salir de mis labios y un extraño sonido se emitió en la computadora.
"Demasiados intentos fallidos, iniciando la eliminación de datos en 5:00 minutos".
No pude evitar entrar en pánico al escuchar la voz robótica decir aquello, especialmente cuando la cuenta regresiva empezó.
—No, no, no —tomé la computadora desesperado—. ¿Voy a perder todo? ¿Sólo tengo un intento más?
Sujeté mi cabello con fuerza cuando todo el mundo quedo de un color gris nuevamente. Y me levanté rápidamente de donde estaba sentado encontrándome al mismo demonio de antes.
El mismo chico que me había dejado pensando hacía un rato.
—¿Necesitas ayuda? —me preguntó.
Le lancé una mirada desesperada al demonio sin saber que decir antes de mirar el contador en la pantalla.
Un 4:23 estaba escrito en él.
—¿Qué cosa loca quieres de todas formas? —le pregunté escuchando el contador bajar, entrando en la desesperación.
—Quiero tener una cita contigo —soltó finalmente—, Pino.
—¿Qué? —pregunté sorprendido.
Su respuesta me había confundido más de lo que creí. Esperaba que el rubio quisiera comer mi alma, arrancarme los dientes... o incluso remplazar mis ojos con cabezas de bebés... pero... ¿una cita? ¿Conmigo?
—Me escuchaste bien Pines, a cambio de la contraseña de la computadora, quiero tener una cita contigo —respondió encogiéndose de hombros.
Me sonrojé con fuerza, siendo totalmente incapaz de evitarlo, ¿qué era lo que planeaba Bill?
Pero, por un lado, esa cita no sonaba tan mal, después de todo Bill me atraía muchísimo más de lo que debería.
Demonios, ese momento no era el correcto para coquetear, Dipper. Concéntrate.
—Parece que una cita no es mucho a cambio de saber que hay en la laptop —le dijo antes de acercar su rostro al del castaño—. Y descubrir todos los secretos del universo.
—¿Por qué quieres una cita conmigo?
—Ya te lo he dicho antes... —contestó viéndome directamente a los ojos—, me gustas Pino.
Bill finalmente se alejó de mi enrojecido rostro dirigiéndose hacia donde mantenía a las marionetas de Mabel, jugueteando con ellas.
—¿Qué dices?
Por acto de reflejo miré el contador de la computadora antes de responder... 01:30 restantes.
Eso era lo que marcaba el contador, eran el tiempo que me quedaba para decidir.
¿Qué debía hacer? Decidir confiar en el rubio y llevarle la contraria al diario y conseguir el código o no confiar en él y perder una oportunidad de estar más cerca de encontrar quien era el autor.
Bill me sonrió extendiendo su mano hacía a mí, con esperanzas de que la tomará.
Un fuego azul se prendió en su mano.
No pude evitar soltar un suspiró lleno de frustración sabiendo que ya había tomado una decisión.
—¡Bien!
Tomé la mano de Bill que me extendía, quién simplemente amplio su sonrisa jalándome hacía él.
Robándome un rápido beso.
Mi rostro simplemente no paraba de sonrojarse al lado del demonio.
Noté como aún mantenía la mano de Bill tomada de la mía y no pude evitar entrar en pánico, el rubio sonrió divertido notando mi expresión atontada y nerviosa.
¿Bill Cipher me acababa de besar?
Un demonio de miles de años quien se suponía que no debía confiar me acababa de besar... y eso no era todo, sino que también había aceptado tener una cita con él.
Pude escuchar una pequeña risa por parte del rubio sacándome de mis pensamientos.
—Stanford —dijo simplemente.
—¿Eh?
—Esa es la respuesta a lo que tanto has buscado —contestó divertido.
Al reaccionar busqué con desesperación la computadora escribiendo la contraseña que el rubio me dio.
Para mi sorpresa el demonio no mentía. El código era Stanford...
Una pequeña risa se escuchó al ver mi rostro de incredulidad. Lo único que había en la pantalla de la computadora era una nueva cuenta regresiva con el título "peligro inminente".
Antes de poder girarme para preguntarle al mayor que significaba, alcancé a escuchar su voz a mis espaldas.
—Nos vemos en nuestra cita, Pino —dijo en mi oído.
Y sin más, Bill Cipher me había abandonado con mis pensamientos... mis pensamientos acerca de él»
Todo eso le parecía tan lejano ahora, inclusive si no había pasado mucho tiempo atrás.
Su primer beso. Habían habido muchísimos más después de eso.
Dipper salió de sus pensamientos al escuchar como el rubio terminaba de gritarle un par de cosas al sirviente de afuera, el mayor se tranquilizó y cerró la puerta tras él, no sin antes meter una caja de un tamaño bastante grande.
Bill caminó hasta el castaño de nuevo levitando la caja junto a él.
—¿Qué quería? —Dipper le preguntó una vez que el demonio llegó a la cama nuevamente.
El rubio le sonrió al castaño.
—Me trajo algo que le pedí.
Sin más el rubio se sentó en la cama, retomando su viejo lugar junto a Dipper y la caja llegó frente a ellos.
Dipper notó que la dichosa caja que traía tenía un moño.
—Es tu regalo de mi parte —comentó viendo los ojos del castaño iluminarse de nueva cuenta—, felices 18, Pine tree.
Bill no dejaba de sorprenderlo.
Dipper besó con fuerza al rubio, enredando sus dedos en su cabello mientras que el otro lo rodeaba con sus brazos, acercándolo más él, estuvieron así por un rato, en un beso cargado de pasión, hasta que finalmente se separaron.
—Gracias —le dijo el castaño—, por todo.
—No es nada, lo que sea para mi pequeño Pino —le dijo sonriéndole—. Ahora, ábrelo.
El demonio vio al menor acercarse hasta la caja con emoción antes de abrirla, sin esconder la sorpresa que había en él al ver lo que había dentro.
—Son hermosos —dijo Dipper sacándolos de la caja emocionado acercándose a Bill.
Eran un par de tigres, unos cachorros de tigre para ser exactos.
—No siempre puedo estar contigo, debido a todo esto de la dominación mundial, así que pensé que estos animales podrían hacerte compañía cuando yo no esté, después de todo son mis favoritos —le dijo antes de que el castaño se acostará de nuevo en la cama con ambos cachorros en brazos—, ¿te gustan?
—Me encantan —contestó dejándolos caminar por la cama.
Ambos tigres empezaron a jugar entre ellos. Dipper rió ante esto.
—Me alegra escuchar eso —respondió con una sonrisa.
Dipper no pudo contener más la emoción y se lanzó hacia Bill para besarlo nuevamente, el demonio no pudo evitar sorprenderse ante esa acción, pero correspondió aquel beso con necesidad.
Bill chasqueó los dedos y teletransporto fuera de la cama todo lo que estaba previamente ahí, puesto que ahora el demonio planeaba usarla.
—Ahora, es momento de tu siguiente regalo de cumpleaños, Pine tree —le susurró en su oído antes de besarle el cuello.
Definitivamente ese era el mejor cumpleaños quehabía tenido el castaño.
¿Adivinen quienes volvieron?
¡Hola! En primera, queremos decir que lamentamos la tardanza, pero... se debe a que se suponía que este fic ya estaba listo, pero al leerlo bien nos dimos cuenta que habían unas cosas que no cuadraban y estamos todavía haciendolas cuadrar, pero ahí va.
Segundo, este realmente es un minific, que se supone que nos va a servir como colchón mientras terminamos los dos fics largos en los que estamos trabajando por el momento... que ahí van.
Y tercero, creo que este fic requiere algunas aclaraciones: 1-. Esta es un side-story, eso quiere decir que es como una historia alternativa a la canotica, y eso implica que tiene algunos detalles, como pudieron notar. Los eventos de Gravity Falls pasan sólo que Dipper y Mabel nunca fueron a Gravity Falls a los 12 años, sino a los 17, y debido a un momento desecadenante, algunas cosas cambiarán, la interacción de Bill y Dipper en Sock Opera por ejemplo, que es lo que contamos aquí. Lo que me lleva a la segunda aclaración, el fic manejara dos tiempos, el presente (narrado en tercera persona y en letras normales) y el pasado (narrado en primera persona por Dipper y en cursiva).
Cualquier duda que puedan tener sientase libres de dejarla aquí y trataremos de contestarla a menos que se conteste eventualmente en fic.
Atte: GirlsWithTheBlueSoul.
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