9: Lleno.
La cajita de pañuelos que había comprado hace días atrás en el supermercado fue una excelente decisión, ¿Por qué?
Se levantó de lo más feliz del mundo recordado lo apasionado que estuvo la tarde de ayer, lo lujurioso de los besos y las caricias y también había pensando en lo activo que ha sido su vida sexual desde que conoció a Matthew, con otro encuentro que tengan lo dejara en silla de ruedas, eso, estaba más que claro.
Un suspiro fue la señal de un flechazo. Si, un flechazo de que se enfermo.
Puso el termómetro en su boca, 39 grados, no se oía tan mal.. ¿Oh sí?
Puso un pañuelo de agua tibia sobre su frente, la nariz y las mejillas estaban rojas y no podía abrir bien los ojos.
– No lo vuelvas a hacer Everett– se contesto a si mismo, molesto – No vuelvas a quitarte la ropa después de mojarte y quedarte así por varios minutos, calma la calentura sexual de tu cabeza, maldito pervertido
Un Estornudo resonó por su habitación y volvió a taparse la cobija.
– Hoy tengo que ir al trabajo
Escucho como unas llaves sonaban en la entrada de la casa, se sentó aún con las cobijas tapando su cabeza dejando descubierto su rostro y espero a que entrarán.
Un joven peli-rojo entro y volvió a cerrar la puerta, puso la bolsa blanca en la mesita de vidrio templado y saco algunas medicinas.
– Rara vez te enfermas – movió sus lentes para acomodarlos – ¿Por qué sucedió está vez?
– No tengo idea.
Si, hazte el loco Everett Park.
El chico saco un plato de comida de la bolsa, quitó el envoltorio y se lo entrego a Everett con una cuchara.
– Mi hermano lo preparo especialmente para ti
– Dile que Gracias – dió una primera cucharada y sonrió levemente – Es rico
No dijo nada más y siguió comiendo, dejo la comida un poco menos de la mitad.
– ¿Solo comerás eso? Morirás de hambre si no comes bien – exageró el más pequeño de los dos con un toque de preocupación
– Gracias Kasey, pero estoy lleno
¿Lleno? ¿Lleno de que Everett?¿Estás tan lleno que no puedes acabar la comida que el hermano de Kasey preparo?
Se avergonzó por recordar algo indebido y preocupo a Kasey.
– ¿Tienes más fiebre? – se levantó de repente – Iré a calentar más agua
Everett lo detuvo antes de ir a la cocina, la fiebre había bajado gradualmente mientras comía, aunque la fiebre de hace rato fue por un momento... Pervertido.
Al recorrer las horas no tenía energía para salir o ir a trabajar, solo tenía ganas de estar en cama todo el día sin hacer nada más que dormir. Kasey llamo al jefe del bar dando a entender que Everett no iría a bailar esa noche.
El pequeño peli-rojizo dejo agua caliente y algunas medicinas en la mesita de noche, preparo algo de arroz blanco y lo dejo en la cocina, termino todo y al hacerlo dejo a Everett, él tenía que ir a trabajar.
Esa noche el postrado en la cama no iría a bailar, sus fanáticos se molestaran.
Uno de aquellos fanáticos era Matthew.. más que fanático era su fan más cercano.
Un momento..
No le aviso a Matthew que no iría
Rápidamente busco su celular y presiono el botón de encendido, oh no, baja batería.
Busco con la mirada el cargador y no lo veía, se levantó de la cama y con los pies descalzos busco una extensión y el cargador, al hallarlos lo conecto al enchufe de corriente, pero fue demasiado tarde, el teléfono de apagó.
Y eran casi las 8:30, hora de su show.
Tenía unas terribles ganas de tomar el celular y aventarlo a la pared y que se hiciera en mil pedazos, quería ver esas escena y después arrepentirse.
Presiono varias veces el botón pero no prendía, después de mil intentos y de morderse el labio al fin prendió.
No le pagan lo suficiente para comprarse otro celular. Conseguir solo un peso ya es bastante difícil. Imagínense comprar un celular nuevo.
Busco como loco el número de Matthew hasta que lo halló, presiono el icono de llamada y espero.
"Estimado cliente, usted ya no cuenta con saldo suficiente, lo invitamos a realizar un-"
Si, no era un buen día.
Se enterró en las cobijas nuevamente y sentía que le daría fiebre otra vez. Hasta que escucho el timbre sonar.
¿Kasey?
Se levantó aun descalzo, con la cobija color azul tapando sus hombros y fue a ver quién era. Pregunto pero nadie contestó, su voz era casi audible que ni él mismo se escuchaba.
Abrió la puerta y al ver a la persona, sonrió aliviado.
– Matthew
El nombrado tenía una enorme bolsa de papel sobre su mano derecha con una leve sonrisa en sus labios.
Matt lo vio de pies a cabeza, lo pensó poco y tuvo el atrevimiento de levantar a Everett, cargarlo a modo princesa, aún con la bolsa en la mano.
– Tu salud empeorará si andas descalzo por la casa
– Perdóname, soy algo estúpido
Tapo sus ojos con ambas manos al decir la frase, Matt camino hacia la habitación y lo dejo en la cama, quitó con cuidado la cobija y la dejo en una silla, lo tapo con sábanas.
– ¿Cómo sabías que estoy enfermo?
– Kasey me informo – mostró su celular con un mensaje del susodicho "Eve-nii no podrá asistir al trabajo, se resfrío •́ ‿ ,•̀" – Me dió curiosidad el hecho de que te llame así
Everett rio, se acurrucó en las sábanas.
– Kasey es de origen Japonés, vivió ahí unos años y aprendió algunas cosas
Matthew Asintió, miro el buró de al lado y se encontró con el tazón de comida tapado con un delgado plástico y una jarra con agua caliente.
– ¿Ya comiste? – preguntó quitándose el saco
– Cocinó algo para mí y luego se fue – se sentó en la cama – Por cierto, ¿Que traías en la bolsa?
– Algunos víveres – remango las mangas de su camisa – Supuse que no ibas a salir así ¿Puedo utilizar la cocina?
– Si- – un estornudo lo interrumpió – Adelante
Matthew salió de la habitación dejando a Everett en la cama, pasaron varios minutos para que la curiosidad le llegará y por fin llegó, se levantó colocándose unas pantuflas, tapándose con la cobija, camino despacio y miro hacia la cocina.
El gran CEO tenía puesto el mandil de Everett, cortaba algunas cebollas en julianas mientras el sartén doraba los filetes de carne.
– Lastima que no puedo oler lo delicioso de la comida – susurró para si mismo – Matt
El nombrado se sobresalto de su apasionada concentración a la hora de cortar las cebollas justo con un centímetro de distancia.
– Everett, ¿Por qué saliste de cama? – limpio sus manos y fue hasta él –
– Tenía curiosidad, No sabía que eras un buen cocinero – acaricio el brazo de Matthew y se acercó a la estufa
– Hay arroz, así que pensé en hacer algo para acompañar
– Que rico, ya quiero comer – murmuró mirando el sartén – Me lave las manos...
Alzo la mano y con astucia tomo un pedazo de la carne que se cocinaba dejando a Matthew un poco sorprendido, se lo comió.
– Delicioso – expresó comiendo – Te quedarás a comer conmigo, ¿Verdad?
– Eh, si si – sonrió
– Perdona lo de hace rato – se avergonzó – No lo pude evitar
– Tranquilo, me alegra saber que a alguien le gusta mi comida.
Hubo una leve sonrisa de parte de ambos, esperaron hasta que la comida se cocinara, a duras penas Everett pudo sacar los platos y algunos cubiertos. Descansaba en una silla mientras veía y escuchaba a Matt hablar sobre su día de trabajo. Fue mejor de lo esperado.
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