5: Familia
Estaba algo nervioso, no tenía un cita romántica desde hace años y no sabía como reaccionar ante tanta sensualidad dada por el bailarín.
¿Cuál sería el atuendo ideal para la la velada romántica?
Tenía varios atuendos en el armario, del mas elaborado al más simple.
Tal vez podía llevar el verde con lentejuelas en la corbata para que brillará junto con las luces del local y para ser el más divo de la noche.
Tal vez ese amarillo que combinaba con sus ojos, para hacerle frente con tal fina y sutil prenda.
O el café que combina con los zapatos de charol que su madre le regaló por ser día del trabajo.
Pero también estaba en su lista el rojo pasión para enamorar a cual persona estuviera a la vista.
Lo estaba pensando demasiado, por cuestiones de fuerza mayor no quería cometer errores, ni los mismos ni nuevos; Recién había tenido una cita con Everett y no tenía la mente clara.
Regreso a la mansión de su madre, hacía tanto tiempo que ya no la veía puesto que el trabajo lo mantenía ocupado, los viajes eran largos y estar de nuevo en casa era una bonita sensación.
El mayordomo en la puerta informo que su madre había ido de compras, sabía perfectamente que fue a comprar más macetas, con lindas rosas y estar ocupada todo el día.
Subió a su antigua habitación, estaba tan limpia y ordenada como el día en que se volvió independiente. Busco con la mano el contacto para encender la luz, una vez iluminada la habitación aflojó su corbata y puso el saco en una silla de madera dispuesto a entrar al baño.
Poco después secaba su cabello con una toalla, su atuendo hacia lucir los pectorales y algunos cuadritos de su abdomen. Se sentó en la cama mientras escuchaba unos pasos en las escaleras, una voz irrumpió en la silenciosa mansión.
– ¿Cariño?
Levanto la vista y espero pacientemente a que abrieran la puerta, el seguro fue abierto; Una mujer con cabello corto ligeramente inclinado hacia la izquierda con unos pasadores de adorno en su cabello.
Matthew se levantó y tomo la mano de aquella mujer para que supiera que estaba cerca. Ella levantó las dos manos y recorrió el rostro de él, tocó sus labios, sus pestañas y las mejillas, también recorrió parte de sus hombros.
– Creciste aún más
Los ojitos de Matt veían con tanta ternura a la mujer frente a él, aunque ella no pudiera verlo.
– Te extrañe – susurro mientras abrazaba a la mujer
Ella correspondió el abrazo, dando unas palmaditas en su espalda.
– Vallamos al balcón
Un joven puso una taza frente a la mujer y un vaso de vidrio frente a Matthew, unas galletas en el centro con un adorno floral.
Bebió un poco del té de su vaso y musitó.
– Eres un 10 de 10, pero tomas agua de mandarina
– Además de otros aspectos que me hacen ser menos de 10 – bebió de su vaso
– Es mejor el té de cualquier hierba medicinal – Dió otro sorbo al té negro que yacía en su taza.
Hubo unos minutos de rotundo silencio, hasta que Matt empezó otro tema.
– Madre. Conocí a alguien
Dejo la taza en el platito y dirigió su rostro hacia él.
– ¿Y como es?
Matthew sonrió mientras jugaba con una flor del arreglo.
– Es lindo a mi parecer
Su mamá sonrió y dió otro sorbo.
– ¿Cómo lo conociste? – pregunto divertida
Por obvias razones no le podía decir que primero tuvo una noche de pasión con él en un motel y que por último le pregunto su nombre, primero los modales.
– ¿Tuviste sexo con él?
La pregunta de su madre era demasiado directa. No le quedó de otra que confirmar con un sonido.
– Los jóvenes de ahora – dió otro sorbo – En mis tiempos iban a la casa para presentarse a los padres de la novia
Otros minutos de rotundo silencio.
– Tuve una cita con él
– ¿Y que te pareció?
Lo pensó, no mucho, pero tomo su tiempo para expresar las mejores palabras.
– Me gusta la manera en la que se expresa y no tiene miedo a decir lo que piensa, además de su bonita voz – rasco su nuca para mirar hacia otro lado – ¿Voy muy rápido?
– ¿Por qué la pregunta?
– Hace unos años ..
La señora Lee busco en la mesa la mano de su hijo, una vez sentir la calidez la tomo con fuerza.
– Eres joven, guapo y atento, tienes oportunidad de enamorarte las veces que sea necesario para ser feliz, sin herir a los demás.. Solo tienes que aceptar ese sentimiento, dime, ¿Cómo se llama?
– Su nombre es Everett
– Bueno, ve, busca a Everett y date una oportunidad
Se levantó de la silla y abrazo a la persona que le dió la vida y las ganas de vivirla, ella correspondió de inmediato buscando con sus manos la cabeza y darle pequeñas caricias, para luego besar su mejilla y limpiar sus ojos.
– No llores
– No estoy llorando – se quejo suavemente Matt separándose lentamente de ella
– Supongo que hoy irás a verlo
– Baila en un Bar.
– Oh, es bailarín – dijo ella con sorpresa en la expresión de su cara– ¿Que tal baila?
Recordó lo movimientos de aquella noche y no evito sonreír.
– No tengo palabras
– Dile que venga, necesito hacer ejercicio, ya me truenan las articulaciones y practicar un poco de baile no me haría mal
Rio ante el comentario de su madre y se recargo en el respaldo de la silla.
– Le diré.
Después de una disputa en su mente simplemente se puso como atuendo una camisa negra de las mejores marcas que ha comprado y un pantalón gris con zapatos azabache.
Se sentó frente a la barra para esperar a que el show de Everett comenzará, pidió una bebida exótica y miro a quién preparaba las bebidas.
– Tu Nombre... ¿Kasey verdad? – pregunto mirando el vaso
El joven peli-rojo con lentes redondos y ojos azules lo miro curioso.
– Así es – coloco bien su gafete donde decía el nombre y su puesto
– Tú.. ¿Conoces a Everett?.
Asintió con la cabeza mientras limpiaba un vaso.
– Somos cercanos – respondió con una dulce voz
Cuando escucho la respuesta sintió un sentimiento de molestia en su interior, Dio otro sorbo a la bebida y miró el escenario.
– Ya veo – musitó con alegría el joven que limpiaba otro vaso– Tuviste una cita con él, el otro día, debí imaginarlo
Lo escucho atento y al escuchar "cita" en sus palabras volvió a verlo.
– Y has venido a ver su show, que bonito – abrazo el vaso limpio suspirando de amor, que daría por vivir un amor así de bonito
Tal vez era un amigo de Everett, así que preguntaría solo una vez más si es que su curiosidad se controlaba.
– ¿Podría ... Saber un poco de él? – pregunto a voz baja Lee
– Mhm, tal vez me regañe por decir esto – dejo el vaso, miro al escenario y confirmo de que Everett no lo estaba viendo – Era muy lengua larga
– ¿Que?
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