-¿Sabes andar en bicicleta Severus?
-¿Tu conoces ese artefacto muggle?
-Modales Severus, no respondas a una pregunta con otra.
-No veo por ningún lado a Black para mantener las apariencias Lucius.
-Aún así, cuando ponemos un pie fuera de mi habitación tenemos que mantener el personaje, ¿quedó claro?
-Si.
-¿Si?
-Se andar en esa atrocidad Lu -respondió con voz angelical con un tinte pronunciado de enojo.
-Querido se que disfrutarás el paisaje. Además ese sombrero te va de maravilla.
Desde la culminación del año antepasado los tres Slytherins estuvieron detallando cada faceta del plan del heredero Malfoy.
Fase 1. Presencia
Fue así que Regulus se encargo de la apariencia física mientras yo de los modales.
No es que careciera de ellos mi querido amigo, sin embargo, Sirius fue criado en familia sangre pura lo que significaba que podía tener su lado minucioso criticon.
La familia Prince integro recientemente a Severus por lo que no podía fiarse y cometer errores. Así que haciendo uso de sus conexiones logró convencer que los abuelos de Severus y los padres de Regulus dejaran pasar las vacaciones en la propiedad Malfoy.
Severus dejo crecer su cabello a regañadientes y con ayuda de Regulus por la tarde se introducía a un lavado de cabello donde desconoce hasta donde experimento el susodicho con el cuero capilar. Para cuando tomaron el expreso de Hogwarts este le llegaba debajo de los omóplatos.
No quiso trenzarlo, lo había llevado de esa manera las vacaciones por un día quería descansar, según palabras del propio Severus por ello ignorando mis quejas lo llevo así, y adornando con su sombrero obsequio de su abuela, quien no cabía de alegría al verlo tan guapo según su opinión, y por suerte Severus hizo bien en sólo agradecer y sonreir.
Fue así que llegamos al día de hoy, donde en la 1era salida a Hogsmeade decidió que tomar un paseo en bicicleta seria asombroso.
-¿Y andar en bici en que ayuda?
-Severus querido, en pocas palabras haremos presencia.
-Claro y tu sola presencia no es suficiente.
-Lo es.
-Arrogante.
-Pero también debo hacerte tener presencia, que provoques envidia y espero que Sirius trate de ocultarlo con insultos ofensivos.
-Empiezo a considerar que encaja en tener rasgos masoquistas, ¿estás seguro de Black?
-No sería problema domar a tal apetitoso salvaje.
En su semblante podia apreciarse un ligero temblor que para algunos alumnos podia confundirlo con nervios de enamorados, pero era todo lo contrario. -Agradezco no ser tu víctima.
-En realidad te considere, aunque ya he visto que tienes a alguien que besa el piso por donde pasas, es un completo imbécil, bueno los leones no son del todo listos, un ejemplo tal es Sirius, si tan sólo el terco hubiera estado en nuestra casa no tendría problemas de aceptar sus sentimientos y ver los beneficios que se tendrán.
-Es lo de menos el imbécil, cuando esto se termine, sabes que me iré a Francia con mis abuelos, así que, no me importa.
-Espero que tus planes no cambien.
-No tendrían por qué.
Y ahí se dio por finalizada la conversación. Cómo lo habían ensayado, cada que caminaban Severus iba apoyado del brazo de Lucius.
Lucius le ajusto con delicadeza el listón de su sombrero debajo del mentón, pasando su cabello detrás, besando su frente. Tomó la bicicleta doble, Severus tomo el frente sentándose con gracia mostrando con cuidado sus manos envueltas en unos guantes de color negro.
Desde su incorporación a la familia Prince sus atuendos viejos habían quedado al olvido, apesar de tener una complexión masculina podía pasar por femenina, gracias a la carente nutrición en su antiguo hogar. Aunque empezó a comer mejor no podía esperar milagros en un año, esperaba que en Francia pudiera tener un cambio notable.
Sus trajes hechos a la medida destacaban su escuálida figura. Tenia un cierto encanto misterioso e intrigante.
Lo único que odiaba eran los tacones en sus zapatos, según Regulus era para enderezar su postura. Mentiras era para lograr alcanzar a Lucius al hombro.
Se detuvieron durante el pasaje para recoger algunas flores -ingredientes para pociones- era obvio que una cosa era ayudarlo y otra dejar de hacer sus cosas. Y por suerte Lucius no le reprochó.
A comparación de Regulus que daba grito al cielo cuando regresaba con su cabello encrespado por la humedad o calor expuesto al caldero. Era cuando consideraba posponer sus experimentos por un tiempo para dejar todas las rutinas de odiosas procedencias para lucir impecable para su alteza narcisista.
Más le valía a Black caer, sino recurría a maldecirlo con un hechizo de obsesión por Malfoy.
Cuando por fin llegaron a Hogsmeade, fueron a pasear por los alrededores comprando una que otra chuchería que los permitiera ser acaramelados.
-Querido Severus prueba este exquisito dulce, según leí es un deleite que se desaga en tu boca -acercando una pequeña trufa a sus labios, la cual severus mordió con asombro de la gente que presenciaba tal acto.
¿Desde cuándo Lucius se rebajaba a dar tal muestra de pareja? -Se preguntó el lobo.
-¿Sucede algo Remus? -Cuestiono aburrido Sirius.
-No, bueno si, no se como tomarlo en realidad.
-¿Te has anamorado lunático? -pregunto James.
-Véanlo ustedes mismos -señaló aún viendo la escena.
Sirius vio el sombrero y el cabello que lo lucia con absoluto glamour. -Supongo que será su prometida o novia de la temporada.
-Canuto, sabes que Lucius no comparte tus gustos de andar de cascos ligeros -comentó serio.
-¿Disculpa? No me voy a negar a los placeres de la vida por andar de mojigato.
Remus sólo negó molesto por lo cabeza dura que es este intento de hombre.
Mientras tanto un frío se instalo en el ambiente James William Potter se quedó mudo.
Ese sombrero es el que había visto en la estación aquella figura la vio delante de ellos cuando iban de camino a abordar el expreso, al principio pensó que sería alguna alumna nueva o transferida, pero no fue asi... en el compartimiento vio co claridad cuando se quito el sombrero y dejó ver su rostro.
Severus estaba en este momento acaramelado con Lucius. Justo enfrente a unos cuantos pasos.
Sintió como si estuviera corriendo por el puente cubierto y al final viera esa precisa escena, tan cerca pero tan lejos de él.
Fue así que Lucius aprovechando la presencia de esos leones que beso la mejilla de Severus limpiando con su pañuelo sus labios con un limpio movimiento. Sonriendole con sorna a los presentes, haciendo uso del arma más mortal del amor en sus primeras etapas... celos.
[ . . . ]
Continuará...
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