Capítulo 6: State of Grace
P.O.V____
Brent Valley, Colorado
15 de febrero
2017
Salí de la escuela con una sensación extraña en mí, crucé los pasillos con la mochila sobre mi hombro y la mirada baja, sin querer voltear hacia atrás, no debía hacerlo. No sabía exactamente que era lo que me sucedía, pero algo muy en el fondo de mi ser me decía que era por lo que había pasado con... Jace, sí, Jace Norman.
"Feliz cumpleaños". Dos palabras, quince letras, una frase, no dejaban de resonar en mi cabeza, una y otra, y otra, y otra vez, esas dos palabras habían sido mi máximo de conversación con él en los últimos años, todavía me sorprendía un poco que lo había hecho. Causaba eso en mí que nadie debía de hacerlo, y el recuerdo de el por qué dejamos de hablarnos apareció en mi cabeza.
Me prometí jamás volver a pensar en eso, más por lo idiota que había sido él. Además ahora, se atrevió a mirarme, a analizarme, y en eso reírse, como si nada hubiera pasado. Idiota, realmente idiota.
En fin, después de cruzar gran parte de la escuela mientras ignoraba mis problemas, llegué al gran estacionamiento, casi vacío pues era más de la hora de la salida, donde me encontré con Sam, que se encontraba hablando con una chica desconocida para mí, que de acuerdo con sus antecedentes, sería la nueva presa de sus movimientos de Casanova.
Los dos reían y charlaban, con una sonrisa enorme en sus labios, ella recargada sobre el auto, mi hermano con una mano copiando su acción abrazándola. No sabía como considerar lo siguiente, y es que lo peor era que la chica se sonrojaba y de vez en cuando le daba miradas tiernas.
Anduve un poco fastidiada hasta donde estaban, escuchando a la chica reír nerviosa mientras que mi hermano utilizaba sus encantos con ella. Si fuera por mí, le diría que corriera de una vez por todas.
–No quiero interrumpir– hablé interrumpiéndolos, a la vez que me aceraba al auto –pero ya llegué–.
Los dos me voltearon a ver percatándose de mi presencia.
–____– saludó Sam con una sonrisa forzada –ella es Thea–.
–Hola Thea–.
–Hola– contestó la chica más roja que un tomate, era bonita claro que sí, pero conocía a un ser humano llamado mi hermano, y sabía que no la quería para algo formal si no para algo más, eso no era lindo –me tengo que ir Sam, nos vemos luego, adiós ____–.
Este sonrió de una forma coqueta para después despedirse de "Thea", dándole un beso en la mejilla un tanto cerca de los labios. "Huye", musité sin que ella pudiera verme.
–No sabe lo que le espera– dije entre dientes mientras me subía al auto.
–¿Qué dijiste?– preguntó en un grito.
–¡Nada!–.
–¡Te escuché!– gritó de nuevo él copiando lo acción –y aunque no lo creas, me gusta la chica, en serio me gusta–.
Abrí mis ojos de par en par incrédula por lo que había dicho, esto era una revelación, iba a llover, mi hermano, el más grande fuckboy de Brentwood Hills High, bueno junto con él otro, estaba diciendo que "en serio le gustaba", no lo podía creer, en serio, wow... por favor nótese mi sarcasmo.
Miré a Sam con cara de "en serio" a la vez que me reía sarcásticamente, recibiendo miradas de desaprobación de él, al mismo tiempo fastidiadas.
–Deja de reírte–.
–Deja de decir mentiras– seguí dejando de reír –todos sabemos para qué la quieres–.
–No, no la quiero de esa forma– respondió con orgullo –la quiero bien–.
Lo miré confundida –si la quisieras bien, no estarías utilizando "la mirada"–.
"La mirada", conocida por los hermanos Fitzgerald como el arma mortal de Sam, la usaba siempre que quería coquetear con alguna chica para solo hacerla caer en su juego; funcionaba la mayor parte del tiempo, si la chica no conocía su pasado, si lo hacía, bueno, supongo que era demasiado obvio como terminaba.
–Esto es diferente– su tono ya era enojado –y deja de decir eso, parece que no crees en mí–.
–¿Será porque te conozco?–.
Soltó un suspiro, encendió el auto y se recargó en el volante un tanto exhausto.
–Okay– volvió a suspirar –no quiero hablar de eso ya, por favor, ¿okay?– asentí arrugando mis labios –mejor dime que tienes–.
–¿Yo?– pregunté mientras me señalaba a mí misma –no tengo nada–.
–____, yo también te conozco, algo pasó, ya dime que tienes– negué ligeramente –bien, entonces le diré a mamá que tuviste detención–.
Sentí como un nudo en mi garganta comenzó a formarse, no sería capaz, bueno, quiero decir, si lo es, sí es capaz, pero es que no entendía que quería que le dijera, no había nada raro en mí. Es mi cumpleaños lo olvidé, me iría mal en un examen de química, casi me quedo dormida en clase, estuve varada en una biblioteca por casi 3 horas, castigada cabe mencionar, sin mi teléfono y al final la persona que menos creí que me hablaría hoy, me deseó feliz cumpleaños.
–Todo está bien– dije nerviosa –la verdad no podría estar mejor–.
Nadie dijo nada, nos quedamos en silencio durante unos segundos, uno que indicaba por mucho que definitivamente tenía algo y ahora que lo pienso, si pasaron muchas cosas hoy, solo que no era nada del otro mundo en la vida de una adolescente normal. Al menos eso quería que mi cerebro pensara para engañarse así mismo, por ende, a mí.
–¿Fue por qué estuviste con él en detención?– resaltó la palabra "él", lo miré anonadada –me escribió diciéndome que estabas ahí–.
–Sí, sí estaba con él– contesté encogiendo mis hombros –pero no pasó nada más–.
–Luces como si hubiera sido así–.
–Pero no lo fue Sam– sacudí mi cabeza de lado a lado –solo me dijo feliz cumpleaños y ya–.
Me miró como si no estuviera convencido –conociéndolo diría que...–.
–No– lo interrumpí sin más –sí, Jace... él es, ya lo conoces, pero en serio nada, solamente fue una felicitación normal, es todo, ahora vámonos, mamá debe estar volviéndose loca–.
Aunque era verdad todo lo que había dicho, fue de lo más común, solo "feliz cumpleaños", claro, obvio decidí omitir la parte en la que me miró de pies a cabeza y luego se burlaba de mí, porque ya sea que él y Sam fueran amigos, si mi hermano de enteraba de eso, le daría un sermón a él y a mí también, así que mejor era dejarlo en términos de que no pasó nada, al final del día, siempre terminaría así.
...
Salimos de la escuela con camino a la casa, era algo curioso estábamos solo a 15 minutos pero a mi siempre se me hacía una eternidad, y creo que eso era porque estuvo 6 años de mi vida caminando a la escuela, podía salir faltando 5 minutos y llegaba sin ningún problema, ahora, tomaba el autobús, y dirán:
"Pero ____, tu hermano tiene un auto", no me lleva a la escuela, a veces lo hace, solo cuando se me hacía tarde no, o cuando quiere hacer un buen gesto frente a nuestros padres.
Pasamos por las tiendas, las calles que tenían las casas de verano, el bosque tan grande que era más como un parque además de que tenía un lago. Brent Valley era la clase de ciudad que todo mundo quería venir a visitar en el invierno, y es que cualquiera pensaría que era sacada de esas películas estadounidenses donde todo era perfecto.
Cuando claramente no lo era así. Quiero decir, podía serlo, sin embargo, si conociera la vida de todos los adolescentes tampoco me creerían.
En fin, llegamos a la escuela primaria, luego dimos vuelta a la izquierda, derecha, y unas casas después llegamos a la nuestra.
–No le digas a mamá, por favor– le pedí con ojos de cachorro.
–No le pensaba decir, tranquila– suspiré aliviada –además no está, terminó su horario de comer y la veremos hasta en la cena–.
Asentí –es cierto, que tonta, juraba que todavía eran las 2 de la tarde–.
–¿Qué te está pasando hoy?–.
–Ni yo sé, créeme–.
–Bueno deja de hacerlo porque te ves más idiota de lo normal– bajó del auto –y no quiero que digan que mi hermana es una idiota–.
–No te prometo nada, Sam–.
–¿Ves? Lo haces de nuevo–.
Sí, en eso tenía razón.
Como sea, tomé mi mochila, me bajé del auto, y caminé hasta la puerta de la casa que se quedó abierta porque Sam ya había entrado, insisto, a veces es el mejor hermano del mundo y otras veces puede ser un idiota. Como lo es llamarme "idiota", lo peor es que ninguno de mis padres me creía cuando les decía que lo hacía.
Eso era ser la hermana menos en sombra del mayor.
Subí las escaleras hasta mi cuarto donde lancé mi mochila a un lugar desconocido de mi habitación, para después acostarme en mi cama boca arriba y mirar el techo.
–Vaya cumpleaños, ____–.
Un poco agobiaba cerré los ojos y me dispuse a pensar en todos mis demás de cumpleaños, desde que llegué aquí.
Los primeros 7 habían sido en Miami, fiestas normales, con los que eran mis compañeros de clase, aunque algunos ni siquiera les hablaba ellos iban y nos divertíamos como nunca, fue una buena época; después llegué a Brent Valley y solo eran cumpleaños con mi familia y los Norman, no había conocido todavía a Dash, no me quejo los cumpleaños eran geniales... hasta hace dos años.
No me adentraré en el pasado, porque eso no es bueno y me prometí no hacerlo más claro estaba.
Sacudí mi cabeza de lado a lado sacando esos pensamientos de mi mente y me paré de cama, miré a un lado, miré al otro ¿tan desordenada era?
Había ropa por todas partes, libros en el suelo, las fotos que había quitado de mis paredes estaban en una gran pila en una esquina, incluso había una caja de Thai Food de hace unas dos semanas cuando empezaron los exámenes, que asco.
Con las pocas ganas que tenía empecé a organizar lo que se podía hacer, no lo terminaría hoy, era obvio, tenía que estudiar para el examen de ciencias sociales de mañana, pero en lo que me daban ganas de hacerlo, decidí arreglar la habitación; tiré cosas que ni yo sabía que tenía, incluso estaba la jaula del hámster que tuve hace 5 años y que por culpa de... "él" murió.
Doc por siempre en nuestros corazones.
Al paso de 1 hora y media, mi cuarto ya se veía mas presentable que hace rato, claro no era lo mejor, pero al menos era algo.
Me paré en el pequeño espejo que tenía ahí, recargando mis manos sobre el mueble, la pubertad no me había ayudado en nada, nada, tenía más cejas que cara, y algunos granos en mis mejillas, los pechos no me habían crecido, ni el trasero, me veía exactamente igual como en secundaria, pero eso no quitaba el hecho de que me adorada así como era.
Un poco rendida, saqué los libros de mi mochila y me puse a estudiar, Ciencias Sociales... yay.
No era mi materia favorita, pero la toleraba, más que biología, anatomía, y todo lo que conllevaba tener que hablar del cuerpo humano, solo espero no llegar al onceavo grado y tener que tomar, salud sexual, no me daba asco, no me daba miedo, pero la escuela no era famosa por tener buenas clases de eso.
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