Capítulo 3: Mary's Song Pt. 1
P.O.V____
Brent Valley, Colorado
2009
7 años
La puerta de la camioneta me daba a la nariz, haciendo que pudiera ver solo en el reflejo del vidrio de lo que había al exterior, no había nada nuevo que no hubiera visto algún momento de mi vida, se podían ver árboles enormes, grandes terrenos llenos de pasto y un parque lleno de juegos de color azul con un edificio a un costado con más juegos.
El cielo estaba a su color natural, sin ninguna nube o neblina de polución que impidiera que estuviera así. No había muchos carros, solo personas que estaban con sus familias o mascotas en el parque disfrutando de aquel día soleado; los envidiaba, quería ir a jugar a los juegos.
–Eso no se ve en Miami ¿eh, ____?–.
–Nope–.
Miami, Florida, donde los cielos estaban llenos de contaminación, no se podía ver el color vivo azul de este, había carros por todas partes, música latina, normalmente solo había turistas por ahí, y gente en traje de baño.
En cambio por lo que se podía ver aquí en Brent Valley, las calles estaban vacías, se veían personas con perros y de cierta manera felices, al ser Colorado era como si nos transportáramos a otro estado completamente diferente, no era nada parecido a Denver, recuerdo de haber ido de vacaciones, aquellos lugares estaban a 1 hora de aquí, dejándonos el ligero ambiente de los suburbios, me gustaba.
–Si ven a la derecha, esa será su nueva escuela– habló mamá –Bonneville Elementary School–.
Sam se acercó hasta mi ventana para poder ver el que sería, próximamente, el lugar al que iríamos a estudiar, era un edificio bonito, color morado con azul, y en el logotipo tenía un perro de una raza que no conocía, con un patio enorme y juegos. El edificio que estaba a un lado del parque.
–¿Saben que es lo mejor?– preguntó papá.
"¿Qué?" contestamos mi hermano y yo al mismo tiempo.
–Que se podrán ir caminando– dio vuelta a la izquierda –porque la nueva casa queda justo...– hizo una pausa dio otra vuelta, esta vez a la derecha –aquí...–.
–¡Jeff, cuidado! ¡Un niño en el suelo!– gritó mi mamá.
Papá frenó la camioneta justo en el instante en el que mamá gritó que había un niño tirado en el suelo, haciendo que Sam y yo rebotáramos en nuestro asiento para en frente y para atrás.
–¿Un niño?– preguntó mi hermano.
–Sí– contestó papá confundido –iré a ver si está bien–.
Terminada su oración, se desabrochó el cinturón de seguridad y bajó de la camioneta para ir a donde estaba él supuesto niño que se encontraba en el suelo. Me levanté un poco de mi asiento para observar, él niño tenía elrubio y lacio, usaba una sudadera roja con unos pantalones ahora rotos llenos de sangre, y a su lado una patineta azul.
–Creo que conocemos a ese niño– dijo mi madre –no se bajen–.
Mamá copió la acción de papá, desabrochó su cinturón, abrió la puerta de la camioneta y cuando estuvo abajo corrió hacia él niño que ahora se había vuelto famoso para nosotros por estar en el suelo.
–Papá acaba de atropellar a un niño– habló Sam riéndose.
–Claro que no– contesté –mira ahí está su patineta, se cayó–.
–Oh si– siguió este.
Podía ser listo y conseguir las mejores notas, pero su forma de analizar no era la mejor.
Nos quedamos en silencio, viendo desde la camioneta como mis papás ayudaban al rubio a levantarse, mientras le hablaban muy animadamente como si ya lo conocieran, en especial papá, eso era algo bastante extraño.
El silencio en la camioneta me ponía un poco de nerviosa, y es que tener silencio total no era mucho de mi agrado, era algo paranoico, cuando de repente, escuché como el cinturón a un lado de mí comenzó a desabrocharse y el pitido que indicaba la puerta abriéndose comenzó a sonar.
–¡Ah qué no me alcanzas hasta donde están!– mi hermano se había escapado.
–¡Sam!–.
Me bajé de la camioneta, y corrí atrás de mi hermano, él cual ya había llegado a donde estaban los demás. Casi sin aire, miré a Sam enfadada, él estaba sonriendo y sacándome la lengua.
–¡Te gané!– gritó celebrando.
–¡No es cierto! ¡No cuenta!– me defendí.
–¡Claro que si! ¡Lenta!–.
–¡Bobo!–.
–¡Tonta!–.
Seguíamos gritándonos y peleándonos como cualquier par de hermanos comunes. Ignorando que a nuestro alrededor estaban mis padres y él niño rubio con las rodillas raspadas viéndonos como si fuéramos un par de extraterrestres, incluso veía al niño de reojo, quien solo se reía por lo bajo de nosotros, en cambio nuestros padres hacían esa mirada de cansancio que siempre mostraban cuando peleábamos.
–¡Ya!– callamos en enseguida ante el grito de mamá –espero que hayan terminado de insultarse y gritarse, porque están asustando a este niño–.
–En realidad solo me duelen demasiado mis rodillas– contestó él –quiero ir a mi casa–.
–Y te vamos a llevar– siguió mi mamá.
Ella se giró hacia Sam y a mí con una mirada aniquiladora en sus ojos, que se le quitó en segundos cuando volvió a dirigirse al niño rubio.
–Niños, él es Jace, es hijo del nuevo socio de papá, lo conocimos cuando venimos a la reunión de la empresa hace algunos meses, y seremos vecinos, estamos a una calle de distancia–.
Ahora entendía porqué mamá y papá conocían a ese niño rubio, Jace, que nombre tan gracioso y peculiar. Mostré una ligera sonrisa en mis labios sin mostrar mis dientes a la vez que observaba a Jace, él cuál me dirigió el mismo gesto al momento en el que mis ojos se cruzaron con los suyos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro