Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23: The Other Side Of The Door

____'s P.O.V

2012
Día de Gracias
10 años

Siempre fui fan del Día de Gracias, bueno, los últimos tres años de mi vida. Los Días de Gracias en Miami no eran tan divertidos como lo eran aquí en Colorado; pasaba la mayor parte del tiempo en una cena con los trabajadores de mis padres y sus hijos, los cuales no toleraba y estoy segura que hasta la fecha no podría tolerar, fingiendo colorear pavos y comer pudín de calabaza que sabía horrible. 

Mi hermano era el centro de atención, al igual que siempre, todas esas personas, a pesar de tener hijos, se emocionaban mucho con los logros de Sam, cosa que al principio no entendía pero con el paso del tiempo me ayudó a darme cuenta de lo terrible que era mi vida siendo la sombra de mi hermano. 

Situación que cambió por completo el día que nos mudamos a Colorado, y las fiestas aburridas en Miami terminaron. 

El Día de Gracias era el día más esperado de todos, la pasábamos con los Norman, concedido, los padres de Nana venían y traían dulces para todos nosotros, y digo nosotros porque nos incluyo a Sam y a mí. Los adultos cenaban, hablaban de sus cosas, a veces jugaban, y nosotros los niños y adolescentes pasábamos la cena en la mesa de niños, lo único que debíamos hacer era comer para luego poder ir a jugar. 

O simplemente fingir que no estábamos interesados y había mejores cosas que hacer, era la costumbre. 

Este Día de Gracias traté de poner mi mejor cara, dejé que mamá me vistiera sin poner reproches, ayudé con llevar las cosas a la casa Norman, limpié, me comporté, y podrán estar preguntándose: "____, ¿qué rayos te pasa?" Y la repuesta era tan simple que son sólo pensarlo me daba satisfacción. 

—No puede ser, qué bueno que están aquí— dijo Nana abriendo la puerta principal y dejándonos pasar a su casa —. La cena ya está en el horno, Scott fue por la cidra espumosa para los niños y Xander fue con Glory al supermercado a comprar nuevos manteles—. 

—¡Oh, no!— exclamó mi madre —¿Qué fue lo que pasó?—. 

Nana rodó los ojos —Con el partido de football de hoy derramaron vino sobre el mantel y parte de cera de las velas, tiene suerte de que no prendió fuego—. 

Di un risa burlona —Clásico—. 

—Estás personas, ____— Nana me dedicó una sonrisa, pasando su mano sobre mi mejilla —¿Por qué no van con Jace? Está arreglando uno de los floreros en la sala de televisión—.

Sam y yo nos volteamos a ver de manera cómplice, donde las miradas dijeron todo lo que las palabras no hacían necesario. Dos palabras "Jace" y "televisión"; era obvio que aquel rubio no estaría arreglando nada de nada, no se trataba más que su forma de pasar desapercibido para jugar videojuegos y fingir que ayudaba. 

Así que por su puesto aceptamos la invitación. 

—Claro— respondí —, avisan cuando esté la cena—. 

—Pueden demorar el tiempo que quieraaaa... ¡¡¡AUCH, MAMÁ!!!—. 

—Tú no vas a ir a ningún lado— mi mamá agarró a Sam de la oreja impidiendo que este diera un paso más —. Te recuerdo que estás castigado y aceptaste ayudar en la cocina—. 

—¡Yo nunca acepté a nada!—. 

—Es la mejor parte del castigo, Sam, no tienes opción. Ahora ve y aplasta esas papas para el puré—.

¿Huelen eso? Sí, es exquisito. 

Aparte de que así olía toda la casa gracias a la comida y a la combinación de velas aromáticas que te llevaban a un Otoño perfecto, era ese olor de satisfacción el que me ponía de buenas, la razón por la que hoy me comporté y sí, todo porque Sam estaba castigado. 

Mi hermano terminó yéndose a la cocina a regañadientes, gruñendo por lo bajo, inmaduro para un pre adolescente de 12 años. Este me dedicó una mirada pidiendo auxilio, pero como yo soy la mejor hermana que puede tener, nótese el sarcasmo, le dije adiós con la mano y le sonríe maliciosa. 

—Iré a ayudar a Jace— anuncié. 

—Buena idea, ten toma esto— Nana me entregó otro florero —. Este ocupa que se pula bien para que las flores resalten—. 

—Sí, gracias—. 

Y antes de que Nana o mi madre me pidieran más cosas, caminé por todo el vestíbulo decorado en decoraciones otoñales de la casa, otra cosa que amaba de pasar el Día de Gracias con los Norman. Pasé por el comedor, el cual ya estaba dividido en dos mesas, una grande y una pequeña, y de nuevo bañé mi nariz en el delicioso olor a la comida de la cena; he de admitir que me dio más hambre. 

Abrí la puerta de la sala de televisión, no sin antes haber tocado el código para que Jace no se preocupara de que alguien iba a entrar. 

—¡Casi me matas del susto!— gritó él cuando me vio entrar. 

—¡Toqué con el código!— me defendí —¿Qué es todo esto?—. 

—Es por si mi mamá viene y vea que en verdad estoy haciendo. 

Sobre la mesa estaba el florero y todos los materiales necesarios como para poder fingir que lo estaba arreglando, al igual que papas, palomitas, dulces y refrescos, y claro, el control de videojuegos. 

—Deberías esconder el control de videojuegos cuando alguien abra la puerta, ¿sabes?— sentencié a la vez que me sentaba a lado de él en el sofá. 

—Lo sé, pero escuché el código—. 

Volteé a verlo confundida —Acabas de decir que no lo hiciste—. 

—Cierto— asintió —, no lo sé, estoy demasiado confundido hoy—. 

—Puedo notarlo, bien, ¿qué estamos jugando?—. 

—Paper Mario— contestó tomando el control. 

—¿Tan aburrido?— cuestioné. 

Jace bufó —No puedo concentrarme para jugar Halo, tengo que estar alerta por si alguien entra y me ve—. 

—Inteligente— alcé mis cejas —. Hablando de, ¿qué haremos cuando tu madre nos pregunte sobre los floreros?—. 

—Nada— hizo un ademán con la mano restándole importancia —, cuando se vaya el servicio que pone la comida en su lugar y las decoraciones ella va a olvidarse de todo porque quiere que sea perfecto, así como estas cosas, y también cuando mis abuelos estén aquí—. 

—¿Entonces simplemente vamos a dejar que se le olvide?—. 

Él rubio atacó mi mejilla con su mano, apretó esta con cuidado y la movió de un lado a otro como si fuera un bebé. 

—Muy inteligente, ____— dijo con un tono ridículo. 

—¡Suéltame, no soy un bebé!—. 

—¡Ah, pero para mí siempre lo serás!—. 

—¡Ya cállate, Jace!—. 

El tonto rió divertido y soltó por fin mi mejilla. 

—Para tu información, en febrero ya cumplo 11—. 

—Y yo en marzo 13, ¡JA, YO GANO!—. 

Le di un golpe en el hombro empujándolo un poco a un costado, rodando mis ojos divertida. 

—Creo que se te olvida, pero yo siempre gano— solté sonriendo victoriosa. 

—No, no lo haces— resopló.

—¿Ah, no?—. 

—¡No!...—. 

Aquel "no..." de Jace, fue más como un "no" para decirme, tienes razón, tu siempre ganas. En los tres años que llevaba de conocerlo así lo era, en muy pocas cosas podía ganarme él, y Jace sabía perfectamente que estaba en lo correcto. 

—¡En Paper Mario yo te gano!— exclamó encontrando un argumento. 

—¡Porque no me has enseñado para ganarte!— le grité de regreso. 

Jace entrecerró los ojos —Toma un control—. 

—¡Quieres enseñarme para ganarte!—. 

—¡Quiero enseñarte para que veas que puedo ganarte!—. 

—¡Paper Mario es el juego más simple! ¡Ni siquiera es una competencia!—. 

—¡Ahora verás que es una competencia!—. 

No me iba a dejar ganar, claro que no, en realidad, no era la primera vez que jugaba Paper Mario, lo había jugado solamente una vez con Sam, pero nada más, no era tampoco la súper experta. Así que con toda la mentalidad del mundo para poder derrotar a mi supuesto mejor amigo, en los juegos no hay amigos, tomé el control con firmeza y lo conecté al juego. 

—Que comience esto—. 

Y sin más rodeos, el juego empezó. 

No había mucha ciencia en esto, como dije, no es un juego de competencia como carreras o algo así, sin embargo, tenía mini juegos que lo hacían más entretenido y una competencia de verdad. 

Estuvimos jugando por lo menos 30 minutos seguidos, donde Jace algunas veces me decía que hacer o donde ver, y le sorprendió bastante cuando en algunas ocasiones le ganaba demasiado rápido. 

Tonto. 

El juego iba demasiado bien, sin interrupciones, sin distracciones, hasta que de la nada, escuchamos como alguien quería abrir la puerta de la sala de televisión. Los dos volteamos al lugar indicado de inmediato, con miradas atemorizadas en nuestras caras, para luego mirarnos nosotros, soltamos el control, lo escondimos detrás del sofá y nos acercamos al los floreros; que ya ni me acordaba de ellos. 

—... juro que esta tonta puerta...—. 

Soltamos un suspiro aliviado al unísono cuando vimos a Sam entrar y cerrar la puerta detrás de él.

Mi hermano nos miró extrañado a ambos. 

—¿Qué están haciendo?— inquirió. 

—¡Tenías que tocar con el código!— le lancé uno de los cojines. 

—¡Oye, eso dolió!— Sam se sentó a lado de mí. 

—¿¡Por qué no tocaste con el código?!— espetó Jace. 

—¡Lo olvidé, perdón! He estado haciendo demasiadas cosas que no ma acordé de tocar con el código—.

—Bueno, eso te pasa por estar castigado—. 

Jace rió por mi comentario, causando que mi hermano nos mirara mal a los dos. 

—Yo no elegí estar castigo, ____—. 

—Técnicamente lo hiciste— dijo él rubio —. Yo te dije muchas veces que no debiste hacer bolas de fuego con alcohol y lanzarlas por los jardines—. 

—¡Xander me incitó!—. 

—Y ahora es un Fitzgerald y un Norman castigo, porque Jace y yo somos unos santos—. 

Sam soltó una carcajada —Ni ustedes creen en eso, y ustedes saben que termino con Xander porque ustedes, desde que tengo memoria, se la pasan juntos y a mi no me hacen caso—. 

—¡Estás con nosotros ahorita!— espeté. 

—Sí, porque no quiero estar afuera con Abu y Lio— respondió. 

En es momento, Jace se levantó del sillón a la velocidad de la luz y se le quedó viendo a mi hermano un largo rato, como si no pudiera creer lo que acababa de decir. 

—¿¡Ya llegaron?!—. 

—Sí, tienen mucho tiempo aquí, Scott llegó con ellos del aeropuerto—. 

Jace tomó mi mano jalándome hacia él y obligándome a también pararme. 

—¡Hey! ¿¡Qué te pasa?!— le reproché. 

—¡Mis abuelos llegaron! ¿No escuchaste?—. 

Parpadeé recuperando la conciencia —¡Oh, sí! ¡Vamos!—. 

Estaba un poco distraída, demasiado, más bien. 

De esa forma Jace y yo salimos de la sala de televisión casi derramándonos por los pisos resplandecientes en la casa. Chocamos con varias de las personas que quedaban ahí decorando, pero a pesar de casi morir enterradnos en el pastel, llegamos salvos y sanos hasta la sala donde era donde estaban sus abuelos. 

—¡Abu! ¡Lio!—. 

—¡Jace!—. 

Abu y Lio eran los abuelos de Jace, personas muy decentes que vivían en Nuevo México, eran simplemente las mejores personas que conocía en mi vida. Los quería mucho a los dos, y ellos eran muy buenos conmigo, desde que mi familia y yo llegamos con los Norman; a Sam y a mí nos trataban como sus propios nietos, y eso era en verdad increíble. 

Me caían de maravilla. 

Di unos cuantos pasos a donde estaban los dos abuelos saludando a su nieto menor, cuando los ojos de Abu se posaron sobre mí y una enorme sonrisa apreció en la cara de la señora, para después acercarse hasta mí. 

—¡_____!— alzó los brazos uniéndome en un abrazo. 

—¡Abu!— le correspondí. 

—¡No puede ser!— Abu llenaba mi cabeza con besos —¡Estás demasiado grande! ¿Cuántos años tienes ya?—. 

—Tengo 10, en febrero cumpliré 11—. 

Soltó un grito ahogado —¡Enorme! El próximo Día de Gracias estoy segura que me dirás que ya tienes un enamorado por ahí, al igual que varios, así como yo los tenía—. 

Sonreí nerviosa y sin saber qué decir, ¿Qué se supone que se contesta a algo como eso? ¿Gracias?

—¡Mamá!— escuché como Nana le reprendía a su madre —No exageres, ____ es nada más una niña—. 

—Yo primer novio lo tuvo a los 11, Ileana— Lio miró mal a Abu —, y luego encontré a tu padre—. 

—Sí, pero no es algo que le tengas que decir a ____, sus papás están aquí—. 

—No te preocupes, Nana— habló mamá con una sonrisa —, está bien que conozca ____ un poco de todo esto—. 

—Tal vez es muy joven todavía, ¿cómo estás, ____?—. 

Solté un suspiro aliviada —Muy bien, Lio, muchas gracias—. 

—Estás enorme, no deberías crecer tan rápido—. 

Encogí mis hombros —No puedo evitarlo—. 

—No para nada— Lio sacudió mi cabeza y cabello —. Estás igual de linda como siempre—.

Como dije, adoro a estas personas.

(...)

La cena transcurría de lo más relajado posible, así como todas las cenas de Día de Gracias desde que llegamos aquí. Antes de comer pedimos gracias cada uno por muchas cosas, sí, se dice oración y Lio tuvo el honor de cortar el pavo, aunque Scott le pidió si podía quedarse con uno de los huesos y se lo entregó a papá por la buena suerte. 

Qué buenos mejores mejores amigos son. 

Jace, Sam, Xander y yo estábamos en la mesa de los "niños", alejados de los adultos. Xander y mi hermano hablaban sobre el nuevo partido de football americano de hoy, mientras que Jace y yo jugábamos a hacer formas con la ensalada de vegetales y la salsa de arándanos. 

—Pero si lo pones así— decía mi mejor amigo —, tiene cara de Iron Man—. 

—Ahora aprecia que me hayas llevado a ver Avengers— moví un poco los vegetales haciendo otra figura —. Porque ahora tu Iron Man es el centro de Loki—. 

—¡Ay, no, ____! ¡No puedes ir de Iron Man a cetro de Loki!—. 

Sonreí orgullosa —Lo acabo de hacer. Puedo controlar tu mente—. 

—¿Ah sí?—. 

—Obvio—. 

—¡Controla mi mente! ¡La estás controlando!—. 

—¡NO, JACE, NO!—. 

De un momento a otro Jace ya estaba casi sobre mí haciéndome cosquillas como acostumbraba a molestarme. Reía sin parar y como si no hubiera un mañana, odiaba tanto que hiciera esto, pero al mismo tiempo lo consideraba demasiado divertido. 

En uno de los movimientos sin querer, hice mi silla hacia atrás y terminé cayéndome de espaldas, claro que tuve que llevar a mi amigo conmigo, él había sido el culpable de todo. Entonces los dos caímos directos al suelo, estrepitosamente y llamando la atención de todos; y el tonto no me dejaba en paz. 

—¡Hey, niños, sepárense! ¡Son muy jóvenes!— gritó Abu desde la mesa de adultos. 

Jace dejó de hacerme cosquillas, y los dos sin dejar de reír, nos sentamos en el suelo. Aunque eso no evitó que nos volteáramos a ver confundidos por lo que había dicho la abuela. 

—Mamá, tu sabes que así con Jace y ____, inseparables, mejores amigos, que se molestan— dijo Nana —. Así Jace molesta a ____, es normal—. 

Abu puso una mano sobre su pecho y de la nada empezó a reírse. Eso hizo que mi mejor amigo y yo estuviéramos todavía más desconcertados. 

—Así comienza todo, ¿Verdad, Lio?— el abuelo sonrió también y asintió lentamente —. Estos dos van a terminar juntos en un futuro, y deberían. Con lo guapo que es Jace y lo bonita que es ____, tendrían hijos maravillosos siendo la envidia de todos—. 

—Mamá, no digas tonterías—. 

Puedo decir que estaba acostumbrada a esa clase de comentarios, sí, lo sé. 

Cada persona que mis padres conocían o los de Jace y nos veían juntos, decían exactamente lo mismo. No entendía por qué lo hacían, si a final de cuentas somos amigos y casi, casi... bueno, no, somos amigos. 

—Deberían irlos juntando para que ____ no tenga otro novio—. 

—No son los años 40—. 

—¡Ya lo sé! Pero tan solo imaginen a sus nietos...—.

—Mamá...—. 

Jace y yo nos volteamos a ver de nuevo, formé una mueca en mis labios junto con una expresión de "asco", esperando a que Jace respondiera de la misma forma, pero lo único que hizo fue mirarme de arriba a abajo y se giró a su abuela escuchando con atención. 

Qué raro.

La cena había terminado y llegó mi parte favorita de toda la noche, irnos a ver televisión huyendo de la plática de adultos. Estaban pasando en la televisión ya capítulos navideños aunque solamente fuera Día de Gracias, y claro que Jace, Sam y yo, íbamos a verlos todos por el resto de la noche. 

Pasó el intro de Buena Suerte Charlie y el capítulo comenzó, toda la habitación estaba en un silencio demasiado extraño, y es que desde la cena ya no había dirigido con mi hermano o con Jace alguna palabra, todo desde lo que dijo Abu y las cosas raras. 

—Fue muy raro lo que pasó en la cena— habló Sam rompiendo el silencio. 

Hice una mueca de lado —Sí, no puedo creer que Abu haya dicho eso—. 

—Pero, ¿saben algo? Tiene razón—. 

Sam y yo nos giramos a Jace, esperando a que dijera algo más o explicara a lo que se refería. 

—¿En qué?— pregunté. 

—¿En que ____ no va a tener novio tan pronto?— siguió mi hermano —Concuerdo—. 

—¡Oh, sí! ¡Justamente eso!— exclamó Jace.

Abrí mi boca indignada —¡Oigan, es mi vida!—. 

Sam asintió —La vida que no te dejará tener novio tan pronto, hasta que termines la secundaria—. 

—Mejor la preparatoria— Jace y Sam chocaron los cincos —, y mejor, no será nadie que nosotros no aprobemos—. 

—¡Exacto! Y si no hay nadie...— Sam miró a Jace y asintió firme —, Jace será tu primer novio—. 

—¿¡Qué?!— pregunté exaltada. 

—Lo acepto!—. 

Miré a Jace en shock —¡No pueden estar hablando en serio!—. 

—Hablamos muy en serio, ____. No me agradaría que alguien más fuera tu novio y yo no lo conociera, así que Jace será tu primer novio—. 

—Pero- ...—. 

—No discutas a tu hermano, ____, si el quiere que así sea así lo será— dijo Jace asintiendo seguido —. Yo seré tu primer novio—. 

(...)

SU escritora favorita ya está en la universidad, no puedo actualizar como antes :(

Terminó el Año Sabático, estudio medicina y a penas tengo tiempo de respirar. 

Pero aquí está un nuevo capítulo. 

Son más largos así que disfruten. 

Lxs ama con la vida...

-Andy

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro