Capítulo 22: Back to December
____'S P.O.V
2018
Brent Valley, Colorado
16 años
El centro comercial volvía a estar abarrotado de personas, parecía que el próximo fin de semana al ser las vacaciones de primavera los mantenía bastante entusiasmados. No dejaban de entrar a una tienda, cuando pronto tenían un pie fuera y ya estaban dentro de otra, con bolsas llenas de ropa, zapatos, accesorios, lo que sea.
Lo curioso, es que aunque aquí en Colorado fuera ya casi primavera, todavía nevaba; sí.
Como sea... y que estuvieran todo el día comprando como si no hubiera mañana, los llevaba a estar hambrientos, indicando que se miraban obligados a pasar por donde yo trabajaba.
Ahí es donde me encontraba, preparando bebidas, comida, snacks, dulces, parecía un robot a punto del colapso y por la forma en la que se movían mis manos. Jamás me imaginé en mi vida preocuparme por algo como esto, aunque la verdad, mis ojos estaban más sobre el reloj que indicaba que ya casi terminaba mi turno.
—Unos segundos más, unos segundos más— cantaba mientras cerraba el vaso con una malteada —. Unos segundos más... segundos—.
Claro que fueron los 30 segundos más largos de mi vida, sin embargo, cuando la pequeña alarma sonó por todo el local, sentí un alivio increíble invadir todo mi cuerpo. Solté un suspiro pesado, comencé a quitarme la gorra y el mandil que debía usar como uniforme.
—¿A dónde vas?— me preguntó mi compañero, también al borde del colapso.
Alcé mis hombros despreocupada —Mi turno terminó—.
Él me miró con una expresión llena de esperanza, pero al mismo tiempo un toque de envidia.
—Lo siento, en unos minutos llegarán los del siguiente turno— guardé todo en mi casillero y salí por la puerta trasera —¡Buena suerte!—.
Tal vez había sido un poco cruel de mi parte, ya saben, dejarlo en el punto más intenso del día con toda esa gente. Lo que no sabía era que en cualquier momento le llegaría la persona del siguiente turno, y es que lo hice porque la vi a lo lejos venir corriendo a toda velocidad a donde estaba el trabajo.
Sí, tampoco soy una mala persona.
Pasé mi bolso a través de uno de mis hombros y fui directo a donde estaban mis dos mejores amigos esperándome.
Dash y Julie compartían saliva, como acostumbraban hacerlo desde que empezaron a salir, no percatándose de mi presencia en un solo momento. Solo existían ellos dos para ellos dos, y creanme que ha sido una historia que contar.
—Ahem— aclaré mi garganta falsamente, como era de esperarse, no hicieron caso en lo absoluto —¡AHEMM!—.
Mis dos amigos dejaron de besarse para después fulminarme con la mirada al mismo tiempo.
—Sé que los estoy molestando e interrumpiendo a la mitad de una sesión de besos— hablé.
—Es muy considerado de tu parte— dijo Dash con sarcasmo —. En serio, nadie más es experta en esto que tú—.
—Lo sé, por eso me adoran. En verdad que estoy tratando de mejorar— sonreí orgullosa.
—Yo tengo una solución— exclamó Julie —. ____, lo digo con la mejor intención del mundo y por favor no vayas a enfadar...—.
Le creía, Julie es la persona más dulce que conozco. Jamás podría enojarme con ella por algo así, es la amiga que nunca tuve... si no contamos los años de Dash hace un tiempo y a Glory; que aunque no estuviera aquí siempre fue casi como mi mejor amiga.
Crucé mis brazos esperando a que mi amiga terminara su frase, que de cierta forma me ponía un poco nerviosa, ya que no sabía si fuera algo bueno o malo. Fuera lo que fuera, no me enojaría con ella, pero lo que me preocupaba era que tal vez no me lo tomara a la ligera y tendría que fingir hacerlo.
—Cuando le dices que no se vaya a enojar, es porque ya se está enojando—.
Julie le dio una mala mirada a su novio, y Dash simplemente alzó los brazos en el aire, fingiendo ser inocente.
—Ya, ya, no diré nada—.
—Buena decisión, Higgins— su apellido.
—No crees que sea buena idea— siguió Julie —, no sé... tal vez, ¿Buscar un novio? ¡O novia! O tu preferencia, cómo tú lo desees—.
Y ahí estaba la situación.
Formé una mueca en mi boca y mordí mi labio inferior, mientras que los otros dos esperaban una respuesta de mi parte, cuando en verdad no tenía ni la menor idea de qué decir o hacer.
—¿Un novio?— fue lo único que dije.
Dash asintió —Te urge, ____... en el buen sentido, quiero decir, sí, digo, no has gustado de nadie desde... tú ya sabes quien—.
—Bastante justo— asentí firme —. Puedes llamarlo por su nombre, Higgins, no es Voldemort y ya no me hace sentir mal escuchar su nombre.
—¿Después de lo que pasó en diciembre?—.
Bufé —Mucho más después de lo que pasó en diciembre, fue un pequeño mal entendido y sí, me acompañó a casa, hablamos, pero nada más que eso, ¡Ustedes lo saben! No tengo que pasar por esto otra vez—.
—Bueno, pero no es el punto al que queremos llegar— habló Julie entrando a la conversación —. O sea, claramente no tiene que ser si tu no quieres, no te podemos obligar a algo que no quieres, es solamente una idea—.
—Una muy buena idea...—.
—¡Dash!—.
—¿¡Qué?! ¡Sólo establezco los hechos!—.
Rodeé mis ojos no mostrando desigualdad y me giré hacia sin ellos.
—Escuchen, yo sé que yo como mal tercio no soy la mejor compañía, por eso he tratado de darles su espacio, y entiendo que están en una relación y somos amigos, pero créanme que no pasa nada cuando les digo que me siento bien estando... ¡AH!—.
SPLASH* MASH* SPLASH*
Dio un grito ahogado.
Bajé la mirada hacia mi playera, que por mi mala suerte ers blanca gracias al uniforme del trabajo, todo el logo de la empresa se veía bañado en un líquido morado, el cual se estaba traspasando por mi ropa, llegando hasta mi piel desde pecho a estómago y erizándola por el tacto frío que tenía.
Un idiota chocó conmigo y todo su smoothie de frutos cayó en mí.
—¿¡Qué te pasa?!— le pregunté sin voltear a verlo —¡Fíjate por donde caminas, idiota!—.
Él chico no respondió.
Lo único que se escuchó, fueron a sus amigos riéndose y los clásicos: "ooooohhhhh" o "uuuuuhhhhhhh", que hacían cuando algo les parecía gracioso y se burlaban de ello.
—Perdón, no te vi—.
Maldije por todos mis adentros al escuchar su estúpida voz. No había más que decir para saber de quien se trataba, porque podía reconocerla hasta en mis peores sueños. La típica voz ronca, "me vale la vida", "soy especial e único", "la vida es demasiado buena para mí", de una persona en específico.
—¿No me viste venir?— le pregunté sarcástica —¿Tan ciego estás? ¿O te vale demasiado como para no darte cuenta?—.
Por segunda vez, los amigos volvieron a reírse y hacer ruidos extraños de burla.
Jace rodó los ojos, pasó una mano por su labio inferior y miró a la nada, para después posar su atención en mí, y verme directamente a los ojos, haciendo el peor contacto visual de mi día.
—¿Cómo crees que me pudo haber valido verte?— habló —. No seas tan ridícula, ____, no seas dramática. Sólo no te vi, y ya.
—Entonces, lo único que hiciste fue vaciar tu smoothie sobre mi ropa, porque creíste que sería la mejor opción.
—No tiene ni una gota de sentido lo que estás diciendo. ¿Qué no entiendes que no te vi? A lo que me consta, tú te atravesaste en mi camino.
¡Es un verdadero idiota! ¿Cómo no se pudo haber fijado que yo venía caminando frente a él? Quiero decir, sí, yo tampoco me di cuenta, pero él es más alto que yo, por ende tenía que verme pasar... ¿No?
Abrí mi boca indignada y luego di un paso al frente. Lista para responderle, lista para sacar todo mi enojo que tenía hacia él en ese preciso momento. Sin embargo, no pude hacerlo ya que uno de sus amigos decidió que era buena idea meterse a la conversación.
—¡Hey, hey, hey!— intervino ese tipo, pasando un brazo alrededor de su cuello —No peleen, amigos. Fue un accidente nada más. Jace lo siente, Mini Fitz lo siente, no tienes que llegar a los golpes—.
Ese chico me barrió con la mirada, de arriba a abajo varias veces, hasta detenerse sobre la mancha de smoothie que tenía en mis pechos. Precisamente en la parte que se estaba transparentando gracias a lo blanco.
—Aunque, un accidente muy grato— él mordió su labio inferior y ladeó la cabeza a un costado.
Crucé mis brazos para tratar de taparme lo más que podía y volteé a otro lado, evitando las miradas junto con las risas del resto del grupo. Que sí, también estaban comiéndome con la mirada, e incomodándome bastante; mordí el interior de mis mejillas.
Quería huir de ahí en ese momento. La vergüenza me estaba consumiendo, podía sentir mis mejillas sonrojarse, pero no precisamente por el trato que me estaban teniendo, si no porque no sabía qué hacer o responder cuando yo no me sentía con ganas de hacerlo. Una opción era golpearlos, como acostumbraba hacerlo, pero ahora por alguna razón no podía.
—¿Tienes novio, Mini Fitz?— me preguntó. —Porque yo tengo libre el sábado, y no sería mala idea tener compañía—.
—Es hermana de Sam y tu no le agradas mucho a Sam— dijo otro —. Pero yo sí. Hola, soy Carter...—.
—Sé quien eres— lo interrumpí, y sin querer quité las manos de mi playera.
Al darme cuenta de eso, y gracias también a las miradas de todos los tontos, volví a cubrirme lo más rápido que pude, aunque ya era prácticamente inútil, se había esparcido todavía más y desafortunadamente la mancha ya estaba por mi abdomen, e incluso más abajo.
Los chicos del grupo volvieron a posar su mirada en mí, algunos disimulando más que otros.
Dispuesta a irme de una vez por todas para acabar con esta tontería, noté como él rubio ex mejor amigo se acercó a mí con paso firme. Me agarró de la mano y sin previo aviso, comenzó a arrastrarme por todo el centro comercial, hasta que nos detuvimos en uno de los pasillos que iban a los baños.
Entramos al baño familiar, el que era bastante grande, y cerró la puerta con seguro detrás de nosotros.
—¿¡Qué te pasa?!— le pregunté soltándome de su agarre. —Primero, me tiras el smoothie encima y ahora me llevas por todo el centro comercial al... ¡Baño familiar!—.
Rodó los ojos fastidiado —Deberías agradecerme en lugar de reprocharme, ¿Sabes? Esos tipos son unos idiotas—.
—Podía defenderme, muchas gracias.
—¿Ah sí? Porque lo único que hacías era quedarte ahí, dejando que te llenaran de su mierda.
Gruñí caminando al lavabo —Son unos tontos, obviamente lo único que ven es poder comerme de una manera sexual.
—Sí— asintió —, pero te ven como un premio, porque eres la hermana del "líder" de todos ellos.
Y fue ahí cuando comprendí.
No pude evitar hacer una mueca de asco por todo lo que pasaba en mi mente en esos momentos.
—¿Estás diciendo que me tienen más ganas porque soy "prohibida"?— pregunté dudosa.
—Eso mismo te estoy diciendo.
—No puede ser— maldije disgustada —. Qué asco, ¡Argh! Nunca me imaginé que los amigos de mi hermano sintieran atracción hacia mí.
Abrí el agua del grifo, y tomando una servilleta de papel para las manos, intenté limpiar lo más que pude la mancha. Era una pérdida de tiempo, claro está, pero podía quitarle lo pegajoso del azúcar.
Jace soltó una pequeña risa burlona por primera vez desde que todo llevó al caos. Desconcertándome bastante, por el repentino cambio de humor que tuvo de serio a divertido.
—¡Oh, vamos, ____!— exclamó él —. Es completamente normal. Además, no debes preocuparte por ti y por eso.
—¿Por qué lo dices?—.
Rió —No debiste mentirles diciéndoles que no tenías novio, eso te hubiera ayudado bastante.
Fruncí mi ceño confundida —Es porque no tengo novio.
Él rubio dio una carcajada que pudo escucharse de aquí a nuestra calle. Y por más que yo lo miraba a través del espejo, con una cara de: "no entiendo por qué te ríes", él siguió haciéndolo.
—Sí, sigue con tus mentiras— dijo recuperando el aire —. No te hagas la que no, yo te vi con él en mi fiesta el año pasado, cuando los castigaron juntos, en los pasillos de la escuela...—.
—Espera, espera, espera— hice ademanes con mi manos para que se detuviera —¿Hablas de Levi?— Jace asintió —¡No! Él es mi amigo, obviamente no lo es—.
—____, yo los he visto, está más que obvio que no tienen nada más una amistad—.
Paré de limpiar mi playera por un segundo, la que ya estaba más mojada por el agua, y me giré a Jace recargando mi peso sobre el lavabo.
—¿Me has estado espiando?—.
—Uhhh— titubeó unos segundos —: no, no soy un loco repugnante. Establezco los hechos, y en los pasillos hablan.
—Bueno, que hablen lo que quieran, Levi y yo somos amigos.
Arrugó los labios —Si tú lo dices... son amigos que comparten más que una amistad.
Viré los ojos harta de esta situación —No pienso discutir más contigo, me voy...—.
Dirigí mi paso con destino a la puerta, que seguía cerrada con seguro, sin embargo, cuando tomé la perilla a punto de irme, percibí el tacto de su mano contra mi brazo.
—Espera— dijo haciendo que me girara a él —. Está bien, Levi, no es tu novio. Lo siento, perdón por molestarte—.
Gracias al gran orgullo que tenía, me zafé de su agarre para después cruzarme de brazos y levantar mi mentón en alto. Podía hacerme la indignada, y fingir que estaba molesta, pero ya no hacía eso, nada de eso; había madurado lo suficiente como para saber que no valía la pena ponerme así por una mínima situación.
Como lo era esta.
—No importa— solté sin más, bajando mi orgullo —. Puede llegar a malinterpretarse, pero no, no es mi novio. Y no pienso tener todavía—.
Él chico alzó las cejas sorprendido —Wow, no creí que te fueras a acordar—.
—¿De qué hablar?— pregunté extrañada.
—2012, Día de Gracias—.
Vagué unos segundos en mi mente tratando de recordar el momento.
—Claro— di una media sonrisa, mientras pasaba un mechón de mi cabello detrás de mi oreja—. Es cierto—.
El silencio reinó unos segundos en el baño familiar, abrazándonos a Jace y a mí como un viejo amigo que nos hacía recordar los viejos tiempos. Me di cuenta que eso lo hizo sonreír de la misma manera en la que yo lo hice, lo que me ayudó a captar que él también lo había recordado.
Lo curioso era que, a pesar de que ya pasaron 6 años de ese día, él seguía recordándolo, así como cada uno de nuestros encuentros en el último año. Recordaba lo mínimo de nuestra amistad que ni yo retenía; era en verdad impresionante y... raro.
Miraba directamente a sus ojos formando un diferente contacto a comparación de hace unos momentos, este se sentía acogedor, melancólico y reconfortante. Podía ver al Jace de hace años por sus ojos, como si tratara de salir porque estuvo encarcelado mucho tiempo; hasta él se veía feliz.
Se sentía como en estar casa.
Mi corazón latía con tanta fuerza a un grado de casi salirse de mi pecho, la tensión que percibía al tenerlo de una manera tan personal era impresionante. Parecieron haber pasado milenios desde la última vez que estuvimos así.
Había sido como la vez del guante, pero diferente al mismo tiempo. Nuestros corazones hablaban, si es que eso era posible, o ya estaba alucinando demasiado.
—Oye um...— comenzó a romper el hielo —, si quieres te puedo dar mi sudadera, esa mancha no se va a quitar o podemos ir a comprarte una playera; fue mi culpa lo del smoothie.
Parpadeé varias veces saliendo del trance en el que había quedado, y rápidamente desvié mi mirada directo a mi playera, la que ya estaba echa mierda, literalmente.
Entre agua, dulce y smoothie, la pobre no podría dar otro día más de esta; sin contar que ya se podía ver más de lo que alguna vez logró verse. Mi sostén estaba muy claro, fue en ese entonces cuando decidí que no podía salir así, me cubrí de nuevo como pude con mis brazos y aceptar una de las ofertas,
Solté un suspiro pesado —Te acepto el hoodie, no puedes gastar dinero así nada más—.
—Puedes contarlo como tu reglo de...— movió su cabeza buscando una repuesta —¿Cumpleaños? Ya fue, lo sé, pero considéralo atrasado o muy adelantando—.
—Sólo dame el hoodie— negué divertida.
—Okay—.
Jace se quitó la sudadera a casi velocidad de flash, me lo extendió de una manera en la que yo no tuviera que quitar mis brazos de mi pecho, y se giró dándome la espalda para que pudiera cambiármela sin ningún problema o que yo me sintiera incómoda.
Un poco extraño, ya que habíamos hablado todo este tiempo así, pero creo que ninguno de los dos nos habíamos dado cuenta.
Quité mi playera con cuidado para evitar que cayera sobre mi cabello, la dejé a un lado por unos momentos y me puse la sudadera de Norman; en menos de dos segundos el olor de su perfume ya recorría todo mi cuerpo, y se coló por mis fosas nasales causando un ligero escalofrío en mi piel.
—Gracias, ya te puedes voltear.
Acatando a mis órdenes, Jace se volteó con una pequeña sonrisa en sus labios.
—No es nada y, otra vez, perdóname por esto.
—No, no te preocupes, perdóname por explotar en medio del centro comercial— agarré mi playera, fui a la puerta del baño y la abrí para que pudiéramos salir —. Puedo jurar que nos juzgaron hasta por como respiramos—.
Metió sus manos a sus bolsillos —Sí, vi a una señora que parecía que iba a matarme por gritarte—.
—Pero... ni siquiera me gritaste—.
—¡Pero tú sí a mí!— gritó fingiendo estar dolido —Casi me golpeas también—.
—Estuve a punto de hacerlo—.
—Presiento que eres muy capaz— me sonrió, yo le devolví el gesto —, ¿Vas a tu casa?—.
Asentí —Primero tengo que encontrar a Dash y Julie, pero sí, esa es la idea, ¿por qué?—.
"¡Tengo loción! ¡Loción!"
Nuestro paso fue interrumpido gracias a la presencia de un señor, un señor que apareció en una de las islas en medio que había en todos los centros comerciales. Este se paró frente a nosotros y comenzó a mostrarnos cajas en miniatura de lo que sospechaba era: loción.
Sí, así de obvio.
—Oye amigo, ¿no te gustaría llevar esta botella?— le habló a Jace —Están en increíble oferta, compras dos, te llevas dos gratis, o compras tres y te llevas dos gratis...— esperen... —. Compras cuatro, te llevas 3 gratis y un collar de regalo, oro puro de 24 quilates como buen regalo para tu novia—.
El calor subió por mis mejillas tan rápido como antes de que pudiera decir Quidditch. Jace y yo nos volteamos a ver, y para mi gran sorpresa, él estaba igual que yo.
—No...— respondí.
—No— siguió él.
—Quiero decir... no—.
—No, no, no, ella... no—.
—No, no, para nada, no—.
—Quisiera... él, ser mi novio...—.
—Um... no, no, no... digo, no...—.
—No, no somos nada...—.
—Amistad...—.
—¡Sí!... ¿sí?—.
—Yo... um...—.
Vi como la cara del pobre señor estaba al punto del colapso. Ambos lo habíamos aturdido sin darnos cuenta, aunque para ser sinceros, creo que sí sabíamos lo que hacíamos, pero claro, esos balbuceos y palabras sin sentido me dejaron tan confundida como al vendedor de loción en esa isla.
De un momento a otro, Jace me tomó de la mano, sí, de nuevo, y me obligó a correr, sí, otra vez, por todo el centro comercial hasta que llegamos a la puerta de la salida que daba al estacionamiento.
Cuando nos detuvimos, nos miramos durante unos segundos en el intento de captar que había pasado, pero en lugar de hablar, nos estallamos en risas sin razón alguna.
—¿Viste su cara?— me preguntó con la voz entrecortada por la falta de aire.
—¡Olvidó que vendía loción!— respondí de la misma manera.
—Creo que analizó su existencia en ese momento—.
—Y nos creyó unos locos—.
Volvimos a reír.
—¿Recuerdas cuando lo hacíamos para salir de situaciones?— atreví a preguntar —Cuando nos metíamos en problemas y mi mamá nos estaba cuestionando...—.
—... y la confundíamos lanzando palabras al aire— completó —. Sí, lo recuerdo.
La mirada del rubio frente a mí, regresó a encontrarse con la mía por milésima vez en el día. He de admitir que me puso un poco nerviosa, pero no entendía el por qué, mis manos empezaron a sudar y el corazón a latirme a una velocidad impresionante; me cautivaba la forma en la que todo esto sucedía, y me preguntaba si en verdad estaba pasando o no.
No había tenido un momento como el día de hoy con él en años, ni siquiera la vez del guante. Esto fue diferente, divertido, y aunque hubieran sido sólo unos minutos, se sintió como una memoria eterna que valía la pena recordar.
—¿Quieres que te lleva a casa?—.
—Uh...—.
Exhalé una gran cantidad de aire, mientras que humedecía mis labios para contestar fuerte y claro: "sí".
Sin embargo, fueron los brazos que sentí alrededor de mi cuerpo que me impidieron poder dar una respuesta. Di un salto sobresaltada en mi propio lugar, y giré la cabeza a la persona que tenía amarrada a mi cuerpo.
—¡Aquí estás!— exclamó Julie llegando con nosotros.
—Creímos que te habías ido— dijo Dash, quien me abrazaba.
—Estoy bien— le dirigí una mirada a Jace y no pude evitar no sonreír —. Estoy más que bien—.
Mis dos amigos comenzaron a jalarme lejos del estacionamiento, directo a la entrada del centro comercial. Sin dejarme protestar o algo por el estilo, nada más levanté una mano al aire para decirle adiós a mi antiguo compañero de aventuras.
Al que no hubo necesidad de explicar nada, asintió pareciendo dar a entender que comprendió la situación, y desapareció por el laberinto de autos sin decir ni una sola palabras más. Mi corazón se encogió un poco, pues una parte de mí sí quería ir con él, en realidad, todo mi ser quería ir con él.
Pero, ¿por qué no me convencía por completo?
—No puedo creer que estabas con él— habló Dash mientras me soltaba.
—¿Sí? No tiene nada de malo— contesté —¿O sí?—.
—No, claro que no— Julie fulminó con la mirada a su novio —. Es sólo que wow—.
—¿Qué pasó? ¿Cómo te fue? ¿Cómo fue? ¿Por qué fue? ¿De qué hablaron?—.
Encogí mis hombros sin tener idea que responder a las preguntas bombardeadas por mi mejor amigo.
Había tantas repuestas pero tan poco que decir que realmente no sabía ni por donde empezar, o si estaba segura de querer soltar la sopa con algo tan reciente. Yo tampoco tenía idea de lo ocurrido.
—Día de Gracias, en el 2012—.
(...)
¡FELIZ DÍA DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO!
Extraño tanto mi país, como no tienen una idea
Como sea...
Empieza lo buenooooo...
Y pronto será el final de la Parte 1 :(
Troste, lo sé.
Pero será buena, muy buena.
Espero que sean muy felices y coman mucha comida hoy.
Lxs ama con la vida...
-Andy
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro