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Capítulo 17: Death by a Thousand Cuts

Brent Valley, Colorado
15 años
2017

—¿Fitz? ¿Norm? ¿Hablas en serio? Nunca había escuchado que alguien te llamara así o a él—.

—Es porque es un chiste local, Dash— suspiré —, un chiste demasiado local y demasiado viejo—.

—¿Qué harás ahora que dejó en claro que no quiere saber nada de Julie?—.

—No puedo hacer nada, de hecho, le pedí que él le dejara en claro eso, pero sin lastimarla, porque si yo se lo decía a Julie, ella podía pensar que era por el pasado que tuve con Jace—.

Dash alzó las cejas —Un movimiento duro, inteligente, pero duro—.

Estábamos en mi habitación, conmigo terminando qué usar para ir a la fiesta de Jace junto con Dash, la cual ya había empezado y sabía eso por el sonido de los autos acercándose y la multitud fuera.

Había más personas que en cualquier otra situación y era de esperarse, pero lo malo, y aunque los Norman tuvieran gran espacio en su casa para eso, era que algunas veces se estacionaban frente a mi casa o venían para acá a hacer sus asquerosidades en mi patio para que "nadie los viera".

Tontos.

En fin, Dash y yo seguíamos en mi casa porque mi mamá decidió regresarme para ponerme algo más decente. Yo no venía nada malo usar una playera que dijera:

"MRS. ACKERMAN".

Junto con unos jeans y tenis, pero a al señora madre pareció no tomarlo con el mismo humor que yo. Así que después de casi media hora de búsqueda, encontré un suéter que Glory me mandó en mi cumpleaños, y era bastante lindo, no entiendo porqué no lo usé antes.

—¿No se te hace extraño?— preguntó Dash de la nada.

—¿Qué?—.

—Quiero decir, quizás sea bueno, y es una señal de que los dos están madurando y dejando el pasado detrás, aunque puede significar otra cosa, tal vez piensa que así...—.

Rodeé los ojos fastidiada —¿Tu punto?—.

—Lo siento, es sólo que le has hablado más en los últimos días que los últimos años, y bueno, han cruzado más de dos frases, y te lo encuentras siempre y él te busca con la mirada disimuladamente, ¡Y te quizo llevar a casa!—.

—No tienes que decirlo así, yo también me di cuenta de todo, no lo sé— contesté —, pero es bastante extraño, y más por cómo él ha sido últimamente, me refiero a su forma de ser—.

—Honestamente, creo que deberíamos empezar a tomarle un poco de importancia...—.

—Obvio que no tenemos que hacer eso, Dash— lo interrumpí antes de que terminara —. Siempre hace eso, actúa como si le importara un par de días y semanas, y cuando termina ese periodo vuelve a ser cómo antes—.

—Pero- —.

—Conozco a Jace Norman, es perfectamente normal, pasa cada año, sólo que nunca te has dado cuenta—.

Nunca le haba mentido a Dash de una manera cómo lo había hecho ahora. Sí, era una completa mentira lo que dije acerca de Jace acercarse a mí cada año y hablarme y luego alejarse de nuevo, así que el no preocuparme no era una opción en principio a esto.

Sin embargo, lo mejor que podía hacer yo era dejarlo pasar, arrumbar esos pensamientos que antes yo tenía yo sobre él y todo este asunto de él acercarse a mí. Era lo maduro de hacer, y la mejor parte, seguir con mi vida.

—Es normal— repetí nerviosa —, muy normal—.

—Estás nerviosa—.

—No estoy nerviosa—.

—Lo estás— dijo burlón.

—¿Te gusta molestarme ahora?—.

—Tu siempre me molestas—.

—Sí, pero es diferente a cuando tú me molestas—.

—Es lo mismo, ____—.

—"Es lo mismo"—.

—¡Deja de copiarme!—.

—"¡Deja de copiarme!"—.

—Oh, mira, creo que Julie llegó—.

—¡No me cambies el tema, Dashel!—.

—¡Deja de copiarme entonces!—.

Dash tenía razón, en la puerta de mi habitación estaba Julie confundida viendo la escena de mi amigo y yo frente a ella. Nos dirigió una mirada extrañada, luego me miró a mí, a Dash, luego a mí, de nuevo a Dash y por último a ambos.

—Espero no interrumpir— dijo por fin —, tu mamá me dejó entrar y...—.

—Sí, está bien, y no interrumpes nada, de hecho llegas en el momento exacto—.

—¿Acaso estaban...?—.

—No vale la pena preguntar ni llegar a conclusiones— la interrumpió Dash —, tendría que ser demasiado importante como para hacerlo, ¿por qué no mejor nos vamos a la fiesta ya?—.

—¿Por qué no mejor vamos nunca?— inquirí.

—Ay ya, ____, deja de ser aburrida, además, Julie aquí tiene que hacer su movimiento con Jace— Dash me miró de forma forzada —¿No es así?—.

Si con forzada se refería a que él le dejara en claro que no quería nada con ella, porque no quería que la lastimara... entonces sí, esa era básicamente la idea.

—Indudablemente—.

—¡Genial!— exclamó Julie —Le pedí ayuda a mi hermana para saber qué decirle, espero que funcione, sólo necesito un momento en el que esté por completo solo—. 

Me sentí mal al segundo en el que Julie dijo aquellas palabras, lo que me llevó a que yo tuviera ganas en ese preciso momento de decirle que Jace no quería nada porque me lo había dicho él. Pero, de nuevo, si se lo decía, ella podía pensar que se lo decía por mi pasado con Jace y no nos teníamos la confianza para confiar en nosotros. 

En fin, salimos de mi casa pasada un poco la hora de llegada... mejor dicho 2, y a penas pusimos un pie en la acera de frente, los adolescentes sobraban en toda mi calle, la música era fuerte, pero no tanto, y los autos parecían nunca terminarse. 

—Que patético cliché— solté de repente. 

—Parece que Jace ha visto muchas películas adolescentes—. 

Negué lentamente —No fue él, Dash, esto es obra del tonto de mi hermano—. 

Estuvimos parados afuera de la casa, frente a la puerta principal, esperando alguna invitación inexistente para poder entrar a la fiesta, la fiesta que mi hermano se tomó el tiempo de hacer masiva. 

No quería mencionarlo, pero definitivamente era algo que me olía mal desde el momento en el que puse un pie en el pórtico. Jace hacía fiestas, se dejaba llevar por lo que sea que mi hermano o sus amigos le pusieran en frente, ya fueran las miles de fiestas, las reuniones, los viajes en los días libres, todo eso. 

Con su nueva actitud, notaba como sonreía y asentía por eso, él tipo "misterioso". 

Sine embargo, esta fiesta de cumpleaños se había sobrepasado a la del año pasado y un año antes que esa. Las personas eran el doble e incluso veía que muchos no eran de nuestra misma escuela, varios colados, pero que se conocían de diferentes partes y convivían ya sea por alguna razón u otra, y en ese momento comprendí, por qué Nana contrató un servicio de limpieza. 

—¿Vamos a entrar o no?— preguntó Dash ansioso. 

Alcé mis hombros —Básicamente ya estamos en la fiesta—. 

—____, mitad de esta tonta ciudad está adentro, nosotros estamos afuera, parecemos los porteros—. 

—Claro que no— lo miré con una expresión de disgusto —. Mira, hay más personas afuera— señalé al resto de personas que preferían estar afuera en el patio, aunque claro, no eran demasiadas —. Puedes conformarte con estar aquí—. 

—Venimos a la fiesta de cumpleaños de tu...—. 

—No lo digas— lo amenacé. 

—Es una fiesta de cumpleaños, CUMPLEAÑOS, si fuera una de las que hacen de vez en cuando ya me hubiera ido yo, no creo que sea tan malo, ____, además, venimos a divertirnos—. 

—Te estás divirtiendo aquí afuera—.

Dash se levantó seguro de sus acciones del sillón donde estaba sentado, y sin dejar de mirarme con una mueca falsa, extendió ambas de sus manos a mí y a Julie para que nos paráramos. Aún sin decir ni una sola palabra nos obligó a tomarlo de la mano; claro que yo no lo hice, la única en hacerlo feliz y contenta era Julie, en cambio yo, me crucé de brazos y me acurruqué más en mi asiento. 

—Una aliada genial— dijo Dash —; vamos a entrar en esa fiesta, ____, ahora tú decides si quieres ir o no, buena suerte—. 

—¡Anda ven!— exclamó Julie —¡Será divertido!—. 

—¡No la invites, Julie!—. 

—Pero no podemos dejarla aquí afuera—. 

—Claro que podemos—. 

Rodeé mis ojos dejando de escuchar la discusión entre Julie y Dash sobre saber qué hacer, en dejarme aquí o entrar. La verdad no quería hacer ninguna, por mí regresaría a mi casa y jamás volvería, pero le hice una promesa a Nana, así que estando en el patio servía. 

Además, no quería ver a Jace o a mi hermano o a alguno de sus tontos amigos. Sam jamás terminaría de molestarme con que fui, y quizás Jace no quitaría su semblante de persona aburrida, por más que fuera su fiesta.

Sin embargo, la promesa de Nana volvió a aparecer por mi cabeza: "cuidar su casa en general". Por ella, no por Jace ni por mí, por mi segunda madre. 

Tomé el valor que tenía guardado dentro, y corrí cruzando la puerta alcanzando a Dash y Julie que ya me habían dejado atrás. Como lo imaginé, la música ya era demasiado fuerte, las personas bailaban y gritaban, tanto que me hizo volver a virar los ojos. No era mi clase de ambiente, jamás lo sería. 

—Gracias por dejarme afuera— dije a mis amigos cuando me reuní con ellos —, creo que debieron ser más amables conmigo, por algo están aquí—. 

—Sí, sí, sí, como digas— Dash hizo un ademán restándole importancia —, toma esto— me entregó un vaso —. Tranquila, no tiene alcohol ni nada extraño, puedes tomarlo—. 

Confiando demasiado en Dash, le di un sorbo a lo que había en el vaso. Cosa que cambió mi semblante serio a uno increíble, esto sabía increíble y no sabía que era. 

—¿Qué es esto?—. 

—Una combinación especial mía— respondió mi amigo orgulloso —, si quieren más, sólo pídanlo—. 

—Y lo haré— habló Julie con la misma emoción. 

—¡Bien! Ahora que todos estamos felices, ¿podemos divertirnos?—. 

—¡Sí!—contestó la chica —¿____?—. 

Miré a ambos un tanto consternada pero al mismo tiempo ya no tanto como antes. Los se veían felices, el ambiente no era an denso como creía, nadie que no conociera estaba aquí y no había rastro de los idiotas en ningún lugar. 

—De acuerdo— acepté con una sonrisa —. Acepto divertirnos—. 

—¡SÍ!—. 

(...)

 La fiesta transcurrió de lo más normal por el resto de la noche, bailamos, cantamos, jugamos con un grupo de onceavo, comimos, hicimos un concurso de quien podía meter más dulces a su boca, en pocas palabras, no estuvo tan mal como lo creí. Y lo mejor, es que en ninguna momento me encontré con Jace. 

Con Sam sí, pero lo encontré yo besándose con Thea tiernamente al pie de las escaleras. Pero no nos dirigimos la palabra, más que él dándome una mirada amenazante para que me fuera de ahí, la cual acepté sin problema.

Como sea, mientras que Julie y Dash jugaban videojuegos con personas de doceavo, yo me encontraba sentada en el otro sillón esperando a que fuera mi turno, perdida en la pantalla de Mario Kart, cuando de repente, sentí el peso de alguien más a mi lado, lo que hizo que me volteara a ver de quién se trataba enseguida. 

—¿Te estás divirtiendo? No creí que jugar con los de doceavo era tu estilo—. 

Me sorprendí enseguida al ver de quien se trataba, pues de todas las personas, era la que menos esperaba ver. 

—¿Qué haces aquí?— le pregunté extrañada —No sabía que te habían invitado—.

 —Algunas fiestas no necesitan invitación, ____, menos la fiesta del año, donde básicamente las dos preparatorias de la ciudad están aquí—. 

—Es un buen punto—. 

—Aunque creí que él sería más cuidadoso con sus invitados—. 

—Te aseguro que la mitad no invitó él, Levi, fueron sus amigos—. 

—Eso también es un buen punto— asentí a su oración —¿Y qué haces aquí? Creí que evitarías a toda costa venir—. 

—Es cosa de...— me detuve al darme cuenta que si hablaba de más, tendría que dar explicaciones —... es cosa con mi hermano al ser su mejor amigo, ya sabes—.

—Huh— soltó una risa divertida —, si tú lo dices. Por un momento creí que eras amiga del: carismático, sarcástico, todos mueren por mí, Jace Norman—. 

Levi notó mi silencio un tanto delatador, que hasta yo me arrepiento de haberlo dado, algunas veces el silencio podía decir más que las palabras, y esta ocasión ese era el caso. Qué tonta por haberlo hecho. 

—¿Acaso lo son?— preguntó Levi. 

—Conocidos— respondí —, nuestros papás trabajan juntos, y son como mejores amigos los cuatro, hemos sido convivido por mucho tiempo—. 

—¿Y qué opinas de él?—. 

Hay muchas cosas en las qué opinar pero no había mucho qué decir. De nuevo, si hablaba de más, tendría que dar explicaciones que no quería dar. 

—No mucho— algo simple —¿Tú qué opinas de él?—. 

Bufó —No me gusta opinar de las personas... pero parece que tu amiga, la nueva, tiene mucho que decir—. 

—¿Por qué lo dices?—. 

Levi señaló a un lugar remoto con su mirada, para que yo lo siguiera y viera a lo que se refería, pero antes de que yo llegara a donde decía él, mi mirada vagó al lugar vació a un costado de Dash, que era donde se supone que estaba Julie. 

El miedo me invadió de repente, al igual que le pánico, y lo que menos quería ver ya estaba pasando, Julie estaba a unos pasos de Jace que platicaba a escasos metros de nosotros con varios de sus amigos y chicas de décimo. 

—Oh, no, no, no, no, no—. 

Apresuré a levantarme del sillón para ir tras ella, pero así como habían pocos metros entre nosotros, habían varias personas más altas y más grandes que yo evitando mi paso. No podía hacer nada al respecto, Julie estaba a punto de tirar todo por la borda y ya no había vuelta atrás para detenerla. 

Todo pasó demasiado rápido esa noche, yo tratando de salir de la multitud, el ruido y la música y las personas, que acabó al momento en el que por fin logré salir, para encontrarme con ese grupo de personas riéndose de mi nueva amiga, y Jace echando fuego. 

—Oh no— repetí sólo para mí. 

Jace pasó su vista a mí, tenía la mandíbula apretada y el semblante bastante molesto. Hizo su paso firme hasta a dónde yo estaba, aceptó mi mano con la suya y me relajó de todo el bullicio de aquellas burlas a Julie, a quien me sentía pésimo por lo que había pasado. 

Me estaba arrastrando por media casa, sin saber a dónde íbamos pero perfectamente a por dónde íbamos, pasando por muchas personas, hasta que nos detuvimos fuera de la puerta que daba al estudio de su madre, el que sabía estaba prohibido. 

—Te dije que le dijeras que no hiciera nada— soltó de repente, enojado. 

Lo miré mal —Y creí que yo te dije que le dejaras en claro que no querías nada—. 

—¿Ahora es mi culpa?—

—No entiendo cuando nunca lo fue—. 

—No puedes echarme la culpa por algo que yo no hice—. 

—¡Estás diciendo tonterías! No deberíamos culparnos por esto, realmente no creo que sea culpa de alguien, ni tuya ni la mía—. 

—Pero estoy seguro que te dije que le dijeras. Y ahora todos van a pensar que me gusta o algo por el estilo o que quiero algo con ella—. 

—¡Y qué tiene malo de eso! ¡Por Dios, Jace! Madura, por esto mismo, porque te dejaste influenciar por otras personas, porque te preocupa lo que te digan los demás y porque te volviste insoportable, es la razón por la que... —

Me quedé callada sabiendo que no quería tocar ese tema con él.

—¿Qué?— no dije nada de nuevo —¿Qué? ¿____? ¿Es la razón por la qué?—. 

—Nada, olvídalo—. 

Rió cínicamente —Dímelo—. 

—No, no te lo voy a decir.

—Bien, de acuerdo, ¿sabes? tal vez era mejor cuando no nos hablábamos, así no tendría que soportar lo insoportable que tú eres—. 

—No digas eso, en serio no digas eso. Si tanto crees que soy insoportable, ¿por qué entonces intentaste entrar en mi vida otra vez?—.

—¿Quién dijo que quería volver a entrar en tu vida?—.

Apuñalada en mi corazón. Sentía como la daga entraba y salía sin remordimiento. Mi mirada se encontró con la suya y ahora yo era la que sonreí cínicamente, ocultando el dolor interno de lo que eso me causó.  

—Eres un idiota. Tomaré tu palabra, no me vuelvas a hablar, nunca—. 

—No será difícil, ____—. 

No dije nada más y me fui de ahí dando pasos firmes directo a mi casa, dejó de importarme di dejaba a Dash o a Julie detrás, era tan horrible ese sentimiento que dejaba un mal sabor de boca. Y peor aún, cuando provenía de la persona que me dejó con varios recuerdos como este pero al mismo tiempo buenos. 

¿En qué momento creí que podría ser mejor? ¿En qué momento mi mente viajó a que las cosas cambiarían? ¿Por qué creí que el hablarnos de nuevo sería bueno? 

Mi yo de 12 años lo recuerda perfectamente bien, y parece como si este mal sabor tuviera un extraño deja vu, a lo que viví aquella vez. 

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