Capítulo 16: We Were Happy
P.O.V____
Brent Valley, Colorado
2017
15 años
El 17 de Marzo llegó más rápido de lo que esperaba, pasaron los días desde que tuve la conversación con Jace en mi cocina, y como lo esperaba, desde ese día no cruzamos ni una sola palabra más, entre nosotros dos, claro, porque desde que Julie llegó parecía que era de lo único que hablaba.
A la hora de los almuerzos se le quedaba viendo, se lo topaba a propósito en los pasillos para verlo, intentó hablarle varias veces pero se quedaba callada por los nervios y cuando trataba de hablarle era demasiado obvio que no le sentaba nada.
Debo admitir que llegó a molestarme bastante todo su repentino plan para acercarse al rubio, pero no crean que había sido porque le gustaba, no estaba celosa, era por el simple hecho de que se había obsesionado tanto con hablarle y que le gustara, se volvió demasiado tedioso y odioso.
―Tenemos que ponerle un alto― dije poniendo mi charola llena de comida sobre la mesa de la cafetería, frente a Dash ―, un alto muy necesario―.
―¿Por qué?― preguntó extrañado por mi actitud ―¿Estás celosa?―.
Bufé ―No, claro que no, imposible, pero no puede seguir así, Jace lo está notando y si no hacemos algo para detenerla, ni siquiera le va a hacer caso―.
―Pero no podemos hacer nada, si le dices algo va a pensar que estás celosa, que lo estás pero no quieres admitirlo―.
―No estoy celosa, Dashel― tomé mi manzana con fuerza y le di una mordida ―. Me da igual si le gusta o no o si ella tiene algo con él, lo digo por ella y por su oportunidad de estar con él―.
―Eso es lo que una persona celosa diría―.
―Escucha, no me estás ayudando, no me estás ayudando nada―.
Dash se inclinó para hablarme ―____, si tanto quieres detenerla, hazlo hoy en la fiesta y no ahora en la escuela―.
―¿Por qué querría detenerla ahora en la escuela?―.
―Porque está a punto de acercarse a la mesa de tu hermano―.
Abrí mis ojos por inercia tan grandes como pude por las palabras de Dash, fue cuando descubrí que odiaba que las cosas pasaran detrás de mí.
Me giré tan rápido como pude sin siquiera mostrar un poco de ganas de disimular, todo para encontrarme con la penosa cara de Julie acercándose a la mesa de Sam y de Jace, se veía demasiado nerviosa y ellos no parecían notar su presencia.
―No piensa hablarles ahí, ¿o sí?―
Encogí mis hombros ―Espero que no, podría arruinarse, más si es nueva y en su primer año―.
―No es la primera vez que lo intenta―.
―Pero es la primera vez que lo intenta en frente de todos―.
―Va a morir―.
Julie se acercó a la mesa de Sam y el resto de sus amigos, se veía nerviosa, demasiado nerviosa, más de lo que debería de estar, además de que era la primera vez que se acercaba a ellos en la hora del almuerzo.
Se veía demasiado pequeña a lado de ellos, pero no por el tamaño, bueno, también, pero me refería en el sentido de que ellos reían y hacían bromas entre ellos, Julie estaba parada tratando de llamar su atención.
―Lo va a hacer― dijo Dash.
―En serio que lo va a hacer― aseguré ―; tengo que ir a detenerla, ¿Cierto?―.
Mi amigo encogió los hombros ―La conocemos apenas...―.
―Okay, sí, tengo que ir a detenerla―.
La impotencia de no saber con exactitud qué estaba a punto de pasar me comía viva, no quería que arruinaran a Julie con solo días de estar aquí, y es que no era por Jace de quien me preocupaba, eran más sus estúpidos amigos que todo se lo tomaban a juego.
No era la primera chica a la que hacían quedar mal solo porque se acercaban a ellos, pues además tenían la pinta de ser los peores bad boys de aquí. Repito, no Jace, ni tampoco Sam, bueno, a veces, pero sí sus tontos amigos, era una tortura.
Julie se detuvo frente a ellos con la cabeza baja, conmigo a sólo unos pasos de llegar, los chicos no se habían dado cuenta de su presencia, pero era mejor eso a que en verdad la notaran. Para su mala suerte, se percataron de ella antes de que llegara a salvarla, y por si fuera poco, se le quedaron viendo de forma burlona.
―¡Hey! ¡Sam!― llegué antes de que Julie pudiera decir algo... espero.
Rodeé sus hombros con uno de mis brazos en un abrazo amigable.
―¿Qué pasa, ____?― me preguntó mi hermano ―Estaré contigo en un momento, aquí... ― señaló a Julie sin saber su nombre ―... ella, dijo que quería hablar con Jace, así que...―.
Miré de reojo a Jace que tenía su semblante sin ninguna expresión como acostumbraba. Lo único que me causaba conflicto, era que no dejaba de mirarme fijamente y casi sin parpadear, no me había dado cuenta de la cercanía que teníamos.
Hice contacto visual con él por algunos segundos, hasta que rodeé los ojos por inercia y volví la atención a mi hermano, ignorando al rubio por completo.
―Oh sí, sobre eso― dije rápidamente ―, sólo viene a decirle que está muy feliz de que... de que... ― me iba a matar a mí misma luego por esto ―... de que estamos felices por su fiesta―.
Sam arqueó las cejas ―¿En serio?― no me creyó ―¿Por qué no mejor dejas que ella lo diga? ¿Segura que no es por nada más?―.
El comentario de mi hermano llevaba más al hecho de que él creía que eran celos por lo que hacía esto, celos de que a una chica que yo conociera y le hablara le gustara Jace, pero no era así, en lo absoluto de hecho; he explicado mis razones incontables veces para decir y saber que era una mentira eso de los celos, tonterías.
―Segura― respondí con una sonrisa falsa ―. Bien, ahora que ya está todo resuelto...― le dirigí una última mirada al rubio ―, nos vamos, te veo luego Sam―.
―Adiós, ____―.
Apreté mi mandíbula y cerré mis ojos al escuchar esas últimas palabras del rubio detrás de mí diciéndome adiós. Si no lo conociera dijera que no lo hizo para molestarme, pero por supuesto que lo hizo por eso, y por el ridículo que había hecho ahí; aunque no me importaba nada, al final del día era hermana de Sam y eso me salvaba... espero.
―¿Por qué hiciste eso?― me preguntó Julie mientras llegábamos a la mesa y nos sentábamos con Dash ―Estaba a punto de hablarle y llegaste así nada más―.
―Lo hice porque no quiero que te humillen como a nosotros nos han humillado demasiadas veces— contesté.
—____ tiene razón— habló Dash —. Si no fuera por ella y porque su hermano es Sam, yo ya me hubiera cambiado de escuela—.
—¿Tan malos son?— volvió a preguntar la chica sorprendida —, pero si son tan lindos—.
—Depende de cómo lo veas, no son ellos los malos, son sus estúpidos amigos los que te hacen quedar en ridículo—.
—Y como tienen el ego demasiado alto, lo único que hacen es reírse—.
—Son una verdadera pesadilla—.
Julie bufó —Me hubieran dicho eso antes de hacer todo lo que traté de hacer—.
—No te preocupes— hice un ademán con mi mano —, esta noche en la fiesta podrás hacerlo, confía en mí, conozco a Jace Lee Norman, te diré exactamente qué hacer para que todo salga bien—.
—Confío en ti— dijo mi amiga bajando la mirada —¿Se llama Lee?—.
Asentí burlona —Sí, pero no le digas a nadie, odia que las personas se enteren que tiene un segundo nombre, por eso nadie lo sabe—.
Dash, Julie y yo reímos ante mi comentario no sin antes dirigirle una mirada discreta a la mesa de los tontos. Ellos reían y hablaban como si fueran los reyes de aquí, de vez en cuando señalando a todos lados de la cafetería, dando a entender que no tenían nada mejor que hacer.
Cuando de la nada, mi mirada volvió a cruzarse con aquella que alguna vez fue demasiado importante para mí, fueron sólo un par de segundos, pero los suficientes para que aquel vacío en mi abdomen se hiciera presente. Éste me guardó la mirada por el tiempo suficiente, hasta que como por arte de magia, una ligera media sonrisa se formó en sus labios que era casi imposible de ver.
(...)
—¡____!—.
Maldije por todos mis adentros al escuchar el grito de mi madre porvenir de la planta baja. Claro, como Sam estaba en casa de los Norman, la única hija que quedaba disponible para hacer todo era yo y no es como si tuviera otra opción para decirle que no u oponerme, no quería regaños hoy.
Cerré mi libro de golpe molesta, lo dejé sobre mi cama para luego poder volver a leerlo en cuanto cumpliera el mandato de mi madre. Bajé las escaleras, crucé todo hasta llegar a la cocina que era donde ella se encontraba.
—¿Sí?— dije mientras llegaba.
—¿Puedes llevarle esto a Nana?— me entregó una bolsa de plástico —Son cosas para la fiesta de esta noche de Jace, me pidió si las compraba y no tengo tiempo para ir a dárselas—.
Suspiré resignada pues sabía que no podía reclamar o decir que no.
—Claro— respondí.
—Eres un amor— mi madre tocó mi mejilla —, ayúdala en todo lo que necesite, ¿De acuerdo? Sabes que ella te quiere mucho—.
—Lo sé, mamá—.
—Bien, te veo más tarde y diviértete en la fiesta—.
—Me voy a divertir demasiado— dije sarcástica.
Mi madre no entendió mi sarcasmo, no esperaba que lo hiciera, sin decir ni una sola palabra más, salió de la cocina dejándome a mí con la tarea de ir a casa de los Norman. Así que sin más preámbulos, apreté la bola con fuerza y salí de mi casa para simplemente cruzar la calle a la casa donde pasé la mayor parte de mi infancia.
Hacía mucho tiempo que no entraba ahí, Año Nuevo fue la última vez que estuve en la casa Norman, después de haber casi vivido en ese lugar, era diferente desde que Jace y yo dejamos de hablarnos.
Abrí con cuidado la puerta principal, no haba necesidad de tocar, la confianza estaba, y caminé hasta donde supuse que estaría Nana, es decir, la cocina.
—Hola, Nana— anuncié mi llegada.
La madre de Jace alzó la mirada de todo el papeleo que tenía sobre la barra y una sonrisa se formó en sus labios cuando me vio ahí parada en el marco de la puerta; después caminó hasta a mí y me dio un gran abrazo como salía dármelos, por ella es que sigo teniendo contacto con los Norman.
—En serio extraño que estes en mi casa todo el tiempo— dijo Nana conmigo en sus brazos.
No dije nada, no sabía que responder a eso, lo único que hice fue sonreír y separarme ligeramente del abrazo al mismo tiempo que ella lo hacía.
—Espero verte más seguido aquí—.
Ladeé mi cabeza a un lado —Prometo venir a visitarte más seguido—.
—¡Por favor! Me tienes en serio olvidada— ambas reímos por el chiste.
—Ya sabes, con la escuela y eso...—.
—Sabes que Scott y yo te queremos como una hija, nos dolió demasiado cuando un día dejaste de venir de la nada.
Sonreí forzadamente a sus palabras, no quería que me viera destruirme a mí misma por dentro, y es que en ningún momento desde la situación había pensando en como lo hubieran visto nuestros padres, en especial Nana, dolía verla con esa ilusión al verme.
—Bueno... um...— tragué en seco para alzar la bolsa llena de cosas —... mi mamá mandó esto para la fiesta de hoy—.
—¡Oh, sí!— exclamó —Muchas gracias, ya sabes, Jace y su fiesta anual de cumpleaños. Ya contraté la compañía de limpieza para que vengan mañana a primera hora antes de que Scott y yo lleguemos para no llevarme un susto—.
La miré confundida —¿Scott y tú no van a estar esta noche?—.
—No quiero estar aquí, ____, imagina, estar en una cosa con muchos adolescentes hormonales, música, y más cosas que alguna vez pasé en mi juventud, ya no estoy para esas cosas— touché, Nana —¿Vendrás no es así? Le pedí a Jace que te invitara si no...—.
—¿Lo castigarías?— completé divertida, causando que ella también se riera. Al menos sabía que no me había mentido sobre eso —Sí, me lo dijo, de hecho me lo recalcó, estaré aquí—.
—Te pido que cuides que no manchen las paredes, es lo único que te pido que supervises— dijo en un tono de desesperación —. Me alegra que hayas aceptado venir, espero que así tú y Jace vuelvan a juntarse más, eran muy lindos juntos—.
Y por esto mismo, era la razón por la que no soportaba tener una conversación con los adultos de la familia Fitzgerald y Norman.
Todos los adultos, incluidos los hermanos de Jace, nunca paraban de decirnos lo bien que nos haría ser amigos de nuevo, lo decían ya que no conocían todo lo que hubo detrás de la situación y espero que jamás se enteren, fuera de eso, me lastimaba y al mismo tiempo me causaba conflicto que todos lo mencionaran.
Me hacía extrañar los viejos tiempos, y eso ya lo había enterrado muy en el fondo.
Abrí mi boca un poco para responder a Nana, pero fui interrumpida por el sonido de su teléfono indicando que le había llegado una llamada importante.
—Es del trabajo, de una nueva casa que estoy por vender— soltó mientras se alejaba de ahí —, no te muevas, ahora vuelvo—.
—Aquí me quedo, no me moveré—.
—Perfecto— me dedicó una sonrisa —...Ileana Norman hablando...—.
Nana se fue por la puerta de la cocina a no sé donde... huh... al menos tenía algo de parecido con mi mamá, irse y pasar tiempo en la cocina, dejándome a mí ahí parada en medio de lugar como si fuera una completa desconocida, aunque en realidad, si estas paredes pudieran hablar, no pararían de decir cosas buenas que ocurrieron desde el 2009.
Cuando Jace y yo nos escabullimos una noche de verano a comer helado y Scott nos descubrió, luego se unió a nosotros. Al día siguiente el dolor de estómago era infernal.
En uno de los Halloweens, yo me caí pidiendo dulces por la larga túnica que vestía de Hogwarts; mi rodilla se abrió, mucho, mucha sangre y en este mismo lugar Jace trató de curarme, pero al ver la sangre perdió el equilibrio y se cayó él también.
Cantamos y bailamos una vez solo canciones de Disney y películas de Disney Channel, subiéndonos a las sillas, a la barra y usando las cosas de la cocina como instrumentos.
La noche en la que me encontró llorando en uno de los clósets del conserje en el baile de primavera del quinto grado. Todo porque un estúpido niño se burló de mi vestido con flores y me tiró gran parte de pastel. Jace me trajo a su casa y me consoló hasta el día siguiente, en esta misma cocina.
—¿Qué haces aquí?—.
Me giré por inercia en mi propio lugar para encontrarme de frente con él mismo de los recuerdos unos años después.
—Estoy con tú mamá, no te preocupes, me iré de aquí pronto— le respondí.
—Okay— asintió —, si vas a venir a la fiesta, ¿Verdad?—.
—Acabo de prometerle a tu madre que estaré aquí en unas horas—.
—¿Te puedo pedir algo?— hice una seña con mi cabeza para que continuara —Por favor, que tu amiga ya no haga más cosas y que no haga nada hoy en la fiesta—.
—Se llama Julie—.
—Ella, por favor, que no haga nada, en serio ____, sabes cómo son esos tipos, si sigue así... ya sabes, y quiero evitar problemas—.
Había quedado en un punto en el que no creí admitir jamás, pero Jace tenía mucha razón. Dejando con esto en claro de que no estaba interesado y que Julie no podía hacer nada para cambiar eso, no tenía más alternativa más que respetarlo, él era así, si no le interesaba desde un inicio, nada podía hacerlo.
Sin embargo, ahora no sabía cómo decirle a Julie eso, si se lo decía podría pensar mal después de que se enteró de que a mí me gustaba, quizás pensaría que estoy celosa, que no es así; aunque por alguna razón sentí alivio al escuchar eso del chico.
—De acuerdo— dije de repente —, pero déjale tú en claro que tú no quieres nada, sin lastimarla—.
Me miró con una cara extrañada —¿Por qué no puedes decirle tú?—.
—Porque no quiero estar en medio de ambos— mentira —, así que por favor, déjale en claro eso, sin lastimarla, Jace, hablo en serio—.
—¿Ahora después de tanto nos pedimos favores?— no dije nada, mordí el interior de mi mejilla y simplemente relamí mis labios —Bien, yo me encargo de eso... Fitz—.
Alguna vez en mi vida me prometí no volver a mostrar una sonrisa frente a él, pero después de lo que pasó en el almuerzo con él mostrando una, no pude evitarlo yo ahora que me llamó de la forma en la que nos llamábamos cuando nos prometíamos algo en el pasado. Fue en ese momento, en el que no me di cuenta que no tenía más remedio más que...
—Gracias, Norm— llamarlo de la misma manera.
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