5
Había sido el primer día y no le fue tan bien como lo había pensado, creyó que solo habría una pequeña rencilla entre ambas y que luego solo se ignorarían mutuamente, pero aquel balde de agua helada le estaba dejando en claro que apenas era un aviso de guerra.
¿podría vengarse de la hija del patrón?
Quizá si es cautelosa con sus acciones, Jennie no sabría como culparla.
_¿Como te fue? - preguntaba la pequeña Suzy, ella estaba haciendo su tarea sobre su cama.
_Bien - mostró una sonrisa. Se acercó a su armario y dejó su bolso dentro, ya había anochecido y se encontraba muy cansada - ¿ya haz cenado? - se quitaba su chaqueta.
_Sí, mamá ya está descansado, dejó tu cena en la mesa.
_Bien - se dirigió a la puerta.
_¿Donde está tu ropa de esta mañana? - Suzy preguntó dudosa, traía una ropa distinta con la que se fue esa mañana.
_Lo dejé allá, estaba sucia y me ofrecieron lavarlo por mí - respondió con naturalidad y salió del cuarto.
Había mentido, la verdad era que su ropa estaba en casa de Jisoo, ella le había prestado al saber lo que esa niña rica le había hecho a su amiga.
Lisa movió la silla y se sentó para poder cenar, despató el plato y quedó pensativa al ver esa pequeña porción sobre la mesa. Le entristecia no poder darle más a su familia, ver como apenas y tenían para cada día, mientras los adinerados malgastan el dinero sin tener que preocuparse por nada.
Quitó esos pensamientos de su cabeza y prosiguió a comer, no le importaba que estuviera frio, no podían gastar gas innecesariamente.
En cambio, ahora Jennie estaba relajada dentro de su bañera mientras escuchaba una tranquila melodía, unas velas con aroma a vainilla al rededor y traía una mascarilla junto a rodajas de pepino sobre los ojos.
_Paz...- susurraba.
Estaba en su propio mundo cuando su celular comenzó a vibrar. Eso la hizo suspirar de frustración, se sentó con enfado y secándose las manos con una toalla, respondió el movil que estaba a un lado.
_¿Qué quieres?
_Hey, tranquila - respondió Jeongyeon - ¿ya no puedo llamarte?
_Ya, dime, ¿para qué me llamas?
_Quería saber si ya lograste echar a esa chica.
_¿A la jardinera? - preguntó confundida.
_Sí, esa misma, ¿Lisa?
_No importa como se llama, y no, no logré echarla, ustedes mismas lo dijeron, debo tener paciencia - volvió a recostarse - y sobre eso, ¿haz visto su cara cuando le eche esa agua helada? - rió - debí grabarlo, sería mi tesoro más preciado.
_¿Y qué piensas hacer mañana?
_No lo sé - se miraba las uñas - podría soltar a los perros de vigilancia - rió con tan solo imaginárselo.
_Recuerda que solo debes echarla, no le hagas ningun daño.
_Sí, como digas - viró los ojos - tendré cuidado con lo que haga.
_Está bien, ya tengo irme, hablamos mañana.
_Igualmente - la llamada terminó.
Jeongyeon se recostó sobre su cama y suspiró, estaba pensativa, el rostro de aquella chica era lo único que había estado rondando por sus pensamientos desde que la vio.
_Lisa - pronunció por lo bajo - Lisa Manoban.
_Buenos días - la rubia llegaba a la casa Kim, hoy tenía muchas ganas de trabajar y no dejaría que aquella castaña lo arruinara.
Detuvo su bicicleta y bajó de ella para seguir avanzando a pie. Saludaba con leve revencias a todos y se dirigia a su lugar de trabajo.
Cuando observó con extrañeza como Jennie estaba tomando sol en donde se supone ella debía trabajar, tenía puesto un biquini color negro y un gran sombrero de paja junto a lentes de sol.
_Señorita - se acercó.
Jennie levantó la cabeza y bajó sus lentes para verla, en su otra mano llevaba una vaso de piña colada.
_¿Qué quieres? - preguntó con molestia por interrumpir su tranquilidad.
_¿Podría, por favor, ir a otro lugar? Necesito trabajar aquí - pidió siendo amable.
Jennie fingió pensarlo.
_No - se volvió a colocar su lentes y bebió de su vaso.
_Pero, señorita, necesito trabajar, para eso me contrataron - volvia a insistir.
_¿Y quien te detiene? - se recostó y cerró los ojos.
Lisa comenzaba a tensarse.
_Está bien - forzó una sonrisa - como usted desee...señorita - se alejó para acomodar su bicicleta a un lado de los cetos.
Llegó a un lado de la castaña y se quitó su chaqueta, quedando solo con una polera con tiras, sacó su pañuelo de su bolsillo y se lo ató en la cabeza, lista para trabajar.
Jennie seguía relajada en su asiento, cuando se sobresaltó y gritó al recibir una gran cantidad de tierra sobre su fina cara.
_¡Qu- otra cantidad le cayó sobre su cuerpo.
Lisa seguía quitando la tierra con la pala y lo lanzaba hacia sus espaldas, cuando soltó la pala del susto y se tapó sus oidos al escuchar un estruendoso y a la vez agudo grito que casi le revienta los oídos.
Jennie seguía gritando.
_¡¿Pero qué pasa?! - el señor Kim llegaba corriendo, iba de salida a su trabajo cuando escuchó su grito.
_¡Mira lo que me hizo! - se levantaba mostrando la tierra sobre ella, estaba horrodizada.
_No es lo que parece - Lisa se apuró a defenderse - le pedí que si podría ir atro lugar, pero no quiso y no tuve de otra que trabajar a su lado, la ensucié sin querer.
_¡Pero que mentirosa! ¡Lo hiciste a proposito! - hizo la manía de querer ir a golpearla.
_¡Jennie! - se detuvo al grito de su padre - Dejala trabajar y toma sol a otro lado.
_Pero yo no....
_Tienes un gran espacio donde puedes tomar sol, ¿tuvo que ser especialmente en su zona de trabajo? Entonces no te quejes - dio media vuelta para irse.
_¡Pero papá! - la ignoró. Jennie giró a ver a Lisa y esta se estaba riendo con disimulo - me la vas a pagar, esto no se va a quedar así - se fue haciendo berrinche - ¡maldita jardinera!
_Idiota niña rica - murmuró Lisa.
Rosé observaba su reloj por quinta vez en el día, iba a llegar tarde a la reunión que su padre había organizado para las nuevas reformas de la empresa.
Sí lo hacía, su madre sería la encargada de regañarla durante un mes completo y de suspender sus tarjetas hasta una fecha indefinida.
Iba a acelerar cuando su auto tembló y comenzó a detenerse solo, dejandola varada en plena autopista.
_No, no puede pasarme justamente ahora - insistía una y una otra vez en encenderlo - ¡muevete! - bufó con enfado y salió del auto, dirigiéndose al capó para abrirlo.
De este solo salió humo que tuvo que alejarse.
El resto de autos se cambiaban al carril contrario al no poder avanzar, cuando una mujer con mascarilla negra y un casco que cubría el resto de su rostro, y dejaba a penas ver sus ojos, se detuvo a un lado de ella, frenando su bicicleta.
_¿necesita ayuda? - preguntó al ver que el problema era su auto.
_¿sabe de mecánica automotriz? - Rosé bajó su celular, estaba llamando a su seguro para que vengan de inmediato.
_Trabajo en eso - se bajó de su transporte y lo estacionó a un lado para que no moleste a nadie - dejeme ver - se colocó a su lado y comenzó a inspeccionarlo, al hayar el problema se dirigió a su bicicleta y tomó la caja de herramientas que traía sujeto al asiento.
Rosé recibió una llamada y se alejó a un extremo, era su padre.
_Antes de que digas algo - se apresuró a responder - tuve un problema con mi auto, una chica me está ayudando, llego en unos minutos - colgó rápidamente, rezando para que sus padres no se enojen.
Cinco minutos después, la mecánica cerraba el capó y se hacía a un lado mientras se limpiaba las manos con un trapo.
_Listo, puedes avanzar - avisó.
_¿En serio? - Rosé se enderezó en su asiento.
_Sí, enciendelo y verás.
Rosé giró la llave y el motor volvió a encender, eso la hizo festejar que provocó una sonrisa en el rostro oculto de la mecánica.
_¡Muchas, muchas gracias! - Rosé bajó del auto y se acercó a ella, comenzando a sacar su billetera - ¿cuanto es?
_Oh, no debes pagarme, yo te ofrecí mi ayuda - Rosé se detuvo al oírla, quedando sorprendida por lo que dijo - espero que llegues a tiempo - se dirigía a su bicicleta, había escuchado su conversación - que tenga buen día.
_Espera, espera - se colocó delante de ella haciendo que frenara su partida - tomalo - ofreció el dinero - es por haberme ayudado, tomalo como una agradecimiento - la chica estaba dudosa - por favor.
_Está bien - lo tomó - solo porque lo necesito - rió - creo puedo darte esto entonces - sacó una tarjeta de su bolsillo - por si necesitas ayuda otra vez.
Rosé observó la tarjeta, era un taller de mecánica, y en ella estaba su nombre junto a su número.
_¿Tu nombre es Jisoo? - la observó, solo podía ver un poco sus ojos por la luna del casco.
_Sí, ¿Y tú eres?
_Soy Rosé - sonrió levemente, tenía curiosidad por verla.
_Un gusto, Rosé, que tenga un buen día, debo irme - tomó impulso y comenzó a alejarse en su bicicleta.
La rubia la observó irse y bajó la mirada a su tarjeta, cuando su celular volvió a sonar.
_Ya voy para allá - respondió subiendo a su auto.
El día había acabado y Lisa tomaba sus cosas para retirarse, Jennie no dejaba de mirarla con odio desde su ventana, había estado allí durante todo el día, como si su mirada podría afectar en algo el desempeño de Lisa.
La jardinera cerró su bolso y se dirigió a su bicicleta para tomarlo, cuando al pasar con ella por debajo de la ventana de Jennie, recibía la bebida de la castaña sonbre su cabeza.
_¡Perdón! ¡se me resbaló! - Jennie fingía inocencia, luego solo se adentro a su cuarto y soltó una risa.
Lisa se mantuvo seria para no enfadarse, y sin algún tipo de reacción siguió avanzando.
Al menos fue una malteada y no un extracto de lo que sea.
Caminó directamente a la salida y salió de la mansión Kim, deseaba llegar a casa de una vez para darse un baño.
Iba llegando a la calle cuando una moto frenó frente a ella, asustandola por un momento, observó con curiosidad y duda al sujeto que estaba sobre el, no sabiendo quien era, si fuera un ladrón o un maleante, ya la hubiera atacado.
El sujeto se enderezó en su asiento y llevó sus manos a su casco, quitándolo y arreglando con una de sus manos su sedoso cabello.
Lisa la reconoció, era una de las amigas de la castaña.
_Hola - sonrió con cálidez - soy Jeongyeon
_Sí, ya sé quien eres - respondió extrañada - ¿necesitas algo?
_Que bueno que lo preguntes - lo pensó - aunque en este caso creo que quien necesita ayuda eres tú.
_No sé a que te refieres.
_Tu bicicleta - señaló con un gesto - no funciona, ¿verdad?
_Sí funciona - respondió - solo se pinchó una llanta, eso es todo.
_Puedo llevarte - hubo calma en su voz - no tengo problema.
_¿Y por qué me ayudarías? Eres amiga de esa...- se contuvo - de Jennie.
_Sí, soy su amiga, pero tengo entendido que el problema es con ella - bajó de su moto y tomó su otro casco que mantenía dentro del asiento - ¿eres de quien mete a todos en un mismo saco? - ofreció su casco, sonriendo.
Lisa observó dudosa el casco, pensando si aceptarlo o no. Sabía que ya se le hacía tarde para llegar a casa, y su celular no tenía batería, además, ella se veía distinta a como actuaba Jennie.
_Está bien - aceptó, correspondiendo su sonrisa - dejaré mi bicicleta en mi cuarto y regreso.
_Dale - se apoyó en su motocicleta - te espero.
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