40
Nayeon esperaba sentada en la cama de Sana, ella dijo que la esperara, que solo iría a comprar algunas cosas, cuando comenzaron a tocar la puerta.
La pelinegra se puso de pie y caminó con timidez a la salida, seguro Sana se había olvidado las llaves y si no le abría, se molestaría.
La abrió con la mirada baja y al levantarla, vió a Jeongyeon levanté de ella, iba a sonreír aliviada por verla, pero la pelicorto de adelantó y la abrazó tan sorpresivamente, pudo escuchar el ligero jadeo que soltaba de su boca, como si hubiera corrido.
_Estás bien...- pronunció Jeongyeon sin separarse.
_Jeong...- respondió por lo bajo, no sabía lo que está pasando.
_Dime - la pelicorto tomó su mejilla, buscando al menos uns herida o alguna señal de que a sido lastimada - ¿En serio estás bien? ¿No te pasó nada?
_E-estoy bien...- respondió nerviosa por su cercanía.
_¿Por qué estabas aquí? ¿Sana te obligó? - preguntó preocupada.
_N-no...- estaba dudosa - no me obligó...no - negó.
_Nayeon - tomó sus hombros - solo dime, ¿Tú querías estar aquí? - Nayeon bajó la mirada, negando lentamente - entonces te obligó - pronunció seriamente - vámonos, te llevaré a casa, tú familia está muy preocupada.
_Está bien...- respondió Nayeon, pero su mirada se volvió a una de temor cuando miró a las espaldas de Jeongyeon, Sana la miraba a ella.
_¿A dónde la llevas? - Sana comenzó a acercarse a pasos tranquilos y lentos, tenía unas latas de cerveza en una mano.
Jeong la miró desafiante y sin responderle, tomó la mano de Nayeon y comenzó a guiarla a su auto, para la preocupación de la pelinegra, Sana tomó su otra mano, deteniendola.
Ambas mayores cruzaron miradas y Sana atrajo a Nayeon a ella, la sujetaba de la cintura de manera posesiva y sin cuidado, la pelinegra se notaba incómoda, Sana solo miraba a Jeongyeon con una sonrisa burlesca, haciéndole entender que Nayeon solo era de ella.
Pero Jeongyeon también sonrió, creo que era hora de darle una lección, una que tanto habría querido darle desde un comienzo.
Sí, como dice Nayeon, la violencia no es buena, pero había algunas personas que se lo merecían, y Sana era una de ellas.
_Nayeon - pronunció la pelicorto y ella la observó - ¿Puedes subir al auto y encender la radio? Súbele todo el volumen que puedas - le habló con cariño - y espérame allí, ¿Sí? Iré en cinco minutos - la pelinegra bajó la mirada a su cintura, haciéndole saber que no podía aunque quisiera - oh, espera - Sana soltó a Nayeon para defenderse cuando vió a Jeongyeon ir contra ella y sujetarla de su camisa.
_¿Te recuerdo cómo quedaste la primera vez que trataste de defenderla? - advirtió Sana.
_Sí - sonrió con burla - terminé llevándome a Nayeon conmigo - la empujó al suelo, miró a la pelinegra y le señaló el auto mientras ella se quitaba su chaqueta de cuero.
Nayeon asintió y corrió al auto, ya dentro, encendió la radio y subió casi todo el volumen.
Giró dudosa a verlas pero regresó la mirada rápidamente al frente cuando las encontró peleando, y por lo poco que había visto, Jeongyeon era quien ganaba ahora.
Nayeon había llegado a salvo a casa, se despidió solo con un gesto dudoso de Jeongyeon, solo quería ir a abrazarla y curar sus pequeñas heridas como agradecimiento, pero Tzuyu estaba con ellas y le daba vergüenza.
Jeongyeon saludó tímidamente con su mano, y también dudosa, subió a su auto, las observó entrar a casa y por fin puso su cara de dolor.
_¡Ash! ¡Esto duele! - se veía las heridas de su cara en el espejo retrovisor - esa idiota - recordó a Sana - te gané por suerte pero te gané.
Sí, Sana se había resbalado y Jeongyeon había aprovechado para subirse en cima y tener ventaja.
Un día después.
Esa tarde ya no había sonrisas, el entierro había sido un total silencio, todos los empleados del señor Kim habían ido a voluntad y con el consentimiento de Jennie, sabía lo mucho que lo apreciaban.
Lisa también estaba presente, al igual que Rosé y Jisoo, la pelinegra no lo había conocido pero estaba allí para apoyar a su novia, se le veía tan entristecida por la muerte del mayor.
Jennie se había retirado minutos antes del que bajaran el cajón antes las miradas de todos, ella se mostraba fría, o eso es lo que quería aparentar, sus ojos cristalinos debían lo contrario.
Lisa dudó si ir con ella, pero ante el consejo de Rosé que la conocía más que ella, decidió seguirla.
La encontró sentada en la orilla del mar y mirando a la nada, en poco tiempo Lisa la acompañó sentandose a su lado y solo bastó que la abrazara por los hombros para que las lágrimas de Jennie comenzaran a caer.
Lisa la atrajo a ella y la castaña se escondió en su cuello, comenzando a llorar, ahora se encontraba sola, ya no tenía a sus padres y se sentía tan indefensa como aquella noche que había perdido a su madre.
Jennie no había llegado a casa hasta que anocheció, cuando ingresó, todas las miradas fueron directo a ella, nerviosas porque ahora quien estaría a cargo y pondría en juego sus empleos, era a quien menos soportaban, Jennie kim.
La castaña sabía que cada reverencia solo era por miedo, no por respeto como lo hacían cuando su padre llegaba, se quitó la lágrima y retomó su postura con la que la conocían, caminó por medio de la sala y cada empleado se mantuvo en silencio.
Lisa se detuvo en la puerta cargando su mochila y propuso seguir a Jennie, cuando uno de los empleados la detuvo.
_Vuelva al jardín, no puede entrar sin respeto alguno.
_Dejela pasar - pronunció Lana, ella sabía que relación tenían.
_Pero...la señorita Jennie se va a molestar.
_No lo hará, déjala pasar - volvió a ordenar.
Lisa agradeció con un gesto a la mayor y esta solo asintió, la mayoría de los empleados veían con duda la confianza con la que la jardinera subía las escaleras, trotando como si fuera su casa.
_Jennie - Lisa se detuvo en la puerta - ¿Puedo pasar?
_Adelante - respondió la castaña con la voz apagada.
Cuando Lisa ingresó, la encontró sentada en su cama y cubriéndose con sábanas, estaba por envolverse como siempre lo hacía.
_¿Quieres...que haga algo? - sabía que nada podía consolarla, pero al menos no la dejaria sola, al menos que Jennie se lo pidiese.
_Solo siéntate a mi lado - estaba envuelta por completo y mirándola, solo se lograba ver su rostro. Lisa sonrió con tristeza y se acercó a ella, se sentó a su lado y ayudó a Jennie para que colocara su cabeza en sus piernas - quiero dormir un rato.
_Hazlo - quitaba el poco cabello que estaba en su rostro - yo estaré aquí, ¿Sí? Solo duerme.
_Estoy...aterrada - pronunció - apenas tengo diecinueve...y no sé nada - su vos se entrecortaba - no sé como manejar una empresa...lo voy arruinar.
_Bueno, nadie nace sabiendo algo, vas aprender y podrás hacerlo.
_¿Pero ahora? - dió media vuelta para verla - no puedo solo tomar una empresa y aprender en el proceso, no es una escuela, Lisa.
_Pero mientras lo haces puedes pedir apoyo a Rosé, ella sabe mucho, o incluso Jisoo podría ayudarte, verás que todo va a ir bien, Jennie.
_¿En serio crees eso?
Lisa sonrió levemente y tomando a Jennie en un abrazo, la acomodó mejor para que se recueste en su pecho mientras ella estaba recostada.
_Verás que en poco tiempo no solo mantendrás la empresa Kim en lo alto, sino que harás que sea la mejor, ¿Está claro? - acarició su mejilla, Jennie asintió con una sonrisa nostálgica - te quiero, oruga.
_¿Oruga? - sonrió en una ligera risa.
_Mirate, pareces una oruga, una muy linda por cierto - besó sus labios y le volvió a sonreír para tranquilizarla.
Jennie se recostó en su pecho y Lisa la abrazó, necesitaba descansar.
Al día siguiente Jennie tuvo que despertarse temprano, el abogado llegaría a las siete de la mañana para leer el testamento de su padre, aunque no era mucho que saber, era obvio que la heredera de todo era ella, su única hija.
Lisa se sentaba adormilada y vió a Jennie salir de la habitación aún en pijama, la pelinegra se había quedado a dormir con ella y se lo había dicho a su madre para que no se preocupara.
_Lisa...- escuchó la voz de Jennie antes de volver a recostarse.
_Dime - giró a verla.
_¿Puedes acompañarme? Necesitaré apoyo cuando lea el testamento, por favor - en su mirada había suplica, ni quería ir sola y Lisa supo entenderlo.
_Claro - sonrió adormilada - vamos - salió de la cama y caminó entre sueño a la puerta de la habitación.
Jennie salió primera y Lisa caminó detrás de ella, cuando llegaron a las escaleras, vieron desde arriba que en la sala ya lo esperaba el abogado junto con la empleada Lana, y para el disgusto de Jennie, el pequeño Hyun también estaba allí con su típico trajecito negro, junto a su padre.
_Señorita, Jennie - el abogado se puso de pie junto a los otros - buenos días - hicieron reverencia.
_Quiero que esto sea rápido - la castaña se cruzó de brazos - ve a los puntos importantes, ya sabemos lo que dirá ese testamento y no quiero perder el tiempo aquí, ¿Está claro? - ordenó.
Los presentes se miraron entre sí, ¿Por qué parece como si la muerte de su padre no la afectara?
Pero Lisa no pensaba eso, ella sabía que quería mostrarse fuerte y es lo que más le apenaba, nadie veía el otro lado de Jennie.
_Entendido - asintió el abogado y tomó asiento, pero la castaña decidió quedarse de pie a la espera de que termine.
Escucharon las palabras del abogado mientras leía, la fecha, la hora, el notario, los testigos y el lugar dónde había sido escrito el testamento.
Leía cada palabra que el señor Kim había escrito para su hija, y ella seguía manteniéndose seria aun con sus ojos se cristalinos, Lisa acarició su hombro como apoyo y Jennie le agradeció en un susurro.
La señora Lana y el padre de Hyun habrían sido los testigos en el testamento del señor Kim, ellos se mantenían en silencio, cruzaron miraras cuando el abogado comenzaba a leer lo más importante para ellos, a quien le hederaba toda su fortuna y empresa.
_Segunda, es mi voluntad dejar como única heredera universal a mi hija, Jennie Kim, toda propiedad que esté registrada a mi nombre, tanto así como autos, Islas, yates y todo el dinero que poseo hasta este día en mi cuenta.
_Vaya...- murmuró Lisa sorprendida, ¿Tenía Islas?
_Termine de leer - pronunció Jennie seriamente, no había escuchado nada sobre la empresa de su padre.
_Tercera, así mismo, declaro que es mi voluntad dejar como única dueña de la empresa Kim, a la señorita Lalisa Manobal - Jennie giró a ver a Lisa, completamente extrañada - quien estará a cargo solo si ella desea aceptar, de no hacerlo, la empresa será entregada a Lee - Hyun, padre de Soo Hyun, hasta que este cumpla los diecinueve años de edad y pueda hacerse cargo por si solo.
_Lisa...tú - Jennie no podría solo encontrar una respuesta clara, no tenía sentido ese testamento.
_Yo...no sé nada - trataba de explicarse - te juro que no lo sé - Jennie se notaba molesta.
_Cuarta, declaro no haber hecho otro testamento y en caso de que exista, pierda su efecto quedando este como única y absoluto testamento.
Jennie vió con dolor a Lisa, como si la hubiera traicionado, la pelinegra negaba y antes de que se acercara, Jennie se dirigía a su cuarto con molestia.
Nueva actualización (◕ᴗ◕✿)
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